viernes, 26 de septiembre de 2008

Cy Towmbly

Son apenas manchas de color acrílico, trazos vigorosos con lápices de cera y grafito sobre enormes lienzos y, sin embargo, podemos ver barcos ardiendo hundiéndose en el mar. Sentir incluso la tragedia de una batalla naval, algo que nos ha sucedido con bastantes pocas obras del denominado expresionismo abstracto.

Porque Cy Towmbly, pintor norteamericano nacido en 1928, perteneció a este movimiento y mantuvo relación con sus principales artistas, como el archiconocido Jackson Pollock en el Nueva York de la década de los 50 del pasado siglo. Sucede que se apartó de la ortodoxia, de las reglas que cada movimiento se da a sí mismo, por muy rompedor, vanguardista y revolucionario que se autoproclame. Primero, dejando Nueva York para casarse con una mujer italiana e instalarse en Roma y, después, incorporando a su obra elementos que los expresionistas abstractos consideraron "reaccionarios", por ejemplo las formas reconocibles y los elementos caligráficos que muchos críticos asociaron al graffiti callejero (él lo desmiente) con los que creó un estilo propio, un lenguaje que lo identifica como creador. Sus alusiones al mundo clásico y a la cultura europea, en especial mediterránea, no le han servido precisamente de ayuda, sino todo lo contrario. Tuvo que pagar el peaje propio de la independencia y su nombre quedó relegado y apartado de la escena artística neoyorquina que es la que ha dictado la "norma artística" mundial desde entonces. Para el gran público, nosotros incluidos por supuesto, ha sido un auténtico desconocido hasta que crítca y grandes museos parecen haberlo redescubierto, o aceptado, en los últimos veinte años. Ahora goza de reconocimiento universal, está considerado una de las grandes figuras de la pintura contemporánea y hasta el pasado 14 de este mes, la Tate Modern de Londres ha estado exhibiendo una enorme retrospectiva de su obra, con el título Cycles and Seasons, basada, sobre todo y como su nombre ya nos dice, en sus series y ciclos. En el museo del Prado podemos ver hasta este fin de semana una serie de pinturas suyas, escalofriantes, de una fuerza descomunal, tituladas Lepanto.


Son doce enormes lienzos que pintó por encargo de la Bienal de Venecia en 2001. Un "gran ciclo narrativo consagrado a la célebre batalla que enfrentó, en el golfo de Lepanto el 7 de octubre de 1571, a los turcos otomanos con la llamada Liga Santa, coalición cristiana formada por España, Venecia y la Santa Sede". Towmbly utiliza todos los resortes de su poderoso lenguaje visual para recrear la batalla y, sobre todo, transmitirnos el horror de la guerra (todavía estoy esperando que otra obra del expresionismo abstracto puro, incluido el afamado Pollock, me haga sentir algo), dando un paso adelante en la enorme tradición de pintura de batallas, de las que buena parte cuelgan en las paredes del Prado y, sobre todo, en El Escorial. Seguro que Towmbly las ha visto, y ha ido más allá... porque sus barcos parecen hundirse en un mar de sangre y fuego.


Tan sólo hay una nota discordante en esta muestra. Alguien ha tenido la "brillante" idea de colocar en la misma sala cuadrangular del nuevo edificio, donde están los doce lienzos, un cuadro de Velázquez, el Bufón llamado "don Juan de Austria", donde el genial pintor trata al parecer el tema de Lepanto con "distancia irónica", según el catálogo. No tiene nada que ver con el resto de los cuadros, ni tan siquiera con la temática o con el punto de vista del tema para ser más exactos. No crea ningún contraste ni contrapunto ni ironía ni nada. Sobra y distrae. Menos es más. Menos "ideas geniales" y más sencillez. Os decíamos que la exposición termina este fin de semana (como tantas veces se nos ha hecho tarde y no la hemos podido ver hasta ahora aunque la hemos tenido aquí todo el verano) pero la serie de Lepanto de Cy Twombly quedará instalada de manera definitiva en el Brandhorst Museum de Múnich.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Fauna redaccional

No sólo buitres y ratas figuran en el censo de las redacciones periodísticas, aunque ciertamente son de los más abundantes entre su variopinta colección de especímenes. Pululan por cualquiera de sus rincones, al acecho, ningún departamento está a salvo de ellos... ni de las cucarachas, que también las hay.

Podría parecer extraño, pero en este lugar en el que se plasman ideas por escrito y donde se difunde la cultura no faltan burros, borregos, ni algún que otro pequeño rebaño de ovejas, asustadas porque no existe redacción sin lobos.
No es una granja doméstica una redacción, ciertamente, pero convivimos con cerdos, los que suponen que no les hace falta pasar por la ducha y se aplican el desodorante directamente sobre los sobacos sudados. ¡Qué asco! Patos, ocas y gallinas con sus alegres cacareos nos confunden y crean el característico ambiente sonoro de las redacciones. Vemos perezosos que no se mueven de sus asientos; tardan tanto en coger el teléfono que para cuando lo hacen la noticia que les cuentan ha dejado de serlo. Marmotas dormitando frente a la pantalla del ordenador. Zorros y zorras, tan listos ellos, y ellas... Escorpiones y serpientes, seres venenosos que emponzoñan.

Tiburones en las altas esferas, como en cualquier empresa que a fin de cuentas somos. Perros ladrando y otros que no se separan de sus amos, fieles a quienes les dan de comer, esperando a que les tiren una pelota para ir correteando a por ella, una vez, otra, otra, otra. ¡Quién se ríe al fondo! Ah, es la hiena del lugar.



No todo son alimañas; bichos molestos, repulsivos, dignos del pisotón final que no podemos darles porque, a fin de cuentas, son compañeros. También compartimos redacción con águilas de la información, siempre atentas, veloces, de garras poderosas para capturar exclusivas al vuelo. Osos panda a quienes quisiéramos abrazar, adorables, amables, siempre con una sonrisa y la bondad por delante. Caballos que soportan el peso de sus secciones, animales de noble raza, porte distinguido, capaces de correr cuando se necesita. Linces inteligentes y precisos, en peligro de extinción... como casi todos estos últimos ejemplares de los que nos cuesta encontrar, porque como sucede de manera general, lo bueno y lo malo sufren un desequilibrio brutal a favor de los últimos, tan abundantes. Vivimos juntos perros y gatos, lobos y ovejas, liebres y tortugas. Incluso tenemos un entrañable lagarto que perdió su terrario al que llegaban los teletipos con el cambio de edificio, fiel lector y comentarista de encajabaja que, además, ha sido la chispa primigenia, el impulso creador, el origen de este post irracional que hemos escrito a cuatro patas como lo que somos, auténticos animales.


Mario Benito y Luis Blasco

lunes, 22 de septiembre de 2008

Diseñario (XXIX)

No contentos con reflexionar, estudiar, investigar y escudriñar los términos que existen en el mundo del diseño periodístico y la prensa en general para después definirlos y hacerlos accesibles a la blogosfera entera, al mundo mundial si cabe, el comité de expertos de encajabaja, crecidos seguramente sin razón para ello, se atreven incluso a inventar términos nuevos en este suyo y vuestro Diseñario. Colectivo. Irreverente. Abierto.





P


P&J. O lo que es lo mismo, partición y justificación. Oscura y rara opción de Quark (y de todos los programas profesionales de autoedición y fotocomposición) que sirve para indicarle al susodicho cómo partir las palabras (men-sa-je, respetando las sílabas, lógicamente) al final de una línea y los valores máximos y mínimos de blanco entre letras y palabras necesarios para justificar el párrafo. Con esto, el programa se encarga de encoger o estirar las líneas para que todas ocupen la misma anchura. Cada idioma y cada trabajo tiene sus propias PyJ, por lo que puede haber infinitas particiones con sus correspondientes justificaciones.
Este apartado, que puede parecer demasiado técnico, es, sin embargo, importante, porque con él tendremos que evitar que partan muchas palabras seguidas y así evitar una escalera de guiones al final de la línea. Y es uno de los apartados que se tienen en cuenta según la tipografía que estamos usando para nuestros trabajos.
Pero no os preocupéis si veis la pantalla de partición y justificación y no os enteráis de nada, no seréis ni los primeros ni los últimos. Hay expertos que se encargan de esto y no son tímidos informáticos.
Si durante uno de tus trabajos ves que algo raro hay en la partición, que las letras se te estiran como si se odiaran o se juntan como amantes en una noche de verano, el problema está probablemente aquí. Ajusta la partición y listo...

Página. Nuestra razón de ser, el fin último que busca todo maqueta que se enorgullezca de serlo, el grial de los caballeros del tipómetro, ese espacio imaginario en el que fuerzas ocultas y mágicas ordenan múltiples elementos para crear un todo, una pequeña entidad con vida porpia capaz de reproducirse después hasta el infinito y más alla en infinitas hojas de papel. Idea platónica, inalcanzable pues, que las rotativas proyectan escupiendo tintas de cuatro colores desde sus cavernas industriales para que los mortales vean su reflejo impreso en los periódicos de cada ciudad, en sus revistas, en los libros...
Es una unidad también en la prensa escrita para medir la importancia de las noticias. Porque una página puede contener varias de ellas (lo más habitual, hasta ahora, porque llegan tiempos "visuales" que posiblemente lo cambien); pueden poner toda su superficie a disposición de un solo tema; o incluso pueden ser parte de un tema, muy importante, que abarque varias de ellas.
Existen páginas nobles, como la primera página de cada periódico, y páginas comunes, que permanecen ocultas, nerviosas, a la espera de que alquien las descubra al pasarlas y se detenga en ellas, y las lea, las mire, admire sus imágenes y, en el colmo orgiástico paginil, que aprecien y exalten su estructura, su equilibrio, la elegancia en la disposición de sus lementos, el impacto o la serenidad que quieren transmitir y sólo alguna vez logran. Por eso lamentan con crujidos desagradables que las pasemos, gritan así que no, que nos quedemos en ellas.

Página web. Resultado de la evolución... que estás viendo. Uno de los últimos en lo que se refiere a soporte para distribuir la información. Es la forma que ha elegido internet (o la web, de ahí su nombre) para estructurar y difundir sus contenidos. Necesita de electricidad continua para existir, pero a cambio de tan engorrosa dependencia ofrece todas las posibilidades que han existindo hasta ahora de manera simultánea: texto, sonidos, e imágenes de cualquier tipo: fijas (fotografías, ilustraciones, gráficos...) o en movimiento (vídeo). Utiliza todos sus lenguajes y comienza a crear el suyo propio, apoyado en el poder de los vínculos. No sólo contiene todos los medios de comunicación pasados y presentes, sino que es muy posible que contenga también todos los futuros, aunque esta profecía, insensata como todas las que se atreven a querer ver los tiempos venideros, está condenada a equivocarse. Por ejemplo, si se nos apagan las luces.

Paginero. O lo que es lo mismo, folio fotocopiado "n" veces (con la consiguiente pérdida de nitidez) en el que los jefes de cada sección se encargan de dibujar su sección con la publicidad que tiene cada una, los temas que van a ir en cada página y otros datos que varían de un jefe a otro (desde números de teléfono sin dueño, autores de los textos o una pequeña lista de la compra que han captado a vuela pluma). Al principio del día el dibujo es limpio y claro, pero a medida que avanza y la cosa se complica, el dibujo pierde su forma original y se convierte en un totum revolutum indescifrable incluso por el propio autor. Auténticas obras de arte.
Con estas hojas suelen acudir a la sección de maquetación para intentar mostrarnos cómo han planteado ellos la sección, pero rara vez les hacemos caso porque los maltrechos ojos nos impiden ver dibujos superpuestos o microscópicos, por lo que preferimos que nos lo cuenten de viva voz.
También le llaman planillo de sección.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Gira el mundo gira

Hay cosas que están predestinadas a cambiar y no podemos hacer nada para evitarlo. Y una de esas cosas suelen ser las páginas de un periódico, y más si se trata de la sección de Nacional, donde las noticias adquieren y pierden importancia a una velocidad que ya le gustaría al Renault de Alonso.

Pero también hay cambios en la forma, no sólo en el contenido, y es que empezar a diseñar una página puede parecer, a priori, fácil si tienes todos los elementos. Pero el problema surge cuando tienes esos elementos pero no sabes exactamente su contenido.

El tema en cuestión es Miguel Ángel Revilla, el singular presidente de Cantabria que al parecer supone, tan campechano él, que nos interesa saber que "mojó" por primera vez a los 18 años, "y pagando". Noticia gilipollas de la semana. Pero noticia, al fin y al cabo. El redactor jefe de Nacional, Vicente Mateu, nos trajo el material que quería incluir en la página. A saber: un texto principal y dos apoyos, uno con las 10 mejores frases de Revilla y otro con diversas polémicas verbales en las que se han visto implicados nuestros políticos. Si el texto principal quedaba muy grande podíamos incluir otra pieza pequeña. Vale, con esta premisa Esmeralda, compañera y amiga de la sección, colaboradora ocasional de encajabaja, acepta el reto y dibuja lo siguiente.



Parece que está ok, están todos los elementos en la página. Pero no le convence a Vicente, quiere "dos grises" (cremas, en este caso), esos apoyos con trama de color que destacan una parte del contenido. Además, la foto le parece pequeña, "quiero más imagen", nos repite como si fuera un estribillo de rock duro. Ok. Esta vez es Mario quien intenta coger el testigo y modificar el diseño para incluir los nuevos elementos, pero no llega a terminarla (el caos y a la vez la interconexión de la sección de maquetación son asombrosos, ya os contaremos...) y es finalmente nuestro también compañero y amigo Fernando quien lo hace. Resultado, un crema con dos textos simétricos, uno para las perlas de Revilla y otro para las otras polémicas. La foto pasa de dos a tres columnas y desaparece la cuarta pieza de la derecha.



Pero, como hemos dicho antes, conocer el contenido de los elementos es muy importante. Poco más tarde, aparece Vicente de nuevo. La redacción está diseñada de tal manera que los maquetas no podamos escondernos en ningún lugar, por lo que no nos queda más remedio que recibirle con una sonrisa. "¿Qué pasa ahora, Vincent, algún cambio más?" Creo que no contesta directamente la pregunta, también sonríe, "hola de nuevo, sadomaquetas, tengo ya el contenido real de los apoyos". Uno ocupaba menos de media columna y otro poco más de una. Por lo tanto no podían ser simétricos. Otra vuelta al tiovivo. Resultado final de la página:



Luis Blasco y Mario Benito

Por favor, basta de recursos fáciles



Sin comentarios...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Lecturas de verano y III
(válidas para cualquier fecha)

Para terminar, un regalo. "El último ejemplar del New York Times". Y que no se asuste nadie, no es que la crisis haya llevado a la quiebra al más importante periódico del mundo, o que lo hayan quemado los de 233 grados y que me hayan regalado el último ejemplar impreso, no. Al menos de momento. Se trata del libro publicado por el periodista italiano Vittorio Sabadin subtitulado "El futuro de los periódicos en papel" y con epílogo de nuestro querido Carlos Pérez de Rozas, que es quien tuvo el detalle de regalárnoslo. Y ahora, ya podéis asustaros.


En cuanto empecemos su lectura, porque en este ensayo Sabadin, periodista del diario italiano La Stampa de Turín desde 1979, del que ha sido subdirector y director adjunto entre 1986 y 2006, y en el que se ha encargado del proyecto de integrar las redacciones del diario y de su página web, recopila todas las teorías y profecías catastrofistas sobre el futuro, negro, de los periódicos impresos. Negro de muerte. Como tanto gurú apocalíptico, no deja de recordarnos el descenso continuo en las ventas desde hace unos veinte años, las tesis del gran Philip Meyer en su "The Vanishing Newspaper" (2004) señalando el año 2043 como el último en el que se imprimirá el diario neoyorquino; o incluso las declaraciones del editor del New York Times, Arthur Sulzberger Jr., en las que afirma que su periódico podría desaparecer de los quioscos mucho antes, en 2013. "Y sabéis qué", añade el propietario del mítico diario, "no me importa". Porque para él, The New York Times es una marca que continuará después en la web. Sí, añadimos ahora nosotros, pero se olvida de todo lo que significa un periódico, o quiere olvidarlo. O no lo sabe. Y seguro que si ellos dejan de imprimir, otros no lo harán. Seguirán haciéndolo, e incluso empezarán a hacerlo. Seguro, que también nos ponemos de vez en cuando el disfraz de profeta.

Después de citas, análisis, datos, y muchas, muchas opiniones, Vittorio Sabadin llega a la sencilla conclusión de que "probablemente la única razón verdadera y banal para que los periódicos vendan menos ejemplares, es que ya nadie tiene tiempo para leerlos". Y como receta curativa nos ofrece una tan original como que los "sistemas más viejos se tendrán que adaptar y cambiar. Renovarse o morir". Casi de Perogrullo. Tal vez es que no haya reparado en que los periódicos lo han estado haciendo desde que existen; compárese un periódico actual con uno de principios del siglo XX, o de mediados, o de hace diez años... y es que tal vez el reto no esté en cambiar, sino en la velocidad y dirección en que hay que hacerlo ante la "aceleración" de los tiempos, de sus usos y costumbres, de la tecnología.

Aunque no le falta interés al estudio de Sabadin y está muy bien escrito, mucho más interesante nos parece el epílogo de Pérez de Rozas, y no sólo porque haya sido él quien nos ha enviado el libro, que también, qué coño, sino porque frente al exceso de opiniones, siempre discutibles, imposibles de verificar, de los gurús periodísticos, el profesor que hay en nuestro amigo catalán nos ofrece datos e informaciones que son incuestionables. Y porque nos gusta más ese acto de amor a los periódicos que son sus "Miradas a la prensa escrita de los últimos 25 años".

Dobles páginas dedicadas al USA Today, la prensa latinoamericana y la prensa española, respectivamente.


Organizado en dobles páginas ilustradas con las páginas de los periódicos y su evolución, Pérez de Rozas, profesor universitario desde hace 30 años en distintas universidades catalanas, periodista miembro de una saga familiar de fotoperiodistas de prestigio, director de arte de La Vanguardia de Barcelona entre 1989 y 2007, y actualmente uno de los directores de Cases i Associats (¡casi nada!, vamos) hace un recorrido por la evolución de los principales diarios europeos y americanos en los últimos 25 años. Nos muestra, por ejemplo, el "shock" que supuso para The New York Times ("La Dama Gris") imprimirse en color como hace ahora después de su centenaria historia en blanco y negro, y cómo este acontecimiento supuso el fin del "debate entre el uso del blanco y negro y el color en la prensa de calidad de todo el mundo". El nacimiento del USA Today; el "gran paso adelante" de América Latina; la "renovación total" que vivió la prensa española desde el nacimiento de El País; la apasionante "batalla de Londres" con el traumático paso del formato sábana al tabloide que han vivido sus periódicos de calidad (el formato tabloide se asocia allí, perdón se asociaba, a prensa sensacionalista hasta el punto de que las palabras "tabloide" y "sensacionalismo" eran sinónimos); la "pasión en papel" de los diarios deportivos; o la que en un principio "parecía imposible" prensa gratuita, entre otros.

El libro, editado en España por la editorial Sol 90 media, es pues desigual en sus dos apartados: imprescindible en esta parte final sobre la evolución ilustrada de la prensa internacional, y muy interesante en la primera, se coincidan o no con los argumentos del autor. Por cierto, ¿es el New York Times el periódico que sujeta el lector que aparece fotografiado en la portada del libro? Yo creo que no.

martes, 16 de septiembre de 2008

Hablamos con Miguel Buckenmeyer del rediseño de Negocio


"Austero pero simpático." Así define Miguel Buckenmeyer el nuevo rediseño que ha llevado a cabo del diario gratuito Negocio. Según Buckenmeyer, no se trata de un diseño vanguardista porque su intención es "simplemente ser profesional y atraer a lectores que tengan prejuicios contra los medios gratuitos". Y ahonda en ese aspecto del periódico, en la gratuidad. "Creo que el futuro de la mayoría de los medios impresos pasa por la gratuidad", añade. En la búsqueda de este objetivo, está el futuro de periódicos como Negocio; una vez roto ese tabú "se podrá llegar a todavía más lectores" (de momento cuenta con una tirada de 90.000 ejemplares, casi el doble que Expansión). Y este rediseño es para su responsable "el primer paso para que la gente empiece a no distinguir entre un medio de pago y uno gratuito."


Pero este rediseño lleva el inequívoco sello Buckenmeyer, buscando siempre "la legilibidad y la navegación". Preocupado por las reglas básicas del diseño y la maquetación (recordemos los diez mandamientos que está desarrollando sobre este tema aquí mismo), ha procurado que "el lector sepa en cada página dónde tiene que mirar" sin notar demasiado el diseño, evitando tener demasiados focos de atención para que no compitan entre ellos.


Las tipografías empleadas, siempre "buscando la legibilidad" son Capitolium y Retina, de dos casas (Gerard Unger y Tobias Frere-Jones, respectivamente) que han estudiado a fondo este tema.