viernes, 28 de noviembre de 2008

Razones técnicas

Hay que admitir que no siempre es el capricho o la incompetencia de nuestros semejantes con más o menos poder de decisión lo que obliga a que tengamos que cambiar las páginas, labor ésta a la que dedicamos casi más esfuerzos que a realizarlas por primera vez. No sólo existe el "no me gusta", el "qué aburrido", el "vamos a darle una vuelta", "se me ha olvidado un gráfico", "tengo poco texto", "corta la foto que me sobra texto", "pon dos fotos que siempre quedará mejor que una", "¿por qué no ponemos una foto solamente como siempre nos decís?", "convierte todo lo que llevamos en la apertura en la página tres", "se nos ha caído la publi", "acaba de entrar publicidad", "no me cogen el teléfono así que cambia esa página", "no hemos puesto el careto del soldado desconocido", "es que habíamos hecho la página por hacer algo y ahora es cuando sé los temas que van a ir", "oye, ¿no podemos poner lo que está abajo arriba, y lo que está arriba abajo?", "¿por qué no probamos a hacerlo todo al contrario?", "¿no quedaría mejor todo al revés de como lo has hecho?", "¡qué feo!, ¿no?", "huy, qué raroooo!", "no sé, no me convence", "no, si puede que esté bien, pero como no sé muy bien lo que quiero...", "se acaba de casar la hija de alguien, habrá que meterlo en esa página, ¿no?", "necesito un apoyo", "no necesito ningún apoyo", "cuando te dije que pusieras los apoyos que hicieran falta, te mentí", "donde hay un apoyo, ¿podrías poner dos?", "y otro más, tres", "cuatro", "quita todos los apoyos y deja un texto muy largo", "en ese texto tan largo habrá que poner sumarios, vamos digo yo", "¡qué mal quedan los sumarios!", o "cambia lo que quieras, pero cambia algo", no sólo hay esto y mucho más, decíamos, también hay razones técnicas. Sí. Como cuando se interrumpe la programación o no despega un avión. Y las razones técnicas suelen ser razones de mucho peso. Insalvables.



Este es un proyecto de página de gran impacto visual. Es una muy buena página. Y lo es, exclusivamente, por el corte de la enorme foto vertical que la cruza de arriba a abajo. Es lo único real de todo lo que puede verse, porque tanto los títulos como los textos son lo que llamamos "texto falso". Ni "Japón mediará en ninguna cumbre del clima", ni santas pascuas, porque son letras puestas para ver cómo queda un título de cuatro líneas en la apertura de Cultura. La foto sí era real, y determinaba la estructura de toda la página. Hubo incluso que girarla ligeramente para que pudiese entrar en un corte tan vertical y estrecho. Pero, ¡ay!, la ampliamos demasiado. Y taller, nuestros profesionales de la fotomecánica, por razones técnicas, nos dijo que no. Saldría mal impresa, se "reventaría" porque los píxeles serían demasiado grandes y quedaría poco nítida, con los colores distorsionados. Y tuvimos que cambiarla.



Esta es la página que pudisteis ver en los periódicos. La página que "consiguió" llegar a ser la apertura de Cultura del jueves 27 de noviembre. Sí, lo sabemos, es peor. Es lo de siempre frente a una propuesta distinta que intentamos, pero no conseguimos... por razones técnicas.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Rediseño de El Mundo

Pues sí. Al final resulta que no va a ser Obama quien cambie El Mundo, sino su director de arte, Carmelo G. Caderot, junto a su equipo de diseño con Manolo de Miguel a la cabeza, dando forma a un proyecto iniciado hace ya unos dos años por el director del periódico, Pedro J. Ramírez, y que tenemos que hacer en perfecta simbiosis con toda la redacción. Es difícil hacerlo así, pero es así como debe hacerse y a pesar de las dificultades vamos a intentarlo.

Hemos decidido hablar de lo que no queríamos hablar hasta que saliera a la calle, que de estas cosas no se habla antes de tiempo, porque nuestro director lo hizo público el pasado domingo (él sí puede, incluso debe) en su "Carta del director" además de en el más que interesante blog de Arcadi Espada El Mundo por dentro y, como era de esperar, parte de la blogosfera diseñoperiodística o periodística a secas (aquí, aquí, o aquí...) se ha hecho eco de que el diario El Mundo va a cambiar su diseño. También hay quien ha aprovechado para repetir, una vez más, que a ver si el diario cambia además su orientación política (suponemos que para conseguir así una sociedad de pensamiento único, el suyo claro) pero nosotros no entramos en los contenidos porque en nuestro periódico, a diferencia de lo que sucede en alguna que otra secta, quienes lo hacemos podemos pensar y tener la orientación política que queramos... mientras que la línea editorial la marca el director. Como tiene que ser, ¿no?

Volviendo a lo estrictamente formal, que es lo que nos ocupa, el cambio se está produciendo en realidad poco a poco, fundamentalmente en la estructura de sus páginas, como muchos de vosotros habréis apreciado desde hace algunos meses. Los Juegos Olímpicos de Pekín, y la campaña electoral norteamericana han sido acontecimientos destacadados en los que ya hemos aplicado muchas de estas nuevas estructuras:



Páginas publicadas durante este verano sobre los Juegos Olímpicos de Pekín.



Páginas publicadas el lunes de esta semana sobre el triunfo español en la Copa Davis



Evidentemente, el rediseño que se quiere llevar a cabo es mucho más, implica sobre todo un cambio no sólo en la estructura de las páginas, sino también en la estructura de la redacción como ha señalado Pedro J., quien también reconoce que la crisis ha obligado a adelantar el proyecto. Estrategia que algunos critican... a la vez que critican a quienes ante una crisis se quedan con los brazos cruzados. Desde el punto de vista del diseño también habrá novedades tipográficas, de organización de secciones o de paletas de color que no os podemos adelantar por motivos obvios pero que pronto estarán en vuestras manos y podréis juzgar. Porque no somos nosotros quienes debamos hacerlo, ser jueces y parte interesada, sino los destinatarios.

Claro que hay quien ya está lanzando juicios, algo apresurados tal vez. Nuestro gurú favorito, el gurú Varela, escribe en su blog y con la etiqueta "fin era prensa" que este rediseño se hace "no se sabe si para parecerse todavía más a El País, como ha hecho en los últimos años", curiosa afirmación en boca de un "consultor y experto en medios de comunicación" cuyas ideas no hacen otra cosa sino parecerse, o repetirse, a las de los gurús anglosajones del apocalipsis. Un gurú para quien los rediseños no solucionan nada (y puede que en ocasiones tenga razón) que no sea su propia cuenta corriente, a tenor de todos los rediseños en los que ha participado aportando más "ideas" que páginas. Un señor que se toma muy en serio a sí mismo, afable y cariñoso con sus semejantes, de quien hablan bien aquellos que no han tenido el placer de trabajar con él, y que ahora se dedica a tiempo completo a aburrirnos con sus sermones 21 sobre lo que tenemos que hacer y lo que tenemos que pensar. Y con lo que SI hay que hacer y lo que NO hay que hacer en un tono pomposo y pendante cargado de la única verdad de quien nunca se equivoca. Acierta tanto, que incluso publica este mismo artículo dos veces: en su blog personal Periodistas 21 y en su blog Sociedad cableada de Soitu (web que merece mucho la pena, que recomendamos no porque tengamos allí algunos amigos sino por su apuesta arriesgada, nueva y su calidad: imprescindible Pérez de Albéniz y su blog El Descodificador). Esto de escribir lo mismo en sitios diferentes debe tratarse de una práctica del nuevo periodismo 3.0, "rentabilidad duplicada" si lo bautiza un gurú, o algo así que nuestras mentes inferiores no alcanzan a comprender y que por eso necesitamos leer dos veces con la ayuda de su prosa ágil y fresca... o una vieja práctica del periodismo de siempre, de ese que se muere, la de intentar colar el mismo artículo en dos medios, con el manido y patético truco de cambiarle alguna palabrita, como quien disimula silbando.

Nosotros sí nos vamos a equivocar porque no vamos a hacerle caso. Vamos a seguir haciendo un periódico de papel. De maravilloso papel. Sí, coño, de papel. Vamos a intentar mejorarlo, vamos a buscar nuevas fórmulas, vamos a intentar hacer páginas nuevas, a no repetir la misma en dos sitios... Y por eso, entre otras cosas, se rediseña El Mundo.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Cases rediseña L'Unità

El rediseño del histórico periódico italiano L'Unità es lo último que ha salido de la fructífera e incansable factoría Cases i Associats, cuyas páginas os presentamos recién salidas, aún calentitas... tanto como los ordenadores de nuestros amigos catalanes, siempre encendidos.

L'Unità (La Unidad) fue fundado en 1924 por el político, pedagogo e intelectual marxista italiano Antonio Gramsci, en Milán, como órgano oficial del Partido Comunista Italiano (PCI)

Primera página del primer número del periódico, 12 de febrero de 1924.


Su lema inicial fue el de Diario de los obreros y los campesinos y vivió una primera etapa de apenas tres años hasta que fue clausurado por el régimen fascista de Mussolini. Reapareció en 1945, tras la liberación de Italia en la Segunda Guerra Mundial, y comenzó a editar distintas ediciones que le convirtieron en un periódico de difusión nacional y referente del pensamiento de izquierda con colaboraciones de los más importantes escritores e intelectuales de este signo político (Cesare Pavese o Italo Calvino, entre muchos). En la década de los 70 del siglo pasado tuvo su máxima circulación (sobre 250.000 ejemplares) y entonces comenzó su declive, parejo al del Partido Comunista. Entre 2000 y 2001 dejó de publicarse y ahora no pertenece al Partido Democrático de la Izquierda (excisión del PCI) sino a una empresa privada que, no obstante, mantiene su línea editorial queriendo adaptarlo a los nuevos tiempos. Su actual directora es Concita de Gregorio, antigua periodista de La Repubblica (con quien nos comentan en Cases que han trabajado muy bien) y la campaña de promoción de este rediseño que os presentamos la ha llevado Oliviero Toscani.


Primera página de uno de los últimos números anteriores al actual rediseño de Cases


Dos muestras de primera página con la nueva propuesta.












Páginas de las distintas secciones del nuevo L'Unità, de las portadillas de las ediciones locales y de la contra.

martes, 25 de noviembre de 2008

¡Hola! Soy maquetador y tú... no lo eres

Afrontémoslo. Es algo universal, y no sólo relativo a nuestra querida profesión. El ser humano anhela lo que no tiene e idealiza las cosas que considera fuera de su alcance. Y no se resigna a su anodina existencia. Al igual que los lunes de temporada o durante un mundial, todos tenemos el carné de entrenador, o en algún momento de nuestra vida aflora el taxista que todos (¡TODOS!) llevamos dentro, en un periódico no íbamos a ser menos. Porque, aceptémoslo, todos tenemos un maquetador en nuestro interior.

La cosa no deja de tener su trascendencia y bien mirado no tiene maldita la gracia. Da igual que seas fotero o redactor. Da igual que hagas gráficos, ilustraciones, o que seas el tipo que rellena la máquina de refrescos. Todos los que pasan por delante de una pantalla con el Quark abierto, opinan. No pueden evitarlo. A Ulises (el griego, no a nuestro intrépido ilustrador mexicano) le pasó algo parecido cuando empezaron a cantar las sirenas. Les entra algo por el cuerpo que crece y crece, como una llamarada. Y no se pueden aguantar. Y lo sueltan. Así a lo bobo, sin pensar. Y de pronto, sin saber muy bien de dónde, aparecen más personas, bajándose las gafas para mirar por encima de la montura, bizqueando con expresión de "espera que esto lo arreglo yo en un pis pas". Y se ponen a opinar, todos a la vez. ¿Cómo se distingue en tan lamentable montonera al pobre maquetador, diréis? Pues suele ser el que esconde la cara entre las manos, o el que se aprieta las cuencas de los ojos con el pulgar y el índice, no sabemos si para conseguir concentrarse entre tanto balido o si pretendiendo atravesarse el cráneo y detener así su estéril sufrimiento.


Opina, opina... no te cortes...



Resulta frustrante comprobar cómo se preocupa por el cromatismo de la página alguien por cuya capacidad para combinar su vestuario hubieras jurado que es daltónico, o aguantar que te discuta el corte de una foto alguien que llama a una foto horizontal "apaisajada". Es como cuando te subes a un barco, y de pronto todo el mundo habla de babor y estribor, de la proa y la quilla y el palo mayor y todo se vuelve náutico y fascinante. Pues es acercarse a un maqueta y de pronto ya no importa la información, sólo importa si la maqueta queda compensada, o de si está lo suficientemente equilibrada. ¿Compensada? ¿Equilibrada? ¿Hablamos de información o de tu tensión arterial? Porque, a ver, términos como equilibrio, compensación, o los blancos que flotan, o los usa alguien que está muy seguro de lo que dice o suenan a chorradas como pianos. O como diría el mismísimo Marshall McLuhan en la imprescindible Annie Hall suenan "a falacias en tu boca". Es más, reconozcámoslo, muchas veces nos agarramos a esos términos cuando ya no sabemos qué decir para que nos dejen un poquito en paz. Lo malo es que a fuerza de esgrimirlos, se lo han creído, y a lo tonto, hemos creado un monstruo, uno tonto que no se corta y opina de lo que no sabe.

A mí no se me ha ocurrido nunca presentarme en una sección y decirle a un redactor lo que tiene que poner en su título. Bueno, miento, llevo años haciéndolo con mis compañeros de deportes, intentando que puntúen con benevolencia a los jugadores de mi Betis en las fichas de los partidos. Nunca me han hecho caso. Y si ellos no lo han hecho, ¿por qué debería yo hacer lo propio con los demás? Porque no te pierdas la cara del redactor al que le dices que ese texto no se entiende o que ese título no es lo suficientemente informativo. La temperatura desciende en picado. El ruido de fondo se amortigua hasta que parece que sólo existís los dos en el mundo. Y muy serio y muy digno, te viene a decir más o menos que el que lo escribe es él. Ya, y el que lo leo soy yo. Y sigue sin entenderse...

Si estos delirios de grandeza ocurren en un periódico, donde la forma es más o menos poco flexible, en el mundo de los suplementos entramos de lleno en el campo del absurdo. Porque los suplementos conllevan un añadido estético (que ellos interpretan como licencia para el artisteo) al que no pueden resistirse. Los ves ahí, muy serios, explicándote que lo mejor es hacer la página como ellos dicen porque así todo va a tener más fuerza, mucho más impacto. A veces les respondes: "Dímelo otra vez sin reirte" para ver si de verdad van en serio o si han instalado una cámara oculta en la pared del fondo. De pronto, el periodismo visual les posee, y como si de un viaje astral fuera, se ven por primera vez a sí mismos desde fuera, y no conciben cómo podían ser tan grises antes y súbitamente todo son genialidades y grandes ideas. Y les ves venir por el pasillo con un puñado de fotos, con una extraña sonrisilla, apretando el paso, casi con un trote infantil, como el que ha tenido una idea genial y te la quiere contar rápido, no sea que de su sección a la tuya se le vaya a olvidar. Y temiéndote lo peor les explicas lo mejor que sabes que sí, que esto es un suplemento, pero no un Superhumor. Y que el arte, para los artistas, y los toros para los toreros. Y les explicas que tú no eres un artista, que eres un simple periodista que intenta informar ya sea en un periódico, en un suplemento, o donde te pongan, que para eso eres un profesional. Que artista es Ulises (nuestro intrépido ilustrador mexicano, no el griego), o Luis Parejo, intrépido también, ilustrador también y autor de la caricatura que encabeza nuestro blog, que ven el mundo a través de su propio prisma y les pagan para que compartan esa visión con nosotros. Pero que nosotros no. Que nosotros informamos. Que nosotros contamos las cosas como son, sin concesiones. A palo seco. Que somos periodistas. Aunque a muchos todavía les cueste creerlo.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Diseñario (XXXVIII)

Hoy es lunes, día de entrega del Diseñario. En esta labor colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general el comité de expertos de encajabaja encargado de su redacción, redactan hoy una voz sobre la que tan sólo podemos decir: pasen y lean.





Redacción. El lugar que ha sustituido a nuestra familia y amigos los últimos diez, doce, veinte años. Un sitio en el que se sabe a la hora que se entra, pero nunca a la que se sale. Laborables, festivos, fines de semana... una redacción siempre está abierta. Y tú siempre estás allí. Incluso cuando no estás, incluso cuando estás lejos. Porque un periodista nunca se va del todo de la redacción. E incluso aunque esté fuera sigue con un sentido puesto allí, el periodístico. Ese que te impulsa a llamar a la redacción a las doce de la noche, a ver si se han acordado de cerrar éste o aquel tema. El que te fuerza a preguntar: "¿Cómo va todo por allí?" cuando te has ido hace veinte minutos...
Una redacción es una diáfana montonera de papeles, apilados sobre las mesas con un estricto orden que proviene de la anarquía absoluta. Por eso las redacciones las entienden los periodistas y no los ingenieros. Porque unos sólo ven la vida a través del férreo equilibrio de los números y otros somos embajadores del caos personalizados en profesionales de la información. Porque si fuéramos ordenados y organizados no seríamos periodistas... ni trabajaríamos en una redacción.
Una redacción es un fragor de teléfonos sonando todos a la vez, durante todo el día. Y como tu llamada es la importante gritas, para que el que llama te oiga. Y te oye el que llama, y lo oímos todos, que para eso estamos allí, a diez centímetros de ti, pegando también voces al auricular, para que no se crucen las llamadas. Por eso será, que dicen que los periodistas sólo oímos lo que queremos oír. Los teléfonos suenan casi continuamente. De hecho, a veces no sabes distinguir cuándo empiezan y cuándo acaban, sólo oyes un timbre continuo. Sólo al final de la jornada se consigue acallar el llanto cansino de los terminales. Silencio. Y te entra el mal rollo. ¿Por qué no llama nadie? ¿Habrá pasado algo? ¿Dónde está todo el mundo?
En una redacción no hay espacio. En las de verdad, vamos. Estás apiñado entre papeles, compañeros, ordenadores y egos. En algunas no sabrías decir dónde termina una sección y empieza la siguiente. A veces cambias de edificio y entras a trabajar en uno que parece un hotel y tienes espacio de sobra. Y el primer día estás feliz, ¡por fin tienes espacio para dejar tu tipómetro en la mesa! Al día siguiente recorres el pasillo que te separa de tus compañeros y sollozas "me siento solo, os echo de menos"...
En las redacciones existe un particular sentido del humor, ése que sólo aflora cuando ya se te han quemado unos cuantos cables. Ese humor que no tiene piedad de nada ni de nadie, que hace que a veces te estés riendo tardes enteras y que otras se te congele la sonrisa en la boca, cuando recapacitas sobre lo que acabas de escuchar... o decir. En nuestro favor diremos que en una redacción estás en primera línea... y a veces presencias los documentos más espantosos. Ese exceso de información te puede transformar de varias maneras: o te vuelves aún más cínico de lo que ya eras o te agarras a ese peculiar humor por puro instinto de supervivencia. A veces te equivocas, y no te das cuenta de dónde estás y sueltas alguna burrada pensando que sigues en la redacción. Lo más normal es que te tilden de animal para arriba.
En una redacción conviven lo analógico y lo digital. El papel y el ciberespacio. Los últimos macs con los recuerdos de tu máquina de escribir, encadenada al cajón. Los que sólo entienden el periodismo en blanco y negro con los que cayeron rendidos ante las curvas sinuosas del color, los de derechas, los de izquierdas y los de los extremos, los artistas y los maquetas, periodistas y pintamonas, los personajes más despreciables junto a otros a los que seguirías con los ojos cerrados hasta el fin del mundo...
Pero por encima de todo, una redacción es el sitio donde un periodista se mide para ver si realmente da la talla. Donde la vocación impide que te vuelvas loco y que te lies a tiros a última hora del día. Donde la presión es tan grande que luego no puedes desconectar, y o lo sufren en tu casa o te lo comes, como hacemos todos. Donde te puedes mandar a Parla con tus compañeros y a los cinco minutos te estás abrazando, pidiéndote perdón de verdad, mirándote a los ojos, como los hombres, porque eres consciente de que sólo les tienes a ellos como apoyo. Donde las palabras compañero, profesional y trabajo adquieren un significado que apenas atisbabas a comprender en la facultad, pero que aquí se convierten en piedras angulares de cualquier proyecto editorial. Un sitio que más vale que te guste porque ahora vives en él y, afróntalo, nunca vas a conseguir dejarlo de lado.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
Diseñario (XXXVI): Quark.
Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Weekend

MADRID

La Vanguardia y la Gran Guerra. Desde el pasado 7 de octubre tenemos la suerte de poder acudir a la exposición que tiene lugar en el Museo Thyssen-Bornemisza (Paseo del Prado, 8) sobre la guerra de 1914. El periodo anterior al conflicto coincidió con el de máxima vitalidad de los movimientos de vanguardia y esto hizo que la experiencia en la guerra incidiera sobre el trabajo de los artistas.

Según nos informa nuestra corresponsal en el Thyssen, María Benito, como novedad de la exposición destaca espectacularmente el ciclo de cine gratuito que desde el 15 de noviembre se proyecta en el Salón de Actos del Museo Thyssen-Bornemisza. Grandísimas películas en versión original con subtítulos en español los sábados y domingos a las 20.00 horas.



Noviembre

22. L. Milestone. 'All quite on the western front' ('Sin novedad en el frente')

29/30. F. Borzage. 'A farewell to arms' ('Adios a las armas')



Diciembre

6/7. Ernst Lubitsch. 'The man I killed' ('Remordimiento')

13/14. Jean Renoir. 'La grande illusion' ('La gran ilusión')

20/21. Stanley Kubrick. 'Paths of glory' ('Senderos de gloria')

27/28. Dalton Trumbo. 'Johnny got his gun' (Johnny cogió su fusil)



Enero

3/4. Peter Weir. 'Gallipolli'

10/11. Bertrand Tavernier. 'La vie et rien d'autre' (La vida y nada más)



LISBOA

Arte Lisboa 2008. Comenzó el pasado jueves la octava edición de la Feria Internacional de Arte de Lisboa con el temor a la crisis ecónomica y con una valiente apuesta por los jóvenes valores actuales. Hasta el 24 de noviembre se puede visitar en la capital portuguesa el certamen que se caracteriza por su constante renovación. Con mayoría de obras portuguesas, también se encuentra representados países como España, Brasil, Corea y Mozambique entre sus 70 galerías.



STUTTGART

Henri Matisse. 'La pintura de personas es una de las artes más relevantes', dijo Matise poco antes de morir, pero su faceta retratista es una de las menos conocidas del maestro. La Staatsgalerie de Stuttgart (Alemania) ahonda en ella con más de cien pinturas, esculturas y dibujos que integran la primera exposición de la Historia que se dedica a este asunto. La exposición está cosechando un éxito rotundo.


miércoles, 19 de noviembre de 2008

Círculos viciosos

Eso es lo que muchas veces es el diseño de la información. Porque, partiendo de un punto, y dando muchas vueltas por la circunferencia, al final volvemos al punto de partida inicial. Todo para quedarnos tal y como estábamos, pero con unas cuantas páginas más que se han caído por el camino.

Así sucedió hace unos días, con la victoria de Obama calentita. Era jueves y el presidente electo anunciaba el equipo que le acompañará durante su estancia de cuatro años en la Casa Blanca.

Ahí entra en acción Ana Alonso, amiga y redactora de la sección de Internacional. Tras plantear el tema y los elementos necesarios, se diseñó la página que tenéis abajo. Pero algo tenía que no nos acababa de convencer. Demasiado texto, un poco plúmbeo y la columna marrón en la que se destacan a varios de los ayudantes no nos acababa de gustar. Algo fallaba.


De esto...


Le damos una vuelta (la frase más oída en la sección) y llegamos a dos versiones distintas. Una con mucho menos texto y otra con más texto y más apoyo. Ambas fueron descartadas por distintas razones: "poco texto", "no me gusta", "esto es un poco antiguo", "es un poco aburrida". Total, que más de media hora después y tras darle unas cuantas vueltas más a la página, llegamos al punto de partida, a la página original que habíamos diseñado.


... pasando por esto...

... y esto...
... para volver a esto.

Pero todavía quedaba otro cambio, una pequeña variación que suele ser habitual en un periódico de tirada nacional. Llegan nuevas fotos de los dos protagonistas (Obama y Emanuel) y también llegan las fotos de los asesores, que antes no contábamos con ellas. Nueva vuelta de tuerca para mejorar el asunto en la segunda edición. Resultado final: