No es que se trate de un diseñario extralargo, como algunos podrían pensar por su título, es que alcanza más bien la madurez cumpliento cuarenta entregas. Hoy un poquito más tarde, como corresponde a una mañana no laborable en este "puente" de fiestas encadenadas aquí en España, vuelven nuestros escurridizos a la par que elegantes miembros del comité de expertos de encajabaja con su Diseñario, obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general.
Rejilla. Al oír rejilla, siempre nos acordamos de la red de las naranjas o de la forma que tienen los goffres. En este caso, la rejilla es el esqueleto de la página. Elemento de gran importancia porque en él se indica el ancho de la página, el alto, los márgenes verticales y horizontales, la línea base, el número y ancho de columnas, la medida de los corondeles, los módulos de altura para encajar la publicidad, si la página es doble, sencilla, central, etc. Otra subsección de la rejilla se utilizaba antes de los programas de autoedición (como Quark o InDesign) cuando pintabas algún bloque; el sistema no te indicaba en qué coordenadas se encontraba y tenías que utilizar alguna fórmula matemática. Así cuando 'llamabas' a determinado bloque del catálogo (título, sumario, etc.), se situaba en el lugar exacto o saltaba a los lugares exactos en donde podía colocarse.
Reportaje. De "reportar" (reportare en latín): "traer" o "llevar". Traernos información en este caso, contarnos una historia relatándonos los hechos pero además interpretándolos, analizando en profundidad, e incluso aportando opiniones. Porque el reportaje es un género periodístico que como ya han señalado con acierto algunos autores "contiene en su texto -o puede contener- todos y cada uno de los demás géneros", informativos y de opinión. Es ya casi clásica la "teoría normativa" del catedrático de la Complutense José Luis Martínez Albertos (Redacción periodística, 1989) de distinguir tres grandes géneros que agrupan a todos: géneros informativos (información y reportaje objetivo), géneros interpretativos (reportaje interpretativo -el de toda la vida, del que hablamos aquí- y crónica) y géneros de opinión (artículo, editorial, columna, etc.). Así pues, la clave de lo que es un reportaje está en la palabra interpretación, así como también en su mayor extensión, necesaria para ello. Nuestro ilustre catedrático se dedicó después a estimular a sus alumnos con anotaciones en sus ejercicios del estilo de "¿quién le ha engañado para que quiera hacer periodismo?" o "dedíquese a otra cosa", entre otras que no tuvimos la suerte de recibir porque alumnos suyos nunca fuimos.
Desde el punto de vista del diseño periodístico, en la prensa española se han utilizado hasta ahora título centrados y cortos con subtítulos también centrados pero de larga extensión, con el fin de que los títulos sean frases de pocas palabras, ingeniosas y con "gancho" para atrapar al lector. No es necesario incluso que se entiendan del todo (a veces un título enigmático consigue mucho más en este género periodístico), porque para eso ya tenemos el subtítulo largo y explicativo. Este pequeño esquema parece fácil de entender pero no lo debe ser tanto a tenor de las múltiples veces que los redactores piden a los maquetadores más líneas en el título "porque no me caben todos los datos". Una vez explicado que para eso tiene el subtítulo, y aparentemente entendido, toda esta información se borrará de la memoria de determinados redactores, quienes una y otra vez volverán, los mismos, con el mismo motivo. "Dos líneas a cuatro columnas no son un título de reportaje", "¿por qué?", "pues porque un título así sería informativo", "entonces, ¿no las vas a poner?". Gritemos todos juntos otra vez: ¡NOOOOOOOO!
La edición gráfica debe cuidarse y potenciarse en los reportajes, y el texto, mucho más largo que en las informaciones o en las crónicas, suele aligerarse incluyendo sumarios, que además sirven para destacar elementos importantes del mismo, o bien con ladillos especiales de mayor rango y distinción tipográfica que los habituales.
Resolución. Es el número de píxeles que forman parte de un determinado trocito en una imagen digital (una pulgada, por ejemplo). Precisamente se suele medir así, como píxeles/pulgada o "ppp".
En lo referente a la publicación de imágenes, la resolución tiene que ser como regla general el doble que la lineatura (el número de líneas de la trama de impresión). Es necesario, pues, conocer este parámetro (que suele determinarse en función de la calidad del papel, y que nos proporcionará la imprenta), para saber la resolución mínima que necesitan nuestras fotos, teniendo simpre en cuenta el tamaño al que las vamos a dar. Si la foto es a tres columnas (150 mm de ancho, aproximadamente, en un periódico formato tabloide), entonces tiene que tener la resolución mínima requerida para la lineatura del periódico (80 es un valor más o menos estándar para el papel prensa, y por consiguiente como la resolución debe ser el doble, debería tener al menos 160 ppp) a ese tamaño de 150mm de ancho. Es evidente, pues, que cuanto mayor sea el tamaño al que queramos dar la foto, mayor resolución necesitaremos.
Para las pantallas de ordenador, internet en general, es suficiente con una resolución de 72 ppp, que es la resolución de las pantallas. No necesitamos más porque no se va a ver mejor y recordemos también que como cuanto mayor sea también tendremos un mayor tamaño del fichero informático, más difícil resultará moverlas, descargarlas, etc.
Resolución es también lo que se necesita para "resolver" una página, para dar soluciones, que en definitiva es nuestro cometido, porque resolución es la solución de un problema. Es una característica, pues, imprescindible para todo aquel que quiera dedicarse al diseño periodístico.
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
Diseñario (XXXVI): Quark.
Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
Diseñario (XXXVIII): redacción.
Diseñario (XXXIX): redactor-redonda.
Rejilla. Al oír rejilla, siempre nos acordamos de la red de las naranjas o de la forma que tienen los goffres. En este caso, la rejilla es el esqueleto de la página. Elemento de gran importancia porque en él se indica el ancho de la página, el alto, los márgenes verticales y horizontales, la línea base, el número y ancho de columnas, la medida de los corondeles, los módulos de altura para encajar la publicidad, si la página es doble, sencilla, central, etc. Otra subsección de la rejilla se utilizaba antes de los programas de autoedición (como Quark o InDesign) cuando pintabas algún bloque; el sistema no te indicaba en qué coordenadas se encontraba y tenías que utilizar alguna fórmula matemática. Así cuando 'llamabas' a determinado bloque del catálogo (título, sumario, etc.), se situaba en el lugar exacto o saltaba a los lugares exactos en donde podía colocarse.
Reportaje. De "reportar" (reportare en latín): "traer" o "llevar". Traernos información en este caso, contarnos una historia relatándonos los hechos pero además interpretándolos, analizando en profundidad, e incluso aportando opiniones. Porque el reportaje es un género periodístico que como ya han señalado con acierto algunos autores "contiene en su texto -o puede contener- todos y cada uno de los demás géneros", informativos y de opinión. Es ya casi clásica la "teoría normativa" del catedrático de la Complutense José Luis Martínez Albertos (Redacción periodística, 1989) de distinguir tres grandes géneros que agrupan a todos: géneros informativos (información y reportaje objetivo), géneros interpretativos (reportaje interpretativo -el de toda la vida, del que hablamos aquí- y crónica) y géneros de opinión (artículo, editorial, columna, etc.). Así pues, la clave de lo que es un reportaje está en la palabra interpretación, así como también en su mayor extensión, necesaria para ello. Nuestro ilustre catedrático se dedicó después a estimular a sus alumnos con anotaciones en sus ejercicios del estilo de "¿quién le ha engañado para que quiera hacer periodismo?" o "dedíquese a otra cosa", entre otras que no tuvimos la suerte de recibir porque alumnos suyos nunca fuimos.
Desde el punto de vista del diseño periodístico, en la prensa española se han utilizado hasta ahora título centrados y cortos con subtítulos también centrados pero de larga extensión, con el fin de que los títulos sean frases de pocas palabras, ingeniosas y con "gancho" para atrapar al lector. No es necesario incluso que se entiendan del todo (a veces un título enigmático consigue mucho más en este género periodístico), porque para eso ya tenemos el subtítulo largo y explicativo. Este pequeño esquema parece fácil de entender pero no lo debe ser tanto a tenor de las múltiples veces que los redactores piden a los maquetadores más líneas en el título "porque no me caben todos los datos". Una vez explicado que para eso tiene el subtítulo, y aparentemente entendido, toda esta información se borrará de la memoria de determinados redactores, quienes una y otra vez volverán, los mismos, con el mismo motivo. "Dos líneas a cuatro columnas no son un título de reportaje", "¿por qué?", "pues porque un título así sería informativo", "entonces, ¿no las vas a poner?". Gritemos todos juntos otra vez: ¡NOOOOOOOO!
La edición gráfica debe cuidarse y potenciarse en los reportajes, y el texto, mucho más largo que en las informaciones o en las crónicas, suele aligerarse incluyendo sumarios, que además sirven para destacar elementos importantes del mismo, o bien con ladillos especiales de mayor rango y distinción tipográfica que los habituales.
Resolución. Es el número de píxeles que forman parte de un determinado trocito en una imagen digital (una pulgada, por ejemplo). Precisamente se suele medir así, como píxeles/pulgada o "ppp".
En lo referente a la publicación de imágenes, la resolución tiene que ser como regla general el doble que la lineatura (el número de líneas de la trama de impresión). Es necesario, pues, conocer este parámetro (que suele determinarse en función de la calidad del papel, y que nos proporcionará la imprenta), para saber la resolución mínima que necesitan nuestras fotos, teniendo simpre en cuenta el tamaño al que las vamos a dar. Si la foto es a tres columnas (150 mm de ancho, aproximadamente, en un periódico formato tabloide), entonces tiene que tener la resolución mínima requerida para la lineatura del periódico (80 es un valor más o menos estándar para el papel prensa, y por consiguiente como la resolución debe ser el doble, debería tener al menos 160 ppp) a ese tamaño de 150mm de ancho. Es evidente, pues, que cuanto mayor sea el tamaño al que queramos dar la foto, mayor resolución necesitaremos.
Para las pantallas de ordenador, internet en general, es suficiente con una resolución de 72 ppp, que es la resolución de las pantallas. No necesitamos más porque no se va a ver mejor y recordemos también que como cuanto mayor sea también tendremos un mayor tamaño del fichero informático, más difícil resultará moverlas, descargarlas, etc.
Resolución es también lo que se necesita para "resolver" una página, para dar soluciones, que en definitiva es nuestro cometido, porque resolución es la solución de un problema. Es una característica, pues, imprescindible para todo aquel que quiera dedicarse al diseño periodístico.
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
Diseñario (XXXVI): Quark.
Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
Diseñario (XXXVIII): redacción.
Diseñario (XXXIX): redactor-redonda.