¡Ya estamos otra vez! Los encajabaja on the road, again. En este caso a la gélida pero bellísima Salamanca, ciudad universitaria a la que tuvimos el honor de acudir invitados, junto con destacados profesionales de otros medios de comunicación, al Tercer encuentro de Comunicación Visual, Tendencias, Visiones e Inspiración. Ya sólo el nombre del evento, deslumbra. Y allá que partimos, emocionados de formar parte de un elenco tan distinguido, y no lo vamos a negar, algo sobrecogidos por la sensación de ser primerizos en tan pedagógicas lides.
Debido a los múltiples compromisos laborales de los firmantes, la hoja de ruta quedó reducida a partir, cumplir y regresar, todo en una misma jornada. Nos hubiera gustado permanecer en Salamanca las dos jornadas de encuentro, por los interesantísimos talleres del día siguiente, pensaréis algunos. O por los animadísimos debates de la jornada vespertina, diréis otros. O por la contundente gastronomía del lugar, pensarán nuestros queridos Herminio y compañía. Pues sí, por todo eso...y porque resulta que para un día que los encajabaja deciden viajar a Salamanca, se celebra en sus calles una Nochevieja adelantada, el fiestón del siglo, la madre de todos los desmadres, el botellón de pueblo, una descomunal jarana universitaria a la que tuvimos que renunciar apenados.
Viaje relámpago, entonces. Eso descartaba de cualquier manera a Luis para las labores de chofer, habida cuenta de su conocida temeridad al mando del limitador de velocidad de su Citroën C4. De cualquier modo, el destino, en forma de inoportuna torcedura de tobillo jugando al baloncesto, nos echó una mano y dejó a Luis incapacitado para la conducción. Tras discutirlo, se consensuó que el conductor fuera el mismo ponente, Mario Benito. Mario, que por cierto ni se llama Manuel, ni es negro, como rezó durante semanas el programa del Encuentro salmantino, advirtiendo la importancia de la ocasión, decidió tirar la casa por la ventana, aparcar su humilde Peugeot 207 y aportar su flamante coche de director de banco (los encajabaja en asientos de cuero, con la que la que está cayendo fuera...)
8:30 A.M. Exterior, periódico El Mundo. Frío helador, propio de nuestra querida capital. Al llegar el cronista al punto de encuentro se encuentra con Luis Blasco, ataviado como si trabajara en las cámaras frigoríficas de Mercamadrid. Bajo incontables capas de ropa, bufandas, guantes y gorro de lana se escondía nuestro intrépido amigo, que por la indumentaria parece que no tolera bien el frío. Estas navidades ha estado en Nueva York, en plena ola glacial. No queremos pensar cómo lo habrá pasado sepultado en la nieve de la Gran Manzana. El trayecto de ida se hizo corto, ya que aunque la nieve nos acompañó a los lados de la carretera la mayor parte del camino, la carretera estaba en perfectas condiciones. El viaje se hizo más agradable repasando viejas anécdotas, ésas que ya hemos contado miles de veces, pero que ahí siguen... Las risas se mezclaban con el clik, clik de la cámara de Luis, que iba documentando el viaje. Así, a las once estábamos aparcando en la puerta de la facultad de Comunicación de la Universidad Pontifícia de Salamanca.
La nieve nos acompañó todo el camino, hasta la misma entrada a Salamanca
Tras comprobar que para frío, frío, Salamanca, los sufridos encajabaja consiguieron entrar en el salón de actos con el gesto crispado y los ojos llorosos, por el trayecto desde el coche a la puerta del recinto. Una vez conseguimos recomponernos, y recuperar la voz, Fernando Suárez, impulsor del encuentro nos recibió amablemente. Resulta que habíamos llegado a tiempo para escuchar a los chicos de Público, con los que luego compartiríamos debate y mantel. Discretamente nos sentamos y escuchamos la exposición de "Rapa" Carballo y Chiqui Esteban. Conforme se acercaba el momento de nuestra mesa redonda, empezó ese runrún en el estómago. Curtidos ya en situaciones de tensión, comenzamos a bromear, para relajar el ambiente. Pero todo se vino abajo de forma catastrófica. De la fila de detrás surgió un personaje, con abrigo de pana, y enormes gafas de pasta para espetarle al pobre Chiqui Esteban: "No sé si estás familiarizado con la obra de Richard Wurman, Understanding USA. ¿Crees que el mismo tratamiento es extrapolable al panorama nacional?"... A lo único que acerté es a mirar de reojo a Mario, no sabiendo si echarme a reír o si, disimuladamente, escurrirnos bajo los asientos y reptar hacia la salida... Pero Mario, había desaparecido. En su lugar estaba su abrigo. Y dentro de él, una figura de cera de aspecto mortecino, con los ojos muy abiertos, tez lívida y gesto como del que se acaba de pillar los dedos con una puerta. "A lo nuestro sales tú", me dijo, mientras yo ya no podía contener la risa. En la comida le preguntamos al bueno de Fernando qué clase de alumnos tiene en su clase que citan a Wurman como si nada. "No, ése no es alumno mío", dijo, resignado.
En casa del herrero...
El momento cumbre llegó con la mesa redonda en la que participaban Diego Areso, Jordi Soros y Mario Benito. Pese a todo, somos novatos en estas lides y se notó. Nuestros compañeros de mesa prepararon unas amenas charlas acompañadas de unos brillantes powerpoints que hicieron las delicias de la audiencia. Nosotros teníamos a Mario. Y allí le soltamos, listo para arrasar, con cuatro folios escritos, cual tanqueta de Getafe, para defender la plaza con enorme dignidad. Tras unas "breves" exposiciones, el debate, en el que Mario y Diego se enzarzaron en una animada controversia sobre el futuro. Diego, que se confirmó como lo que apunta en su blog, inteligente, peleón, y amante del ornamento, plantó cara e incluso en algunos momentos arrancó tímidos aplausos del público más diseñil. La cosa se enzarzó tanto que ambos empezaron a contradecirse y defender las tesis del otro, momento impagable y surrealista en el que se confirmó lo que los encajabaja tanto sospechábamos: NADIE tiene ni idea de lo que nos depara el futuro. La cosa se quedó ahí, por falta de tiempo, algo que lamentó el genial Andreu Balius, tipógrafo catalán, amigo de otras citas en las que nos conquistó con sus tipografías de pasta que engordan según el tiempo de cocción, y que entre otras ha creado la familia que rotula los edificios oficiales de la ciudad salmantina. Al terminar el debate, se acercó a Mario y le comentó "¡Qué lastima! Justo cuando estaba mejor la cosa, lo habéis tenido que dejar".
momentos antes de desencadenarse las hostilidades
Para la comida, el lugar de encuentro, en pleno centro de la capital salmantina, era el restaurante Erasmus. Su decoración, pero sobre todo, su ambiente, presagiaba una agradable cita. La comida, abundante y sabrosa. Si esto fuera Cuatro Tipos tendríais varios post detallando los pormenores del menú. Pero somos encajabaja. Acertaremos a decir que el cochinillo estaba buenísimo. Durante la comida y sobremesa, el vino, las risas y confidencias no paraban de sucederse. Sentados con Diego Areso, Chiqui Esteban y Fernando Suárez, recordamos amigos y compañeros comunes, se contaron anécdotas y se intentó escudriñar en los "secretillos" de los demás, sin mucho éxito.
Mario, con Chiqui Esteban, auténtico descubrimiento del Encuentro. A la derecha el vino: no hay que exagerar, no estaba tan bueno como su nombre sugería...
La tarde empezaba a oscurecer y Salamanca se presentaba como una tentación demasiado fuerte para los encajabaja. Así que decidimos posponer un poco el retorno, desafiando al hosco aire que invitaba a guarecerse, incluso a la posible nieve en el camino de vuelta y encaminamos nuestros pasos hacia la Plaza Mayor, monumental, elegante y hermosísima, pese a la terrible iluminación navideña y el improvisado escenario que la presidía, anunciando la que se iba a montar horas después. Paseamos por la zona, compramos un décimo de lotería, el 21.838, que no nos ha hecho ricos, algún detallito para compañeros y familia e hicimos muchas fotos. Con un ambiente excepcional en la calle, los encajabaja recorrimos el casco antiguo, siguiendo una suerte de ruta tipográfica por las señalizaciones de Balius que nos condujo, cual personajes del Club Dumas de Pérez Reverte, a través de una misteriosa ruta por las calles de la ciudad hasta la fachada de la Universidad, dónde comenzamos a buscar la famosa rana en busca de la preciada sabiduría. Esta visto que no es algo que esté destinado a este humilde cronista, ya que prácticamente tuvo que ser subido a hombros para poder encontrarla... Habrá que seguir trabajando.
Para la vuelta en coche, el tiempo mejoró notablemente. El camino se hizo muy agradable, si no llega a ser porque Mario se empeñó en contar una vez que entró en reserva y no encontraba gasolinera... y le volvió a pasar. Cuando agonizaba el depósito y los ocupantes del vehículo empezábamos a pensar cómo íbamos a pasar la noche en el coche, conseguimos repostar. El grupo Calle 13 y su música de discoteca de los bajos de Azca nos llevó en volandas hasta la capital a la que llegamos exhaustos, pero encantados por la experiencia. A todos los responsables, y a los muchísimos asistentes, una vez más, gracias por contar con nosotros. Un abrazo desde encajabaja.
REPORTAJE GRÁFICO: LUIS BLASCO