Hemos dejado pasar un tiempo relativamente prudencial para hacer algunas puntualizaciones sobre el rediseño de El Mundo, periódico en cuya sección de Diseño trabajamos algunos miembros de encajabaja. La perspectiva de los días es importante en casi todo, imprescindible en lo que al diseño periodístico se refiere.
La primera puntualización ya la hicimos cuando os mostramos el nuevo diseño la semana pasada indicando que os correspondía a vosotros juzgarlo. Parece obvio que sean los demás quienes tengan que valorar lo que uno mismo no puede hacer de manera objetiva, porque desde dentro no se puede ver igual que desde fuera. Además, hacía falta una mínima perspectiva de varios días, y cierta reflexión, ¿no?, elementos que no han tenido en cuenta la mayor parte de las críticas, virulentas, implacables y algunas desconsideradas hacia el trabajo de otros. Alguna de ellas incluso se diría que ya estaba escrita de antemano para que su autor, en cuanto el reloj nos llevó hasta las primeras horas del 11 de enero, apretase con saña el botón de "publicar comentario". ¿Era necesaria tanta prisa para juzgar un trabajo de meses que además pretende ser punto de partida desde el cual desarrollarse? Seguramente no, pero podemos estar equivocados y lo pertinente fuera denostar el rediseño de El Mundo lo más rápidamente posible porque la "desilusión" de los artistas era ¡tan grande!...
Precisamente con la decepción artística tiene que ver la segunda puntualización. Comprendemos que desde el punto de vista del diseño a secas, y no del diseño periodístico, el rediseño de nuestro periódico haya podido resultar decepcionante. No es espectacular, no está lleno de adornos... pero porque no quiere serlo ni tenerlos. Lo que lleva a desmentir a quienes desde la ignorancia, la falta de educación o la mala fe, juntas o por separado, lo han llamado "cobarde" o más finamente "poco atrevido". Cobarde es quien no se atreve a hacer algo porque le da miedo hacerlo, ¿no? Y El Mundo ha hecho LO QUE QUERÍA HACER en función de la información que quiere hacer llegar a sus lectores. Ni más, ni menos. No es un producto dirigido a diseñadores, más o menos artísticos. Y no se ha dejado de hacer algo novedoso porque sus responsables (que no somos nosotros, evidentemente) no se atrevieran (me parece que al director de El Mundo se le podrán hacer otras críticas, pero no la de que no sea atrevido...) sino porque quieren hacerlo así: un producto puramente INFORMATIVO dirigido a SUS lectores. El tiempo, y no críticas apresuradas desde planteamientos estéticos, algunos incluso ideológicos, establecerá si acertaron.
Esto nos lleva a la tercera puntualización, porque la anterior deja claro que nadie tuvo en mente hacer "propuestas innovadoras en el diseño periodístico" mundial, como reclaman desde nuestro blog amigo y vecino Quintatinta de Diego Areso, jefe de diseño del periódico madrileño Público. Mira Diego, alguno de nosotros vamos a tener que ir al médico, algo raro nos pasa porque en este 2009 que recién comienza empezamos a aburrirnos con lo de polemizar. No nos apetece, y mucho menos contigo porque sabes, y lo hemos manifestado tanto en público como aquí en encajabaja, que tenemos una gran consideración y respeto tanto a ti como a tu blog, pero nos quieres aclarar en qué, exactamente en qué, ha contribuido tu periódico -que sinceramente no deja de ser otro Cases más sin nada que no tengan sus magníficos diseños anteriores- en el avance y desarrollo del diseño periodístico mundial. Tenemos la impresión de que te va a resultar difícil mostrarnos algo de Público (el tuyo, el de Madrid, el de Portugal es otra cosa) que no se haya hecho ya antes. Lo de la "portada póster" o portada de revista, como se quiera llamar, se lleva haciendo desde comienzos del siglo XX, cuando los condicionantes tecnológicos lo permitieron. También podéis consultar en una hemeroteca lo que hacía Anson en ABC con su portada y luego, ideologías aparte, compararlo con lo que hacéis unos cuantos años después vosotros. No estamos seguros de que ni siquiera hayáis consegudio batir el récord mundial de rayas en una página que os debísteis proponer... si es que eso tiene algo que ver con el periodismo y cómo se diseña. Tal vez sí hay que reconocer que haber conseguido vender en un quiosco un diseño que para algunos es más propio de gratuito tiene su mérito. Porque el parecido, tema éste que tanto te gusta y con el que tantas bromas haces, de Público y ADN (anterior rediseño de Cases, claro) parece evidente, ¿no? O con The Independent cuando se transformó de sábana a tabloide en 2005, o con el croata de esa misma "cosecha" de final de 2007 Jutarnji list, o con el último rediseño de Clarín unos meses antes de la salida de Público, por poner algunos ejemplos más. ¿Pagáis vosotros también ese canon de fotocopia del que hablas cuando te refieres a nuestro periódico, Diego? ¿O por fotocopiar esas portadas americanas que tanto te gustan? ¿Algún derecho por "utilizar" las ideas de The New York Times para vuestros gráficos? Nada de esto impide, no obstante, considerar Público como un periódico con un diseño de muy alta calidad... como El Mundo, porque tal vez más que hacer algo nuevo de lo que se trata es hacer algo mejor.
La primera puntualización ya la hicimos cuando os mostramos el nuevo diseño la semana pasada indicando que os correspondía a vosotros juzgarlo. Parece obvio que sean los demás quienes tengan que valorar lo que uno mismo no puede hacer de manera objetiva, porque desde dentro no se puede ver igual que desde fuera. Además, hacía falta una mínima perspectiva de varios días, y cierta reflexión, ¿no?, elementos que no han tenido en cuenta la mayor parte de las críticas, virulentas, implacables y algunas desconsideradas hacia el trabajo de otros. Alguna de ellas incluso se diría que ya estaba escrita de antemano para que su autor, en cuanto el reloj nos llevó hasta las primeras horas del 11 de enero, apretase con saña el botón de "publicar comentario". ¿Era necesaria tanta prisa para juzgar un trabajo de meses que además pretende ser punto de partida desde el cual desarrollarse? Seguramente no, pero podemos estar equivocados y lo pertinente fuera denostar el rediseño de El Mundo lo más rápidamente posible porque la "desilusión" de los artistas era ¡tan grande!...
Precisamente con la decepción artística tiene que ver la segunda puntualización. Comprendemos que desde el punto de vista del diseño a secas, y no del diseño periodístico, el rediseño de nuestro periódico haya podido resultar decepcionante. No es espectacular, no está lleno de adornos... pero porque no quiere serlo ni tenerlos. Lo que lleva a desmentir a quienes desde la ignorancia, la falta de educación o la mala fe, juntas o por separado, lo han llamado "cobarde" o más finamente "poco atrevido". Cobarde es quien no se atreve a hacer algo porque le da miedo hacerlo, ¿no? Y El Mundo ha hecho LO QUE QUERÍA HACER en función de la información que quiere hacer llegar a sus lectores. Ni más, ni menos. No es un producto dirigido a diseñadores, más o menos artísticos. Y no se ha dejado de hacer algo novedoso porque sus responsables (que no somos nosotros, evidentemente) no se atrevieran (me parece que al director de El Mundo se le podrán hacer otras críticas, pero no la de que no sea atrevido...) sino porque quieren hacerlo así: un producto puramente INFORMATIVO dirigido a SUS lectores. El tiempo, y no críticas apresuradas desde planteamientos estéticos, algunos incluso ideológicos, establecerá si acertaron.
Esto nos lleva a la tercera puntualización, porque la anterior deja claro que nadie tuvo en mente hacer "propuestas innovadoras en el diseño periodístico" mundial, como reclaman desde nuestro blog amigo y vecino Quintatinta de Diego Areso, jefe de diseño del periódico madrileño Público. Mira Diego, alguno de nosotros vamos a tener que ir al médico, algo raro nos pasa porque en este 2009 que recién comienza empezamos a aburrirnos con lo de polemizar. No nos apetece, y mucho menos contigo porque sabes, y lo hemos manifestado tanto en público como aquí en encajabaja, que tenemos una gran consideración y respeto tanto a ti como a tu blog, pero nos quieres aclarar en qué, exactamente en qué, ha contribuido tu periódico -que sinceramente no deja de ser otro Cases más sin nada que no tengan sus magníficos diseños anteriores- en el avance y desarrollo del diseño periodístico mundial. Tenemos la impresión de que te va a resultar difícil mostrarnos algo de Público (el tuyo, el de Madrid, el de Portugal es otra cosa) que no se haya hecho ya antes. Lo de la "portada póster" o portada de revista, como se quiera llamar, se lleva haciendo desde comienzos del siglo XX, cuando los condicionantes tecnológicos lo permitieron. También podéis consultar en una hemeroteca lo que hacía Anson en ABC con su portada y luego, ideologías aparte, compararlo con lo que hacéis unos cuantos años después vosotros. No estamos seguros de que ni siquiera hayáis consegudio batir el récord mundial de rayas en una página que os debísteis proponer... si es que eso tiene algo que ver con el periodismo y cómo se diseña. Tal vez sí hay que reconocer que haber conseguido vender en un quiosco un diseño que para algunos es más propio de gratuito tiene su mérito. Porque el parecido, tema éste que tanto te gusta y con el que tantas bromas haces, de Público y ADN (anterior rediseño de Cases, claro) parece evidente, ¿no? O con The Independent cuando se transformó de sábana a tabloide en 2005, o con el croata de esa misma "cosecha" de final de 2007 Jutarnji list, o con el último rediseño de Clarín unos meses antes de la salida de Público, por poner algunos ejemplos más. ¿Pagáis vosotros también ese canon de fotocopia del que hablas cuando te refieres a nuestro periódico, Diego? ¿O por fotocopiar esas portadas americanas que tanto te gustan? ¿Algún derecho por "utilizar" las ideas de The New York Times para vuestros gráficos? Nada de esto impide, no obstante, considerar Público como un periódico con un diseño de muy alta calidad... como El Mundo, porque tal vez más que hacer algo nuevo de lo que se trata es hacer algo mejor.
Imagen de Chiqui Esteban, infógrafo del diario Público de Madrid durante su intervención en el "Tercer Encuentro de Comunicación Visual, Tendencias, Visiones e Inspiración" organizado por la Universidad de Salamanca el pasado 11 de diciembre. En este momento explica a los asistentes las bondades de "copiar", tal y como se ve en la proyección, para después confesar cómo desde su periódico se sigue muy de cerca lo que hace The New York Times. Junto a él el director de arte del periódico, Fernando "Rapa" Carballo. Estamos absolutamente de acuerdo con Chiqui y con su manera de rerconocer sin complejos lo que TODOS hacen y hacemos en el diseño, aprovechando ideas de otros e intentándolas hacer avanzar.
Lo que nos lleva a la cuarta puntualización. Los parecidos, "la copia" que hemos hecho de nuestra más directa competencia, o sea, del diario El País. ¿Desde el punto de vista de la estructura de las páginas? Tarde parecen haberse dado cuenta entonces algunos de esta "copia" porque la estructura de las páginas ha evolucionado desde hace unos meses, pero nuestro punto de vista es el de que nuestras páginas, teniendo cinco columnas como ellos y el mismo formato y estilo de periódico desde el comienzo, van un poco más allá en lo de buscar nuevas fórmulas al tradicional diseño modular, y no hemos hecho nada más que empezar. Lo que decíamos antes del director sobre la audacia vale también para el diseño, porque El Mundo ha sido de lo más rompedor -y premiado- del panorama nacional ¿no? A ver si ahora van a venir cuatro fundamentalistas del corondel y se van a colgar medallas que otros ganaron hace mucho tiempo. Nunca hemos tenido en El Mundo el encorsetado prejuicio de querer ser muy serios, más serios que nadie incluso en la forma, por lo que si alguien ha mirado con cierta calma se habrá dado cuenta de cómo se disponen títulos y fotografías ahora, de dónde se colocan los destacados, del tamaño de las imágenes, de un nuevo juego de equilibrios. ¿Desde el punto de vista tipográfico, tal vez? Porque resulta curioso que a tantos ojos tan avispados y tan críticos se les haya olvidado comentar que no hay ni un sólo tipo de letra del actual El Mundo que utilizara antes El País. En anteriores etapas, en concreto en la primera de todas, cuando menos nos parecíamos, entonces sí utilizábamos el mismo tipo de letra para todo el texto principal, la insuperable Times. Pero ahora, no. Que la Valencia -una variante de la Century- se parece a su nuevo tipo Majerit... nosotros veníamos utilizando Valencia y Century desde hace ya diez años. El texto principal no cambia, seguimos utilizando la impecable Imperial subida en un cuerpo y medio aproximadamente. Y en cuanto a la Neo, pues qué quieren que les digamos, que en El País no hay nada ni parecido. Por cierto, la crítica de Herminio J. Fernández en nuestro otro blog vecino y amigo Cuatro Tipos (de las más ponderadas y objetivas, tal vez porque él si pudo esperar al menos dos números para hacerla o porque nuestros títulos son en Valencia, ciudad donde escriben, en vez de en la "centralista" Majerit, nombre del que proviene la palabra Madrid), su crítica, decíamos, tiene toda la rázón cuando señala el desliz de nuestro periódico sobre la utilización de esta fuente porque no hemos sido los primeros como se decía en las páginas de presentación del rediseño (la utilizó antes el propio Herminio en Diari de Girona, y antes aún que él la utilizó al parecer Gara), un fallo que no debería haberse cometido porque, en definitiva, tampoco nos parece relevante el dato de quién la utilizó primero. Aunque no somos los responsables del contenido de esa página doble, entonamos el mea culpa por lo que nos toca.
Páginas actuales y páginas de hace un año (enero de 2008). Los cambios en la estructura de las páginas comenzaron a producirse este verano. Como puede apreciarse el cambio es radical... a pesar de quienes afirman que "tanto para nada", o "¿rediseño?". Parece ser cierto aquello de que no basta tener ojos para poder (o saber) ver. Y se pueden poner ejemplos todavía más espectaculares.
En lo que nadie ha encontrado parecidos es en la edición, nuestra siguiente puntualización. Posiblemente porque nadie ha reparado en ella, tan importante. Y es que el principal aporte de este rediseño reside en la edición de los temas. Lo sentimos por los que esperaban tipografías rompedoras, tramas imposibles, o colores revolucionarios. Lo realmente relevante de este rediseño consiste en la forma de preparar y presentar la información. El nuevo periódico apuesta por una edición de la información mucho más directa y ágil, potenciando la imagen, hasta el punto de convertirla, si informativamente lo merece, en la piedra angular sobre la que recae todo el peso de la página. Los temas ahora son más arrevistados, mucho más poderosos gráficamente, y los clásicos formatos modulares de composición se reservan para la cola de las secciones, de modo que el ritmo de las mismas (del que ya nos duele la boca de hablar aquí) es notablemente mayor y lo que es mejor, mucho más fácil de apreciar para el lector y de controlar para el maquetador. La lectura de las páginas también se reinventa, de modo que ahora se pueden plantear las composiciones tanto en vertical (preferiblemente en las páginas sencillas) como aprovechar la máxima horizontalidad que ofrecen las páginas enfrentadas, de enormes posibilidades gráficas. De esta manera la apertura de las secciones pasa a ser mucho más espectacular, para luego ir decreciendo en intensidad, jerarquía e información. En esta línea, unos breves marcarán preferentemente el final de las secciones, completando el ciclo informativo. Este nuevo modelo de editar la información, que tan exitosamente se ha ido desarrollando durante este pasado año en cuadernillos como los de los Juegos Olímpicos, la Eurocopa o las eleccciones estadounidenses, se traslada, ahora, a la totalidad del periódico. Por lo tanto, el cambio nos parece más que ambicioso. Y para nosotros, el equipo de diseño, formado por periodistas (con formación académica o con una amplia experiencia profesional en prensa), supone un reto mayúsculo. Porque se trata de centralizar y dar forma a toda la información del periódico, evitando esquemas clásicos y reconduciendo secciones que llevan años con rutinas de trabajo concretas, muy adaptadas a los modelos preconcebidos, las 1-3-1 o los 4-1. Todos estos cambios, en definitiva, están dirigidos a aumentar la legibilidad del periódico, a hacerlo mucho más moderno y atractivo para el lector. A nosotros, y no sólo a nosotros porque la recepción por parte de los lectores ha sido positiva, nos parece un cambio mayúsculo. Y nos sorprende que haya pasado desapercibido para tanto crítico, que se supone que sabe de lo que está hablando. Estamos convencidos que se debe a la impaciencia de muchas de las opiniones, que sin esperar a ver la evolución de las páginas, han saltado a criticarlas desde el primer ejemplar del domingo pasado. Si ahora, una semana después, esas mismas voces siguen manteniendo que no hay evolución en el periódico, les recomendamos urgentemente una visita al oftalmólogo. O que repasen los temas referidos a la identidad de un producto informativo cuando los estudiaron en la facultad (si es que no faltaron a clase entonces) o los aprendieron trabajando en una redacción (si es que no libraban ese día). Porque lo que sucede es que el periódico, habiendo cambiado, ha mantenido su identidad. "Me sigue pareciendo que leo El Mundo, aunque lo veo distinto", nos confesó una redactora con muchos años de experiencia profesional pero que de diseño afirma no saber ni una palabra. "Y eso me parece un acierto, porque El País, del que soy lectora desde hace muchos años, me lo han cambiado del todo. Ya no me parece estar leyendo mi periódico."
Dos ejemplos bastante ilustrativos del nuevo diseño de EL MUNDO. El cambio de concepto es, como podréis comprobar, total. Más moderno, más limpio, mucho más dinámico, en defintiva, mucho más apetecible para el lector. Entre este periódico y el de hace un par de años media un abismo. ¿De verdad no lo veis?
La última puntualización se refiere a la campaña de publicidad. No ha sido buena. No conocemos a nadie (y nos incluimos nosotros entre aquellos a quienes conocemos) a quien le haya gustado. No ha hecho llegar al público lo que realmente se proponía este proyecto y, además, ha generado un mito absurdo: "tanto ruido" para luego nada. ¡Pero cómo que tanto ruido! Pero si los anuncios en televisión han durado una triste semana. "Al igual que El País, tanto para nada." ¿Al igual que El País? Aquí no ha habido especiales en el periódico; ni blog explicativo antes, durante y después; ni el enorme bombardeo publicitario de hace aproximadamente un año; ni debates sobre un acento; ni estudio escocés de por medio, ni tipografía de encargo a un prestigioso tipógrafo portugués... El tanto ruido para nada es una falacia porque no es cierto que hubiera "tanto ruido". De la promoción tan sólo merece la pena destacar la magnífica película que se regaló a los lectores (de nuevo mención a Cuatro Tipos que son los únicos en reconocerlo y no ser pierdan ‘Primera Plana’, de verdad), una de las pocas promociones que en los últimos tiempos tienen algo que ver con los periódicos. Desde el momento en que se produjeron las primeras declaraciones del director, las reacciones de "a ver qué hacen" fueron ya desmedidas, se creó una enorme expectativa más por parte de la audiencia que del emisor. Y claro, tanta expectativa sólo podía resultar defraudada como ya manifestamos públicamente en la Universidad de Salamanca donde, sin que nosotros mencionáramos siquiera el tema, no dejaba todo el mundo de preguntarnos por él. No sabemos dónde está el "tanto ruido". Más en vosotros que en nosotros. Pero los fenómenos de la comunicación son a veces así, en la mayoría de los casos mucho menos controlables de lo que suponen los profanos. Por lo tanto, ¿de dónde sale ese tanto, tanto, para nada? Porque puede que sea nada, pero nunca hubo tanto.
En definitiva, que estamos inmersos en medio de un proceso difícil y fascinante. Os lo podemos asegurar. Un proceso que comenzó hace meses y que el 11 de enero dio un paso más, importante, mucho más importante y profundo que lo que se ha querido afirmar en comentarios apresurados y superficiales. Porque, además, la propuesta pretende ser un punto a partir del cual seguir desarrollando el periódico. Es difícil, muy difícil, porque para que salga bien debe implicarse toda la redacción en esa nueva manera de editar el periódico y quienes desconocen el interior de una redacción con ciertos años de rodaje no pueden saber de qué hablamos, ni entender el nivel de dificultad de lo que decimos. Pero vamos a intentarlo. A cambiar cada día, aunque sea sólo un poquito, como sucede y ha sucedido siempre en todos los periódicos vivos... y lo haremos hasta que podamos, hasta la última gota de tinta y el último trozo de papel.
Mario Benito y Javier Vidal
En definitiva, que estamos inmersos en medio de un proceso difícil y fascinante. Os lo podemos asegurar. Un proceso que comenzó hace meses y que el 11 de enero dio un paso más, importante, mucho más importante y profundo que lo que se ha querido afirmar en comentarios apresurados y superficiales. Porque, además, la propuesta pretende ser un punto a partir del cual seguir desarrollando el periódico. Es difícil, muy difícil, porque para que salga bien debe implicarse toda la redacción en esa nueva manera de editar el periódico y quienes desconocen el interior de una redacción con ciertos años de rodaje no pueden saber de qué hablamos, ni entender el nivel de dificultad de lo que decimos. Pero vamos a intentarlo. A cambiar cada día, aunque sea sólo un poquito, como sucede y ha sucedido siempre en todos los periódicos vivos... y lo haremos hasta que podamos, hasta la última gota de tinta y el último trozo de papel.
Mario Benito y Javier Vidal