jueves, 18 de marzo de 2010

Noche de cambios

A veces uno piensa que se hace mayor para otra noche toledana más. Que ya van unas cuantas y que tarde o temprano se acabará la magia, esa rara habilidad para recolocar todo a la que hay que lanzarse sin red y sin saber exactamente cómo hacerlo, ni el resultado final. Y sin tiempo, sin apenas tiempo porque son casi las once de la noche y ETA acaba de cometer uno de los errores más graves de toda su historia, si es que toda su historia no es otra cosa más que un error. Han asesinado a un policía francés en París, "puede que hayan sido miembros de ETA", sería la primera vez que sucede algo así, y así estaba la sección de España en ese momento... páginas que nunca llegaron a imprimirse:



Motivo por el cual necesitamos hacer cambios. Deprisa. No para un alcance, sino para toda la primera edición que estábamos a punto de cerrar, y que cerraremos muy tarde, pues, por mucha prisa que queramos darnos. Ganamos, de momento, media página; es decir, tenemos un poco más de espacio, precisamente el que está encima del 4x5 de publicidad. Allí recolocamos el tema de Hugo Chávez -que tiene otro de sus rocambolescos enredos con nosotros, en esta ocasión a cuenta de su supuesta ayuda a ETA, y por eso va bien aquí-, y añadimos en las tres primeras columnas una pieza de background con un mapita localizador del lugar del tiroteo, al principio era París, ahora se sabe que es "cerca" de París, a unos 50 kilómetros. En la otra página, la primera de la doble, situamos en la parte inferior toda la pieza con las 17 caras de los miembros de Segi más buscados y dejamos la parte superior para dar la noticia que nos está obligando a replantear casi todo.



Y más cambios. Porque nada más cerrar la primera edición tenemos la mala, malísima, costumbre de empezar a trabajar en la segunda... y aquí es donde en esta última noche toledana del martes al miércoles nos topamos con verdaderos problemas: ahora lógicamente hay que abrir la sección de España con el nuevo asesinato de esta banda terrorista, o de delicuentes comunes que roban coches a las afueras de París. Para ello es preciso recolocar el tema de apertura sobre el juez del 11-M en páginas interiores, con distinta publicidad además, y si se puede, que se tiene que poder, pues que los textos tengan la misma extensión que ahora no podemos cortar ni añadir, y nos reconviertes lo de ETA en una página doble de apertura, con distinta publicidad también a la que tenía antes pero los textos que sean los mismos, ya se sabe, una apertura para la que necesitamos a la fuerza una foto que no tenemos y al final tuvimos -fuimos, creo, los únicos en tenerla, pero esa es otra historia que no voy a contar-, y te quedas mirando todo aquello intentando pensar algo a la vez, o suplicando interiormente que llegue de nuevo la magia a tu cabeza y a tus manos, y así quieto y asustado escuchas que te apremian "y date prisa, que no tenemos toda la noche".



Además de esto, entre página y página, modifiqué la portada del periódico sin la presión añadida, eso sí, de tener que decidir cómo hacerlo porque de eso ya se encargar nuestro director. Un cambio más, en una noche de cambios...


miércoles, 17 de marzo de 2010

Periodiquerías (XVI)





Coral Gables - Miami (Estados Unidos, 2010) / Juan Fornieles





Nueva Delhi (India, 2010) / Carmen Martín





Lima (Perú, 2010) / Baltasar Montaño



Enviadnos fotos de vuestras "periodiquerías" antes de que todas sean iguales y se llamen iPad. Fotografiad esos lugares en los que todavía se venden periódicos, y las publicaremos en esta serie. Si queréis.



Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante
Periodiquerías (VIII): Antigua (Guatemala)
Periodiquerías (IX): Berlín - Viena - Moscú
Periodiquerías (X): San Francisco - Puerto de Santa María (Cádiz) - Málaga - Newspaperman
Periodiquerías (XI): Lisboa
Periodiquerías (XII): Venecia - San Petersburgo - Osaka
Periodiquerías (XIII): Barcelona - Los Angeles - Buenos Aires
Periodiquerías (XIV): Kabale (Uganda) - Honolulu (Hawai) - Filadelfia
Periodiquerías (XV): Zaragoza - Gerona - Pamplona

lunes, 15 de marzo de 2010

Diseñario 2.0 (XXIV)

Todos, y todos los miembros del comité de expertos de encajabaja encargados de la redacción de esta entrega del Diseñario, nos hemos sentido en alguna ocasión como se sintió, aquella noche en vela antes de dejar su casa para siempre, el pobre Mochuelo, ese personaje más real casi que nosotros a quien dio vida en una simple hoja de papel en blanco el muy grande Miguel Delibes, que esta semana nos ha dejado. Tristes pero llenos con esa sencilla sabiduría de las cosas cercanas y a la vez universales de este inmenso escritor y periodista, historia ya en vida de la literatura y nuestra cultura, autor de algunas de las mejores novelas escritas en lengua castellana, creador de personajes llenos de vida eterna porque llevan parte de lo que somos todos nosotros. "Milana bonita... ¡Quiá!"





Fe de errores. Aunque no lo creáis, hay mucha gente que lee lo que se escribe en los periódicos. Y os sorprendería la cantidad de lectores que llaman todos los días a la redacción, indignados algunos, incluso, para corregirnos la plana, precisar o puntualizar informaciones incompletas o imprecisas, por no decir absolutamente equivocadas. Ya puedes haber metido la pata en el titular más destacado de la portada o en el pie de foto de la página del tiempo, alguien llamará para apuntar su dedo acusador sobre el error.
Sabemos que en estos tiempos de inmediatez internáutica eso de sacar la pata una vez bien metida es cuestión de darle a la tecla de borrar, pero hubo una vez, hace no tantos años, en la que la relación de los medios impresos con sus lectores aún conservaba ciertas normas de urbanismo, de hacer notar que te importaba su opinión, de que el precio del ejemplar te daba derecho a cambiar las cosas... Eso sin contar con el contrato que se adquiere al imprimir, cuatricromía sobre negro, las informaciones. Esas informaciones que serán relevadas mañana, quedan en las casas, aunque sea para envolver pescado, no se las llevará el viento como a las caprichosas palabras de pretenciosos contertulios, ni pueden ser borradas a cañonazos furtivos como bandadas de píxeles, controlzetas mediante...
De ahí la razón de la fe de errores, pieza que afortunadamente no sale todos los días, sólo cuando te pillan a calzón quitado. Pieza que, voluntariamente, señala el error, lo reconoce y lo resarce en la medida de lo posible. Generalmente, nos referimos a cosas sin importancia, como el precio de algún suplemento o la edad del neurocirujano protagonista de la última página del periódico, cosas menores de fácil reparación... No queremos que penséis que la fe de errores sirve para hacer recapacitar a los periódicos sobre las barbaridades que se publican día sí, día no... que una cosa es equivocarse en una cifra y otra muy distinta hacer que un periódico recapacite sobre su línea editorial...
Tampoco hay que confundir la fe de errores con la fe de erratas que aunque se parecen no son lo mismo. La fe de erratas hace referencia a errores tipográficos, mientras que la fe de errores se refiere a meteduras de pata con sujeto, verbo y predicado. A errores completos, a nombres que no son, a citas que no se citan, a personas que nunca estuvieron allí... cosas así.

Ferro. Es una prueba de imprenta, de bajo coste, también llamada cianotipo, que se lleva a cabo mediante el contacto de una película con un papel muy basto y azulado (al parecer se utiliza un papel fotosensible que responde a la luz ultravioleta, y de ahí el nombre de cianotipo, que en griego clásico es más o menos "impresión en azul"), maloliente (como corresponde al vapor de amoníaco con que se revela) y de tacto horroroso, que casi da dentera. Es una prueba que se utiliza mucho más en revistas o libros porque se obtiene directamente de las planchas tal y como van a ser impresas, con las páginas ya impuestas, por lo que la prueba además de errores permite controlar la numeración de las páginas, que todas vayan en su orden correcto. El color no lo reproduce, es todo en gris sucio y azul. En los periódicos, hace mucho que no se ve un ferro auténtico, y decimos auténtico, porque todos los días nos suben de taller (taller siempre está abajo, como las calderas de las salas de máquinas) pruebas de impresora de cómo va a salir finalmente impreso el ejemplar que acabamos de terminar, pero en papel decente, a todo color y sin olores ni tacto repelentes... a las que tal vez por nostalgia siguen llamando "ferros".


Fino. Espacio blanco horizontal en la línea de texto de tamaño fijo, no variable en la justificación. Corresponde a la cuarta parte de un "cuadratín" (recordemos que un cuadratín mide el mismo número de puntos que el cuerpo en el que estemos componiendo el texto), y a la mitad del espacio denominado "media línea". Hay cuatro finos en un cuadratín, y por consiguiente, en un cuerpo 12, el ancho de esta medida horizontal sería de 3 puntos. Se utiliza en las artes gráficas para conseguir un espacio horizontal de una medida deseada y corresponde aproximadamente al espacio entre dos palabras, pero con una longitud determinada que no se ve aumentada o disminuida por necesidades de justificación. Se representa con un cuadrado partido por una línea horizontal y otra vertical (el cuadratín con un cuadrado, y la media línea con un cuadrado partido por una línea vertical). Desconocido prácticamente en los periódicos, y más aún desde la entrada de los programas de autoedición que si los tienen los esconden al igual que los cuadratines, es uno de esos pequeños detalles que hacen que las industrias gráficas se llamen precisamente artes gráficas.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
Diseñario 2.0 (XXIII): exposición-faldón.

viernes, 12 de marzo de 2010

Adiós a Delibes

"Yo sé cómo se llaman las cosas... y llamo a las cosas por su nombre", así resumió hace ya tiempo, mucho, el maestro Miguel Delibes, periodista y escritor, cómo escribía. Y escribía así por culpa del periodismo. O gracias él... director durante varios años de El Norte de Castilla, diario de su Valladolid natal, donde vivía y en cuyo Ayuntamiento se ha instalado su capilla ardiente a la que ahora mismo se acercan centenares de vecinos y amigos para darle un cariñoso adiós. Porque Miguel Delibes ha muerto esta noche.



Mientras dirigía el periódico en una lucha diaria con la censura franquista, Delibes escribió algunas de las mejores novelas que se han escrito nunca en nuestro idioma. Con la humildad, la constancia y la hondura de los más grandes, posiblemente es el escritor español más importante del siglo XX, y uno de los imprescindibles de toda la historia de nuestra literatura, injustamente olvidado en los premios Nobel, un premio que se ha quedado para siempre sin la grandeza que él, con sencillez y austeridad castellana, le hubiera dado.

Se ha ido esta noche Miguel Delibes, periodista desde el principio hasta el final, y estoy casi convencido de que ha aguantado hasta que cerrasen los periódicos para no jodernos el cierre.

Cómics en Ávila

Está a tiro de piedra de Madrid. Es una ciudad pequeña y algunos dicen que un poco aburrida (no estamos de acuerdo, que conste). Pero el fin de semana del 27 y 28 podrá ser cualquier cosa menos eso. Esos dos días se podrá disfrutar en Ávila del IV Encuentro Ávila Ciudad Joven.



48 repletas dedicadas al cómic y a la ilustración y centradas en la sátira social y el humor gráfico. Los que asistan podrán escuchar a Mauro Entrialgo (El Jueves y Público), Sansón (El Norte de Castilla) y José María Nieto (El Mundo Castilla y León). Además, podrán ver películas, teatro y participar en talleres. Y todo esto por cero miserables euros. ¿Qué más se puede pedir? Más info.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Evening Standard, o el twitter de los años 40

Rebuscando en los periódicos antiguos, esos que apenas unos cuantos han visto en las hemerotecas y en las cajas de los trasteros, encontramos pequeñas joyas que ya no podemos disfrutar en los periódicos modernos.

Sin embargo, hay un pequeño reducto para todos aquellos que adoramos los periódicos, antiguos, viejos, modernos, bonitos, feos, etc. Son los museos (como el Imperial War Museum) y sus facsímiles de números históricos. Ya presentamos alguno de Pearl Harbor y hoy os traemos uno británico. Debo darle las gracias a Javi y Miriam (a la sazón mis cuñados) por acordarse de mi rara afición y llenar mi tarde de domingo con la lectura de este ejemplar del Evening Standard del Día D, es decir, el 6 de Junio de 1944.

Una de las salas del Cabinet War Rooms (Foto: Javier Estepa)

Se trata del ejemplar de madrugada, o Final Night Extra, que anuncia a bombo y platillo que la invasión de las costas francesas había sido todo un éxito. Gruesos titulares a toda página, subtítulos, entradillas, todo mezclado como si se tratara del propio reflejo del fragor de la lucha.

No pasaría de ser un ejemplar más si no fuera porque es el ejemplar del día que cambió el curso de la II Guerra Mundial y porque a medida que lo iba leyendo, me recordaba a una de las herramientas básicas de la web 2.0, twitter.


Según iba pasando las columnas y las micronoticias, me parecía ver el corchete que precede a las conversaciones o (o topics) de twitter. #Dday o #WWII, por ejemplo. Pero es que, además, un gran número de noticias respetaba la regla número 1 de la red social: cuenta lo que quieras, pero hazlo en menos de 140 caracteres. Puedes contar incluso que los aliados han bautizado a unas empalizadas alemanas como el espárrago de Rommel, o que el mensaje de Buckingham Palace será radiado a las 9.00 en punto. Puntualidad británica, ya sabéis.



Aunque también tiene sus noticias largas y sus resultados deportivos y financieros, como no. Aunque sin ningún tipo de respeto por el blanco o por la separación física entre noticias. Economía de guerra, suponemos. Filetes, titulares, subtítulos, todo vale para ganar la guerra, aunque sea detrás del frente de batalla.




lunes, 8 de marzo de 2010

Diseñario 2.0 (XXIII)

Un escalofrío de alegría y pasión recorre las columnas vertebrales de los miembros del comité de expertos de encajabaja encargados de este suyo y vuestro Diseñario. De casi todos, vamos. Porque ni el "Villarato" parece capaz de frenar ahora a un equipo dispuesto a terminar con una farça bastante molesta y pesadita, y aburrida. Envueltos en bufandas blancas, con las cuerdas vocales destrozadas, abrazados... contemplando a las mozitas madrileñas, alegres y risueñas, este grupo de sabios incomprendidos y no subvencionados nos regalan hoy una nueva entrega de esta obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general. ¡Hala Madrid!





Exposición. En fotografía clásica, es la acción de someter una superficie sensible a radiación electromagnética (ya sea luz, rayos X, infrarrojos, calor, etc.) para formar una imagen visible o latente (que después será revelada con procedimientos químicos que multiplicarán este efecto). Es decir, y de manera general, que se trata de dejar que la luz impresione una película o un papel con una emulsión fotosensible, que son los soportes generalmente más utilizados, o bien dejar que la luz incida en el sensor fotosensible (CCD o CMOS) de las actuales cámaras digitales, porque en ambos casos el material fotosensible se expone a la luz. Para ello, las cámaras disponen de dos parámetros que regulan la cantidad de luz que incide: el diafragma, que abre más o menos el objetivo dejando pasar más o menos luz; y el obturador, que permanece más o menos tiempo abierto dejando así que la luz incida también más o menos. Con la combinación adecuada de estos dos parámetros, tiempo y apertura, se consigue el nivel de exposición correcto, o exposición correcta, dependiendo evidentemente de la cantidad de luz de la escena que se quiera fotografiar (y que mide un fotómetro) y de la sensibilidad del sensor o de la película medida en números ISO (escala de medir heredada de la película tradicional cuando se estandarizó y que comenzando generalmente en 100 y duplicándose cada nuevo valor, a mayor número ISO/ASA le corresponde mayor sensibilidad, menos tiempo y abertura de diafragma necesarios pues para una correcta exposición... pero a cambio de menor nitidez, o mayor "grano" en las películas, o "ruido" en las fotografías digitales).
Este nivel de exposición óptimo es algo más subjetivo de lo que pudiera parecer a primera vista y se basa, a grandes rasgos, en considerar que estadísticamente la mayor parte de las escenas que fotografiamos se corresponden a lo que se denomina "gris medio" (una cartulina gris que refleja el 18% de la luz que recibe da este tono), que es como están calibrados los fotómetros. Todas las cámaras en modo automático dejarán pasar más o menos luz si la escena refleja más o menos luz que el gris medio, aunque te cuenten lo del algoritmo, el logaritmo y la trócola. Porque ni las cámaras ni los fotómetros en realidad saben lo que ven, dando lugar a curiosos fenómenos como la nieve gris (si la escena refleja más del 18% de luz, intentarán cerrar el diafragma para compensarlo sin darse cuenta de que en realidad esa escena escapa al 90% de las escenas normales y tiene todo ese blanco), o a comprometidos valores de exposición "racistas" (algún ignorante llegó a denunciarlo públicamente incluso) porque resulta que la piel de una persona blanca también refleja aproximadamente el 18% de la luz y por tanto los fotómetros están calibrados para exponer correctamente a los blancos. Cuando se intenta fotografía a una persona de raza negra las cámaras en automático intentarán el efecto contrario al de la nieve, supondrán que esa toma es demasiado oscura y abrirán más de la cuenta el diafragma para aclarar una cara que en realidad tiene que ser así, negra. En este último caso la cámara llevará a cabo lo que se denomina sobreexposición, que es sobrepasar los niveles más o menos aceptados de cantidad de luz, porque hay un margen que podemos llamar "interpretativo" para fotografiar cualquier escena en clave más o menos luminosa. El caso contrario, de falta de luz en una toma, se denomina subexposición.
Completamente expuestos estamos también a veces, o nos sentimos al menos, los maquetadores. Expuestos a la primera tontería que se le ocurra a un jefe, a la impertinencia del rigodón de turno, o a las aportaciones de cualquiera que pase por el lugar dispuesto siempre a mejorar lo que hacemos, que de lo nuestro, como de fotografía, todo el mundo sabe... aunque no les hables mucho, ni les preguntes, del nivel de exposición.


F


Faldón. Pieza inserta en una página que ocupa la totalidad de la parte inferior de la misma en una proporción horizontal, es decir, más ancha que alta. Los faldones pueden ser cualquier elemento de la página, noticias, imágenes, gráficos o apoyos, aunque generalmente, nos referimos a faldones como nombre propio a las publicidades que tienen esa forma apaisada. Si recordáis la partición en módulos de las páginas, los faldones serían aquellos que ocupan la totalidad de las columnas (cinco) y suben en modulación. Consideraríamos faldón al 1x5 (un módulo de altura, cinco columnas de ancho), 2x5 y 3x5. Muchos consideran faldón al 4x5 aunque sobre esto hay disparidad de criterios. Empieza a ser demasiado alto, de hecho roza la media página, pero como faldón lo tratan muchos y qué más da mientras lo paguen... De ahí en adelante, las publicidades no se consideran faldones, sino serios problemas a la hora de poner en página algo con un mínimo de espacio en el que entre un texto que se pueda titular... Obsérvese cómo sólo se considera faldón a la pieza que ocupa las cinco columnas de una página, o las diez de una doble. Todas las piezas que ocupan menos columnaje no tienen el honor de ser consideradas como tales. Esto se debe a que todo faldón provoca automáticamente la horizontalización de la página. Y sólo la labor de un buen maqueta sabrá contrarrestar este hándicap inicial con la necesaria verticalización en el planteamiento de las informaciones de la misma... Porque si obviamos este condicionamiento publicitario y tiramos en horizontal, caeremos sin remisión en el inevitable "efecto loncha" giro técnico localísimo que sólo encontraréis en esta vasta obra y que denomina el efecto que se produce en las páginas en las que predomina notablemente la composición horizontal. Y que por tanto son más estáticas y más difíciles de jerarquizar, ergo, más arduas de consumir para el lector. Ese efecto loncha puede funcionar en algún momento como recurso propio en espacios amplios y blancos, como una doble página limpia, pero suele ser fatal si lo provocas sobre un faldón de publicidad. Nunca es lo mismo que lo que esté en la base de la página sea un apoyo a cinco columnas que un anuncio de un notario... Porque los faldones, con su peso gráfico, tienen la extraña virtud de robar espacio visual a las informaciones que descansan sobre ellos. Y de hecho, la sensación que se produce en las páginas es como si el faldón creciera y creciera y todo el texto de arriba se comprimiera... en varias lonchas lamentables, sorprendentemente comprimidas por una masa gráfica que está a sus pies... y que sube, la muy... faldona, como si fuera levadura... De ahí el efecto loncha y el peligro que encierran los faldones de publicidad...
Otro peligro de los faldones de publicidad es que cualquier día desaparezcan, en medio de esta crisis que nos aprieta... Y entonces nos acordaremos de ellos, y del efecto loncha, y de la verticalización y la horizontalización... y habrá que ver cómo demonios hacemos para que nos paguen las nóminas, porque los faldones son trabajosos a veces, pero a final de mes suelen ser tremendamente generosos....



Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.