miércoles, 19 de enero de 2011

La fuerza del papel

Internet no era suficiente. Llevaban varios años publicando filtraciones e informaciones exclusivas de muchísimo interés y aunque habían conseguido ya cierta importancia no alcanzaban la notoriedad que deberían tener en función de lo que estaban publicando. Wikileaks ha tenido que "pasar al papel" para convertirse en un fenómeno mundial de la comunicación, el "antes y el después" en la historia del periodismo no ha llegado hasta que la página web decidió "compartir" con cinco de los más importantes diarios impresos en papel del mundo —The Guardian (Reino Unido), The New York Times (Estados Unidos), Le Monde (Francia), el semanario Der Spiegel (Alemania), y el diario El País (España)— el material que poseía sobre los cables de las embajadas norteamericanas.

Incluso Julian Assange, su co-fundador y ahora portavoz, se ha convertido en el personaje mundial que ahora es después de que las rotativas entintasen millones de papeles con su rostro, además de que esas facciones suyas de manga-anarco-activista-hacker de diseño apareciesen en televisión, claro. No era suficiente la red para conseguirlo.

Puede resultar más o menos polémico lo que hace este Assange, especialmente para quienes se empeñan más en buscarle dudas y sombras al personaje que en hablar sobre el contenido de lo que publica, pero en lo que no creo que haya tantas dudas es en su asombrosa capacidad para la comunicación, en cómo dosifica los datos que hace públicos, en el manejo de los tiempos. Paradójicamente, dice despreciar a los periódicos y a los periodistas, pero cuando ha querido dar el salto mortal (mortal ya veremos hasta qué punto, porque sus abogados esgrimen como causa para que no sea extraditado su temor real a que sea ejecutado en EEUU), cuando se ha propuesto convertirse en uno de los hombres más famosos del mundo y hacer lo propio con Wikileaks, entonces ha acudido a ellos buscando esa fuerza del papel que sólo la prensa impresa tiene, por el momento, y que tampoco sabemos si podrá recoger algún otro soporte en el irreparable caso de que la perdiera del todo el papel al dejarse de imprimir periódicos. Una fuerza que no emana del todo del número de lectores (hay otros diarios que tienen muchos más lectores que este grupo de cinco periódicos, por no hablar de las tiradas de los tabloides sensacionalistas ingleses y alemanes), sino más bien en una combinación adecuada entre número de lectores, la "calidad" de los mismos y la calidad de la información. Un "cuarto poder" con origen en el poder y en la influencia de quienes leen los periódicos, en qué despachos de todo el mundo, de gobiernos y empresas, entran para quedarse cada mañana sus páginas de papel.



Pero los periódicos, o quienes deciden en ellos —en casi todos los casos, accionistas que invirtieron para ganar dinero sin entender que un periódico es "algo" más que dinero, precisamente es también, o sobre todo, esa fuerza del papel de la que hablamos, y que si se descuida ese "algo más" lo más probable es que a corto plazo se siga ganando dinero pero a medio y largo plazo, no— entraron hace tiempo en un círculo vicioso de recortes para intentar equilibrar el próximo balance y ahora llegan inexorables los balances en los que se recogen las consecuencias de esos recortes... que se pretenden evitar con más recortes. Es una especie de suicidio, como un cigarrillo que te calma la ansiedad del momento a costa de matarte poco a poco. Un proyecto sin futuro, no ya para quienes pierden cada día su trabajo, sino para el propio periódico en sí. Un debilitar la fuerza como estrategia para ser más fuertes.

Lo sensato sería, pues, no desperdiciar esa "fuerza" del papel, no dejar que se nos escape entre los dedos mirando con cara de bobos, paralizados, o derrocharla en iniciativas distintas a lo que es un periódico en las que esa "fuerza" deja de existir. "El razonamiento está claro", escribió hace poco Gonzalo Peltzer en Paper Papers, blog de referencia periodística en lengua castellana, en un artículo titulado El futuro del papel es de papel: "estamos mejor que nunca y nuestros principales ingresos vienen del papel. ¿Qué hacer? ¡Innovemos... en el papel! y pongamos el diario en el futuro. Es como el esfuerzo de dar tres grandes pasos en una carrera y empezar a mirar a los demás por arriba del hombro. El futuro del papel es de papel (sea negro o esperanzador). Y el de internet es de internet."

Así lo entendieron algunos editores como los de The Economist, que se mantuvieron firmes y fuertes como bobinas de papel con sus reportajes "duros", largos, trabajados, apostando por textos de calidad que algún que otro gurú mantiene que "no lee nadie", en un momento en el que además otros dejaban de hacerlo, conservando así sus lectores y recogiendo los que abandonaban esos otros. Porque hay gente a quienes les gusta leer, sí. Increíble, ¿verdad? Vamos a repetirlo: hay gente a quienes les gusta leer. Y son, precisamente, quienes comprarían un producto hecho para ser leído, como los periódicos. Por no hablar del semanario alemán Die Zeit (El Tiempo), que fueron más allá "desoyendo todo lo que nos aconsejaron los asesores de medios. Seguimos haciendo textos muy largos, no nos adaptamos a las modas y continuamos haciendo un periódico bastante difícil", como declaró su director, Giovanni di Lorenzo, en una entrevista en la que se atrevía a reconocer que "en los últimos años hemos hecho mucho para dañar la imagen del papel, al que, en el fondo, le debemos todo".

Es ir a contracorriente. Acepto que escribir este artículo es ir contra una corriente de pensamiento único que, tal vez, sea la corriente que nos lleve a buen puerto, o bien sea la corriente que nos empuje lentamente y sin retorno hacia una de esas cataratas con un fondo de rocas. No lo sé, es sólo que resulta algo aburrido dejarse llevar.

lunes, 17 de enero de 2011

Diseñario 2.0 (XLIX)

Si la Unión Europea funcionara igual que el comité de expertos de encajabaja encargados de la redacción de este Diseñario, seguramente no existirían los escandalosos desequilibrios que estamos padeciendo con una moneda única en economías tan distintas... hasta el punto de que o se avanza en esa unión, o es posible que el euro sea inviable. También el comienzo de año ha sido algo complicado para algunos miembros de este comité, pero aquí sí hay unión, y por eso además de enviarles a ambos un abrazo, su manera solidaria de funcionar permite que pese a las dificultades puedan ofrecer a todos nuestros fieles e incluso a los infieles seguidores, como cada comienzo de semana, una nueva entrega de esta obra infinita, colectiva, irreverente y abierta sobre el diseño periodístico y la prensa en general.





Staff. Extranjerismo (no queremos repetirnos, pero ya sabéis como los denominamos aquí cuando son innecesarios) que viene a indicar "los que mandan" y que en nuestro idioma se se denominaba "mancheta", aunque la voz inglesa parece imponerse en estos últimos tiempos, tan guays ellos. Habitualmente colocado bajo una versión reducida de la cabecera, indica quiénes son las "caras visibles" de una empresa, los que ostentan un cargo, ya sea uno clásico, como la dirección, o uno de nuevo cuño e incomprensible función, como la dirección de subgerencia general. Puestos relacionados tanto con el contenido como con la gestión de la empresa.
Aparecer en el staff significa que tu carrera profesional va viento en popa, pero también significa, o suele significar, otra cosa, y es que has dejado de escribir con la asiduidad con la que lo hacías antes.
El staff tiene tanta importancia que no hay periódico que salga sin él, ya sea en la primera página, en la segunda o en la última, porque si hay algo en lo que se fijan los del staff es precisamente en eso, en que salga.

Suelto. Pieza informativa muy pequeña, generalmente de un párrafo y con dos párrafos como máximo, además de un pequeño título. Aunque ahora se coloca a veces al final de una columna, lo normal desde hace ya bastantes años es agruparlo junto con otras noticias de esta misma entidad en lo que denominamos "columna de breves" o en un "faldón de breves", o incluso en toda una "página de breves". Antaño podía maquetarse en un pequeño recuadrito o en cualquier lugar donde hubiera sitio, por ahí "suelto". Pero ahora no, por esta razón el término "suelto" está en deshuso, mientras el de breve goza de un privilegiado monopolio.

Supervivencia. Sacrosanta actividad a la que parecen haberse consagrado en exclusiva los medios de comunicación en general, y los periódicos en especial. Antes de esta triste ocupación, en una idílica edad de oro de la que no estamos seguros del todo de su existencia real, se dedicaban a informar, a contar historias reales sobre los seres humanos; después pasaron a centrarse en ganar dinero a toda costa vendido primero libros y demás productos culturales (lo que está bien porque un periódico es también un producto cultural, ¿lo sabían?), coleccionables de lo que fuera y finalmente hasta menaje de cocina —de esta etapa sí podemos dar fe—; para llegar ¿finalmente? a esta fase del sálvese quien pueda a base de recortes. De personal, de publicidad, de ventas, de más personal... con el consiguiente recorte también en la calidad, suponiendo que este círculo vicioso dara de sí hasta el infinito... o hasta la jubilación al menos.
Hay que señalar, en honor a la verdad, que esta curiosa estrategia de supervivencia no es algo que deba achacarse a una entidad abstracta a la que podemos denominar "empresa", o a "ellos", sino que independientemente del grado mayor o menor de responsabilidad y sobre todo de decisión de cada cual, es el resultado colectivo de la suma de "actitudes del superviviente" de todos y cada uno de los que hacen, hacemos, los medios de comunicación, especialmente los periódicos. "Actitudes del superviviente" que dan para todo un tratado que, evidentemente, excede los humildes límites de esta definición.
Por lo de ser una actitud colectiva resulta tan difícil detener esa inercia, esa manera de actuar y de pensar que mientras rodamos por una pendiente hacia abajo, al menos rodamos. No es internet, o no sólo, ni la crisis que en realidad existe desde que tenemos memoria profesional y a veces disimula haciendo como que desaparece; somos nosotros, empeñados en sobrevivir en vez de en vivir mejor intentando hacer periódicos mejores, los que se imprimían en aquellos míticos tiempos en los que nos dedicábamos a informar, a contar historias reales sobre los seres humanos.



Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
Diseñario 2.0 (XXIII): exposición-faldón.
Diseñario 2.0 (XXIV): fe de errores-fino.
Diseñario 2.0 (XXV): flash-fondo.
Diseñario 2.0 (XXVI): fotero-fotón.
Diseñario 2.0 (XXVII): free-lance-freehand.
Diseñario 2.0 (XXVIII): galerada-grapa.
Diseñario 2.0 (XXIX): gritar-hemeroteca.
Diseñario 2.0 (XXX): hemorroide-hostias (darse de).
Diseñario 2.0 (XXXI): ilustrator-imposición.
Diseñario 2.0 (XXXII): invisibles-itálica.
Diseñario 2.0 (XXXIII): jefe-ladrillo.
Diseñario 2.0 (XXXIV): lead-localizador.
Diseñario 2.0 (XXXV): lomo-lorem ipsum.
Diseñario 2.0 (XXXVI): MacOs-mesa.
Diseñario 2.0 (XXXVII): modular-morder.
Diseñario 2.0 (XXXVIII): negativo-ñapa.
Diseñario 2.0 (XXXIX): Oblicua-off the record.
Diseñario 2.0 (XL): OJD-on line.
Diseñario 2.0 (XLI): palabrota-pelar.
Diseñario 2.0 (XLII): pieza-pisar.
Diseñario 2.0 (XLIII): planillo-plumilla.
Diseñario 2.0 (XLIV): portadilla-putada.
Diseñario 2.0 (XLV): rataplán-rediseño.
Diseñario 2.0 (XLVI): registro-retícula.
Diseñario 2.0 (XLVII): ríos-rutero.
Diseñario 2.0 (XLVIII): scoop-solemnidad.

jueves, 13 de enero de 2011

Revista de blogs (XI)

Nueva entrega de nuestra revista de blogs con varias propuestas sobre fotografía, infografía... o sobre cientos de voces haciendo propuestas, o preguntas, acerca de ese futuro del periodismo que ya ha llegado.




The Big Picture. Pasa por ser una de las referencias de internet en el mundo de los reportajes fotográficos y por ello ocupa lugar destacado en nuestro enlaces imprescindibles de Fotografía. Modelo de lo que debería ser parte del futuro de internet, cada lunes, miércoles y viernes extrae de las agencias las mejores fotografías de un tema, tanto desde el punto de vista técnico como periodístico (los contenidos, una vez más) para mostrarlo en una selección de no más de 40 imágenes, casi siempre espectaculares. Ciencia, deportes, espectáculos, sociedad, catástrofes, nada escapa a la selección de The Big Picture, de Boston.com. Su editor es Alan Taylor, del cual os daremos más información en una entrevista de, esperamos, próxima aparición.






A base de datos. Coincidimos con Chiqui Esteban en la Universidad de Salamanca en 2008 y nos sorprendió encontrar entre tantas "páginas bonitas" como se suelen mostrar en casi todos estos eventos, a alguien que como "bonito" propuso una flor, o un animalito cariñoso (no recuerdo bien, pero algo tierno era), mientras que para los medios informativos proponía... información. Puede parecer de perogrullo, pero lo triste es que resulta la excepción.
Entonces se ocupaba de las infografías del diario Público, entre otros quehaceres como asesor de la consultura navarra Innovations (por ejemplo), y ahora como director de Nuevas Narrativas del sitio web lainformación.com (porque lo suyo es algo más que infografía, o mucho más) ha puesto en marcha un blog dentro de este medio que con el nombre de A base de datos pretende "recopilar pequeñas curiosidades que van surgiendo día a día al recopilar información para los gráficos de este medio y otros detalles que nos llamen la atención". Pero como todo lo que hace este joven periodista visual (uno de los más interesantes de nuestro país), editor además del excelente blog sobre infografía Infografistas, de "pequeño" no tiene nada. Interesantísimo sitio que pasa a formar parte de nuestros enlaces del apartado de infografía.






#lanuevanoticia. Es un enlace a una etiqueta de Twitter (hastag) que se ha convertido en una página web... actualizada al instante por las continuas etiquetas nuevas que se generan en Twitter con este tema. Qué es, cómo debe ser o cómo es, o qué no es, qué dicen quienes saben y quienes quieren saber sobre las noticias de un futuro que ¿ya ha llegado?

Luis Blasco y Mario Benito

lunes, 10 de enero de 2011

Diseñario 2.0 (XLVIII)

¡Volvemos! Después de las "entretenidas" Navidades y el inevitable cambio de año, porque el tiempo no se detiene, nos encontramos de nuevo con este público maravilloso, y lo decimos con todo el respeto y desde el fondo de nuestro corazón. Son todos ustedes un ejemplo para su especie, les amamos y sentimos ese amor también de ustedes. Por eso, servidores suyos y con toda solemnidad, el caprichoso y contradictorio comité de expertos de encajabaja les ofrece en absoluta exclusiva una nueva entrega deeeeeeeelllllll ¡Diseñario! Obra infinita, irreverente, colectiva y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general.




S


Scoop. Un gilipollismo (consúltese el término en esta misma obra) como otro cualquiera, puesto que resultaría tremendo, chocante, grotesto, irritante, improcedente y, en definitiva, ridículo que algún periodista llegase a una redacción en nuestro país gritando: "¡Tengo un scoop!" cuando hubiera logrado conseguir una exclusiva (que no una primicia). Porque eso es un scoop en la jerga periodística anglosajona. Repetimos, an-glo-sa-jo-na.
Se preguntará entonces más de algún lector, y con toda la razón del mundo porque son unos lectores maravillosos, qué pinta aquí este gilipollismo, a lo que, gilipollistas nosotros, contestaremos con todo el respeto que alguna debilidad mostramos a veces, más que nada por parecer humanos, cediendo a la tentación de incluir un término porque nos trae gratísimos recuerdos cinematográfico-periodísticos, y por el cierto glamour periodiquero que la palabra tiene. Nada más. No lo usen. Ya saben lo que es aunque nunca vayan a oírlo si su vida profesional no transcurre en un medio periodístico anglosajón. Bueno, ¿nunca? Tal vez nos estemos precipitando, y no quisiéramos hacerlo con un público al que tanto queremos y que tanto amor nos devuelve, con todo el respeto, porque lo mismo en el momento más inesperado aparece el que obtendría al instante el título de gilipollista mayor del gremio para soltarlo alegremente con la temeridad de los ignorantes... y eso sí que sería un auténtico scoop.

Servidor. Nosotros de ustedes. También es un ordenador que sirve de enlace entre otros, para almacenar datos y como nodo de una red... pero eso es secundario.

Solemnidad. Algún insensato, alguien pobre de espíritu, habrá pensado en más de una ocasión que el trabajo que se realiza en una sección de maquetas es algo fácilón, simplón y mecánico. Algo que por repetitivo y metódico adquiere un cariz gris y computerizado. Éste es un runrún muy habitual en los periódicos de todo el mundo, tanto que ya muchos ni nos molestamos cuando algún compañero, supuestamente inteligente, nos pregunta sorprendido: "¡Anda, pero ¿vosotros sois periodistas?!"... A lo que ya ni contestamos, evidentemente hastiados de tanta agudeza mental.
Quizá por esa falta de reconocimiento histórica, o por algún retorcido sentido del humor, no hay personaje que pueda hablar con mayor solemnidad de una simple raya, o de un espacio en blanco que un maqueta... Hay que decir que el auténtico maqueta, el de raza, el que está en vías de extinción, habla con solemnidad de este tipo de asuntos porque los siente suyos, porque son fruto de sus padecimientos y frustaciones diarias, como si los hubiera parido, vaya... Esa expresión pétrea, ese rictus inmutable, esa mirada fija que sientes como te taladra para sostener muy en serio: "Efectivamente, eso está a un cícero de distancia. Es blanco más que de sobra..." mientras le miras como miraba Clint Eastwood al indio en aquel espaguetti western, sólo puede sostenerla un maqueta de corazón, uno de verdad...
Pero que no os engañen... Podemos ser malos, muy malos incluso... Podemos ser retorcidos, incluso crueles... Pero la solemnidad con la que defendemos tan nimios detalles se debe a que somos plenamente conscientes (a veces es posible que sólo nosotros en toda la redacción...) de que en esos mínimos cuidados reside el periodismo, y la calidad y el rigor. Que sabiendo a cuanto se coloca un filete de una columna se defiende el estilo propio, y a nuestros lectores, que pagan todos los días un euro para que no les den gato por liebre, para abrir su periódico... y que se encuentren su periódico.
Por eso nos ponemos así de solemnes. Aunque nos suponga algún encontronazo que otro, incluso algún que otro enemigo. Porque estamos ahí, entre otras muchas cosas para ser muy serios con esas cosas que no parecen tan importantes... Y porque nadie sabría que sería de un periódico si no tuviera un grupo de implacables, solemnes e irreductibles que pongan las cosas en su sitio, de vez en cuando. Como nadie puede explicar cómo ha llegado esta dichosa voz a este Diseñario.



Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
Diseñario 2.0 (XXIII): exposición-faldón.
Diseñario 2.0 (XXIV): fe de errores-fino.
Diseñario 2.0 (XXV): flash-fondo.
Diseñario 2.0 (XXVI): fotero-fotón.
Diseñario 2.0 (XXVII): free-lance-freehand.
Diseñario 2.0 (XXVIII): galerada-grapa.
Diseñario 2.0 (XXIX): gritar-hemeroteca.
Diseñario 2.0 (XXX): hemorroide-hostias (darse de).
Diseñario 2.0 (XXXI): ilustrator-imposición.
Diseñario 2.0 (XXXII): invisibles-itálica.
Diseñario 2.0 (XXXIII): jefe-ladrillo.
Diseñario 2.0 (XXXIV): lead-localizador.
Diseñario 2.0 (XXXV): lomo-lorem ipsum.
Diseñario 2.0 (XXXVI): MacOs-mesa.
Diseñario 2.0 (XXXVII): modular-morder.
Diseñario 2.0 (XXXVIII): negativo-ñapa.
Diseñario 2.0 (XXXIX): Oblicua-off the record.
Diseñario 2.0 (XL): OJD-on line.
Diseñario 2.0 (XLI): palabrota-pelar.
Diseñario 2.0 (XLII): pieza-pisar.
Diseñario 2.0 (XLIII): planillo-plumilla.
Diseñario 2.0 (XLIV): portadilla-putada.
Diseñario 2.0 (XLV): rataplán-rediseño.
Diseñario 2.0 (XLVI): registro-retícula.
Diseñario 2.0 (XLVII): ríos-rutero.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Feliz Navidad y próspero año 2011

No todo está perdido, no nos ha tocado la Lotería, pero siguen saliendo a la calle las "ediciones extra" de los periódicos durante la tarde del 22 de diciembre, fecha oficiosa del comienzo de la Navidad en nuestro país. ¿Un gesto romántico, un derroche absurdo de papel porque precisamente para cosas así internet sí que resulta mucho más eficaz? Posiblemente, aunque posiblemente también todavía queden muchísimas personas para quienes comprar esa edición extra de los periódicos con la lista de los números premiados en la Lotería de Navidad sea parte de todo un ritual.



Como todo un ritual es intercambiar buenos deseos con todos ahora que termina este año, uno más de crisis e incertidumbres, uno más de cientos de páginas de periódico que todavía maquetamos cada día... y con la intención de seguir haciéndolo durante muchos más a pesar de tanto agorero y de tantos profetas del apocalipsis.



Nos ponemos pues los gorros, os deseamos a todos una Feliz Navidad, dejamos el blog en servicios mínimos hasta después de la esperada visita de los Reyes Magos y confiamos de todo corazón en un próspero año 2011.

martes, 21 de diciembre de 2010

Azul

El mar, el agua, el cielo, unos ojos luminosos, la tinta del bolígrafo, el zafiro, el fondo por defecto del escritorio en los ordenadores, el índigo, algunas estrellas, la llama del gas en combustión, los pantalones vaqueros, la policía, cobalto con oxígeno, todo nuestro planeta azul, un libro azul... Azul.

La historia occidental ha pasado del rojo al azul. No existe ningún trazo azul en las pinturas prehistóricas, "hay rojos, marrones, ocres de todos los matices; pero no azules ni verdes", tal vez porque los pigmentos azules para pintar se descubrieron muy tarde o porque no interesaba ese color para buscarlos con el suficiente ahínco; como no existen hasta muy tarde tintes de azul para la ropa que fue de colores rojos o marrones durante todo el mundo antiguo y durante la Alta Edad Media. "El rojo, el blanco y el negro son los tres colores básicos de todas las sociedades antiguas." Incluso hay estudios del siglo XIX, ya superados, en los que se cuestiona si nuestros ancestros "podían ver" este color a pesar de estar tan presente en nuestra naturaleza, en nuestro planeta azul, "o si lo veían tal y como lo vemos nosotros" debido al poco interés que parecen mostrar por él o a lo difícil que resulta encontrar la palabra "azul" en algunas lenguas antiguas frente a la preponderancia del rojo, que incluso da nombre a todo el color, coloreado, colorado, rojo. Pero todo esto comenzó a cambiar hasta dar la vuelta por completo...



Esta historia apasionante, la historia de un color en las distintas etapas de las sociedades occidentales y sus relaciones con los demás colores, una historia de la cultura, pues, es la que cuenta el libro Azul. Historia de un color, del historiador francés Michel Pastoureau, con una tesis central muy argumentada: "En los siglos XII y XIII, el azul se había convertido ya en un color de primer plano, un color bonito, el color de la Virgen y de los reyes y, por lo tanto, en un rival del color rojo. Luego, durante cuatro o cinco siglos, estos dos colores se repartieron la primacía sobre todos los demás y formaron en varios ámbitos una dicotomía: color festivo/color moral, color material/color espiritual, color próximo/color lejano, color masculino/color femenino. Sin embargo, a partir del siglo XVIII, las cosas cambian. El claro retroceso de las tonalidades rojas en la vestimenta y en la vida cotidiana —un retroceso que se inicia ya en el siglo XVI— deja un amplio espacio al azul, que se convierte no sólo en uno de los colores más frecuentes en las telas y en el vestido sino también, y sobre todo, en el color preferido de las poblaciones europeas. Hecho que se ha mantenido hasta hoy, muy por delante de todos los demás colores".

Un cambio que, según Pastoureau, va más allá del los gustos estéticos o las modas porque es una "expresión de cambios importantes en el orden social, en los sistemas de pensamiento y en las formas de sensibilidad". Una sociedad tal vez más adulta porque curiosamente este estudio nos ilustra que en la actualidad el color azul es con mucha diferencia (para aproximadamente el 50% de los entrevistados, seguidos por el verde en un 20% y después el blanco y el rojo con un 8% cada uno) el color favorito de las personas adultas en prácticamente todos los países occidentales (no en España, como tampoco lo es para mí, adivinen cuál es el color favorito de nuestro país), mientras que para los niños, el color favorito es el rojo. Resulta interesante cómo cambian las cosas cuando se abandona una cultura para entrar en otra y cómo ello demuestra que lo que creemos que son preferencias personales, en realidad lo son del entorno que nos rodea, puesto que en Japón el primer lugar de colores preferidos es para el blanco (el de su bandera, ¿no?) con un 30%, seguido del negro (25%) y el rojo (20%), aunque en realidad podemos leer que en estas sociedades orientales importa menos el fenómeno del "color" como nosotros lo entendemos que el grado más o menos brillante o mate que tenga.



Como también es un puro fenómeno cultural o social las cualidades de frialdad o calor que atribuimos a los colores, por ejemplo la de que el azul sea un color "frío", una pura convención que aceptamos como evidente aunque para este autor, y para otros, no sea así. "De forma absoluta, no existen, evidentemente, colores cálidos y colores fríos", escribe Pastoureau. "Esta es una cuestión de convenciones y las convenciones varían en el tiempo y el espacio". Ahora asociamos el azul con el agua y por eso tal vez consideramos manifiesta su frialdad. Pero incluso se tomó el azul como un color cálido durante la Edad Media entre otras razones porque entonces, y durante muchos siglos antes, el agua incolora "era" verde.

Ahora es azul. Como los uniformes, como parte de muchas banderas en los países occidentales o como toda la bandera de Europa, como el casco de los soldados de las Naciones Unidas, azul de Francia, azul de Italia, de los Estados Unidos de América del Norte y de Getafe, azul como el príncipe soñado, como el blues... como encajabaja.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Diseñario 2.0 (XLVII)

Ha sido una semana triste. La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras... Semana triste no porque los miembros del comité de expertos del Diseñario, obra infinita, colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general, nos ofrezcan su última entrega de un año que se va, sino porque se ha ido uno de los hombres más importantes de nuestra cultura, de nuestra música, o de la música universal que alimentó Morente con su genialidad libre, por bulerías y por disonancias, por fandangos naturales. Porque morir es natural, yo no le temo a la muerte, le temo más a la vida.... Para él nuestro homenaje, humilde claro. Para el maestro infinito, colectivo, irreverente, abierto a todos su arte sobre la gente, el sentir y el amor en general.




Ríos. Lo son en sentido metafórico, porque no se conoce de nadie que hubiera nunca diseñado páginas de papel utilizando agua, o bajo el agua, ni tan siquiera mojadas. En un sentido metafórico algo menos elevado que aquellos ríos que son nuestras vidas que van a dar en la mar, que es el morir, tan callando, puesto que hablamos de un efecto algo más que estético que, si se puede, debe evitarse, y que consiste en la aparición de espacios en blanco desproporcionados entre palabras, creados por una separación incorrecta entre ellas a lo largo de varias líneas. Sucede sobre todo en los textos justificados no sólo afeando sino dificultando además la lectura.
En los titulares, el azar, caprichoso como nadie cuando se lo propone, surgen a veces estos ríos de espacios en blanco que fluyen en vertical de una línea a otra como uno de los muchos condicionantes, generalmente desconocidos para los profanos, que hay que sortear para lograr un título perfecto, o bueno a secas sin más pretensiones, tantos (aproximado número de matrices en todas las líneas, particiones adecuadas, número de palabras que permitan un cuerpo adecuado para ese nivel de titulación... y que, encima, todo esto contenga una frase lograda, dotada de significado, de información y de impacto), tantos condicionantes, decíamos, que a veces al componerlos quisiéramos tirarnos a un río. De los que van a dar al mar, claro, que es el morir.

Rutero. Son los encargados de, siguiendo una ruta preestablecida, poner las calles, apagar las farolas y dejar en los armarios adosados a los kioscos los paquetes de periódicos y revistas del día que amanecen todos en los miles de puntos de venta del país. Pueden parecer una parte poco importante dentro del ecosistema periodístico, por lo poco que se habla de ellos y lo casi invisibles que son, pero cuando se quiere bloquear un periódico, el primer paso es evitar que salgan las furgonetas de las rotatitvas. Ellos son la imprescindible "distribución". Si se consiguen bloquear las rutas, el paro está casi asegurado y el periódico no saldrá a pesar de haberse escrito y de haberse impreso. A los ruteros se les puede identificar por las grandes pegatinas de prensa que adornan los parabrisas de sus vehículos, su conducción rápida y sinuosa y por su habilidad para lanzar paquetes de periódicos con una sola mano. Si eres capaz de hacer estas tres cosas, y además te lo permite el "gremio", eres capaz de hacer una ruta.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
Diseñario 2.0 (XXIII): exposición-faldón.
Diseñario 2.0 (XXIV): fe de errores-fino.
Diseñario 2.0 (XXV): flash-fondo.
Diseñario 2.0 (XXVI): fotero-fotón.
Diseñario 2.0 (XXVII): free-lance-freehand.
Diseñario 2.0 (XXVIII): galerada-grapa.
Diseñario 2.0 (XXIX): gritar-hemeroteca.
Diseñario 2.0 (XXX): hemorroide-hostias (darse de).
Diseñario 2.0 (XXXI): ilustrator-imposición.
Diseñario 2.0 (XXXII): invisibles-itálica.
Diseñario 2.0 (XXXIII): jefe-ladrillo.
Diseñario 2.0 (XXXIV): lead-localizador.
Diseñario 2.0 (XXXV): lomo-lorem ipsum.
Diseñario 2.0 (XXXVI): MacOs-mesa.
Diseñario 2.0 (XXXVII): modular-morder.
Diseñario 2.0 (XXXVIII): negativo-ñapa.
Diseñario 2.0 (XXXIX): Oblicua-off the record.
Diseñario 2.0 (XL): OJD-on line.
Diseñario 2.0 (XLI): palabrota-pelar.
Diseñario 2.0 (XLII): pieza-pisar.
Diseñario 2.0 (XLIII): planillo-plumilla.
Diseñario 2.0 (XLIV): portadilla-putada.
Diseñario 2.0 (XLV): rataplán-rediseño.
Diseñario 2.0 (XLVI): registro-retícula.