De un tiempo a este tiempo, las noches de tuiter se llenan de indignados y escandalizados enlaces a las portadas que cada jornada [nos ofrece] Marhuenda, director del periódico madrileño La Razón.
Y cada noche me niego a retuitear y a enlazarlas, a participar en la campaña de promoción gratuita que generan sus airados detractores sin pretenderlo. Por eso resulta cuando menos contradictorio que ahora escriba no un tuit sino todo un artículo sobre el asunto, con imágenes de las [...] portadas incluidas. Pero es que ya está bien, porque esta forma de actuar, como una [...] y [...] para lograr difusión como sea, o bien por una total conjunción de [...] y absoluto [...] y falta de [...], considero que hace daño a mi profesión. Al diseño periodístico. Al periodismo, pues. Como nos dijo también en tuiter sobre este tema, y dijo bien, Víctor de la Serna —destacado columnista del diario El Mundo con, entre otras, una imprescindible columna sobre medios de comunicación que os recomendamos— "no hay otro remedio que desmarcarse lo máximo posible de eso". Así que antes de desmarcarme del todo romperé mi tozudo no querer mencionar siquiera el tema sólo en esta ocasión para señalar que, en mi opinión, estas portadas en concreto —no así el conjunto del periódico— contribuyen aún más al [...] de la prensa impresa porque, independientemente de su contenido, su diseño periodístico, hay que decirlo con toda la claridad y rotundidad necesarias, es [...].
A no ser que consideremos que como forma y contenido deben ser uno —algo que, por otro lado, repetimos siempre—, los contenidos fueran del mismo nivel [...] que tiene su diseño, el diseño de estas portadas en concreto. En tal caso, improbable porque supondría elaborar contenidos así de [...] de manera consciente, el diseño sería perfecto. Pero de contenidos, en esta ocasión, no hablamos.
También es posible que la causa esté en [...], circunstancia que sinceramente desconozco. Que [...] el propio Marhuenda, quien en primera persona se enorgullece de sus [...] portadas y las promociona desde su tuiter. Silvia Cobo se preguntaba también en tuiter una noche de éstas a propósito del tema de cada noche por lo mal que debía pasarlo el director de arte, y no supe contestarle —porque no lo sé— si el periódico en cuestión tiene o no este cargo porque en la mancheta del periódico no figura que exista. Evidentemente, a los profesionales 'obligados' a esto no se les puede reprochar o elogiar nada sino todo lo contrario, más bien solidarizarse con su delicada situación. Quien se responsabiliza de las famosas portadas dice de sí mismo ser "un hombre muy preparado", así que esperemos que se refiera con ello a disciplinas distintas a las del periodismo —creo que es doctor en derecho—, y especialmente al diseño periodístico, parte fundamental en el valor añadido de los periódicos impresos para lograr credibilidad y rigor, tal y como las propias portadas de La Razón muestran.
Estas portadas de La Razón pertenecen a lo que podríamos denominar un 'estilo' de diseño periodístico: las portadas póster, o viewspaper, como lo llaman últimamente gurúes y modernos con la simplona pretensión de que el viewspaperismo es algo moderno y divertido y rompedor y joven... Y guay. Y sí, lo es. O no. Depende de cómo se haga, pero no por el mero hecho de serlo. Lo de guay, decimos. Porque lo de moderno, basta un simple vistazo a la monumental 'Historia gráfica de la prensa diaria española' de nuestro querido Fermín Vílchez para comprobar que existe casi desde que los periódicos existen, desde que las posibilidades técnicas lo permitieron. Se trata sencillamente de hacerlo bien o no, de hacerlo de manera profesional y digna, como lo hacían en el desaparecido Público —con la excepción del maltrato tipográfico por un inexplicable abuso del track negativo, tanto en las portadas como en todos los títulos de las páginas interiores— y hacían y siguen haciendo en El Periódico de Cataluña (que combina además los dos principales estilos de diseño en un interesante híbrido, unos días más 'visual' y otros más 'textual') tal y como podemos ver en estos magníficos ejemplos:
O de hacerlo [...]... por muy viewspaper que sea:
De la misma manera que existen gradaciones en el otro 'estilo' de diseño periodístico, el que podríamos llamar 'textual', o más clásico —si de verdad creemos que el estilo 'visual' es más reciente—. Vean esta absoluta maravilla del Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung que algún amante del 'diseñismo' calificó del "triunfo de lo vulgar" cuando resultó premiado por la SND como periódico mejor diseñado del mundo (galardón que sólo parece merecer la pena cuando recae en algún viewspaper para una manera de entender el diseño periodístico más volcada en la decoración que en la información).
Como también se pueden hacer verdaderas [...] dentro de este denominado 'estilo textual' con el mismo [...], [...] y [...] que 'las' portadas de La Razón:
Volviendo al tema que espero no volver a tratar, el de 'estas' portadas que por supuesto seguiré sin enlazar ni retuitear, existe también la hipótesis de que nos encontremos ante el fenómeno que podríamos llamar del '[...] intencionado', o '[...] identitaria', es decir, una realización [...] como marca de la casa, lo [...] como seña de identidad. ¿Recuerdan el famoso primer fotomontaje del Huffington Post español?
Si hasta el tipo de letra parece que hubiera fallado... La voluntariosa señora Arianna Huffington triunfó —y vaya si triunfó— con un modelo de esos de "pues mi cuñao se acaba de comprar un ordenador cojonudo, nos hace gratis una página web y venga..." y ahora, con todos los medios y pudiendo contratar a los profesionales más preparados, los contrata para que hagan, precisamente, ESO mismo que hizo su 'cuñao' —es un decir, no sé si tiene 'cuñao'— y que se ha convertido en su identidad visual. Un 'amateurismo espontáneo', supuestamente espontáneo pero en realidad buscado. El Huffington Post es ASÍ. ¿Y ASÍ quiere ser La Razón?
¿No es como de [...] ajena?
Y estas portadas... ¿Por qué? ¿Es una [...]?, ¿recortes [...]?, ¿diseño [...] intencionado al servicio de un determinado contenido?, ¿la [...] como seña de identidad?, ¿una provocación [...] y fácil para conseguir a gritos frenar el progresivo descenso de ventas y difusión?... Posiblemente sea una conjunción diabólica de todos estos factores lo que hace que cada noche, de un tiempo a este tiempo, tuiter se llene de enlaces y retuiteos criticándolas y criticando durísimamente a quien las hace y promociona, poniéndolas literalmente a parir, enlaces y reuiteos que parecen buscar desesperadamente estas portadas de La Razón y a los que no voy a contribuir. Que no quiero. Que no me da la gana, coño.
PD: El presente artículo estaba escrito originalmente de otra manera, como supongo que nuestros lectores habrán advertido. Incluso se ha reescrito hasta en tres ocasiones con la ayuda inestimable de mis compañeros de blog Javier Vidal y Luis Blasco. Pero como aun así me quedaba la duda, y el temor, de que mis adjetivos e hipótesis sobre tan [...] portadas pudieran malinterpretarse, muy especialmente en el sentido de que se tomaran por una crítica hacia el trabajo de nuestros compañeros en ese periódico, circunstancia que es precisamente lo último que quisiera puesto que estoy absolutamente convencido de que estas portadas son responsabilidad exclusiva de quien de ellas se responsabiliza y las enlaza y promociona y defiende cada noche en tuiter, pues decidí finalmente que esos adjetivos y las hipótesis del porqué de estas portadas sean nuestros lectores quienes los pongan; cada uno los que quiera o estime oportunos, en sus propias pantallas.
No obstante, si algún lector especialmente curioso está interesado en leer el texto original, en cada una de sus tres versiones —de más a menos...— podríamos estudiar la manera de quedar algún día a tomar unas cañas —a costa del supuesto lector, evidentemente— para que pueda consultarlo impreso en papel. No habrá copias digitales susceptibles de difundirse por la red.
PD: El presente artículo estaba escrito originalmente de otra manera, como supongo que nuestros lectores habrán advertido. Incluso se ha reescrito hasta en tres ocasiones con la ayuda inestimable de mis compañeros de blog Javier Vidal y Luis Blasco. Pero como aun así me quedaba la duda, y el temor, de que mis adjetivos e hipótesis sobre tan [...] portadas pudieran malinterpretarse, muy especialmente en el sentido de que se tomaran por una crítica hacia el trabajo de nuestros compañeros en ese periódico, circunstancia que es precisamente lo último que quisiera puesto que estoy absolutamente convencido de que estas portadas son responsabilidad exclusiva de quien de ellas se responsabiliza y las enlaza y promociona y defiende cada noche en tuiter, pues decidí finalmente que esos adjetivos y las hipótesis del porqué de estas portadas sean nuestros lectores quienes los pongan; cada uno los que quiera o estime oportunos, en sus propias pantallas.
No obstante, si algún lector especialmente curioso está interesado en leer el texto original, en cada una de sus tres versiones —de más a menos...— podríamos estudiar la manera de quedar algún día a tomar unas cañas —a costa del supuesto lector, evidentemente— para que pueda consultarlo impreso en papel. No habrá copias digitales susceptibles de difundirse por la red.