viernes, 7 de diciembre de 2007

Las portadas-póster y su impacto




El diario Público, que desde sus inicios se ha identificado en sus portadas con el estilo del inglés The Independent, impacta hoy con un primera muy similar a las que idean cada cierto tiempo nuestros compañeros de El Periódico de Cataluña (los tres diseñados por el sello Cases, no lo olvidemos). Esas portadas, alejadas de la tan cacareada ortodoxia -a la que aludimos en estas líneas tan a menudo- de la página inicial, compuesta por titulares, subtítulos, entradillas, texto e imágenes, como cualquier otra página interior, nos gustan, o a mí me gustan, no se si siempre. Depende del día, depende del tema, depende del matiz y acierto del recurso, pero impactan, llaman la atención, dan ganas de comprar el periódico.

Hemos comentado a veces que lo importante es la información, el contenido, y que estética sin contenido es poco menos que contraproducente en la prensa diaria o no diaria. Pero que duda cabe que arriesgar así muchas veces puede suponer ganar. Evidentemente El País o El Mundo, que presentan un esquema de portada clásica no pueden de un día para otro saltarse su estilo salvo por casos extremadamente graves o importantes (11-S, 11-M... qué se yo... que España ganase el Mundial de fútbol de una vez...), y ABC o La Razón podrían con sutilidad. Para poder hace esto de vez en cuando sin que el medio pierda credibilidad y estilo hay que seguir una línea de portada más proclive a ello a diario como las de Público o las de El Periódico de Cataluña, que apuestan por fotografías de mayor fuerza, un uso de la tipografía a mayor cuerpo e incluso con color, fondos también de color y afán de síntesis e impacto. Eso cada día. Por eso pueden permitirse experimentos así cuando el tema creen que lo merece. Y te golpean en la cara. Ya lo vimos otro día y hay miles de ejemplos. Y a mí me parece salirse del corsé y me gusta.

Quizás las portadas en prensa no deberían llevar tanto texto y sí más imagen, no lo se, quizás si esto fuera una norma se verían tremendos dislates. Pero con elegancia y buen gusto el resultado es llamativo. Esta portada de Público de hoy puede que no sea la mejor de la historia, o que se pudiera haber planteado mejor, pero llama la atención y cumple su cometido. Esperemos que el contenido esté a la altura. Terreno para otros...

jueves, 6 de diciembre de 2007

Todo o Nada
(Dos miradas a Warhol)

La disputa que a veces surge en el interior de la redacción, o en el propio seno de encajabaja, se ha trasladado esta vez hasta La Casa Encencida de Madrid, centro cultural interesantísimo que programa una ambiciosa exposición sobre Andy Warhol. Allí nuestro colaborador Quique Falcón quería gritar ¡todo!, para que Mario Benito le replicara ¡nada! también a pleno pulmón, pero se nos acercó un exótico guarda jurado para pedirnos que allí habláramos en voz baja. Ofrecemos, pues, aquí dos miradas a la persona y la obra de tan... de Warhol. Una a favor, la otra en contra.


Todo

"Todo es bello". Empecemos con una de las famosas frases de Warhol que nos muestra a un hombre dispuesto a crear arte con una lata de tomate, un zapato o una cicatriz. Te puede gustar o no, pero él se atrevió a experimentar nuevas formas. Decadente, narcisista, estrafalario, provocador... Éstos eran sus materiales. Si nos centramos en su versión más conocida podremos decir que lo de Warhol no fue la tela y el óleo sino la serigrafía. Nunca podremos compararle con los pintores que adornan el Museo de El Prado, pero probablemente sea más conocido que muchos de ellos. ¿Por qué? ¿Era un genio de la pintura? No. Fue el primer artista multimedia.

En estos días estaría rodando el anuncio de ‘Freixenet’ con Scorsese o diseñando un nuevo logotipo para Nike. Porque lo que el vendía no eran paisajes ni bodegones. Era su marca. Una nueva visión de la sociedad a través de sus obras. Cambió la mirada artística y unió el arte con la cotidianeidad. No es cómo pintaba es a quién o qué salía en su obra y todo lo que ello significaba (Jackie Kennedy, Marilyn, Elvis). Iconos culturales de una época en la capital del mundo del arte, Nueva York. Donde se reunía la contracultura más vanguardista que ha habido nunca en EEUU. Capote, Ginsberg, Lou Reed, Man Ray, Mapplethorpe, Lietchestein, poetas, fotógrafos, cineastas, deportistas, cantantes. Todos ellos girando alrededor del universo de Warhol. Llevó los objetos domésticos a categoría de obras de arte.

Andy Warhol fue diseñador de prensa (Vogue), pintor, cineasta (‘The Chealse girls’), escritor, editor, productor musical (The Velvet Underground)... y un largo etcétera de ocupaciones relacionadas con todo tipo de expresiones artísticas. Personalmente, me gustan algunas partes determinadas de su obra, otras no tanto, pero reconozco su valía. Y, sobre todo, muchos días cuando estoy diseñando una página y tengo la ocurrencia de repetir, cortar o girar alguna foto, se aparece el peculiar rostro de Warhol y me dice: "Eso es mío".

Quique Falcón



Nada

No es sólo que no encuentre arte y sobre todo emoción o pasión en las obras de Warhol. No es sólo que no me interese. Es que me cabrea. Por nada, pero me cabrea profundamente, porque no es enfado, es cabreo. Y como se trata de algo irracional, mi cabreo, pues no llego a entenderme del todo. Tal vez mi rechazo se deba a que como me parece nada lo que hizo y tan bien supo vender, lo supongo un engaño, y las mentiras me indignan, más al ver la cara de gilipollas que se me queda, se nos queda, cuando nos estafan. Un gesto de bobo que suele estar relacionado, más que por lo que nos roban, por lo tonto que te sientes habiéndote dejado engañar. ¡Ah!, perdón, que no es la obra, que el arte es él, Warhol, su icono y todo eso. Pues peor todavía, porque entonces la cara de gilipollas no es la mía, sino la suya, con esos pelos, con esos ojos vacíos detrás de los que no parece haber nada... es que le miro y...

...Y así, ofuscado, con las cejas apretadas, en estado de shock, puede que no vea que el fallo es mío, que no quiera reflexionar o no sepa despojarme de cualquier pasión, de toda idea, apartar mi alma como debía pintar sus fotitos el propio Warhol, apóstol de lo cutre, figura del ‘kitch’, maestro supremo de la chapuza, de profesión famoso con la suerte de haber nacido en el sitio adecuado, Nueva York, justo en el momento en el que el mal gusto se convirtió en supuesta contracultura. Además de caerles en gracia a quienes tenían poder y dinero. Hasta hoy. O hasta siempre.

Puesto que sus obras (las fotocopias esas que luego pintaba quiero decir) cada vez se cotizan más y su nombre, su icono y todo eso, crecen con los años. Es posible que pervivan en la historia del arte, lo admito, estoy incluso convencido de que aumentará la legión de los que admiran aquello que les dicen que es moderno y transgresor, dispuestos todos en fila a dejarse engañar por este embaucador con pelos de haberse levantado hace un momento, peluca electrizada lo llamaba, el muy...

Lo feliz que sería en estos tiempos de famoseo banal, de telebasura de la nada donde gentes sin nada que ofrecer tienen los quince minutos de fama que él proclamó como derecho universal. Lo contento que se iba a poner ahora que las artes se devalúan y por todos lados llueve purpurina, polvo de diamante sintético, decía. Si es que era un genio. Sí. Si el arte fuera tan sólo comunicación, Warhol sería un genio; pero el arte es mucho más, porque se trata de comunicar, pero de comunicar "algo".

Mario Benito

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Las puertas de entrada

Cuando se maqueta una página de periódico, por lo general bien definida y estructurada, el orden de lectura resulta evidente. La norma general es que las páginas de un periódico se leen de izquierda a derecha y de arriba a abajo, trazando una diagonal que releva a un segundo plano de importancia informativa a los elementos que quedan tanto en el margen superior derecho como en el inferior izquierdo. Podemos decir que está muy claro el punto de entrada en la página: en la parte superior de la misma y haciendo la primera parada en el titular o en la imagen, si es lo suficientemente poderosa. Esta norma, nos puede servir para casi siempre, salvo que alteremos este orden con la maquetación de la página.
Claro que por lo general, un periódico es un formato más o menos rígido y que no acepta muchas vueltas de tuerca. Podemos jugar con la disposición de las imágenes y en algunos casos alterar este punto de entrada moviéndolas al centro o al pie de la página, pero no tenemos tampoco mucho margen para cambiar la dinámica de esa diagonal de lectura.


La flecha marca el orden teórico de lectura de la página.
En este caso se cumple. Las zonas redondeadas serían las de menor impacto visual.

Sin embargo, cuando te enfrentas a un formato más libre, (una doble página con principio y fin en sí misma, un gráfico grande o la maquetación de algún suplemento que permita cierta libertad, por ejemplo) definir el punto de entrada en la página es muy útil, tanto para el lector como para el propio maquetador. A mí, por ejemplo, me ocurre. Cuando me enfrento a una doble con mucha imagen, aunque tenga muy claro lo que quiero contar, necesito saber por dónde empezar. Y a un lector le pasa lo mismo. Una doble página, preñada de imágenes, puede suponer demasiada información. Y probablemente, el títular no manche lo suficiente como para gritar: «¡Eh, aquí está el principio!». Y por eso, a veces, hay que ofrecer al lector una puerta de entrada a la página. Dicho de otro modo, hay que proponerle un orden de lectura y facilitarle el acceso.

En esta doble página, se me presentó ese dilema. Las informaciones de motor tienen un problema (al menos a mi como lector me pasa) y es que aunque sean coches muy distintos... siguen siendo coches. Y ves coches por todos lados. Y si encima tienes el problema añadido de que dos de ellos eran de color rojo... la página se me apelmazaba por todos lados. Si colocaba el Alfa arriba, cabeceaba con el Ferrari. Si lo ponía abajo, seguía la diagonal natural de la doble y había demasiado rojo seguido. A todo esto, el pobre Aston Martin, el mítico coche de James Bond, quedaba algo relegado en cualquiera de esas opciones, un poco apagado al salir perdedor en la lucha de colores. El caso era, que no terminaba de funcionar. Y la solución fue abrir una de esas puertas.

Resultado final, con el orden de lectura invertido. La imágen de abajo a la derecha sirve de puerta de entrada.



Con un corte extremo de una foto, en este caso la del morro rojo del Ferrari, se logra fijar la atención del lector. De este modo, una vez definida la puerta de entrada, sólo había que reforzar esa diagonal invertida usando un corte parecido en el extremo superior opuesto, con la zaga del Aston Martin. Es un recurso sencillo, pero que funciona bien. Y no es algo que sea fruto de un planteamiento elaboradísimo, es puro sentido común. El truco consiste en pensar como lector, y ver que de esta forma, sólo con esas fotos con cortes que se salen de lo normal en la página, se capta la atención, y cuando lees la información, el orden en las imágenes es el contrario al que marca la norma. Vas de abajo hacia arriba en diagonal y terminas en el Alfa Romeo, habiendo pasado antes por el Aston Martin Gris.

martes, 4 de diciembre de 2007

Breve crónica del salón del Cómic:
viva la imagen, viva la palabra


Son poco más de las 12.00 de la mañana y dos amigos (cuasi hermanos) y yo hemos decidido acercarnos al Salón Internacional del Tebeo de Madrid (más conocido como Expocómic) que celebra su décima edición. Llevaba varios años intentado asistir y por fin este año he podido librarme de mis compromisos laborables para poder acercarme un rato (¿por qué siempre me toca trabajar el fin de semana del SIMO o de este salón?). Y qué mejor excusa que ir de enviado especial del blog. Teníamos que estar ahí, aunque solo fuera un ratito.

La cosa prometía y teníamos muchas ganas de devorar las novedades que iban a presentar las principales editoriales del sector (Glenat, Norma, Dolmen, etc). La primera sorpresa llegó en las taquillas. Nos dimos cuenta que éramos los únicos que vestíamos normal, bueno, más bien que vestíamos raro, porque casi el 80% del resto de la cola iba caraterizado como Naruto, Ranma, Leónidas (en calzones con el frío que hacía), colegiala japonesa rollo hentai (si sus madres las vieran salir así a la calle...) o Mario (sí, el de Nintendo, pero en flaco, alto y sin Yosi). No pasa nada, ser friki está bien, siempre que no te dé vergüenza salir a la calle con esas pintas.

Os estaréis preguntando que qué tiene que ver todo esto con la prensa y el diseño. No mucho, la verdad, o sí, porque si lo pensamos un poco, sólo un poco, llegaremos a la conclusión de que tanto los cómics como los periódicos, tienen una misión clara: comunicar. Y nada como los tebeos para llegar a eso, a comunicar una historia, a impactarte usando los dos elementos base de la información: la palabra y la imagen, la imagen y la palabra. Un ejemplo claro: Persépolis, de la iraní Marjane Satrapi, el mejor reportaje sobre cómo se vive (y desvive) en un régimen fundamentalista como el de Irán.

Y ahí, entre "Supermanes" de capa desteñida y calzón caído y personajes de Final Fantasy con sus espadones de cartón piedra, estaban grandes comunicadores del género, como Azpiri o Paul Naschy y Javier Trujillo (Premio al mejor cómic nacional por "El Retorno del Hombre Lobo").

Seguimos paseando por los stands, tentandos de hacernos una foto con los soldados imperiales de Darth Vader o con un tío vestido de spiderman con un ¡¡pasamontañas!!, pero es tan triste que decidimos darle una palmada en la espalda. Poco a poco vamos descubriendo pequeñas joyas, como "El joven Lovecraft" (José Oliver y Bartolo Torres y ya en su segunda edición) que narra la infancia del escritor o "La Odisea" (Martín Saurí), en su edición del 25 aniversario, con parte de los originales colgados en una microexposición en la primera planta del pabellón. Paredes que compartía con los primeros cómics americanos que llegaron a España ("Makoko", "Red Barry", "El Aventurero", etc.), con Tirso Cons y con las "Fábulas" de DC Cómics.


Y cómo no, "Las Aventuras de Bardín el Superrealista" (Max, I premio nacional del Cómic), también rondaban por ahí en una cuidadísima edición y, "36-39. Malos tiempos", de Carlos Giménez, autor de Paracuellos y uno de los mejores narradores gráficos españoles y cuya presentación estaba prevista en el Salón. Si les gustó Paracuellos, no se pierdan esta gran obra.

Y así un sinfín de novedades imposible de listar en estas líneas...

Poco a poco, y sudando a mares por la odiosa calefacción, damos una vuelta completa al pabellón, sin poder evitar fijarnos en un cartel desde donde Mario (sin su compañero Luigi esta vez) nos espeta: "los frikis también mojan"[sic]. Así que frikis del mundo, no perdáis la esperanza. Con tal concentración de frikis, seguro que más de uno no tuvo problema, pero ese es otro asunto...

Toca a su fin la visita, pero con la convicción de que el tebeo, cómic, tira, como quieran llamarlo, está al alza (no cabía ni un alfiler, perdón, friki, más). Ah y con 50 euros menos en el bolsillo, bien invertidos, eso sí.

martes, 27 de noviembre de 2007

Una ‘patata americana’ de muerte

Al parecer hay dos cosas que nunca tiene en cuenta un director de arte. La primera es la publicidad: a la espera estamos de ver algún prototipo en el que se incluyan alguna de las tantísimas "páginas reales" a las que invade la publicidad desde abajo, desde los lados, desde arriba e incluso desde el centro, como a la espera estamos también de que se diseñen páginas, de esas tan monas, que se puedan modificar añadiéndoles módulos de publicidad, como sucede todos los días, y que una vez modificadas sigan quedando tan monas. Mucho me temo que seguiremos esperando. La segunda cuestión que no tienen en cuenta es la inevitabilidad de la muerte, que siempre llega, tan callando.

De tener previsto que somos mortales y que la publicidad cambia no hubiera tenido que utilizar un recurso que detesto, que me parece tan mala opción que yo mismo he bautizado en este insigne blog como "patata americana", y que consiste en subir las dos últimas columnas de texto a la altura del título, o incluso más si hubiera una foto por encima de ese título como repite una y otra vez el nuevo El País con su obsesión por dar fotos a cuatro columnas, lo merezcan o no. Intenté evitarlo, pero la publicidad empezó a hacerse hueco a codazos.

¿Y la muerte? Pues la muerte se acomoda en los periódicos, además de en muchísimas de sus noticias, en forma de esquelas (esa especie de anuncios que pagan familiares y amigos cuando pierden para siempre a un ser querido) y de obituarios, que son artículos para glosar la vida y obra de un reciente fallecido. Sobre los obituarios me he visto incluso en situaciones mucho más comprometidas que la que hoy comento, porque me han llegado a pedir, y tengo testigos de ello, "una página mucho más divertida para los obituarios". La conversación no terminó bien. Pero a lo que íbamos: estos son los distintos cambios que sufrió la página de obituarios la otra tarde.


Son transformaciones debidas a la publicidad y a la muerte, esos elementos que os decía que no se suelen tener en cuenta. La publicidad, en este caso son esquelas, crece porque según avanzaba la fría tarde del sábado se iba muriendo gente, es inevitable que suceda porque ya sabéis que nuestras vidas son ríos que van a parar al mar, que es el morir. La tercera versión tuvo otro motivo menos fúnebre que también les sucede a veces no a los directores de arte sino a los redactores: la fotografía que ya estaba metida en la página, y que hemos eliminado aquí por motivos obvios, no era la del fallecido. Del fallecido, no había foto. Y, además, la muerte continuó subiendo por la página en esta su versión final en la que tenía que respetar exactamente el mismo texto sin cortarle ni añadirle ni una coma hasta obligarme a hacer lo que no quería: una "patata americana" mortal de necesidad.

sábado, 24 de noviembre de 2007

A veces no hay que hacerles caso

A los redactores nos referimos, por supuesto. Y hay que decirles que no. Porque en su afán de tener la sección pintada (qué bonito símil) cuanto antes, no tienen en cuenta el ritmo del que hablamos en anteriores artículos. Se enfrentan al folio en blanco y se obcecan, se atoran, se bloquean. Y no están nada inspirados, la verdad. Para muestra un botón.


Esto es lo que nos traían el otro día para pintar varias páginas de M2 la revista de Madrid (hablaremos de ella y sus peculiaridades un día de estos). ¿Cuál es el fallo?. Fácil. Todo titulado de la misma manera: a cuatro por arriba, excepto la primera, que va a cinco por abajo. En definitiva, todos los títulos similares, parecidos, miméticos. En este caso lo atribuimos a las prisas porque conocemos al [gran] redactor que nos trajo el "paginero" (bonita palabra, también) y sabemos que se preocupa por estas cosas de que "no quede todo igual".

Total, que hubo que rehacerlo todo para que tuviera una estructura un poco más elaborada, con un poco más de ritmo, a lo "Rehab", de la tan polémica y poliadicta Amy Whinehouse.

Pero cuando pinten sus secciones, por favor, tengan en cuenta las páginas como un todo, no como estructuras independientes. Las páginas, al igual que la Historia, no son departamentos estanco, todas tienen una relación entre sí.

jueves, 22 de noviembre de 2007

¡Hágase el blog!

Si existir consiste en que te nombren, y al parecer así se creó el mundo, ¡ya existimos! Somos desde hace dos meses, concretamente desde que se publicó la última edición del más prestigioso diccionario de la lengua española, el Diccionario de Uso de María Moliner, en el que figura por primera vez en nuestro idioma una entrada dedicada a la palabra "blog".

  • blog. (ingl. afér. de weblog, de web y logbook, cuaderno de bitácora, pl. blogs.) m. Inform. Sitio web o parte de él actualizable permanentemente donde se recopilan por orden cronológico escritos personales de uno o varios autores sobre temas de interés y en el que se recogen también los comentarios enviados por sus lectores. = Bitácora, weblog. => Internet.
Y tenía que ser, evidentemente, este diccionario quien nos diera la vida. Porque es el diccionario que lleva dando vida a las palabras en castellano desde su primera edición en 1967. Es un libro en dos tomos que tiene una historia apasionante detrás, como relató García Márquez en un artículo periodístico publicado en El País en febrero de 1981, por lo que tal vez sea demasiado atrevido que lo contemos nosotros también. Aun así lo intentaremos brevemente.

María Moliner fue una señora que al cumplir 52 años, viéndose liberada del cuidado y crianza de sus tres hijos, decidió escribir un diccionario. Era el año 1951 cuando esta bibliotecaria licenciada en Filosofía y Letras en Zaragoza, dividió una cuartilla en cuatro partes iguales y comenzó a llenar esas fichas caseras con palabras, todas las palabras. Calculó que lo terminaría en dos años, pero trabajó en solitario en su casa alargando los dos años en otros dos años y luego otros dos años más hasta que en 1967 la Editorial Gredos consiguió que publicara la primera edición con más de 80.000 palabras y unas 3.000 páginas en dos tomos. Es una labor para una sola persona de tal envergadura, tanto física como intelectual, que no se puede imaginar, pero es que además, su diccionario supera no sólo en extensión sino en calidad, y sobre todo en utilidad (no en vano se llama de uso, porque no sólo define sino que indica cómo se usan las palabras) al propio Diccionario de la Real Academia. Tal vez por eso NO LA ACEPTARON como académica cuando en 1972 se propuso su candidatura, que además fue la de la primera mujer. Falleció en 1981 y en 1998 se publicó una segunda edición corregida que todavía es motivo de querella por derechos de autor y que uno de sus hijos considera un libro "apócrifo".

Los tiempos han corrido tanto que no sólo ahora se incluyen por primera vez términos como "blog", "chat", "internet" o "sms", es que en aquella primera edición que tengo en mi estantería no existe entrada alguna para "informática", y "ordenador" es el "aficionado a poner las cosas en orden" o el que "ordena los pagos de Hacienda". Maravilloso, ¿no?


Desde el punto de vista tipográfico tenemos que aventurarnos porque la Editorial Gredos no sólo es incapaz de mantener el nivel del diccionario en esta tercera edición, y no les culpo porque desaparecida su autora es imposible hacerlo por mucho equipo de expertos que hayan trabajado en él, sino que a su personal tampoco les alcanza la educación para contestar nuestros correos solicitándoles los datos técnicos de su primera impresión. Y como es mucho aventurarse entre los incontables tipos de letra que ahora existen aceptamos críticas y correcciones a nuestra valoración: se compuso en un tipo de letra Cheltenham (o algo muy parecido) del cuerpo 7, interlineado a 7 puntos, en dos columnas de 15 cíceros con 3 puntos cada una separadas por un medianil de un cícero; las entradas para cada una de las voces son de un cuerpo 9,5 en negrita.

Y ahora ya estamos en él, por eso hablamos del Diccionario de María Moliner, porque somos una palabra más entre sus 94.000 actuales y porque, en definitiva, la mayor parte de nuestros diseños son soportes para palabras, las que se dedicó a recopilar en pequeñas fichas una mujer. Una a una hasta tenerlas todas.

viernes, 16 de noviembre de 2007

A veces coincidimos

Y entonces se produce la solidaridad editorial, o un poquito de ella, porque el último término ideado por el mutante Baruch es, cómo no, muy ambicioso. Si mutante se refería a ese nuevo periodista multiforme del que el Norbi es precisamente el máximo exponente, su solidaridad editorial "no es otra cosa que establecer una red de trabajo donde el periodista piense visualmente y los diseñadores piensen periodísticamente". Cito textualmente porque no podría resumirse mejor. En tan pocas palabras, con toda la sencillez de las grandes ideas. Y la contundencia.

Algo de esto sucedió la otra noche, no sé si de Luna llena porque desde el interior de la redacción no se ve y desde la calle, en Madrid, apenas distinguimos el cielo de la noche cubierto como está con una lona anaranjada de luz artificial, pero sí disfrutamos de una conjunción solidaria de planetas periodistas y satélites maquetas, alineados en este caso con una estrella brillante en forma de fotografía.

Esta es la página de primera edición de la sección Mundo con la que apareció el redactor jefe de cierre anunciando, sonrisa encantadora por delante, que "había que darle una vuelta". Y me dio una vuelta el corazón. Llegaban por agencia noticias sobre incidentes violentos entre estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas (esto sucedió sin que fuera allí ningún rey español ni nada parecido, ¿eh?, en este caso concreto creo que se pelearon entre ellos sin ayuda externa), con el resultado de varios heridos de bala. "Claro que lo que más nos interesa son las imágenes, poder dar alguna en esta página... están llegando fotos muy buenas de AP" (la agencia Associated Press). Y me dio el sobresalto cardíaco porque lo habitual en ocasiones así es el desbarate absoluto, en un minuto, de lo que se ha pensado y hecho durante todo el día. Y no, las arritmias desaparecieron al ver las fotos, en realidad, al ver la foto; el zafarrancho lo propuse yo entonces: la foto, el fotón, había que darlo a cuatro columnas. Para eso, eliminamos la anterior imagen a tres del tema principal sobre la crisis en Paquistán manteniéndolo no obstante como tema principal porque si ellos habían pensado visualmente la noticia de Venezuela (al menos un poco, en términos de fotografía) yo recompuse la página pensando en términos periodísticos (otro poquito, sin abusar ninguno) de manera que lo más importante tipográficamente seguiría siendo Paquistán. Se pudo recolocar la publicidad en otra página y conservar todo lo demás prácticamente igual.

¿Por qué es tan buena la fotografía? Pues aparte de que porque nos gusta mucho, como todos decíamos solidarios la otra noche, porque lo tiene todo, absolutamente todo. Porque ella sola cuenta la historia con esa fuerza y contundencia visual a la que no llegan las palabras, al menos no tan rápido. Fuerza y contundencia que se producen por una mágica unión de forma y contenido que alguna vez sucede, y por eso nos gusta mucho, como decíamos que decíamos.

La fotografía muestra la lucha de dos jóvenes contra otros dos (grupos de estudiantes enfrentados) separados por una puerta (dos bandos diferenciados), y a uno de ellos empuñando una pistola contra los otros (heridos de bala). Los rostros nos transmiten el dramatismo del momento, pero hay más, la forma, la composición casi perfecta con una línea vertical creando tensión (es de las veces que más claro he visto esa teoría de la gramática visual sobre tensión vertical y reposo horizontal). Y qué me dicen del fuerte contraste entre la zona oscura en el lado izquierdo, precisamente de donde emerge el pistolero, frente a la zona clara de sus oponentes, contraste que, casualidades del destino, es uno de los elementos visuales que más acentúan el dramatismo. El toque de color es ese naranja central, naranja de peligro. Un prodigio de imagen disparada en centésimas de segundo por la propia intuición del fotógrafo que, como todos comprenderán, en medio de un tiroteo no creo que se ande analizando encuadres. Un pequeño milagro que nos puso de acuerdo aquella noche de solidaridad editorial.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Ibáñez dibuja la portada de El Cultural


Si esto fuera Magos del Humor, de Mortadelo y Filemón, media ciudad de un país imaginario (que bien podría ser cualquiera de España) estaría persiguiendo a los dos maltrechos "detectives", Ofelia le estaría tirando los trastos a Mortadelo, el superintendente tendría escayolado hasta el último pelo y el profesor bacterio habría saltado por los aires con su último superinvento. Pero no es una viñeta de Ibáñez, por desgracia.

Es un pequeño homenaje a uno de los mejores cómics de humor españoles. Un homenaje a las rotundas curvas de la secretaria, a la barba del profesor, al bigote del jefe, a las gafas del larguirucho, a los dos pelos (ni uno más ni uno menos) del cascarrabias del pantalón rojo y, como no, al sulfato atómico. Y un homenaje a los pequeños pero enormes detalles de humor que son todas y cada una de las viñetas del gran Francisco Ibánez.

Pero no somos los únicos que le rendimos tributo. El Cultural, revista que publica El Mundo todos los jueves, dedica toda su portada a un autorretrato elaborado por el dibujante catalán con motivo de los 50 años de tan curiosa pareja. Una portada distinta a la que normalmente estamos acostumbrados en este tipo de publicaciones, donde se suele optar por una foto. Aunque El Cultural no es la primera vez que usa ilustraciones, pero sí es la primera ocasión (si mal no recuerdo) en la que el protagonista se pinta a sí mismo ad hoc para la revista.


Y en esta portada donde precisamente se ven esos pequeños detalles que hacen tan especial los dibujos de Ibáñez y donde se ríe de él mismo y de todo lo que le rodea. Botes de viagra, coronas de flores que llevan los personajes a su creador, sondas para latas de jugo de nabo, ofertas en ataúdes y su característica firma apoyada, como puede, en un par de muletas. Y así, una infinidad. Una genialidad de primera página que todos los amantes del cómic deberían guardar, al igual que el libro conmemorativo. Una joya. (Podéis ver una avance aquí, aquí, aquí y aquí.)


P.D. Una recomendación sobre el mundo del tebeo, "el género peor comprendido del mundo", como reconoce Scott McCloud en su imprescindible obra "Cómo se hace un cómic". Un repaso exhaustivo a todo el potencial que ofrecen. Un lenguaje poderoso y una capacidad comunicativa extraordinaria. Léanlo, verán como su percepción cambia de manera radical.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

101 gracias

Hoy celebramos nuestro post 101. El 101, no el 100 ni el 99, porque nosotros somos así. No nos gusta la ortodoxia, aunque a veces nos obliguen (obliguemos) a atarnos a ella. Porque nos gusta decir que NO, aunque en realidad pensemos que SÍ. Porque lo que hacemos es informar, aunque algunos piensen que sólo colocamos cajitas sin sentido. Y sólo algunas veces pronunciamos las palabras mágicas. Porque no nos gustan que intenten engañarnos. Nada de eso. Lo hacemos porque nos gusta el 101.

Y lo hacemos por todos vosotros, nuestros lectores, los que nos dejáis comentarios. Con ellos aprendemos y sobre todo, nos divertimos. Por eso, gracias a canales holandeses (!) encarni hinojosa, otras bombillas, u minúscula, fanuno, red miner, joel,dexter morgan, albert campillo, tres patar para un banco (!), maite, al fondo de la redacción, fernando, adriano, fer, mon, borja ventura, carlos valencia, nimo, cuatrotipos, ernesto, capsule2, melonkid, heral, miss delirios, snowgirl, wi-fi conection, buenos aires me duele, web cam, robinson, tomato soup, seguimos trabajando, r, jamm, olga rodriguez, fernando hernandez, juan, cristina, corondel, a cinco columnas, a tu lado, paty isa y sara, juan ramón martín, chiqui esteban, ferran pous, javo wero, millicent, josé alfonso de tomás y muy especialmente a anónimo, por su entusiasta participación. (Respetamos la ortografía de los nombres tal y como la pusieron sus autores.)

Pero también queremos dar gracias a Pedro Pérez Cuadrado y a Laura González Díez por todo lo que hacen desde el CEU, que es mucho, como sus encuentros y jornadas, a los ponentes de las mismas, a Norbi, por acogernos con cariño en Estepona (ché pibe) y nombrarnos "sucesores" de su Visualmente (estilo Jack Bauer), a los organizadores y ponentes de la V Cumbre Mundial de Diseño en Prensa, a todos los otros blogs compañeros que enlazamos y nos enlazan, a nuestros compañeros de sección en el periódico y al resto de colegas del periódico por el pozo sin fondo de anécdotas en que se han convertido... En definitiva, a todos aquellos que nos han facilitado esta aventura que comenzó una noche de verano y que sin vosotros no tendría ningún sentido.

Millones de gracias. El equipo de encajabaja.

Los cuatro miembros de encajabaja celebrando el post 101 entazabaja.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Páginas literarias

Tendrían que ser mis frases de una sencillez extrema, lo mas opuestas a rebuscados comienzos con un verbo, para que mi escritura fluyese como la de Ian McEwan. Depuradas, limpias, despojadas de cualquier amaneramiento y, sin embargo, luminosas, gotas destiladas de esencia pura y fresca. Las palabras justas en frases directas que por un inexplicable milagro de los dioses se abren en infinitos significados y emociones. Vuelvo la vista hacia las palabras anteriores y es justo lo contrario de lo que estoy haciendo, porque escribir así... ¿cómo se hace? Es para volverse loco.

¿Y a que viene todo esto, aquí? Pues a que dentro de la literatura a veces viven también los periódicos, incluso el diseño de una página puede formar parte de una novela. Como sucede en Amsterdam, publicada en 1998 en Londres y cuyo autor, evidentemente, es el mencionado Ian McEwan. Un grande del que también es muy recomendable leer la absorbente Amor perdurable, y, sobre todo, Expiación, convertida en un clásico con sus muy pocos años. Pero hoy hablamos de Amsterdam porque, además de su mencionada relación con la prensa es la mejor manera de empezar con este escritor. Esta novela absolutamente magistral obtuvo el premio Booker de ese mismo año en el Reino Unido, aunque he de decir que a mí los premios, de cualquier clase, me suelen reblandecer los músculos, algún músculo más que otro, también es cierto. Lo que realmente interesa es lo que cuenta y cómo lo cuenta.

Te agarra con fuerza y no te suelta desde el comienzo en el funeral de una bella, inteligente y joven mujer que reúne a cuatro de quienes fueron sus amantes: el viejo millonario aburrido con quien estaba casada; el actual ministro ultraconservador de asuntos Exteriores; Vernon, director del periódico londinense El Juez; y Clive, compositor musical de éxito que trabaja en una sinfonía del milenio. Clive y Vernon, amigos desde la juventud, forman parte de la élite progresista y culta de Londres en contraste con los otros dos hombres. El relato de una jornada en el periódico, incluida una hilarante reunión para decidir los temas del día siguiente, nos pone en situación de quién es este periodista de pocos escrúpulos que intenta salvar un diario en caída libre. También tiene dificultades el compositor para terminar su sinfonía: busca una melodía perfecta que no llega.

En un mundo complicado todo comienza a complicarse aún más cuando el viudo millonario pone en manos del director del periódico unas fotos comprometedoras que su esposa tomó del ministro de Exteriores vestido de mujer, el conservador azote de homosexuales. A pesar de la oposición de casi todos, incluida la de su amigo el compositor de quien esperaba más apoyo, Vernon decide publicar esas fotos para salvar al país de un político hipócrita y fascista y de paso las ventas de su periódico. Diseña él mismo la página, la primera página, porque “conocía la fuerza de lo que tenía entre manos. Dejaba que las imágenes hablaran por sí mismas”. Y cuando está a punto de enviarla a la rotativa, entonces.... pues sucede lo que no voy a desvelar, faltaría más, para que así leáis Amsterdam. No sé si el diseño de una página es literatura en alguna otra novela, pero en esta auténtica obra maestra sí lo es. Divertida, precisa e implacable en su crítica de la naturaleza humana a la que nadie escapa. Un derroche de inteligencia. Lean a McEwan, amigos, a los enemigos es mejor no recomendárselo porque podrían hacerse más sabios.



Y más

Otras novelas “periodísticas” de obligada lectura: Imperio, de Gore Vidal, fascinante; El americano impasible, del inmenso Graham Greene, sin palabras; Sostiene Pereira, de Antonio Tabucchi, estremecedora y rebosante de estilo; Una sirena en la noche, del italiano Roberto Giardina, deliciosa novela juvenil que no ha perdido su frescura (¡es de 1978, joder!) en la que el protagonista es el periodismo.
Aunque estoy seguro de que no están todas y de que vosotros también tendréis vuestras novelas “periodísticas” imprescindibles, ¿no?

jueves, 1 de noviembre de 2007

Cuando menos es más

A los redactores les encanta meter muchas fotos en sus páginas. Sí, es así. Vienen con una pila de fotos y te espetan: "Vamos hacer un álbum chulo [sic] con estas fotos que te traigo". Ahí te echas a temblar... Hay ocasiones en las que el álbum está justificado e incluso le viene bien al tema porque así los lectores pueden ver los personajes que han asistido al evento. Pero hay otras en las que merece la pena apostar por una sola foto que sea capaz de acompañar y complementar el mensaje que transmite el texto de la página. Una sola foto para dominarlas a todas.

Las páginas que hoy os traemos son un ejemplo de esto que os comentamos. El tema del día era la inauguración de la ampliación del Museo del Prado. Los Reyes le querían dar una dimensión especial al acto, de ahí la elección del cuadro Fusilamiento de Torrijos. Todo está milimétricamente preparado en la Casa Real, no se deja nada al azar.

Precisamente se elige una foto con fuerza para la portada. Los Reyes y las autoridades en una curiosa escalera sólo rota por la reina, custodian y casi imitan el cuadro. En la portadilla de la sección de Cultura se apuesta por otra gran foto. Los personajes ante la inmensidad de la ampliación. Como en la anterior imagen, un elemento que "rompe" la foto, la mirada del Príncipe Felipe hacia la claraboya que da luz a la sala.

Las tres páginas en cuestión. La última, finalmente, no salió

Y en la tercera página está la "polémica". Dar varias fotos, cuadradas, con varios personajes o apostar por una gran foto que acompañe al titular y lo explique. Porque no hay que olvidar que texto y fotos deben ir de la mano. No se entiende el uno sin el otro.

La primera opción de los chicos de Cultura fue dar un collage con cuatro fotos, cuatro planos con varios personajes, como un póquer de ases. Un poco plano, la verdad. No apostaban por nada y no ayudaban a comprender el título de la columna. ¿Quién se reconciliaba, Aguirre, el mandamás del BBVA? ¿Quién?... No quedaba claro.

Sin embargo un rato después bajó Fran, responsable ese día de la sección de Cultura y decidió cambiar la foto. "Vamos a dar esta más grande", dijo. Y mejoró el asunto, vaya si lo mejoró. Una foto grande con los personajes aludidos en el título bien centrados y pillados en un momento de "complicidad". Una foto que complementa perfectamente a la columna que acompaña, algo que no siempre sucede. Hasta el propio Fran, sorprendido, reconoció que quedaba "mucho mejor". Lo dicho, menos, a veces, es más.

Las tres páginas con la página que sí salió publicada

martes, 30 de octubre de 2007

Revista de blogs (III)

Os traemos una nueva entrega de nuestra revista de blogs con una selección de los mejores enlaces de este mundillo.

Para comenzar, damos la bienvenida a la blogosfera a Encarni Hinojosa, creadora de Yo hago los dibujitos. Con esta magnífica frase resume a los no iniciados en la materia en qué consiste la infografía y de paso nos enseña su trabajo en La Voz de Cádiz, donde, como en todo periódico pequeño, igual cose un huevo que fríe un alfiler. Porque la vida hay que tomársela con sentido del humor. La animamos desde aquí y le damos la enhorabuena por su recién creado blog.

Desfaziendo entuertos es el blog de José Alfonso de Tomás y en él podemos encontrar diversos trucos para manejar el Photoshop, Quark, Indesign, etc. Trucos que van desde la gestión de color hasta cómo imprimir correctamente un archivo en pdf. 100% práctico y 100% recomendable para manejar a fondo los programas con los que nos tenemos que enfrentar cada día.

Por último, y no por ello menos importante, un clásico de la red. Se trata de Caja de Imagen, blog del departamento de diseño del Heraldo de Aragón. Aunque actualizan menos a menudo de lo que nos gustaría, merece la pena estar atentos a este blog en el que nos muestran el magnífico trabajo realizado en tierras mañas. Lo dicho, un clásico imprescindible.

sábado, 27 de octubre de 2007

Un olvido

Un descuido. Esperábamos un cambio en todos los suplementos de El País y esta semana Ciberpaís ha aparecido con su ropa de siempre, la vieja. Un malentendido. Tal vez el fallo fue nuestro porque en realidad nadie mencionó el suplemento tecnológico. Un abandono, pues. Porque es cierto que ni se le mencionó, ni se le ha renovado como a casi todos los demás (hoy sábado comprobamos que tampoco El Viajero alcanza la modernidad) tal vez por falta de tiempo, de medios, o de interés en hacerlo.

Así apareció, el pobre, el jueves. Al menos le pusieron la mancheta nueva, con su acento azul, arriba a la izquierda. Se debió quedar quieto cuando pidieron voluntarios para someterse al diseño de Óscar Mariné mientras Babelia, Domingo y El País Semanal daban un paso al frente. Y por tanto no le han vestido con los modelos minimalistas, con esas estructuras esenciales de Mariné que tanto se han criticado y que tan extraño me hacen sentir, las críticas digo, porque al parecer debo ser uno de los pocos a quien le parecen bien, muy bien incluso. Tan bien, que ni El País se ha atrevido a ponerlo en página tal cual, como nos lo adelantaron, y ya el primer día de estreno lo llenaron de sumarios en páginas que debían ser sólo de texto y multiplicaron las fotitos en otras. Corren malos tiempos para la lectura, vengo diciendo. Y para el riesgo, al parecer.

¿Y corren malos tiempos para internet, para las nuevas tecnologías, para ser global, para la gente joven? Parece ser que no, ¿no? Entonces, por qué el abandono de Ciberpaís, precisamente el suplemento dedicado a todo esto y que seguramente contará con lectores más jóvenes. Porque después de tanto estudio no creo que sea un olvido, y la falta de medios no nos convence del todo. ¿No será que quienes deciden en el periódico global en castellano en realidad no están en internet, ni se interesan en ello, ni en las nuevas tecnologías, algo que sí atrae a los más jóvenes? ¿No será que Cebrián y compañía no leen o ni tan siquiera hojean Ciberpaís? ¿Sabrán que existe? No puede ser un olvido.

jueves, 25 de octubre de 2007

Palabras mágicas, palabras malditas

Traemos en esta ocasión el artículo de un nuevo colaborador. Nuestro compañero, amigo y gran maqueta, Enrique Falcón, nos ofrece su punto de vista acerca del trabajo en la redacción.

Hoy he hecho algo prohibido. He sido totalmente consciente de mi acto. Un acto de rebeldía. Una locura.
Sabéis cuando vais por la carretera sin nada de tráfico. Limpia, clara, cristalina. Tu coche circula sin impedimentos y la hora que calculaste de llegada se reduce a cada kilómetro que avanzas. Pero de repente, tu compañero de viaje comenta:
-Parece que hoy no hay muchos coches.
¡¡¡Nooooooooooo!!! ¡¿Qué ha hecho?! Inexplicablemente, a los pocos kilómetros, coincidiendo con un cambio de rasante, aparece ante ti el embotellamiento mejor organizado que has visto jamás: con sus carriles repletos de vehículos salpicados de lentos camiones.


Páginas de primera edición, cuando todo estaba tranquilo...


Bueno, pues esto es lo que pasó...
Trabajo maquetando en el turno de medianoche de un periódico y el pasado 18 de octubre me encontraba en la redacción. Eran las 11:10 de la noche, ya habíamos terminado con todo el trabajo y disfrutábamos de uno de esos momentos en los que el periódico está en un relativo silencio. Había terminado de dar cuenta de un bocadillo cuando cometí la felonía:
-Parece que se presenta una noche tranquila...
Mi compañero Mario se giró rápidamente y me miró desconcertado.
-¿Estás loco? No sabes que está PROHIBIDO decir eso. Son las palabras mágicas.
-Venga, Mario. Hay que huir de la superstición...
-Y del oscurantismo.
Apostilló él. Y prosiguió:
-Como pase algo, te enteras.
Dijo con media sonrisa comprendiendo que mi acción era una bravuconada sin consecuencias. Pero...
11:13. Aparece el jefe de Internacional avisándonos que ha habido un atentado contra Benahzir Bhutto en la India y que no sabe la repercusión pero que nos preparemos.
11:15 y 11:16. Llamada de teléfono de Deportes pidiendo que arreglemos un título que está mal y el crítico de Toros que quiere la foto horizontal en lugar de vertical.
Mientras yo realizo esos cambios, Mario está con el responsable de la noche cambiando la portada.
11:20 y 11:21. Aparecen el jefe de Nacional que quiere cambiar páginas en segunda edición y la encargada de las delegaciones necesita que le pintemos un gráfico para meter la lotería. Mario sigue con la Portada. Corrijo la página de Toros, las de Nacional y contesto a una llamada en la que me preguntan qué tipo de letra tiene que ir en la segunda de Nacional.
11:23. Presencia de una redactora de Local que cambia un par de fotos en una doble y pone mala cara al ver que va a salir más tarde de lo que pensaba.
11:26. El jefe de Internacional ya tiene decidido los cambios. Han muerto centenares de personas y Bhutto ha salido indenme. Organiza su sección. Mario coge un par de páginas y yo otro tanto. Llama otro redactor de local para que le levante la firma que se le ha caído (???????) .
11:30. Atiendo a la redactora de Local. Joder me he olvidado del de Deportes. A ver si acabo pronto con ésta. Los que esperan los cambios a mi lado comienzan una animada charla.
11:32. Llama el Deportes preguntando que qué coño pasa con sus cambios. Se va la de local. Aparecen Economía, Nacional y Televisión.
11:33. Llamada de telefono que no contesto.
Y así, hasta las 11:55. Sin parar. Cambios en Cultura, problemas con una foto en Opinión, otra vez el de Deportes. En menos de una hora realizamos unas 12 páginas y unos 30 cambios. Todo frenético, intentando no cometer errores para no volver a ver al que se acaba de ir.
A las 12:06 el asunto se aclara. Todos se han ido. Mario y yo nos miramos y nos reimos.


... que quedaron así, en segunda edición, después de tan lamentable frase


-Te lo dije. No se puede decir esa maldita frase. -Me dijo Mario. Yo sonrío, recojo mis cosas, cierro el cajón me pongo el reloj y le digo.
-Seguro que ahora que te quedas solo tienes una noche tranquila... -Y el contesta:
-Tío, ¡no me jodas!

Quique Falcón

miércoles, 24 de octubre de 2007

De la pata al plano (americano)

En el diseño en prensa hay que tener en cuenta muchos factores a la hora de dar forma a una información. El orden, la jerarquía, la carga informativa de las imágenes, son un ejemplo. Además, hay que tener en cuenta otros factores menos tangibles, como el ritmo y el movimiento. Sobre el ritmo ya hemos hablado en alguna ocasión, algo que deriva de la disposición de los distintos elementos en la página en sí y entre otras páginas. El movimiento consiste en algo parecido,en una página o en toda una sección, quizás más sutil. El movimiento lo puede aportar una imagen, o la correcta utilización de los elementos que conforman los distintos niveles de lectura. También la composición de la página puede inferir un inusitado movimiento al conjunto de la edición. Dentro de los elementos dinamizadores de la información resulta muy efectiva la pata americana. Se denomina así a la última columnade un texto que subiendo, cierra una pieza, de forma que arropa toda la información. El ritmo de lectura se desquilibra, la valoración gráfica gana peso por encima de los titulares, y en consecuencia, se obliga a el ojo del lector a recorrer la página buscando el arranque de la información. ¡Voilà! Se crea el movimiento.



Ejemplo de pata americana. La última columna
de la información
sube y acompaña a la imagen


Sinceramente, desconozco el origen de este recurso. He preguntado a compañeros y amigos si conocían la historia de la pata americana y no ha habido suerte. Parece evidente su origen trasoceánico, pero no hemos sido capaces de precisarlo. Desde aquí aprovechamos la dimensión de la blogosfera y la gran cantidad de amigos que nos leen (muchísimos de ellos en el continente americano) para que en este blog se arroje luz sobre el tema. Cualquiera que sepa de dónde surge el término pata americana, por favor, esperamos ansiosos vuestros comentarios.


¿Fruto de un elaborado planteamiento o recurso surgido de la necesidad? Pensando en ello, me vino a la cabeza la historia de otra aportación típicamente made in USA, el plano americano. Ese plano en el que se encuadra al protagonista desde las rodillas hacia arriba, dejando el fondo del decorado en un segundo plano sugerido. Es la transición entre el plano medio y el general, un plano que nos acerca al personaje, pero sin vincularnos emocionalmente con él, una prudente media distancia. Lo curioso es que este plano, que hoy se utiliza como un recurso dramático habitual, surge de una necesidad de lo más primaria. En la época del dorado western, los cineastas se dieron cuenta de que necesitaban un plano que permitiera que a los protagonistas se les vieran...las pistolas. Así de simple. Y hasta hoy.



John Wayne, en plano americano


Una necesidad que se convierte en recurso dramático. ¿Como la pata americana? Lo cierto es que es una técnica útil, pero de la que se puede caer preso. Requiere una apuesta gráfica que lo sostenga. Y esto me viene al pelo para una pequeña reflexión sobre el rediseño de EL PAÍS. Nos han contado durante los últimos meses que este nuevo diseño iba a apostar decididamente por la imagen. Eso está muy bien. Y es cierto que las imágenes han crecido en el nuevo diseño. Como los cuerpos. Ha crecido un poco todo. Ahí entra la pata americana, con su dinamismo. Pero las fotos a cuatro columnas sobre cinco posibles encierran una trampa. Condicionan la titulación y el resto de la página, a menos que trabajes en La Vanguardia, claro. Combinadas con un apoyo, por ejemplo, no te dejan muchas opciones. Y si abusas de este recurso, resulta que a fuerza de dar todas las fotos grandes y querer mover las páginas... te repites. Y buscando nuevas soluciones das con el tercer ejemplo, al que no sé muy bien cómo llamar: ¿doble pata americana? ¿repata americana? ¿remilpata americana?




Tres ejemplos de las muchas patas americanas que hemos
podido ver en las ediciones de este pasado domingo y lunes de EL PAÍS


A mí, personalmente, me parece que este nuevo PAÍS ha renunciado a signos de identidad propios del periódico. Se ha simplificado el nivel de lectura, han desaparecido los ladillos, los cierres y con tanta foto a cuatro o cinco columnas la edición gráfica (tradicionalmente muy bien valorada) se me queda un poco plana. Eso sí, con tanta foto a cuatro columnas, ahora hay muchísimas patas americanas.

martes, 23 de octubre de 2007

Niveles de lectura

El tema del acento en la cabecera de El País ha sido uno de los más tratados en lo que a su rediseño se refiere, o maquillaje o cirguía estética si preferís llamarlo así. Yo creo que es algo más que maquillaje pero, desde luego, no es un diseño nuevo, no llega a rediseño. Hablaremos pasados unos días. Y tal vez lo haya sido porque vivimos tiempos en que lo anecdótico suele eclipsar lo principal, en que nos dejamos llevar, todos, por la curiosidad llamativa, por los adornos, por lo famoso en vez de lo importante. Y, sinceramente, lo del acento me da exactamente igual. En primer lugar porque lo que han puesto no es un acento, si queremos ponerlo pues se lo ponemos en vez de pintarle una monada en azul para corregir una supuesta falta de ortografía mantenida durante 30 años. Y en segundo lugar porque no supone nada a la hora de leer el periódico. Y el periódico, los periódicos, se publican para ser leídos. Ya lo escribí el otro día cuando hacía referencia a las supuestas razones para el cambio: las páginas se hacen para ser leídas y en lo que a lectura se refiere el cambio más importante que ha llevado a cabo El País ha sido eliminar la entradilla de sus noticias, algo que se ha mencionado como de pasada en comparación con las charlas que hemos leído y oído sobre el banal acento.


Hasta el sabado pasado El País ofrecía a sus lectores tres niveles de lectura que ahora, por afán modernístico, han quedado reducidos a dos. Porque sí o porque todavía no se ha reunido durante meses un comité nombrado por el director para encontrar una razón, como hicieron con el diseño global. Ya nos dirán entonces porqué han decidido quitar la entradilla. En El País, primero se hacen las cosas, nos dijo Javier Moreno, y después se piensa por qué se han hecho.

El primer nivel de lectura se refiere a los títulos. Una primera pasada que hacemos a cualquier periódico consiste en la lectura de los titulares (por eso son grandes, no porque adornen más así las páginas). Este nivel de lectura lo tienen todos los diarios, evidentemente, y no creo que ningún rediseño se atreva a eliminarlo, aunque casos de intento ha habido (si yo contara...). El segundo nivel de lectura es la entradilla que El País ha eliminado: si el título despierta nuestro interés tenemos un párrafo que nos cuenta brevemente la noticia. Este segundo nivel lo tenía El País y casi ningún periódico moderno. El tercer nivel de lectura lo constituye el cuerpo central de la noticia, el texto, al que llegas si los dos primeros te han interesado. Es adentrarte más en la noticia. Son tres opciones y ahora, más modernos, tenemos sólo dos.



Nuestro "plumilla favorito" como él mismo se denomina, el siempre perspicaz Juan Gonzalo, nos comentaba el otro día que una de las razones para eliminar la entradilla podría deberse a que quisieran que entrásemos directamente en el texto, porque tal vez la entradilla hace que en ocasiones sólo leas esa introducción y no el resto de la noticia. Desde luego es una razón de peso, de mucho más peso que las que ha dado el propio El País, porque hasta ahora no nos han dado ninguna, que desaparece en consonancia con los periódicos más modernos, o algo así. Es una opción, pero es una opción con menos variantes y posibilidades para el lector que la que tan bien había funcionado hasta ahora. Yo, como lector, prefiero tener más opciones, como también vengo reclamando que si de verdad nos quieren dar explicaciones pues eso, que las den. Que no nos distraigan con un acento azul.

lunes, 22 de octubre de 2007

Gazeta Wyborcza contra la apatía
en los comicios polacos


El diario polaco Gazeta Wyborcza (Periódico Electoral, en su traducción al castellano) nos sorprendía hoy con esta curiosa e imaginativa portada en la que muestra una caricatura de uno de los gemelos Kaczynski (el que más rabia le dé a cada uno) mirando preocupado hacia la parte de abajo de la portada. Esa parte de abajo, un 60% del total de la primera página, representa el mismo porcentaje de abstención que hubo en las elecciones parlamentarias de 2005. Por lo tanto, un claro mensaje:los polacos tienen que ir a votar.

Una atrevida portada de uno de los periódicos más importantes del país, con gran influencia política: 420.000 copias diarias, una extensión media superior a las 113 páginas y un equipo de 790 periodistas. Casi nada.

domingo, 21 de octubre de 2007

Marca también se renueva hoy

Sólo un par de apuntes para comentar que el Marca también ha escogido el domingo para lanzar su nuevo diseño.

Abandona la famosa M mayúscula para volver a sus orígenes con la palabra MARCA completa. Las informaciones se muestran más ordenadas dentro de la página, lo que sin duda agradecerán (agradeceremos) muchos lectores.


Por último, el uso del color. Ahora los cintillos tendrán el color del equipo del cual se está informando en la página o el color más característico del deporte en cuestión, como el verde golf de la página de abajo.

Enhorabuena también a nuestros compañeros de MARCA.

P.D. Desde aquí queremos agradecer a J.L. Orihuela por mencionar nuestro blog en su columna de la revista Tiempo de Hoy del pasado 11 de octubre. Muchas gracias.

La primera portada del nuevo EL PAÍS



Así es la primera portada de la nueva era de EL PAÍS. Con el famoso acento, eso sí.

sábado, 20 de octubre de 2007

La verdad sobre la tilde de El País



Mucho se ha hablado sobre la tilde del diario El País (aquí, aquí y aquí) y el motivo por el que Juan Luis Cebrián decidió no hacer caso a los académicos que le rogaban que acentuara la cabecera. En su momento se alegó que era un icono, pero nadie se ha hecho eco del verdadero motivo por el que EL PAIS no se escribía EL PAÍS. Reinhard Gäde y Julio Alonso lo explican en una carta al director publicada por el diario de PRISA el pasado sábado. Nada más lejos del motivo oficial:

"La cabecera de EL PAÍS se diseñó sin tilde por una razón más sencilla, pero de más peso, que la empleada el jueves pasado para anunciar que el rediseño del periódico incorpora el preceptivo acento en la i. "Que la cabecera tiene un significado icónico no literal y que nadie se para a pensar en el contenido de lo que define" es una explicación o justificación a posteriori, no por eso exenta de fundamento. Y de ejemplos; entre ellos, el logo de Telefónica.

Pero se olvida que no fue la estética sino un impedimento técnico el que nos llevó a proponer la supresión del acento: las modernas fotocomponedoras, de fabricación norteamericana, carecían de mayúsculas acentuadas, y no tenía sentido poner acento en la cabecera cuando los textos que en el resto del periódico se escribieran todo de mayúsculas tendrían que ir sin él. No éramos los únicos. El resto de los periódicos, con tecnología más atrasada, estaban en las mismas. Era una situación que se arrastraba desde la implantación de la linotipia, máquina inventada por el alemán Mergenthaler a finales del siglo XIX. Hasta tal extremo que más de una generación de aquella época fue educada en la idea de que las mayúsculas no se acentuaban.

Hay que decir también que EL PAÍS fue el primer periódico -al menos entre los de difusión nacional- en devolver el acento a las mayúsculas. Fue el 9 de noviembre de 1983, la primera vez que el apellido del director (Cebrián) y el día de la semana (miércoles) se escribían con tilde."


P.D. No os perdáis los vídeos que ha subido El País sobre su nuevo diseño. Los podéis ver aquí, aquí y aquí.

viernes, 19 de octubre de 2007

Una portada distinta


No es muy ortodoxo, no. Hay que reconocerlo...

El equipo de encajabaja.

De noche en el periódico

Se vive al contrario, de noche. Vienes cuando otros van. Nada coincide contigo, como si tu horario vital estuviera formado por piezas sobre un tablero y alguien, la noche, lo hubiera sacudido, travieso. Comes solo pero también tu coche circula solo por las calles iluminadas de la ciudad. Y no duermes, te imaginas dormir durante días de luz, gritos, teléfonos y obras. Te pagan más.

Estás solo.

También el trabajo en la redacción es distinto, suele consistir en destrozar las páginas que han hecho tus compañeros durante el día. Juego a los puzzles cada noche procurando cuadrar aquí lo que descompongo allá y algunas veces, pocas, el resultado mejora lo que han organizado antes con menos urgencias porque, de noche, solemos intentar que nada se quede fuera de las páginas, incluir lo más hasta lo más tarde posible. Sin importar la forma, porque es de noche. Estamos de guardia sin hacer nada para que de día puedan decir que los del turno de noche no trabajan, pero en realidad lo que hacemos es esperar a que suceda lo que suele suceder cuando menos lo esperamos. Cuando más te jode. Y no pronunciamos nunca las palabras mágicas "parece que hoy está todo muy tranquilo".

Y luego están los ruidos, porque en la noche transfigurada, cuando te quedas solo en esta esquina apartada de la redacción, se oyen cosas, que alguien teclea en uno de los ordenadores y cuando te acercas no hay nadie pero el salvapantallas ha dejado su lado oscuro como si hubieran tocado las zonas sensibles del ordenador. Estuvieron sonando los teléfonos de nuestra sección durante meses, en cuanto me quedaba solo cada noche, y dejaban de sonar un instante antes de que los cogiera como si pudieran verme, los teléfonos, porque en esta parte de la redacción estoy absolutamente solo y a través de las ventanas no hay nada. Nada puede verme y sin embargo sabe que estoy allí.

De noche las pantallas de los ordenadores te miran en vez de ser tú quien las mira a ellas como sucede durante el día.

Y de noche aparecen desconocidos que te piden un cambio en una página que tú haces sin preguntarte quién te lo pide porque en un periódico como el nuestro el trasiego es grande y resulta normal encontrar gente nueva cada poco. No te preguntas quién es el desconocido hasta que una llamada desde la mesa de cierre te exige explicaciones, que por qué has hecho ese cambio que ellos no necesitan en una página de Nacional, o de Cultura, y lo que les cuentas parece absurdo porque, además, te dicen que en Nacional o en Cultura ya no hay nadie. Nadie ha podido ir a verte a pedirte nada. En la redacción estamos solos, los de la mesa en un ala de la planta, y yo en la otra. No hay nadie más en el periódico a excepción de los guardias de seguridad en la entrada. Nadie me ha pedido nada con una extraña sonrisa pero yo le busco entre las mesas vacías, por los pasillos desiertos o los servicios solitarios mientras me pregunto, hablando solo en voz alta, por qué nadie querrá trabajar de noche en el periódico.


jueves, 18 de octubre de 2007

Entrevista a Queka Rey, jurado de ñh04


Os traemos una entrevista con Queka Rey, jurado de los premios ñh04 y jefa de diseño de El Economista, uno de los diarios más premiados.

Pregunta.- ¿Cómo funcional un jurado por dentro?
Respuesta.- Al ser personas que nos conocemos poco funciona de forma poco distendida al principio. En un primer momento, tanteas los niveles de valoración de cada uno. Por lo menos en mi caso.


P.- ¿Qué criterios se utilizan para decir que tal página es buena y merece un premio y cuál no?
R.- En el diseño de páginas. La consonancia entre la información y la presentación gráfica, y las reglas básicas de la tipografía y las artes gráficas.


P.- ¿Ha habido "peleas" por alguna página?
R.- Sí


P.- ¿Puedes valorar trabajos tuyos o te quedas al margen?
R.- Te quedas al margen


P.- En una profesión en la que casi todos nos conocemos, con sus filias y fobias, no se deja uno llevar por ellas...
R.- No. La valoración es muy profesional.


P.- ¿Influye la ideología del medio a la hora de valorar los trabajos, aunque sea de manera inconsciente?
R.- De ninguna de las maneras


P.- Habéis echado algo en falta?
R.- Mejores infografías.


P.- Alguna anécdota...
R.- Cualquiera de las que nos ocurrieron estarían fuera de contexto.