miércoles, 7 de mayo de 2008

Maqueta interruptus

Es aquella que no llega a consumarse... porque aparece un mensajito que seguramente todos hemos sufrido en alguna infausta ocasión. Un mensajito hijodeputa con efecto hipertensor, potenciador de la ira, causa de desmayos y lipotimias porque además de subir baja también la tensión de manera simultánea debido al enorme esfuerzo por reprimir el descomunal puñetazo que le quieres dar a la pantalla del ordenador cuando lo ves:



Efectivamente, es éste. ¿A que da como cosa verlo? "Quark (en este asqueroso caso, pero podéis sustituirlo por cualquier otro, el que sea, porque con todos pasa) ha detectado un problema y debe cerrarse", una falacia barata, rastrera y deshonrosa como cualquier otra porque lo que debería poner es "Este programa, o el sistema operativo, o los dos, son una puta mierda y este es uno de sus muchos fallos". Pero no, no tienen lo que hay que tener para afrontar la verdad. "Si está en pleno proceso, puede perderse la información con la que esté trabajando", continúa el muy cobarde. ¿Pero, cómo que si está en pleno proceso?, ¡siempre sucede en pleno proceso! De no haber proceso suponemos que no habría error, aunque cosas peores se han visto. ¿Pero, cómo que PUEDE perderse la información? Pero, ¿quién es el impresentable temoroso y pusilánime que ha escrito tal cosa?, ¿pero cuándo no se ha perdido la información en semejantes situaciones? SIEMPRE se pierde, mire usted, ¡SIEMPRE! ¡SIEMPRE! SIEMPREEEEEEE! ¡Joder!
Después viene ya lo mejor. Que informemos a Microsoft del problema. No nos reímos porque cuando nos sucede tenemos la vista tan nublada que ni leemos el cartel, inyectados en sangre tenemos los ojos como para enviar nada a nadie, congestionados por ese puñetazo que ya hemos dicho que la pantalla no se suele llevar de milagro ya que en realidad nos lo llevamos nosotros. ¿Así que hay gente en Microsoft que recibe nuestros "problemas", si es que se los enviamos, y los leen, y hacen caso, y se ponen en contacto con los de Quark, o con los de Adobe, con quien sea, o con la madre del cordero si hace falta, y lo resuelven, y nos vuelven a contestar diciéndonos que ya se ha resuelto, y de paso nos hacen el trabajo que se nos estropeó, y nos indemnizan por los daños que nos ha causado su producto, y nos piden perdón, y hasta otro día? ¿No? Sucede algo así, ¿no? Pero es que el baboso impresentable del cartel nos toma por tontos, ¿o qué? Claro que conozco a quien asegura enviar esos mensajes a Microsoft, "para que se fastidien por lo menos", dice soltando una risilla como de supuesto pícaro, o algo así. Existe tal persona.

Bueno, ya vale. A ver si me calmo un poco... Ya parece que vuelvo a mi estado habitual dulce y sereno. Todo este pequeño berrinche viene a cuento de esta página de Nacional que en cuanto hube terminado de maquetar, con sus fotitos y todo, con sus textitos falsos, con su canesú, pues decidieron que no les valía y que había que rehacer.



Un típico 3/2. O sea, dividimos la página en un primer tema ocupando las dos primeras columnas y otro en las tres columnas restantes, agrupados ambos por un cintillo porque todos los contenidos, junto con los de las otras dos páginas anteriores, la primera y segunda de Nacional ya que la página en cuestión es la tercera, pertenecen a un mismo bloque temático bautizado en este caso como "Desafío nacionalista". En cuanto estuvo terminada, decíamos, pues ya no les vale porque el tema a dos resulta que ahora se enteran de que va en la portada del periódico y por lo tanto hay que darlo con más texto... pero sin llegar a tres columnas, como les propongo en primer lugar, "porque para tres columnas no tenemos". En fin, lo de siempre. Que algo parezca lo que no es. O que parezca lo que debería ser pero no tenemos, o no queremos hacer.

Entramos, pues, de nuevo en la página. Reducimos la foto de las dos primeras columnas para que crezca el texto dándola a una columna y "mordiendo" la segunda para que también parezca algo y porque además "queda muy bien, ¿no?" Si, hijo, sí. Tenemos que poner entonces la otra foto a tres en la parte superior para que los títulos no "cabeceen", que es otra que ya os explicaremos con más tiempo y mejor ánimo, pero que puede resumirse, más que en dar cabezadas, en evitar el enorme desequilibrio que supondría que tanto títulos como fotos queden agrupados en la parte superior; y además hacer esa imagen más grande porque "nos parece una gran foto" aunque en realidad es que mucho texto no tienen para llenar el hueco de texto que han decidido que sea más grande, todo lógico y al servicio de la información como puede verse, cuando de repente...



Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooo....

lunes, 5 de mayo de 2008

Diseñario (XVI)

Desde la misma plaza de la Cibeles de Madrid, celebrando como locos un nuevo título de Liga de nuestro querido Real Madrid (hay un miembro díscolo que se resiste pero ya volverá al redil del que salió hace años...) el comité de expertos de encajabaja ha sido capaz de elaborar una nueva entrega del Diseñario, porque no hay evento que les haga desistir de esta obra suya de carácter colectivo, irreverente, antiacadémica, elocuente, campeooooones, campeoooones, oé oé oé, y sobre todo abierta a vuestra participación.




Gutenberg. Johannes Gutenberg es, en gran parte, el culpable de que nos dediquemos a esto ahora, porque gracias a él, y a la evolución, claro, podemos imprimir periódicos, revistas, libros, folletos, etc. Por cierto, no lo habíamos dicho, es el inventor de la imprenta de tipos móviles en Europa a mediados del siglo XV, una combinación de distintos inventos anteriores como las prensas de vino, el papel o las técnicas de impresión. La suma de todo: la imprenta. Nacido hacia 1398, su verdadero apellido nombre era Gensfleisch. En su pueblo natal, Maguncia, desempeñó el papel de orfebre, lo que le ayudó en su legendaria y posterior creación. En 1434 residió en Estrasburgo, donde instaló una empresa de grabados en madera y se vio envuelto en asuntos turbios por una sociedad creada con Hanz Riffe.
A su vuelta a Maguncia, alrededor del año 1449, creó una sociedad con el banquero judío Juan Fust, que le otorgó un préstamo para que ese mismo año publicara Misal de Costanza, considerado el primer libro tipográfico del mundo. En 1454 edita la Biblia de 42 líneas, o Biblia de Gutenberg, una versión de la Vulgata con 42 líneas impresas por página y considerado como el libro que da comienzo a la "Edad de la imprenta".
Sin embargo esto no le aseguró la riqueza, al contrario, incapaz de devolver el préstamo a Fust, Gutenberg vivió en la penuria y se vio obligado a revelar el secreto de la imprenta al sobrino de Fust, que, a la sazón, era el aprendiz de Gutenberg a la vez que perro guardián de su tío banquero. Murió en 1468 totalmente arruinado, aunque con el honor de ser considerado el inventor de la imprenta moderna, con todo lo que ello conlleva. Aunque los chinos (qué raro) ya habían inventado una imprenta en la que se trabajaba con el texto y los dibujos en hueco sobre una tablilla de madera que se impregnaba de tinta y se le aplicaba un papel. Estas tablillas eran los precursores de los tipos móviles de metal, pero realizados con madera, lo que hacía que se rompieran con bastante asiduidad. Y a esto hay que añadirle otro hándicap para que este invento no triunfara como lo hizo en Europa: el alfabeto chino, que exige tener entre 2.000 y 40.000 caracteres diferentes, uno para cada palabra (ideogramas) en vez de nuestros signos fonéticos. Imaginaros la caja que tenían que tener para componer un texto, miles de tipos. Un follón, vamos. Y también tenían un invento parecido los babilonios, que ya imprimían con sellos de arcilla.
Aunque sí hay unanimidad en que Gutenberg fue el primero en usar los tipos móviles metálicos para imprimir.



H


Helvética. Se equivocaba Orson Welles en El Tercer Hombre cuando dijo aquello de que "quinientos años de democracia y paz en Suiza no han producido nada, excepto el reloj de cuco"; no sólo porque el reloj de cuco es una invención alemana y porque la apología de la guerra y del mal de la frase nos suenan repugnantes, sino porque los suizos son nada más y nada menos que los autores del tipo de letra por excelencia, el que para muchos es el mejor de entre todos los que se han diseñado, el más claro, el más legible, el más equilibrado y perfecto, el que además lleva su nombre, Helvética, de Suiza.
Y además es pertinente suponer que fue precisamente la neutralidad suiza en la II Guerra Mundial la que llevó hasta allí a prestigiosos diseñadores y tipógrafos exiliados (Jan Tschichold, Paul Renner, etc.) que junto a la propia escuela tipográfica suiza dieron origen al denominado Estilo Suizo de Diseño, que poco después pasó a llamarse Estilo Internacional por su difusión planetaria durante las décadas de los 60 y 70. Y en este contexto es en el que nace este tipo de letra.
En 1956 Max Miedinger, tipógrafo nacido en Zúrich en 1910, recibe el encargo del dueño de la fundición suiza Haas, Edouard Hoffmann, de rediseñar el tipo de letra grotesca que tenía la firma, denominado Haas Grotesk y que se basaba en el tipo Akzidenz Grotesk creado en 1896 por H. Berthold. Miedinger redibujó el alfabeto siguiendo indicaciones precisas de Hoffmann y así nació nuestra criatura, bautizada entonces como Neue Haas Grotesk (la nueva grotesca Haas -aquí la verdad, al ponerle el nombre, sí que hay que reconocer que dejaron salir toda la gracia y el ingenio suizos-). Hay quien hace notar el "enorme parecido" entre la Akzidenz y la Helvética, pero deberíamos recordarles que el trabajo de Miedinger fue precisamente un rediseño, y que las sutiles variantes son las que hacen que un tipo de letra sea lo que es, y si no que se lo pregunten a la vilipendiada Arial, famosa por ser una mala copia de nuestra querida Helvética, a pesar de su también "enorme parecedido".
Bien, estábamos en 1956 y hay que esperar hasta 1961 para que la fundición alemana Stempel, controlada por la también germana Linotype, compre la Fundición Haas y decida cambiar entonces el enrevesado y poco comercial nombre de la grotesta de Hoffmann y Miedinger (no debería nombrarse sólo a este último en este tema). Proponen primero Helvetia (Suiza, en latín), pero el propio Hoffmann no cree apropiado llamar a una letra como a un país, y la contrapropone bautizar Helvética (o sea, de Suiza), y para que no sostengamos que un nombre no tienen importancia y es sólo un nombre, a partir de ahí este alfabeto conquistó el mundo entero. La enorme variedad de pesos (desde ultralight hasta extrabold), con todas las condensaciones y expansiones posibles, y su magnífica capacidad para funcionar en todos los tamaños, también han sido factores determinantes en su éxito.
Todas las empresas que quisieron ser modernas en el nuevo mundo abierto y democrático de la postguerra cambiaron su imagen corporativa con la Helvética, y la publicidad pasó a ser limpia y directa con la Helvética y el Diseño Internacional, y las cabeceras de las revistas fueron en Helvética, y los carteles, las señales, los titulares de los periódicos... todo se compuso en Helvética, hasta el punto de que si hay que hablar de un tipo de letra representativo del siglo XX, ese honor le corresponde a ella, tan perfecta...
Tanto que incluso el gran tipógrafo Matthew Carter confiesa mirando los caracteres de la Helvética que "no sabría como hacerlos mejores" y que se alegra de que nadie la haya hecho un encargo así. Lo dice mirando a la cámara en el documental de Gary Hustwit protagonizado por la letra suiza; porque la Helvética es, además, el único tipo de letra del que tengamos noticia que ha protagonizado una película. Magnífica por cierto; se puede ver cómo la elogian y la vituperan grandes tipógrafos y diseñadores o escuchar los inspirados y apasionados argumentos de Mike Parker, director tipográfico de Linotype USA entre 1961 y 1981, cuando habla de fondo y forma: "es en este tipo donde realmente parece haberse diseñado más el fondo que la forma" (algo de lo que tanto se habla ahora, 50 años después); y añade: "los agujeros y el espacio entre caracteres sostienen las letras como un poderoso soporte. Muy firme".
Claro que tanto éxito también ha llevado a la sobreexplotación y, a partir de los 90, a una pose de rechazo por parte de quienes querían hacer algo nuevo y, sobre todo, que se notase su presencia, la del diseñador. Porque la Helvética tiene tanta personalidad que parece anular la mano del diseñador, es ella quien triunfa, no nuestro trabajo. Utilizas la Helvética... y todo queda bien. Y entonces comienzan los aburridos comentarios sobre lo "aburrida" que les parece la omnipresente letrita, sobre todo por parte de quienes más que buscar un gran trabajo o un buen resultado, buscan expresarse, ser ellos, no comunicar sino comunnicarse, protagonizar (y cuando está ella, la protagonista es ella), que se hable de él en vez del tipo de letra utilizado, sin querer reconocer que la Helvética les supera, que es ella quien hace el diseño. Tal vez por eso ser original, personal, profundo, utilizando Helvética esté al alcance de muy pocos, de los realmente buenos. Como si el último de los grandes tipos de letra diseñado, la Helvética, fuera la medida para los diseñadores, el reto que hay que superar.

Horizontal. Reposo. Eso, al parecer determina la denominada "sintaxis" de la imagen sobre la horizontalidad, sobre las estructuras horizontales, por oposición a la supuesta tensión de la verticalidad. Y razón no parece faltarles porque las páginas divididas horizontalmente por sus elementos sí parecen bastante más calmadas y con menos fuerza que aquellas en las que las divisiones son verticales. A no ser que en realidad ya estemos condicionados a verlo así por haber escuchado antes la teoría. Lo cierto es que la mayoría de las páginas de los periódicos siguen esquemas verticales, utilizando las columnas de la maqueta modelo (retícula) buscando esa tensión y dinamismo.
La horizontalidad supondría no sólo reposo sino también equilibrio, no todo iba a favorecer a su eterna rival vertical. Así que llama la atención que los periódicos no intenten buscar casi nunca el equilibrio... tal vez porque reflejan la sociedad desequilibrada en la que vivimos, o porque quieran desequilibrarla, si pensamos que más que reflejarla contribuyen a moldearla.

Huérfana. Es la primera línea de un párrafo que se queda aislada en la columna o página anterior. Se considera un error tipográfico grave y que debe ser evitado en cualquier caso, aunque para rasgarse las vestiduras ya están las líneas viudas, que son algo dramático e intolerable. Cierto es que ambas resultan dolorosas a la vista. Lo gracioso es que para ser un error tan visible y según los expertos, tan grave, nunca se ha visto a ningún corrector o redactor por la redacción con las manos en la cabeza, fuera de sí y gritando: ¡¡¡Una huérfana!!!, o peor, ¡¡¡una viudaaaaa!!!! No. Es más, la inmensa mayoría, ni las ve. O no les da importancia, vaya usted a saber. Las herramientas de control de líneas viudas y huérfanas de los editores de texto han hecho mucho daño y ahora parecen un problema extinto. Pero en un periódico aparecen, las muy pillinas, porque los blancos son los que son, y no se pueden estirar arbitrariamente. Entonces, siempre aparece algún listo que opina: "Eso con un poquito de tracking se arregla". "Y añadiendo texto al párrafo de arriba, también" suele contestar el simpático maquetador, guardián de la ortodoxia interletril. Y ya se ha liado. Pero, llegará un día en que el track sea desterrado de los ordenadores (del de los redactores, claro) y entonces no les quede otro remedio que añadir o cortar una o dos palabras de un párrafo para controlar estas líneas tan traviesas. Y ahí sí, tomarán conciencia de la gravedad del asunto, porque tendrán que trabajar más, y se pondrán manos a la obra para desterrar por siempre a estas líneas de texto insubordinadas, que se empeñan en figurar fuera de contexto, rebeldes e individualistas.

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.

viernes, 2 de mayo de 2008

Forma y función (una de rayas)

Parece que están de moda, las rayas. A alguno se le debió ocurrir que les sientan bien a las páginas vestirse con rayas, y así lo hacen todas las que quieren estar a la última. Como también parece preocupación actual más la forma que la función en ese debate eterno entre la apariencia, la estética, y entre el uso o la función de los objetos, sobre todo si pertenecen al ámbito de lo visual. Claro que todo tiene un límite, hasta el número de rayas que caben en una página, y como las modas tienen por costumbre el ser efímeras hay ya quien se muestra cansado, por ejemplo, de los rayados rediseños del exitoso Casses.


Esta es una doble página en la que resulta difícil encontrar alguna raya, o filete si queremos ponernos profesionales, que cumpla con alguna función REAL. Pero como ya decíamos que entre forma y función, o estética frente a funcionalismo, todo parece haberse quedado en la forma, pues sólo escuchamos juicios del tipo de si esta página "queda bien" o "no queda bien". A no ser que alguno considere que adornar es una función... ¿Adornan las rayas? En caso afirmativo, ¿es eso cumplir una función? No, no lo es.

Pero nosotros a veces disimulamos y hacemos creer que sí, que nuestras rayitas adornan porque en la prensa de hoy la prioridad de algunos redactores jefe y responsables de la información da la impresión de estar más bien dirigida hacia el adorno, lo superfluo y accesorio. A que sus páginas, informen o no, "queden bien" como primer objetivo. Y les ponemos rayas...


.... que en este caso SÍ cumplen una función: separar dos temas que están relacionados, pero que son piezas distintas. Se trata de una página en la que dispusimos un reportaje sobre el horripilante caso descubierto en Austria esta semana acerca del "monstruo" que secuestró a su hija durante 24 años en el sótano de su propia casa, donde abusó sexualmente de ella con el resultado de siete hijos-nietos, además de los siete que tuvo con su esposa, que por lo visto no sabía nada. El reportaje está ilustrado con una foto en la que un manifestante se pregunta cómo pueden suceder estas cosas; y en la parte inferior hay un artículo de opinión del psicólogo Javier Urra acompañado de un gráfico que muestra las posibles secuelas que sufrirá Elisabeth, la hija y víctima.

Si os fijáis bien, el artículo inferior está enmarcado por rayas a izquierda y derecha. Cuando las ponemos se muestran muy contentos y nos dicen que "qué bien queda así", pero en realidad no lo hacemos por eso, lo hacemos para que no se confundan los textos del artículo superior con el del inferior. No podemos separarlos con una raya horizontal porque eso indicaría que son temas distintos y no es el caso. Así que utilizamos esas dos rayas verticales, esas tan monas, porque modifican el ancho de las columnas inferiores impidiendo así que el lector confunda los textos y continúe su lectura por ellos como si pertenecieran al mismo artículo. Por eso quedan bien las rayas, porque cumplen una función de una manera elegante. Unir forma y función es el difícil objetivo. Sin esas rayas, ni "queda bien", ni separamos los textos como podéis ver:


Y lo hacemos solo con DOS rayas. Las estrictamente necesarias. Pero como ya decíamos, llegan tiempos contrarrevolucionarios y es posible que las rayas dejen de estar de moda en las siguientes pasarelas pagineras. Entonces las páginas "quedarán bien" sin rayas, e incluso se eliminarán de donde sean necesarias... porque repetimos que lo triunfante es la forma y no la función. En el último caso que os mostramos, la página pertenece al nuevo suplemento Mercados que acompaña al diario El Mundo los domingos y que está concebido sin ninguna raya. Y tuvimos problemas. Nos vimos obligados a utilizar más blanco del habitual para separar noticias del mismo tema superiores e inferiores cuando las columnas coinciden y fotos y títulos no ayudan a separar... pero no es lo mismo, ¿verdad?


Tendremos que esperar a que cambie también la moda que prima la forma sobre la función para evitarnos problemas de este tipo, aunque mucho nos tememos que ese cambio resultará más difícil, porque sobre lo "bien que quedan" las cosas todo el mundo cree saber, mientras que para encontrar soluciones estéticas que se adapten a la función para la que se diseñan hay que saber realmente.

martes, 29 de abril de 2008

Covers de dos en dos

O de tres en tres, o de una en una. Depende de cómo metamos la canasta. Porque esto se trata de portadas de baloncesto. Concretamente de portadas de la NBA que ha recopilado Isabel Tabernero para el último número de la revista oficial de la NBA en España.

Primera página del reportaje "Most Valuable Portadas"

Magic, Lebron, Bird, Carmelo Anthony o Jordan, son solo algunos de los personajes que aparecen en las portadas de revistas como Sports Illustrated, ESPN, Hoop o Slam, auténticas biblias del baloncesto norteamericano.

Algunas de las portadas que se muestran en el reportaje. Gasol tiene 5.

Pero en el reportaje podemos encontrar muchos datos curiosos, como que Jordan siguen siendo el número uno en portadas, incluso seis años después de su retirada, que la primera portada de Lebron James fue antes de que acabara el instituto o que los Lakers es el equipo con más portadas. Y, cómo no, se comenta el famoso caso de gafe de algunas revistas, como Sports Illustrated, que incluso dedicó un reportaje a esa extraña habilidad que poseen de gafarlo todo.

Un interesante repaso por unas cuantas portadas, unas muy buenas, otras no tanto, pero todas con un poco de historia del baloncesto. Os dejo mi favorita.

lunes, 28 de abril de 2008

Diseñario (XV)

El comité de expertos de encajabaja encargado del Diseñario nos ofrece una nueva entrega de esta obra suya, fieles a su cita de los lunes. Sin ánimo de sentar cátedra y lejos de toda doctrina, siguen animando a ese número creciente y entusiasta de lectores a que participen en esta obra colectiva y abierta. En estas últimas semanas el comité ha recibido propuestas sobre voces que deberían haberse publicado antes (por su necesario orden alfabético), como autoedición, carácter o cuadratín, y que por consiguiente verán la luz en la versión revisada posterior; y hace unos días también se aportó el curioso término robapágina, que como no podía ser de otra manera será convenientemente tratado cuando le llegue el turno.




Gótica. El tipo de letra más ilegible y enrevesado que existe, diseñado en alguna de sus más radicales variantes con la firme intención de que nadie sea capaz de leerlo... a menos que seas alemán. Porque el tipo de letra gótica, o fractura (Fraktur) o letra quebrada, que de todas estas maneras también se llama (designando distintas variantes), quisieron y quieren algunos considerarlo no sólo como uno de los elementos de la cultura y los libros alemanes, sino como parte del espíritu y la esencia de ese pueblo. Algo así como una seña de identidad germánica... que al parecer de algunos alemanes no es tal, y al parecer de otros lo es, y mucho. Se trata de un curioso debate tipográfico que trascendió incluso hasta la política durante la primera mitad del siglo XX y que llegó hasta uno de sus parlamentos. El primer antecedente en favor de la claridad y facilidad de lectura de los alfabetos romanos para sustituir en Alemania a la omnipresente letra gótica fue de Jakob Grimm (el de los cuentos) en 1822, y un siglo después tomaron el relevo sectores progresistas, algunos de ellos en las vanguardias más creativas que han existido nunca, proponiendo tipos modernos que se pudieran leer; mientras que sectores nacionalistas y conservadores, lo más granado de la raza aria germánica, consideraban aquello rendirse a los "extranjeros". El debate corrió paralelo a las tensiones políticas llevando incluso a la cárcel y al exilio a algunos diseñadores y tipógrafos hasta que la gótica consiguió una victoria temporal convirtiéndose... en el tipo de letra del triunfante nazismo. Se diseñaron tipos góticos, nuevos y antiguos a la vez, interesantes algunos, como reflejo de lo que el nazismo era, algo revolucionario y a la vez arcaico, pero el triunfo de la fractura fue temporal, decíamos, porque el propio régimen nazi terminó prohibiéndola con la estrambótica excusa de ser una letra ¡judia!, precisamente cuando necesitaron que entendieran sus textos y notas oficiales y que se extendiera su "imperio" al ir invadiendo países. Parace que finalmente su papel ha quedado reservado para los souvenires turísticos alemanes o para la iconografía del rock duro.
No obstante, y antes de que la sinrazón política entrase en la tipografía, hay que mencionar que el considerado primer libro impreso de la historia occidental (sin contar a los chinos), la famosa biblia de Gutenberg de 42 líneas (es el primer incunable importante, no el primero, pero así ha pasado a la historia), se compuso en letra gótica; que la biblia que tradujo Lutero al alemán y que se considera punto de partida del idioma alemán moderno se compuso con caracteres góticos así como las obras de Goethe, y que se conocen alfabetos con estas características al menos desde el siglo XV, por cierto procedentes de zonas francesas, no alemanas (aunque el nacionalismo, alemán o del color que sea, siempre esté dispuesto a inventar o recrear tesis históricas adaptadas a sus creencias). Sin ir más lejos Le Monde, el diario de referencia de la prensa francesa, luce en su cabecera el tipo de letras más ilegible y enrevesado que existe.

Gráfico. O infografía. Visto de manera simplista, informar con dibujos. Pero la infografía es mucho más que hacer dibujitos. Es el conjunto de imágenes, ilustraciones y textos que desarrollan y clarifican una información escrita o que incluso conforman la información en sí misma. Puestos a hacer una división más sutil, podríamos decir que un gráfico es aquel recurso informativo que auna elementos gráficos y tipográficos y por infografía podríamos hablar de todo un género periodístico, un nuevo campo de periodismo visual que ha alcanzado amplias cotas de protagonismo pero aún en continuo desarrollo.
El recurso de juntar imágenes con textos en una sola pieza para contar una historia ha existido desde siempre en los periódicos. Los medios impresos siempre han hecho uso de los mapas, viñetas, fiebres, gráficos de barras o porcentajes, etc. para apoyarse en la narración. Con la explosión de la era de los ordenadores adquiere dimensión propia, hasta convertirse en un género periodístico en sí mismo. Los medios se diferencian por su tratamiento gráfico de la información. Incluso las posibilidades gráficas de la televisión (sonido, movimiento) son exportadas a los medios digitales. Surge la figura de un nuevo tipo de profesional, el periodista visual (o mutante, según lo bautizó nuestro querido Norberto Baruch) una suerte de pack de inquietudes en el que convergen textos, fotos, ilustraciones y 3D en una misma oferta. Lo que antes eran sencillas ilustraciones o completos mapas, pasan a ser hiperealistas recreaciones en 3D o gráficos con movimiento que explican con gran claridad los sucesos. Esto es así, porque la realización de una infografía (al igual que la maquetación) es periodismo puesto que de lo que se trata es de informar. Y es periodismo porque el lenguaje que utiliza es periodístico (claridad, concisión, brevedad, precisión); porque posee una gran carga didáctica para profundizar en la comprensión del mensaje aunando, para ello, el uso de todos los recursos gráficos disponibles con el, precisa un gran trabajo de documentación e investigación y siempre suele ir encabezada por un titular, puesto que adquiere rango de noticia en sí misma, sin necesidad de que el texto de la información que la acompaña abunde en lo mismo. De hecho, éste es uno de los grandes problemas de la incorporación de gráficos a las páginas de un periódico. Resulta muy común que en un alarde de comunicación y trabajo en equipo, el gráfico y el texto de la información terminen por contar lo mismo. Este absurdo debe evitarse a toda costa.

Grafiquero. Personaje de una redacción que hace gráficos y que se expresa en milímetros cuando todo el mundo se expresa en cíceros, columnas, módulos o como mucho en dedos… Suelen ser jóvenes, dinámicos, alegres de haberse conocido y sorprendentemente alérgicos a las medidas que se les indican desde maquetas. Fervientes defensores del gráfico a cinco columnas con recorridos, ese que no te deja titular y si te descuidas, casi ni escribir, son los grandes incomprendidos de una redacción. Lo normal es que se sitúen cerca de la sección de maquetación y que trabajen codo con codo junto a los maquetadores. Eso sería lo deseable y nos consta que en algún medio en el mundo se trabaja así. Pero lo normal, lo normal, es que te caiga el gráfico hecho y luego búscate la vida, que para eso lleva el gráfico encargado varios días antes. Pero aun así, las relacciones aunque tensas, llegan a buen puerto. También es cierto que los maquetas no ayudamos a suavizar el ambiente, porque claro, nos empeñamos en darles las medidas en cíceros, que hace falta ser malas personas...

Grotesca. Sinónimo de sans serif (sin serif) y de palo seco. El origen de la palabra es inglés, ya que en este país se denominó Grotesque a los tipos de letra aparecidos allí a comienzos del siglo XIX (1820-1830) y que resultan de una evolución de los tipos egipcios, rectos y a los que se les eliminaron los remates. Agrupa el término a todos los tipos de letras que carecen de esos remates (o serifs, de ahí el nombre de sans serif), sus líneas son rectas y sin contraste, es decir que mantienen en todo su recorrido el mismo ancho, o con variaciones imperceptibles, generalmente en las intersecciones. El término alemán es Grotesk, el francés Sans Serif (utilizado también por los anglosajones), y el español Palo Seco. En Estados Unidos se les llama Gothic, y no hay que confundirlo ni traducirlo por gótica, que es otro tipo de letras muy distinto, sino por grotesca o palo seco. Franklin Gothic, Helvética y Univers son los tipos de letra más representativos de las grotescas. Y los que más éxito han tenido.
Grotescas son también otras muchas cosas de esta profesión nuestra, como supongo que por otro lado sucederá con todas porque parece ser inherente a la condición humana, pero no tenemos espacio para hacer ni siquiera una mención de cada una de ellas. Ni ganas. Eso hay que vivirlo.

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.

jueves, 24 de abril de 2008

Pero, ¿quién manda aquí?

El director, por supuesto; y mucho. Y casi nadie más excepto un tema sobre los demás en cada una de las páginas del periódico. Porque el término "mandar", en una redacción, se oye cada vez que hacemos una página. "Pero, vamos a ver, en esta página, ¿qué es lo que manda?" Frase que se pronuncia para saber cuál de las noticias que van a formar parte de una página tiene que recibir un tratamiento gráfico que indique al lector -aunque sea de manera inconsciente para él- que ésa es la noticia más destacada en esa página. Que la valoración periodística de nuestro medio de comunicación decide darle más valor informativo a esa noticia por encima de otras que también publicamos, y que a su vez tienen también mayor valoración para nosotros que las que no llegamos a publicar.

El diseño consigue hacer llegar esto al lector de dos maneras: utilizando la estructura propia de la maqueta modelo, sus columnas y módulos de alto, para darle mayor espacio y en zonas más importantes a aquello que queremos destacar; y con la tipografía, jerarquizando con títulos de mayor cuerpo, y en ocasiones con tipos de letra distintos que "pesen más", o que "manchen más", metáfora que no nos parece necesario explicar.



Os mostramos las maneras clásicas de utilizar una maqueta estándar tamaño tabloide a cinco columnas (la más habitual en nuestro país, la de mayor éxito... sí, sí, la que diseñó Reinhart Gade para El País) para dividir las páginas reservando un espacio a la noticia principal (sombreado). Los módulos horizontales, 9 en el caso del diario El Mundo que aquí mostramos, están indicados por esas rayitas de mayor grosor situadas a la izquierda de la primera columna y a la derecha de la última y quinta columna.



Y estas son las páginas reales que originan aquellas maquetas. El primer caso es el denominado 4-1, un clásico absoluto en la prensa, y que como sus números indican consta de una noticia principal a cuatro columnas (el 4) y de una noticia restante, secundaria, a una columna (el 1). El segundo es un 4-1 con faldón a cuatro columnas, o sea tema principal a cuatro columnas sin llegar hasta abajo, noticia secundaria a una columna y otra noticia más secundaria ocupando dos módulos de las cuatro primeras columnas por debajo. El tercer caso consta de un tema principal a cinco columnas por arriba y un tema secundario también en las cinco columnas pero ocupando los módulos inferiores (se trata de una estructura que divide la página de manera horizontal y que se suele utilizar menos en la prensa donde se prefieren particiones verticales para dar mayor "tensión" y estilizar las páginas, ya que se supone que la horizontalidad proporciona equilibrio, estabilidad... y buscamos movimiento y tensión). El último caso es otro clásico, el 1-3-1, esto es una columna de tema secundario (1), tema principal ocupando las tres columnas centrales de la página (3) y otro tema secundario en la denominada "columna de salida". Los módulos y columnas ayudan a jerarquizar, como se ve, y a la vez a separar los temas para conseguir orden.

El diseño modular (columnas y módulos horizontales que dividen la página en una retícula) fue una idea tan sencilla, como genial. Tan genial que quienes lo califican ahora de "aburrido" andan dándole vueltas al tema para mejorarlo... y los seguimos esperando. Ningún rediseño de estos que se venden ahora ha logrado deshacer este esquema para conseguir algo mejor, aunque tenemos que reconocer que deshacer sí han deshecho en nombre de lo "divertido". Se pueden probar formatos a seis columnas y llenarlos de rayitas por todos lados, buscar tipografías ciertamente atractivas, como suecede en los múltiples proyectos Cases i Associats que tanto triunfan ahora, y que tanto se parecen entre sí... pero la estructura de las páginas sigue siendo la misma. O peor, en caso de que se renuncie al diseño modular.

Porque para huir de lo "aburrido" y ser más "divertidos" habrá que renunciar a un sistema cuya estructura permite ordenar y jerarquizar a la vez; y no sólo eso, también nos ayudará a intercambiar elementos entre unas páginas y otras según se produzcan acontecimientos noticiosos a lo largo del día que nos obliguen a cambiarlas. Todo, como está mandado, al servicio de la información.