martes, 16 de septiembre de 2008

Hablamos con Miguel Buckenmeyer del rediseño de Negocio


"Austero pero simpático." Así define Miguel Buckenmeyer el nuevo rediseño que ha llevado a cabo del diario gratuito Negocio. Según Buckenmeyer, no se trata de un diseño vanguardista porque su intención es "simplemente ser profesional y atraer a lectores que tengan prejuicios contra los medios gratuitos". Y ahonda en ese aspecto del periódico, en la gratuidad. "Creo que el futuro de la mayoría de los medios impresos pasa por la gratuidad", añade. En la búsqueda de este objetivo, está el futuro de periódicos como Negocio; una vez roto ese tabú "se podrá llegar a todavía más lectores" (de momento cuenta con una tirada de 90.000 ejemplares, casi el doble que Expansión). Y este rediseño es para su responsable "el primer paso para que la gente empiece a no distinguir entre un medio de pago y uno gratuito."


Pero este rediseño lleva el inequívoco sello Buckenmeyer, buscando siempre "la legilibidad y la navegación". Preocupado por las reglas básicas del diseño y la maquetación (recordemos los diez mandamientos que está desarrollando sobre este tema aquí mismo), ha procurado que "el lector sepa en cada página dónde tiene que mirar" sin notar demasiado el diseño, evitando tener demasiados focos de atención para que no compitan entre ellos.


Las tipografías empleadas, siempre "buscando la legibilidad" son Capitolium y Retina, de dos casas (Gerard Unger y Tobias Frere-Jones, respectivamente) que han estudiado a fondo este tema.

El futuro ya está aquí (I): el papel electrónico



La tecnología da mucho que hablar cada día, sea en forma de nuevos modelos de ordenadores, reproductores musicales de todos los tamaños, cámaras fotográficas o de vídeo cada vez más avanzadas, teléfonos móviles de diseño despampanante e interfaz intuitiva o electrodomésticos que nos hacen la vida más fácil, por no hablar de los medios de transporte, las aplicaciones sanitarias o la industria del entretenimiento. Pero los cambios tecnológicos también se abren paso en el mundo de la información y un ejemplo de ello es la tinta electrónica.

Se lleva hablando bastante tiempo del desarrollo de esta tecnología. A todos los que escribimos en este blog nos encanta el tacto del papel tintado, nos vuelve locos, somos de esa religión extraña de seres humanos que nos gusta ir al quiosco cada día para encontrar un ejemplar de prensa escrita, o una revista. Y si no lo hacemos cada día, si faltamos a nuestra cita, algo nos come por dentro. Somos legión. No queremos que desaparezca este modo de expresión. Pero la verdad es que hay que reconocer que tener un soporte flexible en el que leer cada día nuestra información favorita sin mancharnos las manos y quizás con un ahorro de tiempo (¿contenidos descargables vía Internet o incluso in situ con un módem integrado?) y dinero, también tendría su punto. ¿Supondría esto el fin de la prensa tradicional? No lo sabemos con certeza. ¿Morirían los quioscos? Bueno, también ellos podrían vender estos contenidos; imagínense, su diario favorito en una tarjeta de memoria lista para usar en su dispositivo electrónico portátil y flexible. Esto lo posibilitaría un desarrollo de esta tecnología: el papel electrónico.

Por supuesto, lectores electrónicos de libros (la aplicación más habitual hoy día) ya hay unos cuantos, y un ejemplo célebre es Kindle, patrocinado por la tienda en red Amazon, pero se basan en pantallas rígidas. La novedad del papel electrónico de nuevo cuño es que permite crear pantallas planas (a modo de hojas), tan delgadas como el papel, pero con una flexibilidad tal que permite que se puedan enrollar y transportar con facilidad sin merma en el contenido. Al modo de un periódico de papel de pasta de celulosa, vaya. Hasta ahora sólo hablábamos de blanco y negro y la imposibilidad de mostrar imágenes en movimiento, pero todo avanza y ya hay prototipos en color.


Lector electrónico de libros Amazon Kindle.


La teoría habla de una tecnología formada por tres capas, una con microtransmisores eléctricos, otra con un polímero y una tercera lámina protectora. En el polímero se encuentran millones de cápsulas esféricas -del grosor de un cabello humano- en forma de red que se encuentran flotando en un gel o líquido viscoso, lo que permite su estimulación electromagnética mediante los microtransmisores. Mediante ella, dependiendo de si la carga es positiva o negativa, cada cápsula enseña su cara blanca o negra, representando pues textos o gráficos en pantalla. La resolución de estas hojas alcanza los 150 puntos por pulgada, lo que supera los 72 de las pantallas TFT o LCD comunes. ¿Ventajas? No necesitan retroiluminación (iluminación posterior) y tienen más brillo, por lo que se pueden ver cómodamente desde todos los ángulos e incluso con la luz directa del sol. Además, no necesitan voltaje para mantener la imagen una vez representada, por lo que ahorran energía (gasto cero). ¿Inconvenientes? Su alto precio, especialmente en los prototipos a color, lógico en toda tecnología en pañales (unos 12.000 euros de media) y su escasa velocidad de refresco, fundamental para imágenes nítidas si hablamos de vídeos (¿periódicos de papel con vídeos reproducibles al modo del "The Daily Prophet" que sale en las películas de "Harry Potter? ¡Sí, es posible!), aunque para imágenes fijas o sólo texto no es necesaria.


Muestra de una hoja de papel electrónico.


Pero de momento, y hasta que el papel electrónico sea una realidad tangible y las rotativas se echen a temblar, la tinta electrónica ya se empieza a utilizar en la prensa escrita para aplicaciones curiosas. Y por eso volvemos a la imagen que abría este post. A finales de julio, mientras disfrutaba de mi luna de miel en las fascinantes calles de La Gran Manzana neoyorquina, me enteraba vía Xataka de que 100.000 ejemplares del número de octubre de la revista Esquire -conmemorativos de su 75 aniversario- iban a venir provistos de una portada con tinta electrónica, gracias a E Ink, uno de los mayores desarrolladores en este campo, autores también de la tecnología del Kindle. Esta edición de la revista, pasto de coleccionistas debido a su escasez, ya está en la calle. La portada, o más bien, la parte que recibe la tinta electrónica, dura 90 días, pero porque eso es lo que dura la batería que lleva incorporada (seis pilas botón), aunque puede aumentar si la revista se guarda en un lugar fresco como la nevera (¿un revistero en la nevera? Esto es el colmo). Y por supuesto, si cambiamos las pilas gastadas por unas nuevas, volvemos a empezar y recuperamos la parte electrónica. La batería se ha tenido que desarrollar específicamente para integrarla con la cubierta, y las revistas han sido transportadas en camiones frigoríficos para mantener la duración de la misma.

El precio es el mismo de siempre porque el sobrecoste lo ha pagado Ford, ya que la tinta electrónica no sólo aparece en la portada, sino en una publicidad de esta marca integrada (creo) en el interior de cubierta. En el siguiente vídeo podéis apreciar el resultado final:



¿La valoración? Poco espectacular aún, pero muy curioso: titulares que cambian y parpadean en la portada; luces y parpadeos diversos en el anuncio publicitario. Por cierto, se tardó un año en preparar la portada... Esperamos futuras aplicaciones en más medios, porque el campo de aplicación es francamente interesante.

Más información en la web de Esquire donde dedican este especial a enseñarnos cómo luce la portada y cómo se hizo en varios vídeos. Por cierto, los muchachos de la revista no niegan que la tinta de la portada se pueda hackear para hacer tu propia portada personalizada; de hecho, retan a quien lo consiga a que mande sus diseños a la redacción, prometiendo que serán mostrados en su web. Lo justifican diciendo "enseñadnos algo que nosotros no sabemos hacer". Encantador.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Diseñario (XVIII)

El comité de expertos de encajabaja sigue adelante con esta magna obra que les tiene alejados del mundanal ruido. Ajenos a todo cuanto sucede a su alrededor, piensan, debaten, reflexionan, proponen, escriben... y nos ofrecen después otra entrega del mundialmente aclamado Diseñario. Esa obra que se espera con auténtico fervor cada lunes, con el diseño periodístico y la prensa en general como temas de estudio, de carácter irreverente, colectiva y abierta a la participación de todos vosotros.





O


Ojo. No sólo podemos tocar las letras, porque tienen cuerpo, sino que además ellas deben vernos cuando las leemos, porque tienen ojo. Las vemos y a la vez nos ven. Nos miramos, las letras y nosotros, cuando leemos. Y curiosamente el ojo no es con lo que nos ven, sino que es lo que nosotros vemos de ellas. Porque ojo es mucho más sinónimo de tamaño de las letras que el término "cuerpo" que solemos usar para este fin (véase la voz cuerpo sobre este enredo). Ojo es lo que vemos de los caracteres, y cuerpo es lo que vemos y un poquito de blanco arriba y abajo que no vemos y que más o menos sabemos lo que ocupa (un tercio del total). Porque también tienen hombro, que es como se llama ese blanquito.
El ojo más o menos grande de una letra es una expresión que se refiere en realidad al "ojo medio" y que designa la diferencia entre la altura de las minúsculas y la altura de las mayúsculas. Cuando esta diferencia es pequeña, porque las minúsculas son grandes en relación a las mayúsculas, o suben mucho, se dice que esa familia o tipo tiene un ojo grande y, aparentemente, es más legible. En este sentido, "ojo" y "altura de la x" serían expresiones para definir lo mismo.
Por tanto, mucho ojo al mirar las letras porque ¿quién sabe si sus ojos pueden vernos?

Opinión. Género de ficción disfrazado de periodismo que se caracteriza principalmente por su ausencia de noticias; es decir, por no ofrecer noticia o información alguna a sus lectores. No obstante, existen periódicos e informativos en televisión, radio e internet que se caracterizan por ofrecer un elevado porcentaje de opinión, con lo cual podemos deducir con relativa facilidad lo informados que están sus lectores, videntes u oyentes. Incluso existen medios que sólo ofrecen opinión, de manera abierta en sus artículos editoriales y columnas, y encubierta, disfrazada de información en el resto del producto. Práctica lamentable, y peligrosa para quienes no lo detecten. La opinión no es mala ni buena en sí, suele depender de la calidad de quien escribe o de quien habla (entre los hablantes resulta especialmente cargante) pero debe estar diferenciada y más bien ser un complemento a la información que ofrece un medio de comunicación. No su fin. La opinión la deben formar los lectores por su cuenta y lo saludable en una sociedad democrática y cívica es que lo hagan en su mayor parte con la ayuda de informaciones, no de otras opiniones, que también, pero menos.
En lo que al diseño periodístico se refiere lo más importante al plantear cómo poner en página una opinión es, precisamente, esta diferenciación que apuntamos. Los artículos de opinión deben diferenciarse de los informativos. Para ello contamos con la ayuda de la tipografía (o con cintillos que indiquen de manera explícita que aquéllo es un texto informativo) y también con el ancho de columna. En la prensa española ha quedado como norma no escrita pero aceptada prácticamente por todos los periódicos desde que lo propusiera el primer diseño del diario El País que las opiniones se titulen en cursiva. No sucede apenas en la prensa anglosajona aunque aquí creamos que las opiniones, a la fuerza, deben titularse en cursiva. Fue una buena idea, no obstante, que por eso ha triunfado porque además las letras en cursiva imitan la escritura manual que se asocia más con los textos literarios de las columnas de opinión. En cuanto al ancho de columna, se suelen utilizar columnas más anchas para las opiniones (columnas falsas las llamamos en los periódicos: cuatro en el espacio de cinco, tres en el de cuatro y una en el de dos) también con el fin de separarlo y diferenciarlo de la información y para que la lectura sea algo más lenta, más reposada y reflexiva como se supone que debe ser la propia de textos de análisis y pensamiento. Porque existe también la teoría de que cuanto más estrecha es una columna de texto, más rápido se lee, o más sensación de leer deprisa tenemos al cambiar antes de una línea a otra. Y al contrario cuanto más ancha.
Dentro de los artículos de opinión, existen los artículos editoriales, que no se firman y reflejan la opinión del medio de comunicación; las columnas, que llevan la firma del columnista y expresan exclusivamente su opinión que puede coincidir o no con la del medio; así como los chistes y viñetas que son una forma de opinión gráfica, a la altura en muchos casos de los mejores textos que se puedan publicar en nuestros periódicos.

Ordenador. Criatura caprichosa. Ser voluble e impredecible, muy inteligente y rápido aunque a veces lentísimo, a quien en España le hemos dado un género masculino vaya usted a saber por qué. Computadora lo llaman muchísimos más hablantes americanos en castellano y con razón. Dominan nuestras vidas y nuestro mundo; nos hacen felices y desdichados, alternativa o simultáneamente, de tal manera que no podemos vivir sin ellos, sin ellas, queremos decir desde uno de sus teclados.
Son unas máquinas tan extrañas que no fueron inventadas de una vez, por alguien, como si se hubieran desarrollado a partir de esquemas inorgánicos más sencillos como las calculadoras, en un proceso evolutivo aceleradísimo hasta llegar a ser lo que son... por muy poco tiempo. Porque el proceso continúa imparable y siguen cambiando, evolucionando, hacia un destino que desconocemos quienes supuestamente somos sus aterrados creadores y artífices de su desarrollo.
Sobre los ordenadores pueden elucubrarse tratados enteros sólo con alguna de las infinitas tareas para las que están dotados, dotadas decimos, o sobre los misterios de su interior y su disfuncionamiento, pero no estamos seguros de que pudiera parecerle bien a esta bella máquina en la que ahora escribimos o a esa otra desde la que nos estáis leyendo.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Lecturas de verano II
(válidas para cualquier fecha)

En segundo lugar, una novela. Stieg Larsson era un periodista sueco que para su mayor gloria, y desgracia, decidió una noche a sus 47 años empezar a escribir una trilogía de novelas policiacas a las que llamó Millennium. Reportero de guerra y de investigación especializado en los grupos de la ultraderecha alemana y nórdica, miembro fundador del proyecto antiviolencia Stop the Racism y director de la revista Expo, en la que trabajaba y trabajan gratuitamente periodistas para contar allí lo que no publican los grandes medios, aficionado desde niño a la novela negra y viviendo al día porque ninguno de sus muchos proyectos generaba precisamente dinero, dedicó las noches a escribir sobre el periodista ideal que él hubiera querido ser (y todos), investigando corrupciones y crímenes para Millennium, la revista ideal en la que Larsson hubiera querido trabajar (y todos).

Escribió unas 1.500 páginas a un ritmo frenético, a base de café, cigarrillos y "fast food" durante tres enloquecidos y agotadores años en los que apenas durmió y cuando entregó la tercera novela de la trilogía y estaba a punto de publicarse la primera, falleció inesperadamente de un ataque al corazón. Estaba convencido de que tendría éxito y, por fin, ganaría dinero con alguno de sus proyectos. Apenas habían pasado diez días de su visita al editor, el ascensor de la revista Expo estaba estropeado y Stieg Larsson subió a pie los siete pisos que separan la redacción de la planta baja. Media hora después, una ambulancia se lo llevó al hospital y al poco tiempo falleció sin llegar a ver ni a disfrutar del éxito de sus novelas. Ni él, ni su pareja durante 30 años, la arquitecta Eva Gabrielsson, porque al no estar casados no ha recibido ni un céntimo de los varios millones de euros que ha generado como derechos de autor "Los hombres que no amaban a las mujeres", la primera parte de Millennium que ha triunfado primero en Suecia y en los países nórdicos, después en Gran Bretaña, Alemania y, sobre todo, en Francia. Ahora ha llegado a España.

Lo primero que hay que decir es que se trata de una novela absolutamente fascinante, adictiva (hay quien nos ha reconocido haber leído sus casi 700 páginas en un día y medio, prácticamente sin hacer otra cosa que leer durante horas seguidas, posiblemente como la escribió Larsson). Es una maravilla independientemente de que sea un best seller o no, condición que en la mayor parte de los casos supone precisamente lo contrario, e independientemente también de la increíble historia de cómo fue escrita que os hemos contado.

Pero es que, además, y en lo que a nosotros nos concierne, se trata de una novela "periodística", en la que el protagonista, Mikael Blomkvist, ese periodista ideal, libre, brillante, inteligente y honesto, rodeado de mujeres que lo desean y a quienes él satisface con generosidad, caballeroso... en fin, de todo, se ve envuelto en la investigación de un crimen en el seno de una saga familiar con poder y dinero, acompañado por el personaje más extraño y cautivador del libro, la joven Lisbeth Salander, "lo que podría haber sido Pipi Calzaslagas de mayor", según comentó el autor en la única entrevista que hizo sobre su novela. La trama es envolvente, llena de giros que no te dejan salir del mundo creado por Larsson y que te llevan a leer cada vez más rápido lamentando a la vez que aquello se va a acabar, que cada página es una página menos.

Se investiga un crimen que luego será otra cosa más y mil cosas más después, como en las grandes novelas del género, pero se utilizan técnicas de investigación periodística y otras que no os vamos a contar, sobre todo con las que nos sorprende la enigmática y brutal jovencita Salander. Es mucho más que una novela policíaca porque aborda la condición humana en general, se habla de mujeres y violencia contra ellas, y se muestran los entresijos del poder económico, de las empresas periodísticas, el funcionamiento oculto de la maquinaria de la información hasta el punto de que para nosotros es, posiblemente, la mejor novela "periodística" que conocemos. "Los hombres que no amaban a las mujeres. Millennium I", de Stieg Larsson. Leedla... y luego hablamos.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Revista de blogs (VI)

Nueva entrega de nuestra útil revista de blogs con algunos de los más interesantes sitios que hemos encontrado en los muchos paseos que nos damos por la blogosfera. Llevan mucho tiempo en la red y, tanto por su utilidad como por su veteranía, se merecen estar en esta sección.


World of Photos. Como muchos ya sabéis, somos amantes de la fotografía. Nos gusta hacerla, verla, comentarla y, sobre todo, recordarla. Y en World of Photos tienen todas aquellas fotos que ocuparon en su día las portadas de los mejores periódicos, las páginas de las mejores revistas y las neuronas de nuestra memoria. Aquí se pueden consultar las historias que ilustraban estas fotos y quien la tomó para que se quedara para siempre en la memoria colectiva. Imprescindible.

Visión. El veterano periodista Julio Alonso llegó a la redacción fundacional del diario El País y le hemos oído contar que como en principio no había nadie en diseño y a él le gustaba pues se ofreció para ello a pesar de que hasta entonces se había dedicado sobre todo a escribir sobre internacional. Junto al alemán Reinhard Gäde creó el diseño que hizo escuela y después fue Jefe de Diseño del periódico. Ha trabajado en muchísimos medios antes y después de El País, además de labores docentes, todo ello relacionado con el periodismo, y actualmente es asesor editorial del Grupo Joly (en cuya web tiene alojado su blog) y miembro del directorio de Innovation International Media Consulting Group.
Le traemos ahora pero es uno de los blogeros veteranos en la red en lo que a diseño periodístico en castellano se refiere. Muy interesante y muy informado sobre lo que pasa fuera de nuestras fronteras, motivo por el cual pasa a formar parte de nuestros enlaces imprescindibles.

Blog de Notas. No es un blog sobre diseño periodístico pero sí es un blog sobre periodismo, y de los buenos. Por eso a veces habla también sobre el diseño de los medios. Creado y mantenido, que es casi lo que más cuesta, por el incansable periodista "digital" Borja Ventura, creador también del proyecto Tinta Digital, auténtico rastreador de la red para luego ofrecernos en su revista de blogs actualizada diariamente, a la derecha de su pantalla, todo, o mucho, de lo que interesa en la blogosfera sobre periodismo. Debería haber estado desde hace mucho en nuestros enlaces imprescindibles, y ahora corregimos ese imperdonable error nuestro incluyéndolo.


Luis Blasco y Mario Benito

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Adiós al diseño modular

Guardemos un minuto de silencio. El diseño modular... ¿ha muerto?

Es oficial, el diseño espectáculo ha desplazado al diseño tradicional, aquél en el que las cinco columnas eran el límite del barranco, el precipicio al que rara vez te asomabas porque daba mucho vértigo.

Pero eso ya es historia. Ese diseño que permitía añadir o intercambiar informaciones, sustituirlas, eliminarlas, ampliarlas o reducirlas en un par de minutos, está acabado. El precipicio ha dado paso a una autopista sin quitamiedos. Y aquí entra la otra cuestión: ¿clásico o moderno?, ¿práctico o estético?, ¿arriesgado o conservador?.



En el diseño modular tendríamos una página que nos permitiría, amen de tener más texto, añadir alguna noticia reduciendo de tamaño otra o cambiado su estructura de manera sencilla. Podríamos reducir la foto de tamaño para ganar texto o intentar titular de otra manera para ganar más espacio para otro tema.


Sin embargo, con el nuevo diseño-impacto, todo tiene su sitio milimétricamente calculado, nada se puede cambiar, nada se puede añadir, si no, todo el espectáculo se va al traste. Entonces es cuando vienen los "problemas" porque, las noticias están vivas y, lo que antes no era nada, ahora lo es todo y tiene que entrar como sea, pero claro, si lo colocamos ahí, dónde queda el espectáculo.

¿Y tú, de cuál eres?

lunes, 8 de septiembre de 2008

Diseñario (XXVII)

El comité de expertos de encajabaja nos hace hoy su más hispana entrega, imposible de traducir a otras lenguas que no sean la nuestra y vuestra. Porque las voces que hoy publicamos tienen como punto en común una letra única en nuestro idioma, un caracter sin el cual no existiría ni siquiera este Diseñario, obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación mediante comentarios, correos electrónicos, teléfono móvil o convencional, carta (también vale postal), telegrama, a gritos, o como sea.





Ñ


Ñ. Decimocuarta letra del alfabeto en castellano y decimosegunda consonante. No tiene equivalente en el alfabeto romano y representa un signo único de hispanidad, esa que ahora no es una excusa, sino una responsabilidad. Parece ser que su origen viene de los monasterios, donde se tenía la costumbre de economizar letras para ahorrar tiempo y esfuerzos en las labores de copiado y colocación de caracteres. Por eso, cuando se daba la secuencia "nn" se suprimía la segunda, colocando encima de la primera una n de muy pequeño tamaño que se llamó virguilla (˜). Se cuentan por cientos las palabras que contienen la ñ en el castellano. Por eso da todavía más rabia si te vas a Estados Unidos, con lo baratito que está el cambio ahora, y compruebas que todos los ordenadores, portátiles, iphones y demás artículos de capricho ¡¡no llevan la ñ!!! Es muy duro ser español allende los mares. Tu patriotismo sufre un golpe irreparable. Menos mal que nuestros amigos de Apple sí que incluyen la opción de teclados con ñ, pero claro, a qué precio...
La ñ es una parte fundamental del Diseño. Tanto, que si no lo fuera, seríamos disenadores, cosa que la verdad, no suena igual. Porque la ñ aporta una fuerza singular a la palabra que la incluye. Pareciera como que su virguilla ceñuda indicara un énfasis especial que la palabra requiere. No hay que olvidar que las palabras con ñ vieron la luz en España, este país nuestro, lleno de gente que no se sabe muy bien si te habla o te grita. Esa vehemecia en el habla, ese entusiasmo dialéctico, ese vigor narrativo están presentes, cómo no, en cualquier buen maqueta. Tanto es así, que si no fuera por nuestra querida ñ perderíamos toda la capacidad de convicción que conseguimos al berrear: "¡¡Que te he dicho que no te lo cambio, cooooñooooo!!".

Ñoño. Algo anodino, triste, cursi, blandito, fofo. Estilo de diseño. Persona melindrosa o quejica. Un ridículo, vamos. ¿A que a todos os suena alguien así en vuestros respectivos trabajos?. El término ñoño trae a la cabeza irremediablemente a ese tipo de seudoartistillas que pululan por las redacciones bajo sus gafas de pasta, intentando hacer ver a los demás lo geniales que son sus ideas, lo brillante de sus enfoques o lo creativos que son a la hora de cortar una foto. Porque la ñoñez es algo que caracteriza a estos personajillos pagados de sí mismos, a los que no se les cae la cara de vergüenza al afirmar cosas como que la madera atrae y el acero repele, que tanta verticalidad termina por deshumanizar el producto, o que hay que darle una vueltecilla de tuerca a los obituarios, a ver si conseguimos hacer algo divertido con los muertos de otro.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.