domingo, 6 de abril de 2008

Kleinbuchstaben in München

O sea, encajabaja en Múnich. Y es que nuestro blog se ha desplazado esta semana hasta la capital de Baviera acompañando al Getafe C.F., ese equipo de fútbol modesto y simpático del sur de Madrid que el jueves convirtió en proeza su partido de ida de los octavos de final de la Copa de la Uefa nada menos que contra el todopoderoso Bayern de Múnich en su flamante y ultramoderno estadio, el Allianz Arena.


El enviado especial de encajabaja (en primer término) en esta ocasión ocupado en los contenidos en vez de en el diseño de las páginas, redacta una columna para el periódico, junto a los cronistas de ABC y de El Mundo, nuestra amiga y compañera Elena Isardo. Al fondo, el enviado del diario El País.


La ciudad es bellísima, moderna y antigua a la vez. Todo funciona con una perfección que parece normal pero que quien no vive en esta parte de Alemania admira asombrado, nos reciben además con una hospitalidad que no esperamos y lo único que encontramos parecido con nuestro país es la facilidad con la que la prensa monta una polémica.

Parece ser que al presidente del Geta no le sentó bien que Beckenbauer no nos conociera. "Pues nos va a conocer"

La capital de Baviera, una absoluta maravilla

Sírvase usted mismo, coja el periódico que quiera... y deje el dinero. Parece ser que la confianza es moneda corriente. No tuve que mostrar ningún documento de identidad al pagar con tarjetas, o en el hotel... a excepción de en los aeropuertos, claro

La afición, sin embargo, dio ejemplo a sus presidentes de buen rollo y exquisita deportividad. La hospitalidad de los muniqueses, sobresaliente

Claro que con una taberna así, todo resulta mucho más fácil. Exterior de la mundialmente famosa Hofbräuhaus...

... Y una muestra del interior. Pequeña muestra, porque tiene capacidad para 4.000 personas. Sí, 4.000, en tres plantas de un edificio inaugurado en 1589 y que tiene más vida que cualquiera de los que se puedan nombrar nacidos en este siglo. La cerveza, en jarras de litro. Y salchichas, muchas salchichas. Todo a ritmo de alegre música bávara


Llega el día de partido. Hace mucho frío, por la mañana ha estado nevando y llueve a ratos agua helada que el viento, helado también, nos lanza a la cara. Pero el calor lo llevamos dentro y ni los elementos van a poder con el Geta y su gente. Marienplatz, la Plaza de María, centro del casco antiguo con su deslumbrante Ayuntamiento nuevo, se llena de camisetas azules y banderas de España y del Getafe. Allí cogemos el metro, qué envidia de transportes públicos, tranvías incluidos, hacia el estadio. Faltan apenas dos horas para que nos empiecen a conocer.




El Allianz Arena cuando llegamos, sobre las siete de la tarde, todavía sin iluminar

Mientras que en España tenemos al Tío Paco empujando el carrito con las banderas, en Alemania utilizan un Mercedes

Las leyes y las medidas de seguridad se cumplen en los países civilizados (¡que sí!). Los aproximadamente 50.000 espectadores fueron cacheados, todos, uno a uno, para lo cual este estadio cuanta con una entrada propia para mujeres, con personal femenino de seguridad

El estadio, compuesto por paneles de ¡aluminio translúcido! comienza a iluminarse según anochece... y entonces comienza el espectáculo que supone el hecho de contemplarlo

Bayer Múnich-Getafe C.F. No puedo creer lo que fotografío

Y encima, marcamos a un minuto del final para empatar un partido que comenzó con el Bayer prácticamente arrollándonos.


Un victorioso empate que no empañó el espíritu de concordia en la grada. Nuestras entradas estaban en una zona vip (no sabemos realmente por qué) junto a invitados destacados y antiguos jugadores del Bayern. Cuando marcó el equipo local, uno de ellos me "invitó" a que me levantara y aplaudiera el gol de su equipo. Me levanté, aplaudí el gol del Bayern, me hizo OK con las manos y entonces, por señas, le invité a que hiciera él lo mismo cuando marcara mi equipo. Ya!, ya!, por supuesto, afirmó enérgicamente con la cabeza. Pero no fue así. Después de saltar, gritar y abrazarnos me volví y allí estaba, sentado, levantando la cabeza que tenía tapada con las manos; me miró y no pude hacerle que cumpliera, tan sólo le tendí la mano, dudó y finalmente me la dió. Fuerte. Y sonreímos. A la mañana siguiente, en el aeropuerto, descubro en el periódido que se trata del mítico Klinsmann, a quien no reconocí. No me digáis nada, ya me lo he dicho yo todo. Otros sí supe quién eran.


Algunas caras conocidas, en este caso la de Emilio Butragueño, se acercan hasta nosotros y nos piden amablemente salir en encajabaja. Cortesía, obliga, faltaría más

Sin palabras. Sólo luz


Al día siguiente volvemos a Madrid. Los periódicos alemanes hablan ya de otra manera de nosotros, aunque no sabría precisar exactamente cómo. Pero estoy seguro de que ya nos conocen, como también yo les he conocido a ellos, grandes personas, pero grandes de verdad, un gran equipo con una joya arquitectónica de Estadio...


... y, sobre todo, una inolvidable ciudad de Múnich. Auf Wiedersehen y hasta siempre.




Reportaje fotográfico: Mario Benito y Alejo

2 comentarios:

Marotorod dijo...

Está claro, que basta que salgas de España para contemplar lo de "Spain is different". Tenemos nuestras cosas buenas y cosas malas, pero está claro que generalmente destacamos en lo malo. Mucho nos queda de aprender de los paises de centroeuropa, en todos los aspectos. Me alegro de que el Getafe le echase tantos huevos, los marginados también podemos dar mucha guerra, y os lo dice uno de Valladolid. Un saludo chicos ^^

Anónimo dijo...

Me alegro por Mario y su hijo. Un fuerte abrazo.