Si en el periódico hay una página raruna, especial, distinta, esos son los álbumes. Por álbum entendemos una página en la que hay más fotos que texto y todas esas fotos versan sobre un sólo tema. Suelen ser de actos institucionales o actos de empresa en los que hay que mostrar lo bonito que ha quedado y la cantidad de asistentes que ha habido, todos ellos del más alto rango.
Son varias las características que podemos atribuir a estas página. Primera: nos caen con nocturnidad y alevosía, con un simple aviso por parte del redactor al que le han encargado el "marrón" de turno: "prepárate esta noche". Si oyes esta frase, tiembla.
Además las fotos suelen estar listas lo más tarde posible y cuando menos te lo esperas. Sigilosamente el redactor se te planta al lado y te invade la mesa con fotos. "Vamos allá", dice. Nunca es antes de las 23.00 de la noche, de lo contrario, no tendría emoción.
Segunda: las fotos suelen ser de muchos personajes, todos ellos con sonrisas forzadas y con ninguna gana de posar. Es habitual encontrar gestos extraños que hacen parecer monstruos a las personas más bellas y viceversa. Encontrar una foto decente entre las cientos que hay es extremadamente complicado, casi como encontrar la famosa aguja del pajar.
En el 70% de las fotos saldrá un flashazo o una calva que te estropearán la foto y te obligará a dar un corte radical para poder salvar tan antiestético cuero cabelludo.
Y por último, y no por ello menos importante, la filosofía del álbum, resumida en una frase lapidaria: cuantas más entren mejor. Porque esto es lo que quiere el redactor. Fotos a mogollón, que no quede ni un blanco y que salga todo quisque.
Pero volvamos al asunto. Se celebra el 50 aniversario de la revista Actualidad Económica y han ido los personajes más importantes del ámbito económico español, a los que se les han unido los Príncipes de Asturias. Tal y como indicamos en el primer punto, el redactor de economía de turno nos avisa: "¿Quién quiere hacerse un álbum?"... Cada cual que responda lo que quiera, pero que se atenga a las consecuencias. Esto es lo que nos encontramos cuando abrimos la página.
El temido, el odiado, el denostado folio en blanco. Pero que no cunda el pánico. Lo importante es estructurar mentalmente el álbum y tener clara la jerarquía de las fotos. Porque, no nos engañemos, tienen más importancia los Príncipes que un consejero delegado de una empresa. A partir de ahí, hay que hacer puzzles: si doy esta a dos y la otra a tres y pico con una retícula de seis columnas me queda otra media y pico para dar un careto grande; y si doy tres iguales de tamaño las puedo usar para separar de otras que voy a dar más abajo. Etc, etc, pura maqueta ficción.
Total, tras ver las fotos que había seleccionado el departamento de fotografía junto con el de Economía y tras caga.. varias veces en el maldito mensaje que me recuerda que he puesto más de tres fotos en mi escritorio (o que he excedido el almacenamiento de mi perfil y del que ya os hablaremos otro día), tenemos esto. Nada del otro mundo, pero hay que estar ahí para hacerlo.
Ah, la última característica de los álbumes. Siempre podría haber quedado mejor.
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