Tranquilos, no queremos decir que llevemos nuestro apoyo a Madrid hasta esos límites. La apoyamos, sí, pero dejamos la hemoglobina para otros asuntos.
Con esta manida frase me refiero a la portada que ofrecimos ayer a los lectores de M2, la revista diaria de Madrid. Como podéis ver un poco más abajo, utilizamos todo el papel de la primera página (y porque no había más) para dar una enorme foto del mosaico en apoyo a la candidatura olímpica de nuestra ciudad. La idea surgió de las altas esferas, como suele ser habitual en estos casos. El tema "lo merece" comentaron, por lo que no nos sorprendió cuando Antonio García, redactor jefe del suplemento el domingo, nos lo propuso, aunque antes lo había consultado con la jefatura, se apresuró a aclarar. Donde hay patrón...
Ningún problema. El resultado, en la línea de arriba. Pero la miga viene un poco después, cuando surge un pequeño debate, casi minúsculo comparado con nuestro apoyo a Madrid, sobre la conveniencia o no de usar este tipo de portadas. Si la usamos ahora, ¿qué haremos cuando nos den los Juegos?, ¿Gastamos el cartucho ahora en previsión de una mala noticia o repetimos si vienen bien dadas?. Nosotros, como siempre, insistiendo en todas esas cosas que defendemos aquí: el contenido es lo primero, no el diseño sobre el contenido. Si es un tema importante, impactante, que lo requiere, se da. El recurso facilón, no.
Incluso hay algún redactor, al que guardamos un enorme afecto, que se apresura a establecer, cual posología farmacológica, un número mínimo de portadas de este tipo: "Tres", se atreve a recetar. Y ni corto ni perezoso se dirige al departamento de documentación para buscar en la hemeroteca otros ejemplos.
"Mira qué bien ha quedado esta portada" nos señala en el grosísimo tomo de hace un tiempo. "Aunque con esta hubo un problema porque salió bastante parte en blanco", admite. Hay que tener cuidado con el envase del medicamento. Pero debería "haber tres por lo menos en un año: crímenes, alguna exclusiva que tengamos". Podría estar bien, le comento, porque el suplemento se presta mucho a ello, pero es un recurso que agotaríamos enseguida y provocaría, como efecto secundario, un claro síntoma de inmunidad al medicamento: "otra vez este tipo de portada, qué pesados".
¿Y vosotros qué creéis?
3 comentarios:
Sangre. La que a veces cuesta (junto a sudor y lágrimas) resolver una maqueta o terminar un periódico. La que muchas veces te gustaría hacer correr por los suelos de la redacción, en pleno brote psicótico, cuando ves que tú vas en una dirección y parece que el resto de los mortales se empeñan en empujar hacia otra, repleta de fotitos, donde todos opinan sobre lo bonitas que son las páginas...
En artes gráficas, se denomina imprimir a sangre a imprimir el documento sin dejar ningún margen con restos de blanco. Esto se consigue desplazando la zona de impresión más allá del borde de la página, lo que hará que quede cortado (y por tanto, sangrando) por la guillotina. Para ello se establecen las marcas de sangrado, que suelen situarse a 3 o 4 mm. del borde del papel. El sobrante que resulta del afrancesado método de corte, que por lo general acaba en la papelera, se denomina sangre (bleed, en inglés). Y de este modo se garantiza una impresión en la que no existen ni zonas en blanco, ni posibles desajustes a la hora de cortar. A la sangre también se le conoce como "sangría" o "demasía", principalmente en América Latina, porque aquí en España "sangría" se denomina a lo que explicamos a continuación.
La portadilla de M2 no iba a sangre.
Tiene usted razón, querido anónimo. Esa portada fue maquetada a sangre, pero no se pudo imprimir a sangre porque las rotativas no pueden imprimir a sangre del todo. Lo solemos advertir cuando lo piden, pero como en tantas otras cosas... no nos hacen mucho caso.
Muy alerta y muy acertado su comentario. Gracias
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