Sexto piso:
Una larga terraza domina el último piso del edificio que alberga el museo. En su balcón, una exposición sobre los hechos más importantes de Pennsylvania Avenue, la calle más importante de la capital, a través de los principales personajes de la ciudad. Todo, con el Capitolio de atento observador. En la sala que precede a la terraza, las portadas del día de casi todos los periódicos de USA, o por lo menos de una gran mayoría, y primeras páginas de diarios de todo el planeta.
Antes de salir a la terraza, un esquema de la comunicación, desde la prehistoria hasta hoy.
Un mural por la libertad de prensa, antes de salir a la terraza.
La sala de las portadas que da acceso a la terraza con vistas al Capitolio
Algunas de las portadas internacionales del día. El País representa a España.
La exposición sobre Pennsylvania Av. con el Capitolio de fondo.
Quinto piso:
El sancta sanctorum (si me permiten el símil) del museo. El núcleo y la zona donde podrías tirarte horas, sin exagerar, mirando portadas. En una oscura (para proteger las portadas antiguas) y alargada sala, tres niveles de dispensadores donde ver portadas desde el siglo XVI hasta nuestros días. Flanqueando a los mostradores, toda clase de objetos relacionados con la prensa y su historia: acreditaciones, cámaras de fotos, máquinas de escribir, documentos históricos, trajes de presentadores, cintas, fotografías, cascos de enviados especiales... todo tipo de cosas que cuentan la historia del periodismo en EEUU. Detrás de los paneles, pequeñas salas para ver vídeos relacionados con la profesión.
Al final de la sala, una encuesta para votar tu medio favorito para leer las noticias (Internet o Papel) y una pila de todos los periódicos que desaparecieron en EEUU durante el último año. En la misma planta, también se puede ver una pequeña exposición de libros y una pantalla de cine donde se proyectan canales de televisión de todo el mundo.
Aspecto general de la sala de las portadas.
Portadas...
...portadas...
...portadas...
...portadas...
...portadas...
...portadas...
...así hasta tener cientos de ellas.
Los dispensadores para ver las portadas. Tres niveles con un grueso cristal para protegerlas.
Algunos de los paneles que flanquean la sala de las columnas.
Objetos históricos del periodismo.
Panel dedicado a las fuentes anónimas.
La mítica frase que arranca las rotativas.
Acreditaciones.
Documentos históricos.
La velocidad de las noticias, panel especialmente interesante para ver la evolución de la transmisión de información.
Tubos para votar por tu medio favorito. Nosotros votamos por el papel, obviamente.
Periódicos que desaparecieron o dejaron de imprimirse en EEUU en 2009.
La sala con la pantalla de cine y las televisiones sintonizadas.
Y en los pasillos de la planta, con la fachada del edificio como base, la exposición más curiosa, la de los Primeros Perros de los Presidentes de EEUU. Con su correspondiente encuesta para votar tu favorito (ganaba el de Obama, por supuesto). Estos americanos hacen de cualquier cosa motivo de exposición.
La exposición de los Primeros Perros. Debajo, los tubos para votar.
Cuarto piso:
Saliendo del gran cine, y ya en la cuarta planta, una exposición temporal de Elvis Presley, con parafernalia de todo tipo del Rey del Rock (desde cartas hasta su uniforme de la marina, pasando por discos originales o la moto que montó durante años).
Entrada a la exposición temporal de Elvis.
El mítico traje de Elvis en "Aloha from Hawaii". Al fondo, la moto de Elvis.
Su primer contrato y sus primeros discos.
Dejando atrás a Elvis, se entra en la parte más sobrecogedora del museo, la dedicada al 11-S. Una de las antenas que cayó de las Torres Gemelas preside un gigantesco mural (de dos plantas) que muestra las portadas dedicadas a la gran tragedia de EEUU. Antes tienes la posibilidad de ver un documental donde los periodistas que trabajaron aquel día en la noticia te cuentan cómo lo vivieron. Ninguna de las 15 personas que lo vimos conseguimos salir sin sentir, al menos, un escalofrío.
Así te preparan en el museo para la parte del 11-S
Los dos pisos de portadas.
2 comentarios:
Acojonante. Me lo pongo en mis deberes para cuando vaya a Washington. Lo malo es que tendré que ir sólo -para poder estar horas y horas- porque pocos amigos aguantan mi adicción exagerada por la prensa escrita. Un saludo y felicidades por el post.
Gracias Luis. Casi, casi como estar allí. Estupendo post. Todo un descubrimiento.
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