La libertad lucha su última batalla en una red de ordenadores que abraza el planeta con el peligro de que el poder la convierta en un medio domesticado en el que tan sólo compremos, para que les compremos cosas y servicios, y sus noticias, pero no para que publiquemos en ella "sin autorización del rey", como sucedió con los primeros libros. No es que los miembros ocultos y caprichosos, contradictorios, del comité de expertos teman que les censuren; tan sólo observan el presente algo preocupados, no tanto, eso sí, como para no ofrecernos una nueva entrega de su infinito Diseñario, obra irreverente, colectiva y abierta sobre el diseño periodístico y la prensa en general.
Registro. Marcas de registro, a las que se suele denominar tan sólo con esta palabra y que, como ya definimos, son unos símbolos de referencia que se imprimen fuera de los márgenes de las páginas y que sirven para alinear las distintas planchas en la impresión a varios colores.
También son un tema que suele dar bastante juego periodístico, porque de los distintos registros que efectúan jueces y policías siempre se puede después contar algo, o no... lo que lo hace más interesante.
Reportero. A simple vista, se podría decir que es todo aquel periodista que realiza un reportaje. Pero no.
Un reportero es una especie en extinción de la tribu. Es un periodista que baja a las trincheras, que busca la noticia, que con su pinta de antihéroe sale a la calle en busca de los personajes que alimentan la sociedad, de las historias que pincelan la vida cotidiana. Un periodista que es testigo, no juez ni parte, de la realidad. Un periodista que deja a un lado los dogmas, para buscar su propia visión de la realidad. Haciendo lo que mejor sabe: observar y preguntar.
Un periodista que quiere visitar un país en guerra para contar que los hombres se odian y se matan, que el pueblo sufre y que el hambre azota a los más desfavorecidos.
Un reportero está a disgusto en la redacción, no tiene horario e intenta mimetizarse con el entorno, observar historias incómodas, como a veces es la realidad. Y contarlas, a cualquier precio. Porque eso es lo que significa ser reportero. Contar, contar y contar.
Pero sobre todo es, antes que nada, PERIODISTA.
Retícula. Contrariamente a lo que los artístas suelen pensar, el diseño es cuestión de orden y repetición, más que de inspiración y de genialidad. Porque aunque luego uno tenga un brevísimo lapso de estado de gracia, una página se compone sobre una estructura organizada en módulos verticales y horizontales... Y sólo ajustando los elementos a esas guías imaginarias (o no tan imaginarias) es como se consigue que la repetición proporcione orden y estabilidad. Y desde ahí, la información. Para eso sirve una retícula, esa imantada rejilla que Quark se empeña en mostrar en un insoportable rosa chillón que no deja ver nada más allá de ese infame tapiz rosado. El conjunto de columnas, módulos y líneas base que componen el esqueleto sobre el que construiremos nuestras páginas, ciñéndonos a él la mayor parte de las veces, vulnerando conscientemente sus límites en otras ocasiones, en las que la información nos permita alguna licencia de más...
Tradicionalmente, los periódicos tabloides se maquetan sobre una retícula de cinco columnas en su estructura informativa básica, aunque últimamente hemos disfrutado de la claridad compositiva de cuatro magníficas columnas bien editadas. Hay periódicos que emplean retículas múltiples, que lo mismo van a seis, que a cinco, que a cuatro, que incluyen columnas falsas de menor tamaño para elementos de segundo nivel de lectura, o para arrojar blancos cuando estás más preocupado por la forma que por el contenido...
Decía un histórico de nuestra redacción que buscaba "un maquetador sin miedo a romper las columnas". Creador compulsivo de frases inolvidables, se lo consentimos prácticamente todo, excepto eso. Porque para nosotros, sorprendentemente ortodoxos, impropiamente clásicos, las columnas son intocables y la retícula sagrada. Porque en esos trazos invisibles, en esas guías de referencia se contiene gran parte de la identidad de un periódico. De su naturaleza y de su vocación. De su manera de contar las cosas. Porque todo, repetiremos hasta el infinito, todo en una página maquetada aporta información. Incluso los límites invisibles que te impiden hacer cosas que no parezcan páginas de tu propio periódico.
Entregas anteriores del Diseñario 2.0:
Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
Diseñario 2.0 (XXIII): exposición-faldón.
Diseñario 2.0 (XXIV): fe de errores-fino.
Diseñario 2.0 (XXV): flash-fondo.
Diseñario 2.0 (XXVI): fotero-fotón.
Diseñario 2.0 (XXVII): free-lance-freehand.
Diseñario 2.0 (XXVIII): galerada-grapa.
Diseñario 2.0 (XXIX): gritar-hemeroteca.
Diseñario 2.0 (XXX): hemorroide-hostias (darse de).
Diseñario 2.0 (XXXI): ilustrator-imposición.
Diseñario 2.0 (XXXII): invisibles-itálica.
Diseñario 2.0 (XXXIII): jefe-ladrillo.
Diseñario 2.0 (XXXIV): lead-localizador.
Diseñario 2.0 (XXXV): lomo-lorem ipsum.
Diseñario 2.0 (XXXVI): MacOs-mesa.
Diseñario 2.0 (XXXVII): modular-morder.
Diseñario 2.0 (XXXVIII): negativo-ñapa.
Diseñario 2.0 (XXXIX): Oblicua-off the record.
Diseñario 2.0 (XL): OJD-on line.
Diseñario 2.0 (XLI): palabrota-pelar.
Diseñario 2.0 (XLII): pieza-pisar.
Diseñario 2.0 (XLIII): planillo-plumilla.
Diseñario 2.0 (XLIV): portadilla-putada.
Diseñario 2.0 (XLV): rataplán-rediseño.
También son un tema que suele dar bastante juego periodístico, porque de los distintos registros que efectúan jueces y policías siempre se puede después contar algo, o no... lo que lo hace más interesante.
Reportero. A simple vista, se podría decir que es todo aquel periodista que realiza un reportaje. Pero no.
Un reportero es una especie en extinción de la tribu. Es un periodista que baja a las trincheras, que busca la noticia, que con su pinta de antihéroe sale a la calle en busca de los personajes que alimentan la sociedad, de las historias que pincelan la vida cotidiana. Un periodista que es testigo, no juez ni parte, de la realidad. Un periodista que deja a un lado los dogmas, para buscar su propia visión de la realidad. Haciendo lo que mejor sabe: observar y preguntar.
Un periodista que quiere visitar un país en guerra para contar que los hombres se odian y se matan, que el pueblo sufre y que el hambre azota a los más desfavorecidos.
Un reportero está a disgusto en la redacción, no tiene horario e intenta mimetizarse con el entorno, observar historias incómodas, como a veces es la realidad. Y contarlas, a cualquier precio. Porque eso es lo que significa ser reportero. Contar, contar y contar.
Pero sobre todo es, antes que nada, PERIODISTA.
Retícula. Contrariamente a lo que los artístas suelen pensar, el diseño es cuestión de orden y repetición, más que de inspiración y de genialidad. Porque aunque luego uno tenga un brevísimo lapso de estado de gracia, una página se compone sobre una estructura organizada en módulos verticales y horizontales... Y sólo ajustando los elementos a esas guías imaginarias (o no tan imaginarias) es como se consigue que la repetición proporcione orden y estabilidad. Y desde ahí, la información. Para eso sirve una retícula, esa imantada rejilla que Quark se empeña en mostrar en un insoportable rosa chillón que no deja ver nada más allá de ese infame tapiz rosado. El conjunto de columnas, módulos y líneas base que componen el esqueleto sobre el que construiremos nuestras páginas, ciñéndonos a él la mayor parte de las veces, vulnerando conscientemente sus límites en otras ocasiones, en las que la información nos permita alguna licencia de más...
Tradicionalmente, los periódicos tabloides se maquetan sobre una retícula de cinco columnas en su estructura informativa básica, aunque últimamente hemos disfrutado de la claridad compositiva de cuatro magníficas columnas bien editadas. Hay periódicos que emplean retículas múltiples, que lo mismo van a seis, que a cinco, que a cuatro, que incluyen columnas falsas de menor tamaño para elementos de segundo nivel de lectura, o para arrojar blancos cuando estás más preocupado por la forma que por el contenido...
Decía un histórico de nuestra redacción que buscaba "un maquetador sin miedo a romper las columnas". Creador compulsivo de frases inolvidables, se lo consentimos prácticamente todo, excepto eso. Porque para nosotros, sorprendentemente ortodoxos, impropiamente clásicos, las columnas son intocables y la retícula sagrada. Porque en esos trazos invisibles, en esas guías de referencia se contiene gran parte de la identidad de un periódico. De su naturaleza y de su vocación. De su manera de contar las cosas. Porque todo, repetiremos hasta el infinito, todo en una página maquetada aporta información. Incluso los límites invisibles que te impiden hacer cosas que no parezcan páginas de tu propio periódico.
Entregas anteriores del Diseñario 2.0:
Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
Diseñario 2.0 (XXIII): exposición-faldón.
Diseñario 2.0 (XXIV): fe de errores-fino.
Diseñario 2.0 (XXV): flash-fondo.
Diseñario 2.0 (XXVI): fotero-fotón.
Diseñario 2.0 (XXVII): free-lance-freehand.
Diseñario 2.0 (XXVIII): galerada-grapa.
Diseñario 2.0 (XXIX): gritar-hemeroteca.
Diseñario 2.0 (XXX): hemorroide-hostias (darse de).
Diseñario 2.0 (XXXI): ilustrator-imposición.
Diseñario 2.0 (XXXII): invisibles-itálica.
Diseñario 2.0 (XXXIII): jefe-ladrillo.
Diseñario 2.0 (XXXIV): lead-localizador.
Diseñario 2.0 (XXXV): lomo-lorem ipsum.
Diseñario 2.0 (XXXVI): MacOs-mesa.
Diseñario 2.0 (XXXVII): modular-morder.
Diseñario 2.0 (XXXVIII): negativo-ñapa.
Diseñario 2.0 (XXXIX): Oblicua-off the record.
Diseñario 2.0 (XL): OJD-on line.
Diseñario 2.0 (XLI): palabrota-pelar.
Diseñario 2.0 (XLII): pieza-pisar.
Diseñario 2.0 (XLIII): planillo-plumilla.
Diseñario 2.0 (XLIV): portadilla-putada.
Diseñario 2.0 (XLV): rataplán-rediseño.
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