En alguna ocasión hemos hecho referencia en éste, vuestro blog, de cómo funciona el proceso de creación de una página. Algunas veces (las menos) la solución está ahí desde el principio, o se presenta más o menos sola... Y otras veces (la mayoría) una página es el fruto de una búsqueda continua, de probar y probar cosas, de ir conquistando los metros centímetro a centímetro... Y es que a veces, hay que penar...
Este caso con el que inauguramos año y flamante nueva cabecera, ocurrió el pasado diciembre. Nuestro suplemento dominical Crónica informaba de una de las iniciativas del nuevo gobierno de Rajoy: suprimir los puentes. Los días de fiesta que pudieran facilitar la huida masiva de los trabajadores pasarían en su mayoría a celebrarse el siguiente lunes, y así se unirían al fin de semana evitando parones de producción. Pero existían dos problemas. Uno, claro, no teníamos ninguna imagen para ilustrar esta información. Y Crónica no suele abrir con una ilustración. Y segundo, nuestro Director de Arte no estaba en Madrid esa semana. Y él tiene una visión privilegiada para este tipo de problemas, suele ver las páginas a la primera, para admiración/frustación de quien escribe esto... Así que nos pusimos a ello Manuel de Miguel, nuestro redactor jefe, y un servidor con cara de a ver por dónde se le hinca el diente a este morlaco...
Y, como suele pasar la mayoría de las veces, nuestro primer intento fue un fracaso absoluto... Para la portada decidimos fabricar un calendario completo, exhaustivo, de cómo quedarían las fiestas de todo un año con la modificación propuesta por el PP. Cómo había sido hasta hoy y cómo se vería modificada por la nueva norma... En el papel nos pareció a todos una idea magnífica... y facilísima de ejecutar. En el papel, claro... ¡Cuántas veces habremos dicho, aquí y en la redacción, por activa y por pasiva, que en un papel todas las maquetas funcionan... Absolutamente todas. Es algo así como tirar un penalti por la tele: lo metemos todos por la escuadra, fijo. Pero luego hay que verse ahí, delante del portero. O frente a una pantalla, terca e implacable. Suele ser el papel el que le quita la razón a la pantalla, a veces cosas que parecen funcionar en pantalla no soportan el rigor del papel impreso... Pero un garabato de papel no siempre funciona cuando lo encajas en pantalla... Y en esa fase, una vez has hecho todo el trabajo, es cuando te das cuenta de que llevas haciendo el chorra toda la tarde... Y eso, exactamente es lo que nos pasó...
Sobre el papel parecía una buena idea... pero era una auténtica locura...
Después de tabular los 366 días de 2012, con sus meses, festivos, negritas y fechas en rojo... llegó el momento de reclinarse en la silla y buscar un poco de distancia... Fracaso absoluto. El resultado era un galimatías de colores, fechas que bailaban y datos confusos... Clarísimamente, no funcionaba.
Crónica se cierra los viernes, y acabábamos de perder la tarde del jueves. ¿Perdida? Nunca. Lamiéndonos las heridas de nuestro amor propio magullado, habíamos conseguido centrar el problema. A veces hace falta un fracaso humillante para ver el problema en toda su dimensión y conseguir eso tan difícil que es un planteamiento sencillo. Aquella amalgama de números era una representación gráfica de quien tiene todos los datos. No un concepto asible para quien se acercara por primera vez al tema. Ante dudas, siempre lo decimos, hay que ponerse en el lugar del lector. Y aquello era incomprensible. El caso era especialmente sangrante porque llevamos años discutiendo con los redactores de los suplementos sobre las virtudes de una buena portada. Una buena portada es la que te incita a seguir leyendo, la que te invita a entrar, no la que te cuenta todo en la primera página. Muchísimas veces hay que frenar la intención del redactor de contar todo en la portada (y no es nada fácil) y resulta que nosotros habiamos caído en el mismo error. Toda la información de golpe a la vista del lector sin contexto ni anestesia... Imposible de entender hasta para nosotros, que conocíamos el tema. Por lo tanto, había que simplificar.
El tema venía a cuento porque entrábamos en la semana del puente de la Constitución... Por lo tanto, ahí estaba la solución. Habría que ilustrar el cambio con algo que fuera inmediato para el lector. Y qué hay más inmediato para un lector que el puente que empieza ese mismo domingo. Ya no teníamos que explicar nada, era bastante obvio al centrarnos sólo en esos siete u ocho próximos días. Después de consensuar un boceto con Manolo de Miguel, picadísimo, me quedé en la redacción planteando las bases de esa nueva portada.
Bocetos de la siguiente idea: comparar dos semanas iguales. Nos vamos acercando.
En este nuevo modelo de portada comparamos sólo una semana, de cómo es a cómo quedaría... Es más directa sin ser la bomba y menos compleja. Aún así, necesita demasiada explicación, pero bueno, confiamos en nuestros lectores. El caso es que hemos mejorado notablemente la primera opción, que ahora recordamos con sonrojo...
Cuando llegué a casa esa noche, bastante más tarde de lo habitual, recibo un SMS en mi teléfono. Era Manolo, nuestro jefe, que seguía dándole vueltas en su casa. A muchos de vosotros, que estaréis enfermos de lo mismo que nosotros, os sonará esta enajenación profesional, que te obliga a seguir dándole vueltas a las páginas en tu casa. Afortunadamente, esto sólo nos pasa de vez en cuando... "Sigo con ello" me ponía. Yo le contesto que hemos conseguido poner en pie una portada que podría funcionar. Se la explico y me dice que le va a dar un par de vueltas más...
A primera hora del viernes recibo otro SMS de mi jefe: "Creo que he dado con la solución. Es arriesgada y hay que verla en papel", me dice. "Vente pronto"... Y cuando llego a la redacción me lo encuentro con varios bocetos más. Partiendo del último que intentamos poner en funcionamiento la noche anterior, llegó a la conclusión de que la propia semana tenía que ser la imagen de la portada. Y bocetó esto...
En la primera opción, un elemento en horizontal rompe tanta verticalidad, en la segunda vamos a tumba abierta...
La primera obviedad es la mancheta en vertical, algo habitual en otras publicaciones, pero no en Crónica. Y en ambas páginas, la duda de si colocar la cabecera al pie de la página o arriba. Eso se verá mejor en pantalla... si el papel no dice lo contrario. El calendario funciona muchísimo mejor así, adquiere entidad gráfica suficiente como para ser la ilustración de la página... El problema de estos ejemplos una vez en pantalla es el texto en vertical: mala lectura y quizá exceso de cosas en vertical. La mancheta y el calendario funcionan, el texto empeora el asunto. No pasa nada. Empezamos a transitar el buen camino. Más pruebas...
Titulación en horizontal. Mucho mejor equilibrio. Podría ser la buena...
Ahora sí. El contraste entre la verticalidad de la cabecera y el calendario, que dominan la mayoría de la página con la titulación plantada en horizontal y a la que ayuda la mancha de color arena identificativa de Crónica hace que la página funcione mucho mejor... Lo que ya quedó descartado en las pruebas anteriores es la posición de la cabecera, mucho mejor en la parte superior. Abajo quedaba sin presencia. Ya en pantalla, el remate final se lo dio prolongar el luto arena de la cabecera por toda la página. Ayudaba a integrar todos los elementos... El resto, utilizar la tipografía con cabeza. Y lo que presentamos en el despacho fue esto:
Casi estamos...
Para sujetar mejor el texto, pusimos un título falso generoso, de cuatro líneas... En bolígrafo en la foto, el título defintivo, que nos haría modificar ligeramente la mancha. La idea seguía siendo que fuera lo mayor posible, para ayudar a que la página se plante. Una vez conseguido, tenemos la portada definitiva. Y dentro, en un gráfico, contamos lo que quisimos contar en el primer boceto en la portada: el tema. De esta forma conseguimos las dos cosas: una portada impactante y sugerente y una lectura coherente, dosificando correctamente la información.
A veces, las cosas no salen a la primera, está claro...
BOCETOS: MANUEL DE MIGUEL.
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