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lunes, 12 de mayo de 2008

Diseñario (XVII)

Fieles a la cita de cada comienzo de semana, el comité de expertos de encajabaja nos trae otra entrega más de esta labor sin fin, porque infinito parece el universo diseñístico periodístico del que nos ofrecen su visión irreverente, personal y colectiva: ya sabéis que el Diseñario está siempre abierto a la participación de todos a través de comentarios, correo electrónico o convencional, teléfono o personalmente si se tercia. Como en el caso de nuestro querido colaborador Nacho Arbalejo, quien nos propuso el término "incunable" así como redactarnos su visión del mismo, pero mucho nos tememos que o bien él tiene también una visión infinita del tiempo, o bien que para llevarla a cabo está empleando las mismas técnicas artesanales que se utilizaron entre 1453, año en el que se inventó la imprenta europea, y 1500 (los libros impresos con tipos móviles entre esas fechas, en la "cuna" del imprescindible invento, son los denominados con ese término), motivo por el cual esperemos que al final, para la versión posterior y revisada del Diseñario, haya podido concluirlo. Sabemos que es difícil, ánimo Nacho.





I


Ilustración. Dibujo de diferente tamaño y temática que se emplea en las publicaciones para ilustrar, como su propio nombre indica, una página. Su uso en los periódicos viene de tiempo atrás, cuando la fotografía era una entelequia y el dibujo informativo o caricaturesco era lo técnicamente posible de introducir en las páginas. Incluso, cuando la fotografía era el pan nuestro de cada día, había periódicos que, con un gran apego al dibujo, decidieron mantenerlo lo máximo posible (léase ABC, hasta hace prácticamente dos días).
El dibujo, o ilustración, puede ser abstracto o realista. El primero interpreta una realidad compleja de expresar, por ejemplo, ilustrar un tema del ahorro con una hucha. El dibujo realista es que el refleja la realidad de la manera más fiel posible a la misma, como un retrato.
No debemos confundir ilustración con infografía, aunque en algunas ocasiones van de la mano y las infografías se complementan con ilustraciones, muy útiles para "aligerar" una pesada información.
Sin embargo ambas tienen una curiosa virtud, la de no encajar en el hueco que previamente se les ha asignado. Si la ilustración tiene que "morder" un poco las columnas, se habrá hecho de tal manera que sea imposible que lo haga a no ser que se deforme. Pero ni se te ocurra hacer eso, a menos que quieras acabar tus días atravesado por los lápices de un dibujante. Porque deformar una ilustración es una de las peores cosas que les puedes hacer, casi peor que salir con su hermana o robarle la novia. Sacrilegio.
Las ilustraciones pueden ser grandes, pequeñas, enormes, etc. Pueden usarse como imagen principal de un tema o para complementarlo, como, por ejemplo, en forma de iconos.
Además suelen utilizarse como recurso cuando no sabes qué poner para ilustrar la página. Ahí es cuando el redactor de turno dice: "¿Y si ponemos una ilustración?", último recurso ante la falta de ideas.

Impacto. En diseño, la capacidad de llamar la atención de una imagen, de una maqueta o de una composición tipográfica. En teoría, todas las páginas deben tener un punto de impacto, algo que fije la atención del lector y que se constituya en el punto de partida del ritmo de lectura de la página. Lo más fácil es que el impacto resida en la imagen. Pero un buen titular, una buena edición en la maquetación de una página o sección, o un buen uso de la tipografía puede gritar tan alto como una imagen. La mejor definición de impacto se la oímos a El Norbi en el CEU (Madrid) cuando dijo: "Hay que conseguir pegarle una piña al lector, que se pare con nosotros".

Imprenta. ¡La que inventó Gutenberg!

Infografía. Manera fina de llamar a todo lo que ya definimos con el término gráfico. Periodismo puramente visual. Informar con dibujos.

Información. Seguro que a todos los que hemos estudiado periodismo, o a los que llevan a las espaldas años y años de este bendito oficio, se les podría preguntar una definición de información y cada uno daría una distinta. Igual, pero distinta. Porque el concepto de información es eso, algo que está ahí, pero en continuo movimiento. Como una especie de océano, siempre igual, pero cambiante e inabarcable. Todos hemos oído hablar del conjunto de datos procesados que componen un mensaje, de aquello que porporciona significado, incluso de esa capacidad característica del ser humano, la de almacenar y transmitir su conocimiento a lo largo de los tiempos. Podríamos profundizar en la teoría de la información, en canales, receptores y emisores, en la teoría de las 5W o pirámide invertida e incluso en la aldea global y Marshall Mcluhan (aunque sobre esto, mejor no, no sea que me lo encuentre un día en la cola del cine y me diga que en mi boca sus ideas suenan a falacia...). Así que para ceñirnos al campo que nos interesa, digamos que información es maquetación. Porque al diseñar una página, estamos editando y dando forma al contenido. Y eso, es informar. Cada elemento tiene un significado y una aplicación, incluso el orden y el ritmo son elementos informativos. La valoración es la herramienta fundamental del maquetador. Y para esto, hace falta criterio... informativo, claro. Todo en una composición debe obedecer a un algo, y la estética, aunque valiosa, no deja de ser una deseable virtud secundaria. Las imágenes se escogen por su carga informativa, y como tales, emiten un mensaje. Su tamaño, posición y valoración, dependerán directamente de la información que aporten. Incluso su color se convierte en información. Pero también las tipografías informan. El gran Reinhard Gäde explicó en muchas ocasiones la conveniencia de que EL PAÍS, en su génesis, titulara con la elegante Times y no con las clásicas familias grotescas de la prensa del movimiento, porque se trataba de sugerir y no de gritar, no fuera que el periódico durara tres días en la calle. La información es el clavo al que agarrarse en caso de duda, la que te hace decantarte por una u otra opción, la que te para los pies y la que te fuerza a apostar. Es la que marca el ritmo de un producto, la que traiciona a última hora de la jornada y la que te deja en evidencia al día siguiente, si no le has sido fiel. Y debe ser la gran lucha de los maquetadores, que, a codazos, deben recuperarla de algunos redactores que tradicionalmente la han pretendido monopolizar. Maquetar es algo más que tirar líneas y ocuparse de que quede bonito. Es contar una historia. Con espacios, imágenes, con manchas y tipografías. Valorando y editando. Es equilibrio, ritmo, coherencia y buen gusto. Como se puede ver, mucho más de lo que alcanza a ver el redactor simplón que pregunta: «¿Pero, a ti qué más te da de qué trata el tema?».

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.

lunes, 5 de mayo de 2008

Diseñario (XVI)

Desde la misma plaza de la Cibeles de Madrid, celebrando como locos un nuevo título de Liga de nuestro querido Real Madrid (hay un miembro díscolo que se resiste pero ya volverá al redil del que salió hace años...) el comité de expertos de encajabaja ha sido capaz de elaborar una nueva entrega del Diseñario, porque no hay evento que les haga desistir de esta obra suya de carácter colectivo, irreverente, antiacadémica, elocuente, campeooooones, campeoooones, oé oé oé, y sobre todo abierta a vuestra participación.




Gutenberg. Johannes Gutenberg es, en gran parte, el culpable de que nos dediquemos a esto ahora, porque gracias a él, y a la evolución, claro, podemos imprimir periódicos, revistas, libros, folletos, etc. Por cierto, no lo habíamos dicho, es el inventor de la imprenta de tipos móviles en Europa a mediados del siglo XV, una combinación de distintos inventos anteriores como las prensas de vino, el papel o las técnicas de impresión. La suma de todo: la imprenta. Nacido hacia 1398, su verdadero apellido nombre era Gensfleisch. En su pueblo natal, Maguncia, desempeñó el papel de orfebre, lo que le ayudó en su legendaria y posterior creación. En 1434 residió en Estrasburgo, donde instaló una empresa de grabados en madera y se vio envuelto en asuntos turbios por una sociedad creada con Hanz Riffe.
A su vuelta a Maguncia, alrededor del año 1449, creó una sociedad con el banquero judío Juan Fust, que le otorgó un préstamo para que ese mismo año publicara Misal de Costanza, considerado el primer libro tipográfico del mundo. En 1454 edita la Biblia de 42 líneas, o Biblia de Gutenberg, una versión de la Vulgata con 42 líneas impresas por página y considerado como el libro que da comienzo a la "Edad de la imprenta".
Sin embargo esto no le aseguró la riqueza, al contrario, incapaz de devolver el préstamo a Fust, Gutenberg vivió en la penuria y se vio obligado a revelar el secreto de la imprenta al sobrino de Fust, que, a la sazón, era el aprendiz de Gutenberg a la vez que perro guardián de su tío banquero. Murió en 1468 totalmente arruinado, aunque con el honor de ser considerado el inventor de la imprenta moderna, con todo lo que ello conlleva. Aunque los chinos (qué raro) ya habían inventado una imprenta en la que se trabajaba con el texto y los dibujos en hueco sobre una tablilla de madera que se impregnaba de tinta y se le aplicaba un papel. Estas tablillas eran los precursores de los tipos móviles de metal, pero realizados con madera, lo que hacía que se rompieran con bastante asiduidad. Y a esto hay que añadirle otro hándicap para que este invento no triunfara como lo hizo en Europa: el alfabeto chino, que exige tener entre 2.000 y 40.000 caracteres diferentes, uno para cada palabra (ideogramas) en vez de nuestros signos fonéticos. Imaginaros la caja que tenían que tener para componer un texto, miles de tipos. Un follón, vamos. Y también tenían un invento parecido los babilonios, que ya imprimían con sellos de arcilla.
Aunque sí hay unanimidad en que Gutenberg fue el primero en usar los tipos móviles metálicos para imprimir.



H


Helvética. Se equivocaba Orson Welles en El Tercer Hombre cuando dijo aquello de que "quinientos años de democracia y paz en Suiza no han producido nada, excepto el reloj de cuco"; no sólo porque el reloj de cuco es una invención alemana y porque la apología de la guerra y del mal de la frase nos suenan repugnantes, sino porque los suizos son nada más y nada menos que los autores del tipo de letra por excelencia, el que para muchos es el mejor de entre todos los que se han diseñado, el más claro, el más legible, el más equilibrado y perfecto, el que además lleva su nombre, Helvética, de Suiza.
Y además es pertinente suponer que fue precisamente la neutralidad suiza en la II Guerra Mundial la que llevó hasta allí a prestigiosos diseñadores y tipógrafos exiliados (Jan Tschichold, Paul Renner, etc.) que junto a la propia escuela tipográfica suiza dieron origen al denominado Estilo Suizo de Diseño, que poco después pasó a llamarse Estilo Internacional por su difusión planetaria durante las décadas de los 60 y 70. Y en este contexto es en el que nace este tipo de letra.
En 1956 Max Miedinger, tipógrafo nacido en Zúrich en 1910, recibe el encargo del dueño de la fundición suiza Haas, Edouard Hoffmann, de rediseñar el tipo de letra grotesca que tenía la firma, denominado Haas Grotesk y que se basaba en el tipo Akzidenz Grotesk creado en 1896 por H. Berthold. Miedinger redibujó el alfabeto siguiendo indicaciones precisas de Hoffmann y así nació nuestra criatura, bautizada entonces como Neue Haas Grotesk (la nueva grotesca Haas -aquí la verdad, al ponerle el nombre, sí que hay que reconocer que dejaron salir toda la gracia y el ingenio suizos-). Hay quien hace notar el "enorme parecido" entre la Akzidenz y la Helvética, pero deberíamos recordarles que el trabajo de Miedinger fue precisamente un rediseño, y que las sutiles variantes son las que hacen que un tipo de letra sea lo que es, y si no que se lo pregunten a la vilipendiada Arial, famosa por ser una mala copia de nuestra querida Helvética, a pesar de su también "enorme parecedido".
Bien, estábamos en 1956 y hay que esperar hasta 1961 para que la fundición alemana Stempel, controlada por la también germana Linotype, compre la Fundición Haas y decida cambiar entonces el enrevesado y poco comercial nombre de la grotesta de Hoffmann y Miedinger (no debería nombrarse sólo a este último en este tema). Proponen primero Helvetia (Suiza, en latín), pero el propio Hoffmann no cree apropiado llamar a una letra como a un país, y la contrapropone bautizar Helvética (o sea, de Suiza), y para que no sostengamos que un nombre no tienen importancia y es sólo un nombre, a partir de ahí este alfabeto conquistó el mundo entero. La enorme variedad de pesos (desde ultralight hasta extrabold), con todas las condensaciones y expansiones posibles, y su magnífica capacidad para funcionar en todos los tamaños, también han sido factores determinantes en su éxito.
Todas las empresas que quisieron ser modernas en el nuevo mundo abierto y democrático de la postguerra cambiaron su imagen corporativa con la Helvética, y la publicidad pasó a ser limpia y directa con la Helvética y el Diseño Internacional, y las cabeceras de las revistas fueron en Helvética, y los carteles, las señales, los titulares de los periódicos... todo se compuso en Helvética, hasta el punto de que si hay que hablar de un tipo de letra representativo del siglo XX, ese honor le corresponde a ella, tan perfecta...
Tanto que incluso el gran tipógrafo Matthew Carter confiesa mirando los caracteres de la Helvética que "no sabría como hacerlos mejores" y que se alegra de que nadie la haya hecho un encargo así. Lo dice mirando a la cámara en el documental de Gary Hustwit protagonizado por la letra suiza; porque la Helvética es, además, el único tipo de letra del que tengamos noticia que ha protagonizado una película. Magnífica por cierto; se puede ver cómo la elogian y la vituperan grandes tipógrafos y diseñadores o escuchar los inspirados y apasionados argumentos de Mike Parker, director tipográfico de Linotype USA entre 1961 y 1981, cuando habla de fondo y forma: "es en este tipo donde realmente parece haberse diseñado más el fondo que la forma" (algo de lo que tanto se habla ahora, 50 años después); y añade: "los agujeros y el espacio entre caracteres sostienen las letras como un poderoso soporte. Muy firme".
Claro que tanto éxito también ha llevado a la sobreexplotación y, a partir de los 90, a una pose de rechazo por parte de quienes querían hacer algo nuevo y, sobre todo, que se notase su presencia, la del diseñador. Porque la Helvética tiene tanta personalidad que parece anular la mano del diseñador, es ella quien triunfa, no nuestro trabajo. Utilizas la Helvética... y todo queda bien. Y entonces comienzan los aburridos comentarios sobre lo "aburrida" que les parece la omnipresente letrita, sobre todo por parte de quienes más que buscar un gran trabajo o un buen resultado, buscan expresarse, ser ellos, no comunicar sino comunnicarse, protagonizar (y cuando está ella, la protagonista es ella), que se hable de él en vez del tipo de letra utilizado, sin querer reconocer que la Helvética les supera, que es ella quien hace el diseño. Tal vez por eso ser original, personal, profundo, utilizando Helvética esté al alcance de muy pocos, de los realmente buenos. Como si el último de los grandes tipos de letra diseñado, la Helvética, fuera la medida para los diseñadores, el reto que hay que superar.

Horizontal. Reposo. Eso, al parecer determina la denominada "sintaxis" de la imagen sobre la horizontalidad, sobre las estructuras horizontales, por oposición a la supuesta tensión de la verticalidad. Y razón no parece faltarles porque las páginas divididas horizontalmente por sus elementos sí parecen bastante más calmadas y con menos fuerza que aquellas en las que las divisiones son verticales. A no ser que en realidad ya estemos condicionados a verlo así por haber escuchado antes la teoría. Lo cierto es que la mayoría de las páginas de los periódicos siguen esquemas verticales, utilizando las columnas de la maqueta modelo (retícula) buscando esa tensión y dinamismo.
La horizontalidad supondría no sólo reposo sino también equilibrio, no todo iba a favorecer a su eterna rival vertical. Así que llama la atención que los periódicos no intenten buscar casi nunca el equilibrio... tal vez porque reflejan la sociedad desequilibrada en la que vivimos, o porque quieran desequilibrarla, si pensamos que más que reflejarla contribuyen a moldearla.

Huérfana. Es la primera línea de un párrafo que se queda aislada en la columna o página anterior. Se considera un error tipográfico grave y que debe ser evitado en cualquier caso, aunque para rasgarse las vestiduras ya están las líneas viudas, que son algo dramático e intolerable. Cierto es que ambas resultan dolorosas a la vista. Lo gracioso es que para ser un error tan visible y según los expertos, tan grave, nunca se ha visto a ningún corrector o redactor por la redacción con las manos en la cabeza, fuera de sí y gritando: ¡¡¡Una huérfana!!!, o peor, ¡¡¡una viudaaaaa!!!! No. Es más, la inmensa mayoría, ni las ve. O no les da importancia, vaya usted a saber. Las herramientas de control de líneas viudas y huérfanas de los editores de texto han hecho mucho daño y ahora parecen un problema extinto. Pero en un periódico aparecen, las muy pillinas, porque los blancos son los que son, y no se pueden estirar arbitrariamente. Entonces, siempre aparece algún listo que opina: "Eso con un poquito de tracking se arregla". "Y añadiendo texto al párrafo de arriba, también" suele contestar el simpático maquetador, guardián de la ortodoxia interletril. Y ya se ha liado. Pero, llegará un día en que el track sea desterrado de los ordenadores (del de los redactores, claro) y entonces no les quede otro remedio que añadir o cortar una o dos palabras de un párrafo para controlar estas líneas tan traviesas. Y ahí sí, tomarán conciencia de la gravedad del asunto, porque tendrán que trabajar más, y se pondrán manos a la obra para desterrar por siempre a estas líneas de texto insubordinadas, que se empeñan en figurar fuera de contexto, rebeldes e individualistas.

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.

lunes, 28 de abril de 2008

Diseñario (XV)

El comité de expertos de encajabaja encargado del Diseñario nos ofrece una nueva entrega de esta obra suya, fieles a su cita de los lunes. Sin ánimo de sentar cátedra y lejos de toda doctrina, siguen animando a ese número creciente y entusiasta de lectores a que participen en esta obra colectiva y abierta. En estas últimas semanas el comité ha recibido propuestas sobre voces que deberían haberse publicado antes (por su necesario orden alfabético), como autoedición, carácter o cuadratín, y que por consiguiente verán la luz en la versión revisada posterior; y hace unos días también se aportó el curioso término robapágina, que como no podía ser de otra manera será convenientemente tratado cuando le llegue el turno.




Gótica. El tipo de letra más ilegible y enrevesado que existe, diseñado en alguna de sus más radicales variantes con la firme intención de que nadie sea capaz de leerlo... a menos que seas alemán. Porque el tipo de letra gótica, o fractura (Fraktur) o letra quebrada, que de todas estas maneras también se llama (designando distintas variantes), quisieron y quieren algunos considerarlo no sólo como uno de los elementos de la cultura y los libros alemanes, sino como parte del espíritu y la esencia de ese pueblo. Algo así como una seña de identidad germánica... que al parecer de algunos alemanes no es tal, y al parecer de otros lo es, y mucho. Se trata de un curioso debate tipográfico que trascendió incluso hasta la política durante la primera mitad del siglo XX y que llegó hasta uno de sus parlamentos. El primer antecedente en favor de la claridad y facilidad de lectura de los alfabetos romanos para sustituir en Alemania a la omnipresente letra gótica fue de Jakob Grimm (el de los cuentos) en 1822, y un siglo después tomaron el relevo sectores progresistas, algunos de ellos en las vanguardias más creativas que han existido nunca, proponiendo tipos modernos que se pudieran leer; mientras que sectores nacionalistas y conservadores, lo más granado de la raza aria germánica, consideraban aquello rendirse a los "extranjeros". El debate corrió paralelo a las tensiones políticas llevando incluso a la cárcel y al exilio a algunos diseñadores y tipógrafos hasta que la gótica consiguió una victoria temporal convirtiéndose... en el tipo de letra del triunfante nazismo. Se diseñaron tipos góticos, nuevos y antiguos a la vez, interesantes algunos, como reflejo de lo que el nazismo era, algo revolucionario y a la vez arcaico, pero el triunfo de la fractura fue temporal, decíamos, porque el propio régimen nazi terminó prohibiéndola con la estrambótica excusa de ser una letra ¡judia!, precisamente cuando necesitaron que entendieran sus textos y notas oficiales y que se extendiera su "imperio" al ir invadiendo países. Parace que finalmente su papel ha quedado reservado para los souvenires turísticos alemanes o para la iconografía del rock duro.
No obstante, y antes de que la sinrazón política entrase en la tipografía, hay que mencionar que el considerado primer libro impreso de la historia occidental (sin contar a los chinos), la famosa biblia de Gutenberg de 42 líneas (es el primer incunable importante, no el primero, pero así ha pasado a la historia), se compuso en letra gótica; que la biblia que tradujo Lutero al alemán y que se considera punto de partida del idioma alemán moderno se compuso con caracteres góticos así como las obras de Goethe, y que se conocen alfabetos con estas características al menos desde el siglo XV, por cierto procedentes de zonas francesas, no alemanas (aunque el nacionalismo, alemán o del color que sea, siempre esté dispuesto a inventar o recrear tesis históricas adaptadas a sus creencias). Sin ir más lejos Le Monde, el diario de referencia de la prensa francesa, luce en su cabecera el tipo de letras más ilegible y enrevesado que existe.

Gráfico. O infografía. Visto de manera simplista, informar con dibujos. Pero la infografía es mucho más que hacer dibujitos. Es el conjunto de imágenes, ilustraciones y textos que desarrollan y clarifican una información escrita o que incluso conforman la información en sí misma. Puestos a hacer una división más sutil, podríamos decir que un gráfico es aquel recurso informativo que auna elementos gráficos y tipográficos y por infografía podríamos hablar de todo un género periodístico, un nuevo campo de periodismo visual que ha alcanzado amplias cotas de protagonismo pero aún en continuo desarrollo.
El recurso de juntar imágenes con textos en una sola pieza para contar una historia ha existido desde siempre en los periódicos. Los medios impresos siempre han hecho uso de los mapas, viñetas, fiebres, gráficos de barras o porcentajes, etc. para apoyarse en la narración. Con la explosión de la era de los ordenadores adquiere dimensión propia, hasta convertirse en un género periodístico en sí mismo. Los medios se diferencian por su tratamiento gráfico de la información. Incluso las posibilidades gráficas de la televisión (sonido, movimiento) son exportadas a los medios digitales. Surge la figura de un nuevo tipo de profesional, el periodista visual (o mutante, según lo bautizó nuestro querido Norberto Baruch) una suerte de pack de inquietudes en el que convergen textos, fotos, ilustraciones y 3D en una misma oferta. Lo que antes eran sencillas ilustraciones o completos mapas, pasan a ser hiperealistas recreaciones en 3D o gráficos con movimiento que explican con gran claridad los sucesos. Esto es así, porque la realización de una infografía (al igual que la maquetación) es periodismo puesto que de lo que se trata es de informar. Y es periodismo porque el lenguaje que utiliza es periodístico (claridad, concisión, brevedad, precisión); porque posee una gran carga didáctica para profundizar en la comprensión del mensaje aunando, para ello, el uso de todos los recursos gráficos disponibles con el, precisa un gran trabajo de documentación e investigación y siempre suele ir encabezada por un titular, puesto que adquiere rango de noticia en sí misma, sin necesidad de que el texto de la información que la acompaña abunde en lo mismo. De hecho, éste es uno de los grandes problemas de la incorporación de gráficos a las páginas de un periódico. Resulta muy común que en un alarde de comunicación y trabajo en equipo, el gráfico y el texto de la información terminen por contar lo mismo. Este absurdo debe evitarse a toda costa.

Grafiquero. Personaje de una redacción que hace gráficos y que se expresa en milímetros cuando todo el mundo se expresa en cíceros, columnas, módulos o como mucho en dedos… Suelen ser jóvenes, dinámicos, alegres de haberse conocido y sorprendentemente alérgicos a las medidas que se les indican desde maquetas. Fervientes defensores del gráfico a cinco columnas con recorridos, ese que no te deja titular y si te descuidas, casi ni escribir, son los grandes incomprendidos de una redacción. Lo normal es que se sitúen cerca de la sección de maquetación y que trabajen codo con codo junto a los maquetadores. Eso sería lo deseable y nos consta que en algún medio en el mundo se trabaja así. Pero lo normal, lo normal, es que te caiga el gráfico hecho y luego búscate la vida, que para eso lleva el gráfico encargado varios días antes. Pero aun así, las relacciones aunque tensas, llegan a buen puerto. También es cierto que los maquetas no ayudamos a suavizar el ambiente, porque claro, nos empeñamos en darles las medidas en cíceros, que hace falta ser malas personas...

Grotesca. Sinónimo de sans serif (sin serif) y de palo seco. El origen de la palabra es inglés, ya que en este país se denominó Grotesque a los tipos de letra aparecidos allí a comienzos del siglo XIX (1820-1830) y que resultan de una evolución de los tipos egipcios, rectos y a los que se les eliminaron los remates. Agrupa el término a todos los tipos de letras que carecen de esos remates (o serifs, de ahí el nombre de sans serif), sus líneas son rectas y sin contraste, es decir que mantienen en todo su recorrido el mismo ancho, o con variaciones imperceptibles, generalmente en las intersecciones. El término alemán es Grotesk, el francés Sans Serif (utilizado también por los anglosajones), y el español Palo Seco. En Estados Unidos se les llama Gothic, y no hay que confundirlo ni traducirlo por gótica, que es otro tipo de letras muy distinto, sino por grotesca o palo seco. Franklin Gothic, Helvética y Univers son los tipos de letra más representativos de las grotescas. Y los que más éxito han tenido.
Grotescas son también otras muchas cosas de esta profesión nuestra, como supongo que por otro lado sucederá con todas porque parece ser inherente a la condición humana, pero no tenemos espacio para hacer ni siquiera una mención de cada una de ellas. Ni ganas. Eso hay que vivirlo.

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Diseñario (II): apoyo-artistas.
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Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
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Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.

lunes, 21 de abril de 2008

Diseñario (XIV)

Aunque pueda parecer increíble los lunes han dejado de ser ese día aciago que todos odiamos porque hay que volver al trabajo o al cole. Bueno, casi todos, porque en los periódicos trabajamos también los fines de semana lo que nos obliga a librar cualquier día y a odiar, consiguientemente, cualquier día de la semana también. Y decíamos que han dejado de ser aciagos los lunes porque desde hace ya catorce semanas el comité de expertos de encajabaja publica una ¡nueva entrega del Diseñario! Obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación... aunque sea lunes.




Fusilar. Pegarle cuatro tiros a alguien, así a lo bruto. Alguien que además, por lo general, está atado, amordazado e indefenso. Pero, sin necesidad de derramamientos de sangre, por fusilar se conoce la capacidad de ciertos profesionales para adaptar, mimetizar, calcar, imitar, asumir, rendir homenaje o apropiarse del trabajo de los demás, y lo que es más importante, hacer que parezca una idea original. ¿Estamos hablando de copiar? Hombre... sí y no. Aunque hay una frase hecha que se oye con frecuencia en las redacciones: "diseñar consiste en copiar y que no se note", o la variante de "diseñar es copiar y que parezca tuyo".¿Eso es malo? Hombre... sí y no. Porque, a ver, que levante la mano el maqueta que no haya aprovechado nunca alguna idea de otro compañero de profesión. Porque el diseño y las buenas ideas entran por los ojos y se quedan grabados en la retina, y mucho más si la idea se le ha ocurrido a otro y no a ti. Y al final nos alimentamos todos de todos, en una suerte de antropofagia globalizada. Seguramente por eso se le llame fusilar, porque una vez publicas, estás indefenso ante la realidad de que tus ideas compongan las páginas de otros.
Debido a esto, surge un perfil determinado de profesional, especialista en escudriñar la prensa internacional, o hacer batidas en los medios más peregrinos para, con un poquito de aquí y otro poquito de allí, cascarse un rediseño completo. Y cobrarlo. Que esto tiene su mérito y también hay que valer. Que copiar sin que te pillen no es fácil, y si no que se lo pregunten a Ana Rosa Quintana o a tantos otros fusiladores, los que fusilan. Aunque, hay que declar claro que en sentido estricto más que inspirarse en otros, o adaptar, imitar, rendir homenaje o versionar, fusilar es un sinónimo de fotocopiar. Es: "este se ha marcao un control-c, control-v".

Futura. Es el primer tipo de letra que algunos logramos distinguir de todos los demás. Tan sencillo. Tan sencillo de reconocer. Su "a" era distinta, es distinta, como un círculo. Sus rasgos rectos, la ausencia de detalles como detalle del alfabeto que quiso ser "la letra de su tiempo" cuando nació, hace ya tiempo, a comienzos del siglo XX y terminó siendo la letra del futuro.
El tipógrafo alemán Paul Renner (1878-1956) alcanzó la inmortalidad tipográfica diseñando este tipo de letra entre los años 1924 y 1926. Se trata de caracteres sin serif (posiblemente los más sin serif de la historia), de líneas absolutamente rectas y circulares, sin contraste en sus rasgos, como dejó escrito el propio Renner: "En el diseño de la Futura, todo partía del deseo de transferir la estructura geométrica de las mayúsculas también a las minúsculas ... Suprimí y erradiqué conscientemente todas las pequeñas cualidades que penetran en el diseño por iniciativa propia cuando se desarrolla a partir de la escritura manual". A pesar de tratarse de un tipo de palo seco, la Futura consigue una distribución regular del color del texto, ese gris que se refleja de la página de un libro cuando nuestra mente mezcla el negro de los caracteres con el blanco del papel, característica más propia de las letras romanas y motivo por el cual se suelen emplear en textos largos. Y eso hace de ella un tipo algo especial, "espiritual" añadía su autor para quien no era una letra grotesca sino una "romana sin rasgos". Y para lograrlo modificó las estructuras geométricas, circulares y lineales, así como el contraste, todo de una manera muy sutil para que, precisamente al dejar de serlo por estos cambios, parecieran geométricas y sin contraste a nuestros ojos. "Si haces una letra absolutamente circular", escribió, "nuestros ojos creerán que no lo es".
Paul Renner trabajó como diseñador gráfico, además de tipógrafo y pintor, labores que compaginó con la enseñanza. Defendió las tesis del movimiento de la Bauhaus, aunque no perteneció a la mítica escuela de diseño, arte y arquitectura creada en Weimar (Alemania) en 1919 por el arquitecto Walter Gropius y cerrada en 1933 por los nazis, y las de la Nueva Tipografía, de las que su Futura es una muestra evidente. Con este título de "Nueva Tipografía" el también tipógrafo alemán Jan Tschichold (Leipzig, 1902) publicó en Berlín en 1928 una obra considerada fundamental, y revolucionaria, para el desarrollo de la tipografía en el siglo XX y que postula, a grandes rasgos, la eliminación de los ornamentos en favor de la función o la estandarización frente a la variedad (aunque hay que señalar que el libro no se compuso con el tipo de Renner a pesar de que ya estaba en el mercado). La Futura se asoció entonces a la Nueva Tipografía y a La Bauhaus por su funcionalismo extremo (la función va por delante), pero en realidad Renner lo que había pretendido era conseguir un nuevo tipo de letra "alemana", una tercera vía entre las disputas sobre las letras góticas, asociadas al nacionalismo alemán y defendidas por sectores conservadores, frente a las romanas que algunos veían extranjeras. En 1926 fue nombrado director de la Escuela de Oficios de Impresión en Múnich y fue miembro fundador y director de la Escuela de Maestros para Impresores alemanes, cargo que tuvo que abandonar en 1933 tras ser detenido por sus continuas críticas a la política cultural de los nazis, letra gótica incluida. Se convirtió en uno de tantos alemanes que también sufrieron el nazismo, abandonó después su país y se instaló en Suiza por un breve periodo para volver a Alemania en 1934. Vivió una especie de exilio interior hasta su muerte en 1956 en Múnich.
La Futura es un tipo de letra que estuvo muy ligado al momento en el que fue creado, "busco encontrar el tipo de nuestra época", escribió también Renner y lo publicitaba con ese lema la fundición Bauer para quienes lo diseñó, y, sin embargo, ha logrado atravesar la barrera del tiempo. Pudo haberle pasado lo que a esas películas de ciencia-ficción impregnadas de una dosis excesiva de "futurismo" y que, por esa misma razón, envejecen inmisericordemente enseguida (no queremos ni recordar los vehículos de La Fuga de Logan, o el mobiliario, la decoración y en general toda la dirección de arte de La Naranja Mecánica, para evitar molestos chirridos neuronales). Pudo haberle pasado porque nació inmersa en ese futurismo, mecanicismo y vanguardia que han quedado ligados no al futuro, sino al pasado, a cuando nacieron, a su época de comienzos del siglo XX; y sin embargo, por esos milagros inexplicables para los que existen tantas explicaciones como osadía al hacerlas, ¿su funcionalismo?, la Futura se ha convertido en otro de los clásicos porque, a muchos, a quienes eligiéndola hemos construido su éxito, nos sigue pareciendo cada día una letra del futuro.


G


Garamond. Es una de las tipografías más usadas e influyentes del siglo XX (y elegantes, añadimos desde aquí). Fue creada por el tipógrafo e impresor Claude Garamond, nacido en Francia a finales del Siglo XV. Garamond fue el primero que se especializó en el diseño, grabado y fundición de tipos como servicio a otros impresores, asistido por su pupilo Jacques Sabon. Además, fue también el primero en producir una versión de las tipografías de Aldus Manutius, de la cual salió la famosa Garamond, votada como una de las más importantes de toda la historia, y que se convirtió en una de las tipografías romanas más usadas hasta el siglo XVIII. Ya durante el siglo XX varias fundiciones tomaron como base estos tipos para redibujar sus propias versiones y la labor de la tipógrafa y estudiosa Beatrice Warde, amante además del celebérrimo Stanley Morrison, sí el creador de la Times, sirvió para recuperar el nombre de Garamond como autor de estos caracteres, en una rocambolesca historia casi de detectives que esta mujer publicó en la revista The Fleuron con seudónimo masculino, porque a las mujeres todavía no se las consideraba capaces de investigar y razonar, o votar en unas elecciones.
Garamond fue un poco más allá como tipógrafo y, en su afán perfeccionista, fue pionero en preocuparse por el proceso global de edición: papel, tintas, tipografía, ilustraciones y encuadernación, lo que le otorgó gran fama durante su época. Esta fama le permitió ser el tipógrafo real de Francisco I, para quien diseña "Grecs du roi". En 1545 crea su propia fundición de tipos, junto a Jean Barbé y el impresor Pierre Gaultier (a la sazón, su suegro). De su imprenta salen ejemplares de, por ejemplo, la "Pia et religiosa meditatio" de David Chambellan. En esta imprenta se desarrollaron, según algunas versiones, los primeros tipos romanos en cursiva.
A pesar de su éxito Garamond muere en 1561 totalmente arruinado y por eso su viuda, para subsistir, se vió obligada a vender los punzones originales de su marido a los tipógrafos Christopher Plantin, Guillaume Le Bé y Conrad Berner. Con ellos hicieron un catálogo y después, un siglo más tarde, el cardenal Richelieu los incorporó a la Imprenta Real de Francia con el nombre de Caractères de l´Université, nombre que conservaron hasta el siglo pasado, hasta que llegó Beatrice para desenterrar a Garamond.
Posiblemente sea una tipografía más apropiada para literatura que para periódicos, pero no por ello dejamos de admirar los trazos de este alfabeto. Entre las variantes de su tipografía destacan: URW Garamond, ITC Garamond o Adobe Garamond Garamond. Incluso existe una página web para diferenciar entre la Adobe y la ITC.

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lunes, 14 de abril de 2008

Diseñario (XIII)

Nueva cita semanal de los lunes con el Diseñario. Ya sabéis, obra colectiva y todo eso. El comité de expertos de encajabaja busca tiempo e ideas como si en esta vida ajetreada fuese fácil. Vuestra participación nos animaría...




Franklin Gothic. Tipo de letra de palo seco (sin serif) diseñada por el célebre tipógrafo norteamericano Morris Fuller Benton en 1904 para American Type Founders Company (empresa resultante de la agrupación de 23 fundiciones norteamericanas en 1892). Es un tipo que está basado en otro anterior creado en 1830 por Vincent Figgins y que debe su nombre al filósofo, político y científico estadounidense Benjamin Franklin.
Morris F. Benton nació en 1872 en Milwaukee (Estados Unidos), se graduó como ingeniero en 1896 y se incorporó a la American Type Founders (ATF) como ayudante de su padre, Linn Byod Benton, que a la sazón era director técnico de la compañía gracias a su invento para la elaboración automática de punzones. Morris F. Benton, de quien sus biógrafos dicen que ya desde niño imprimía tickets y folletos para familiares y amigos en una pequeña imprenta que él mismo montó en casa de sus padres, pasó a ser diseñador jefe de la ATF en 1900, cargo que desempeñó hasta su retirada en 1937. Además de la Franklin, que posiblemente sea su mayor éxito, diseñó alrededor de 200 tipos, entre ellos la famosa Cheltenham (1904), la Clearface (1907), la popularísima Souvenir (1914), Broadway (1928), American Text (1932), y las variantes de la célebre Century para la revista del mismo nombre, como la Expanded de 1900 o la Century Old Style de 1909 (actualmente se suele utilizar la Century 725, versión digital que comercializa la empresa Bitstream). Benton es sin lugar a dudas uno de los tipógrafos más importantes de la historia, autor de algunos de los tipos más destacados de la tipografía norteamericana.
La Franklin Gothic forma junto la Helvética y la Univers, el que podríamos llamar triunvirato de los tipos de palo seco, luchando cada una por convertirse en el alfabeto definitivo. Tal vez la Franklin esté resistiendo mejor el paso del tiempo, a pesar de ser bastante más antigua que sus otras dos rivales. En parte porque el enorme éxito de la Helvética la ha llevado a estar "muy vista" para los diseñadores modernos que se suelen decantar por la "personalidad" de la Franklin. Hecho éste último muy cierto, porque para ser un tipo sin serif, apentemente tendría que ser frío y curiosamente es todo lo contrario. Ha sido utilizada habitualmente en prensa y publicidad. Los títulos en Franklin son todo un clásico en las portadas de revistas, y la muy ingrata y oscura labor que hemos sufrido algunos componiendo tablas y cuadros numéricos en páginas de Bolsa y de resultados deportivos también ha ido de la mano del clásico de Morris Benton.
La versión ITC (International Typeface Corporation, empresa fundada en Nueva York en 1970 y sin historia, pues, en tipos de metal, tan sólo en tipografías digitales y en sus predecesoras en película fotográfica) es de 1980. Existen además versiones modernas de Adobe y de Monotype. Es el tipo de letra oficial del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) y, sobre todo, es un tipo de letra muy periodístico, perfecto para titulares, una combinación de fuerza y elegancia.

Friso. Se trata de un término tomado de la arquitectura y la decoración, donde así definen a una banda ornamental pintada, esculpida o caligrafiada en una pared por encima del nivel de los ojos. Los frisos decorativos pueden representar escenas en una secuencia de paneles separados. Y más o menos eso es un friso también en el diseño en prensa, sólo que cambiando paredes por páginas.
El friso suele adoptar la forma de una cronología, generalmente un gráfico, en grandes temas de páginas dobles enfrentadas, o incluso en suplementos especiales en los que todas sus páginas llevan un friso superior o inferior (que también los hay) dando unidad a todo el conjunto y destacando determinados elementos dentro de él: fechas, personajes, características o cualquier aspecto del tema en cuestión.
En los diseños más recientes se ha impuesto el denominado friso-navegador, opción que el prestigioso diseñador norteamericano Mario García defiende desde hace años y que consiste en hacer un sumario horizontal ocupando toda la parte superior de la página para adelantar allí con pequeños titulares, fotos reducidas y siluetitas en los temas culturales, sociales y deportivos, lo que vamos a encontrar en esa sección, en páginas sucesivas o en el resto del periódico. No hay primera página moderna, que se precie de ser primera página moderna, que no lleve este friso-navegador.
El friso adorno, en el más puro estilo arquitectónico o decorativo, sin justificación informativa, es un pobre recurso propio de quienes se conforman con llenar páginas "que queden bien" sin importarles su contenido, de esas que se hojean y no se leen. Por eso, ante la frase "aquí podría quedar bien un friso de fotitos, o de alguna cosa", lo más aconsejable es intentar evitarlo replicando al redactor en cuestión: "el problema es que te va a dar mucho trabajo". Palabras demoledoras que suelen llevar a una reacción del tipo: "¡huy!, pues entonces no".

Fuente. Conjunto de todos los caracteres en caja alta (mayúsculas), caja baja (minúsculas, como nosotros), números y signos de cada tipo de letra. Cuando se utilizaban cajas, la fuente eran todos los tipos móviles que cabían en cada una de estas cajas (véase el término "caja") en la cantidad suficiente de acuerdo con el idioma (muchas vocales, más de las consonantes que en cada idioma más se utilizan, etc.) y el tamaño de cada uno de los cajetines de la caja. Desde la aparición de los ordenadores las fuentes agrupan con un número, en los tiempos de la fotocomposición, y con un nombre ahora (Times redonda, Times cursiva, Helvética negrita, etc.) todo el mapa de caracteres de un tipo y estilo determinado. Es posible que su origen venga del inglés "font" ("fundición": surtido o conjunto de todos los moldes o letras de una clase para imprimir) y que una de esas traducciones de "falsos amigos" lo haya convertido en fuente (que en inglés sería "fountain" o "fount"), y se utiliza como sinónimo de tipo de letra, tipografía (mal uso de este término, porque tipografía es una ciencia) o de familia, pero nosotros preferimos delimitar el término fuente y usar familia como sinónimo de tipo de letra (familia Times, por ejemplo) y dejar fuente, como hacen las máquinas, para cada estilo dentro de las familias (Times redonda, Times cursiva, Times negrita, etc., serían para nosotros fuentes dentro de la familia Times), aunque sobre este aspecto no sólo no hay consenso, sino una cierta confusión.
En la acepción periodística, fuente es el origen de las noticias, quien informa al informador; a veces de manera abierta y pública, y en otras ocasiones, generalmente cuando los datos son delicados, sobre hechos delictivos, comprometidos o muy sensibles, de manera oculta, exigiendo confidencialidad y advirtiendo al periodista de que ellos no confirmarán nunca haber revelado estos datos. Por consiguiente nos servirán para contrastar la información pero no para justificarla públicamente (caso del célebre "garganta profunda" -no confundir con la actriz Linda Lovelace, famosa por otras habilidades mamíferas-, fuente oculta del caso Watergate, y que recientemente hemos podido saber que era William Mark Felt, por entonces el número dos del FBI, ya que él mismo se ha dado a conocer, y los periodistas Woodward y Bernstein que publicaron el escándalo en el Washington Post haciendo caer a Nixon de la presidencia de EEUU lo han confirmado). Mantener en secreto las fuentes de las informaciones es un derecho recogido en muchos ordenamientos jurídicos (nuestra Constitución lo menciona en el artículo 20, pero no se ha desarrollado aún por ley como el propio texto constitucional indica), porque así los sistemas sociales se garantizan una información más libre y crítica que ayuda a formar ciudadanos que pueden opinar y participar democráticamente, pero en ocasiones este derecho colisiona con ocultación de delitos o datos que podrían ayudar a esclarecerlos y entonces son los jueces quienes tienen la potestad de respetar o no el derecho de los periodistas a no revelar sus fuentes, lo que ha llegado a suponer condenas a periodistas por mantenerlas en secreto. Porque si delatas a quien te informa... quién te va a informar para que tú informes.

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lunes, 7 de abril de 2008

Diseñario (XII)

Ya estamos aquí, vuelve el Diseñario con su cita semanal de los lunes después de un breve periplo de algún miembro del comité por tierras alemanas, donde por cierto la impresión y la tipografía occientales nacieron y alcanzan su mayor nivel. Os seguimos animando a que participéis con comentarios o a través del correo electrónico en esta obra irreverente, colectiva y abierta.




Folio. En la prensa escrita, y en general en cualquier publicación, el folio es, además de una hoja de papel en blanco, el número de orden de la página, generalmente impreso en la parte superior. En los periódicos el folio va acompañado por el nombre del diario, la sección a la que pertenece la página y la fecha de publicación, pero si somos rigurosos, el folio es el número de la página solamente.
Un folio es también una unidad informal y bastante inexacta para la medidad de los textos, "mándame una crónica de un folio y medio", "escríbete un apoyito de medio folio", que equivale a 60 líneas de texto de 40 caracteres por línea, o sea 2.400 caracteres, incluidos los espacios en blanco. Los nuevos procesadores de texto y los programas de edición de las páginas cuentan ahora el número de caracteres y por eso cada vez es más frecuente oír cómo un redactor jefe pide por teléfono que le envíen unos 3.000 caracteres para que luego el maqueta de turno tenga que rehacer la página, justo a la hora del cierre así que date prisa y no te quejes, porque nos han enviado o bien 1.500, o bien 5.000.

Formato. Tiene diversas acepciones. Primero, podríamos decir que es el diseño concreto de un producto. Su tamaño, forma, peso o las características especiales específicas de ese producto. Por ejemplo, los distintos formatos de periódico (el tabloide, sábana, etc.) del papel en general (A3, A4, folio...), los distintos formatos de programas televisivos (concurso, culebrón, noticiario, etc). También un formato de almacenamiento es la estructura usada para grabar datos en un fichero. Por ejemplo: XML, ZIP, MPE, Raw, JPG, etcétera. No olvidar el formato de un disco duro, que define las particiones en las que se pueden ubicar los ficheros.
Lo que a nosotros nos interesa es cuando le damos formato a un texto, que consiste en crear los detalles sobre su presentación (familia, cuerpo, interlínea...). Continuando con esta última, una de las acepciones que tuvo su momento álgido hace unos diez años fue 'colección de formatos' que, para intentar explicarlo, era parecido a lo que actualmente se utiliza en el lenguaje HTML; una serie de números separados por puntos y comas flanqueados por los signos de 'menor que' y 'mayor que' . Estas 'claves' se ponían delante del texto y eran las que hacían que el texto fuera de tal o cual forma. Esto último, con las nuevas formas de diseñar (Quark, Indesing, etc.) ha pasado de moda. Antes todo el mundo hablaba de formatos, módem, cromalines, DPBs... Terminología que los nuevos avance informáticos han mandado al trastero en espera de tiempos mejores.

Fotocomposición. Procedimiento para la composición de textos utilizando matrices transparentes y papel o película fotográfica como soporte. Esta técnica, ahora obsoleta, sustituyó a la linotipia (que componía en caliente fundiendo líneas de texto en plomo) y utilizó por primera vez ordenadores en artes gráficas. La denominada autoedición, absolutamente digital, que vimos y utilizamos por primera vez en el diario El Sol de Madrid en 1990 (por favor, no cuenten los años) con ordenadores Macintosh de Apple ha sustituido a esta técnica fotográfica permitiendo que cualquiera pueda ser ahora editor de sus textos, imágenes y en definitva de sus páginas completas, con todo lo que esto supone de positivo y negativo, y ha relegado al limbo (aunque para algunos de los entonces jóvenes les supuso una vía de acceso al diseño en prensa) a toda una subespecie de seres humanos divertidos unos, grotescos como las letras otros, extraños todos, pero con unos elevadísimos conocimientos técnicos que eran necesarios para su trabajo.

Fotografía. Dibujo con luz, parece querer decirnos la palabra; y lo es. Hasta hace no mucho la luz dibujaba sobre negativos de acetato que después se positivaban copiándolos en papel y ahora la luz dibuja sobre archivos informáticos. Es además otro género periodístico en sí, el fotoperiodismo, que cuenta historias y transmite noticias e información en general por medio de imágenes.
En lo relativo al diseño, las fotografías son uno de los elementos clave al plantear las páginas. Deben ocupar un lugar destacado, central o superior derecho, porque generalmente son la puerta de entrada a la página. La causa de que un lector detenga el acto de hojear una publicación en una determinada página suele deberse a que la fotografía que hay allí le ha llamado, en susurros o a gritos; después tendrá que tomar el relevo el texto para que no abandone. Son tan definitivas que es prácticamente imposible conseguir una buena página sin una buena foto (hablamos de páginas clásicas de prensa). La verticalidad o la horizontalidad de la página, con todo lo que ello conlleva, va a depender en gran medida de que dispongamos de una buena foto vertical u horizontal.
La fotografía es el elemento más flexible de este sistema organizado que llamamos página. Son lo primero que puede modificarse: agrandarse, recortarse, eliminar o crecer en número porque donde hay una se pueden poner dos, tres, "o las que sean". Curiosamente suele haber consenso al comienzo del proceso de maquetación para que las fotos sean grandes; a nosotros porque las páginas suelen resultar visualmente más atractivas, a los redactores porque les supone escribir menos y para los fotógrafos porque así su trabajo se publicará con más importancia (es también curioso que los "foteros", como se les llama en los periódicos, parezcan incapacitados para visualizar mentalmente una página y que sólo vean las fotos, pero ése es otro tema). Una vez que el día avanza y el espacio escasea porque se quiere publicar todo, el tamaño de las imágenes empieza a sufrir recortes. Un fenómeno que también afecta a las fotografías es el de la crónica que no llega o que cuando llega ocupa tan sólo la mitad del espacio que tenía asignada. Entonces sucede lo contrario y veremos publicadas imágenes en ocasiones mediocres a un tamaño desacostumbradamente grande porque "tenemos que cerrar y ya no nos da tiempo a escribir más. Luego en segunda edición lo arreglamos". Y se queda igual, claro.
Existe una máxima en la fotografía que dice "menos es más", y que puede resumirse en que menos elementos crean menos confusión dentro de una composición fotográfica y además concentran toda la fuerza en el elemento que nos interesa. Es aplicable palabra por palabra al diseño. Por eso, casi siempre es mejor una foto que dos en una página y, sobre todo, para una noticia; principio éste que resulta muy difícil de entender a los redactores de mente sencilla, a aquellos que se apoyan en la lógica primaria de que si uno es bueno, dos será el doble de bueno, cuando lo que suele suceder en lo relativo a las fotografías juntas es que la fuerza total se divide entre dos, cuando no se anulan por completo una a la otra, y el impacto que causa la página también. Menos es más es uno de los más conflictivos puntos de choque entre redactor y maquetador que menos esperanzas tenemos de que lleguen a comprender y aceptar.
Fotografía es todo lo anterior y además una afición; un negocio; arte; una profesión y una disciplina académica;
pruebas judiciales y la prueba de que los hombres estuvieron en la Luna... con una Hasselblad; fichas policiales y documentos de identidad; publicidad; una máquina para viajar al pasado; complemento de bodas y bautizos, no de funerales; la razón de ser de Photoshop; es el soporte para el cine; magia; periodismo; es lo que tienes que traerme para que hagamos una página, porque "si no hay foto... no hay página".

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lunes, 31 de marzo de 2008

Diseñario (XI)

Nueva cita semanal de los lunes con el Diseñario, obra irreverente, colectiva, ardua (que le pregunten al comité de expertos de encajabaja), y abierta a vuestra participación por medio de comentarios o del correo electrónico.




F


Familia. Conjunto de fuentes que forman una unidad tipográfica, en base a sus características comunes aunque también a sus diferencias. De ahí lo de familia, porque guardan cierto parecido... aunque cada miembro sea distinto. Están basadas en un mismo tipo, pero presentan algunas variaciones, básicamente en grosor y anchura. Están las finas, las redondas, las negritas, las cursivas, las expandidas y condensadas.... Aunque hay clasificaciones de familias dispares. Algunos agrupan las fuentes en familias por sus ascendentes estéticos, por sus tipos de remates o por su origen geográfico, pero realmente, una familia (la de la Helvética, por ejemplo) es la relación de fuentes desde la más fina a la más gruesa, con todas sus variaciones. Esto provoca algunos malentendidos. Por ejemplo, que algún redactor pida que le suban una familia a un título. Evidentemente lo que el pobre hombre quiere es que se aumente el grosor del texto, es decir de regular a bold o de bold a black. Pero es una incorrección, porque las familias no se suben. Tan de la misma familia son todas las variaciones de grosores como las anchuras. ¿Cómo se pasa de una redonda a una cursiva? En todo caso, estaríamos hablando de fuentes, aunque éstas tampoco se pueden subir o bajar aunque es una convención que se acepta para pasar de un menor grosor a uno mayor.

Filete. Elemento gráfico que forma una línea recta entre dos puntos y que varía tanto en grosor como en longitud. Se usa, fundamentalmente, para separar elementos gráficos y/o textuales entre sí, de tal manera que cuando no sabes cómo separar varios temas siempre hay uno que te dice "ponle un filete". Si es de orientación vertical y entre columnas de texto se le llama corondel y suele ser de grosor fino (entre 0,2 y 0,5 puntos). También se utiliza en ocasiones para separar las columnas de un mismo texto, como en un apoyo, por ejemplo.
Dependiendo del grosor se le puede llamar de distintas maneras: filete ultrafino, filete fino (o corondel si es vertical), filete o luto, cuando es de tres o más puntos. Algunos también lo llaman, filetaco por lo grueso del mismo. También tiene distintos nombres según lo ornamentado que vaya: sólido, doble, fino, fino-gordo, gordo-fino, fino-gordo-fino (y todas las combinaciones entre estas dos palabras), punteado, de borde redondeado, de media caña, etc. Lo que se te ocurra.
Segunda acepción: lo que le apetece comerse a los redactores/maquetadores del periódico cuando llevan una dura jornada de trabajo y solo han ingerido un sándwich de plástico de la máquina. Quién no ha oído alguna vez: "cuando salga de aquí me voy a meter un filetazo...".
Darse el-: demostración de afecto que se produce entre dos miembros de la redacción bajo el mismo techo y/o en horario laboral. Ya se sabe, el roce hace... el filete.

Firma. Nombre(s) del autor(es) de una información, una foto, una ilustración, un gráfico, etc. (prácticamente se puede firmar cualquier cosa). En los periódicos la firma suele ir antes del texto principal, aunque en algunos diarios va al final del texto o incluso dentro del mismo, con la consiguiente confusión. La firma, no obstante, se diferencia tipográficamente utilizando cuerpos más pequeños, o incluso con otro tipo de letra, que los del cuerpo de texto. Puede ser un nombre personal, cuando se quiere identificar claramente al autor de la misma, o el nombre del medio cuando no se quiere identificar.
En un sentido global de la palabra, las firmas son algo importante para los periódicos porque le dan prestigio y solvencia ideológica al periódico. Cuantas más variadas sean, más rico es ideológicamente.
Otra forma de firmar un texto, foto, etc., es a través del seudónimo o alias. Muy utilizado en periódicos, no es más que un nombre ficticio que acompaña al original o lo sustituye. A veces se utiliza para simplificar el nombre original de una persona (Robert Capa se llamaba en realidad Hernö Andrei Friedman). Fígaro no era otro que Mariano José de Larra, Vázquez Montalban usó varios: Sixto Cámara, La Baronesa d´Orcy, Luís Dávila, Manolo V el Empecinado; así como Azorín fue bautizado José Augusto Trinidad Martínez Ruiz. Aunque actualmente está algo en desuso también tenemos a Erasmo o a El Roto e incluso hubo una asignatura en el Máster de Periodismo de la UCM 2006/2007 denominada Seudónimos Periodísticos del Siglo XIX y XX, con nada más y nada menos que cuatro créditos.
De firma, deriva una enfermad bastante común en los periódicos, la firmitis y que tiene un síntoma claro: querer que tu nombre vaya más grande que el de los demás. Si la firma normal va a un cuerpo 7 yo quiero que la mía vaya al cuerpo 8 y en versales, porque así la mía es más grande que la tuya. Hay algunas de estas firmas que, incluso, tienen su propia hoja de estilo.
La denominada huelga de firmas es una protesta que llevan a cabo los redactores del medio por cuestiones laborales, económicas o de otra índole. También puede ser personal, es decir, que un periodista no quiera firmar una información porque haya sido modificada por la jefatura del medio, ya sea añadiendo ideas no concebidas en el artículo original o por suprimir algunas de las que se presentan en el texto. Este derecho a no firmar un artículo está regulado por la clausula de conciencia.

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lunes, 24 de marzo de 2008

Diseñario (X)

El Diseñario vuelve a su cita semanal de los lunes después del paréntesis de la Semana Santa, aunque todavía sea fiesta en determinadas comunidades. El comité de expertos de encajabaja sigue adelante con esta obra irreverente, colectiva y abierta a vuestra participación por medio de comentarios o del correo electrónico.




Entradilla. Es como el 'hall' de la noticia. Cuando llamamos a una puerta y nos abren lo primero que vemos es el recibidor. Eso es la entradilla, las palabras que nos reciben. Es un bloque de texto que precede al principal y que hace un pequeño resumen de éste o introduce al lector en el tema comentando las noticias previas relacionadas con él. Clásicamente se consideraba entradilla al primer párrafo, en donde se contestaban las cinco preguntas básicas de las que informa la noticia (las famosas 5 W en inglés: quién, qué, por qué, dónde y cuándo) aunque hoy en día esta técnica se utiliza arbitrariamente.
Desde el punto de vista del diseño, la entradilla no está incluida en el texto principal. Se diferencia con distinta familia, estilo (suele ir en negrita con frecuencia), cuerpo e incluso ancho de columna. Parece ser que lo que se lleva ahora es no utilizar este elemento al diseñar las páginas. "Es como muy antiguo, ¿no?", te dicen. Esto sucederá hasta que pasado un tiempo alguien piense que lo moderno sí sea usar entradillas (en realidad siempre ayudan y es un nivel más de lectura) y entonces volveremos a verlas aparecer por los periódicos... si no han desaparecido todos antes, claro, porque "son todos como tan antiguos, ¿no?"

Equilibrio. Armonía razonable entre todos los elementos de una composición. De su compensación y orden dependerá en gran medida su capacidad de lectura. Aunque para equilibrios, los que tiene que hacer un maqueta que se precie para conseguir conjugar las peticiones de los redactores (que no son nada caprichosos) con las directrices de diseño que marca el libro de estilo de un periódico (que libertad, la verdad, no da mucha). Un buen maqueta está continuamente contrapesando lo que puede y no puede hacer. Y si encima, hace lo que debe, pero pareciendo que hace lo que quieren los demás, entonces el equilibrismo es doble.

Errata. Nos persigen. Y nosotros a ellas, para retirarlas como si fueran replicantes, y no las encontramos porque como lágrimas en la lluvia utilizan técnicas de camuflaje avanzadísimas: se ponen delante de nuestras narices, abiertamente, en el lugar más visible, al comienzo de un texto (errata conocida como "la primera en la frente"), en los títulos, en el pie de foto más comprometido... allí donde no pensamos que pueda suceder y donde más jode cuando sucede.

Escaqueo. Habilidad para no estar en el sitio adecuado en el momento más inoportuno. Esto es, desaparecer cuando hay que trabajar. O permanecer quieto, muy quieto... a ver si no me ven. Entre las habilidades asociadas al escaqueo se cuenta la facultad de utilizar la pantalla del ordenador de manera que, sin hacer nunca nada, parezca a quien la mire que se está trabajando, y mucho (cuentan que hubo incluso quien escaneó una página a medio hacer para tener luego abierta esa imagen en el photoshop simulando así que trabajaba, incluso miraba esa pantalla durante horas si era preciso con tal de no hacer nada). Eso sí, aunque el fin último del escaqueo es no hacer nada, poder llevarlo a cabo requiere el constante esfuerzo de estar muy alerta ante cualquier cosa que suponga hacer algo, para evitarla, motivo por el cual se requiere un carácter especial incapaz, por ejemplo, de sentir el aburrimiento que conlleva el escaqueo continuo y el tedioso esfuerzo para lograr escaquearse.

Estilo. No nos engañemos. O se tiene, o no se tiene. Porque tener estilo propio es algo que diferencia y sitúa en el mapa, y más, en este mundillo repleto de excelentes copiones y adaptadores de ideas. Hablando estrictamente de diseño, el estilo es la impronta, el sello propio, la comprobable unidad en lo que se hace, la coherencia a la hora de desarrollar gráficamente una publicación . Y como en la vida, o lo tienes…o lo compras. Y caro. Lo cual significa que se puede adquirir, pero no que se sepa gestionar. O que te siente bien. Porque el estilo es una cualidad intelectual, que no estética, por mucho que se empeñen muchos artistas en buscarlo tras chaquetas de pana, monturas negras de pasta y poses de estrellas del rock. El estilo se forja currándoselo día a día, como en la vida misma…
En otra acepción mucho más técnica, un estilo es el la herramienta de Quark que hace que todo un párrafo tenga las mismas condiciones tipográficas y al que siempre le falta su homólogo de carácter.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.

lunes, 17 de marzo de 2008

Diseñario (IX)

El Diseñario vuelve a su cita semanal de los lunes porque el comité de expertos de encajabaja, inasequibles al desaliento, continúan sus arduos trajabos en esta obra irreverente, colectiva y, ya sabéis, abierta a vuestra participación por medio de comentarios o del correo electrónico.





E



Edicomp. Antiguo programa informático de fotocomposición creado por la compañía española Protecsa (Promoción Tecnológica y Comercial, S.A., empresa ligada a Tajamar, Instituto Tecnológico y Gráfico perteneciente al Opus Dei que cuenta con una reconocida enseñanza en Artes Gráficas a nivel de Formación Profesional) en el que se diseñaban las páginas por medio de claves sin poder visualizarlas. Fue usado en 'Alerta', 'El Mundo', 'Marca', 'Diario de Navarra', 'Diario 16', sus múltiples revistas y en muchas otras publicaciones. Famosísimas sus colecciones de formatos y sus 'errores lógicos' por ilógicos. En la última versión (Edicomp 4000), ya se podían visualizar las páginas modularmente, es decir, que sólo se veían bloques como si fuera el Tetris. Tenía también su propio hardware, con terminales diseñados ex profeso para este "sencillo" programa y con los que sólo se podía editar textos, además de "estaciones" con pantallas mucho más grandes dedicadas al diseño.
Todavía hoy, hay gente que utiliza la terminología de Edicomp para pedir sus páginas y se oyen frases como: "Quiero un 2h3 en la página 5" (2 líneas de titulo en Helvética en tres columnas) o "Le falta el FFO" (la firma de foto). Como todavía hoy se recuerdan los escalofríos que sentimos la primera vez que vimos tan curioso sistema y, sobre todo, tuvimos que sentarnos ante una de sus "estaciones" para hacer una página. Tampoco faltan nostálgicos e incluso se han oído elogios hacia él. De verdad.

Editar. Es la clave de este negocio. Porque más allá de reglas estéticas y de castillos de naipes, a lo que nos dedicamos es a informar, y eso implica una buena edición. Esto es, trabajar, trocear y presentar la información de manera que te asegures que el mensaje llega lo más claro posible y a la mayor cantidad de receptores posibles. En definitiva, ponerse en el lugar del lector para contarle las cosas de forma que las entienda y le apetezca leerlas. Porque de una buena edición depende no sólo la comprensión del mensaje, sino también que el lector nos acompañe por los vastos espacios abiertos que componen un periódico. Y no sólo de engancharle, sino de hacerle comprender la valoración de los temas, el porqué se relegan algunos al final de la sección y otros saltan a las primeras planas, de proponerle distintas velocidades de lectura, en función de las necesidades del momento. Con una buena edición se controla el ritmo, los niveles de lectura y la jerarquía, la calidad en definitiva de la información que hacemos llegar a nuestros lectores. Esto implica un trabajo coordinado entre los distintos estamentos de una redacción realmente dificil de conseguir. Pero a la hora de poner todo junto, la labor de una sección de maquetación ha de ser la de valorar y jerarquizar toda esa información al servicio de un todo. Como quién monta una película. Por eso a los responsables del montaje cinematográfico se les denomina en inglés editores. Porque con sensibilidad y sabiduría, colocando imágenes una detrás de otra, pero sin perder nunca de vista el significado de cada plano y el total de la obra, consiguen esa magia que se llama ritmo. Lo que hace que, si el contenido merece la pena, el tiempo pase en un suspiro, o que mires ansiosamente el reloj, suplicando que termine esa tortura.

Elegante. Zinedine Zidane. La elegancia, como la estética, es imposible de definir; no se puede racionalizar o, al menos, todavía no lo hemos conseguido. Audrey Hepburn. Los tratados de estética se suelen dividir entre recopilaciones de textos sobre lo que han expresado pensadores históricos acerca de la belleza, y los que intentan encontrar una definición que no se muerda la cola en lo que llaman el fenómeno estético. Boticelli. Ni siquiera se han puesto de acuerdo sobre si lo estético, o lo bello, o lo elegante, es una cualidad propia del objeto estético, o bien se trata de una forma de percibirlo inherente a quien mira. Bodoni. ¿Son elegantes, pues, los tipos de letras, o los diseños; o los vemos elegantes nosotros, algunos de nosotros, unos sí y otros no?
Hay que conformarse entonces con aproximaciones, con asociar lo elegante a lo que tiene proporciones sencillas y perfectas a la vez, a los que es armónico, a lo que resulta agradable a la vista de quienes tienen buen gusto, de quienes lo cultivan -volvemos al círculo vicioso, ¿qué es el buen gusto? ¿apreciar lo que es elegante?-. El Panteón de Roma. Hay que conformarse con intuirla. Acercarse a la elegancia por eliminación, descartando lo grosero, vulgar, forzado, mezquino, exagerado. Bach. Encontrarla entre cosas materiales o espirituales, en la atmósfera de una conversación, en el tono y en la elección de las palabras, el estilo al escribir, o incluso en algunas demostraciones y teoremas matemáticos. Porque hay ropa elegante y maneras elegantes al vertirla; porque hay maneras de comportarse donde se renuncia a la superioridad... de manera elegante. Las formas geométricas. Reconocerla cuando se muestra como una distinción natural y confiar en que quiera aparecer en aquello que hacemos, sin haberla buscado a toda costa, sin forzar sus maneras delicadas, porque sí. Cary Grant.

Encajabaja. Blog de prensa y diseño nacido en el verano de 2007 y dedicado a todo lo relacionado con la prensa, su diseño y los diseñadores. Con especial atención a los casos prácticos, es decir, al día a día en un periódico. A sus páginas.
La historia del blog, vuestro blog, es tan sencilla como la de otros proyectos. Noche de verano, noche de tedio. Se aproximan las doce y el trabajo escasea. Afortunadamente, no pasa nada. Visitando varias páginas web, me asalta una inquietud. ¿Por qué no hacer un blog sobre nuestra experiencia en el periódico, lo que nos gusta, lo que nos disgusta?. Y fue así de sencillo. Poco antes de que acabara mi turno ya había registrado el nombre en blogger. Curioso nombre que tiene también su propia historia: a media tarde, estaba haciendo varias páginas para un tema que quería destacar el periódico. Intentando que quedara bien, oí a mis espaldas. "Luis, por qué no lo intentas en caja baja". El término me hizo gracia porque no lo suele usar mucha gente. Esa misma noche, cuando se me ocurrió la idea del blog, recordé la frase y pensé que podía ser un buen nombre. Acerté, a la gente le trae grandes recuerdos.
A partir de ahí, el primero en unirse fue Rubén, amigo y compañero de viaje de Ediservicios. Más tarde, se incorporaron al grupo Mario y Javi, y por último Quique, los tres grandes compañeros y mejores amigos.
Desde entonces, unos cuantos quebraderos de cabeza, muchas ilusiones, una grandiosa comida en el Rias Baixas, un viaje a Estepona, nuevos y grandes amigos (ché, Norbi) y risas, muchas risas.
Y sobre todo buenas sensaciones por cómo el mundillo del diseño de periódicos en Internet acogió nuestra iniciativa. Menciones en Maquetadores, Cuatrotipos, Visualmente (que tuvo la gentileza y generosidad de nombrarnos su "sucesor"), la revista Tiempo y otras webs. En especial la aparición del blog en la revista de la SND Latina, supuso un espaldarazo que nos permitió ser un poco más conocidos.
Por cierto, el diseño, al que todo el mundo suele aludir, es una plantilla gratuita de Grungy de BlogMundi a partir de Thisaway.

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.

lunes, 10 de marzo de 2008

Diseñario (VIII)

Nueva legislatura, aunque no habrá cambio de presidente en España, después de esta "apasionante" campaña electoral y de las reñidas elecciones, y nueva entrega del Diseñario, obra irreverente, colectiva a cargo del comité de expertos de encajabaja, pero abierta a vuestra participación por medio de comentarios o del correo electrónico. Ánimo, no seamos tan tristes y vacíos como los políticos, participemos... que la participación ha sido alta.




Didot. No se trata de un célebre tipógrafo francés creador del tipo de letra que lleva su nombre y en cuyo honor se bautizaron las divisiones del cícero como puntos didot; no. En realidad, Didot es el apellido de toda una familia de impresores y tipógrafos que comenzaron con la empresa fundada por Françoise Didot en 1713 y que llega hasta... ¡nuestros días!
Punto de cícero y tipo de letra deben asociarse a distintos Didot, aunque haya quien quiera unificarlo en una sola persona. Claro que todo queda en casa. En primer lugar, tenemos a Françoise Ambroise (1730-1804), hijo del fundador de la empresa, que en 1760 perfeccionó el sistema duodecimal de medidas en las artes gráficas ideado en 1737 por Fournier, el creador del cícero y sus doce puntos. Didot amplió ligeramente el tamaño de los puntos, desde los 0,350mm. que medían los de Fournier hasta los actuales 0,376mm. del sistema que desde entonces además de llevar su nombre ha sido adoptado en todas las fundiciones e industrias gráficas excepto en Inglaterra (¡cómo no!) y los Estados Unidos (¡qué les vamos a contar!), además de parte de Latinoamérica, donde se utilizan puntos de pica cuya equivalencia con el sistema métrico decimal es de 0,352mm. Cuando hablamos de un cuerpo de letra, siempre está expresado en estas unidades de medida, los puntos didot.
En segundo lugar hay que mencionar a Firmin Didot (1764-1836), segundo hijo del mencionado Françoise Ambroise y nieto del fundador de la saga. A él se debe la creación del que algunos consideran el primer tipo de letra moderno, que lleva ahora su nombre, y con el que en 1798 se compuso el Louvre. Tuvo tanto éxito que Napoleón le nombró director de la Fundición Nacional y su tipo de letra se convirtió en referencia de la tipografía francesa, además de posible modelo a partir del cual desarrolló el propio Bodoni sus celebrados alfabetos; posible porque este dato no es de general consenso. Es probable que el trabajo del genial tipógrafo italiano sea una evolución, al igual que el de Didot, de los tipos del inglés Baskerville.
Didot es, pues, toda una familia.

Diseño. Diseñar, del italiano disegnare, "dibujar", y éste del latín designare (marcar, designar). Enseñar (marcar, designar). Seña del latín signa, plural de signum, señal, marca. Signo. (Diccionario etimológico de Joan Corominas).
Para nuestra querida María Moliner "diseñar" es hacer el diseño de una cosa. Y "diseño" lo define como "Apunte. Boceto. Bosquejo. Croquis. Esbozo. Esquema. Dibujo hecho sólo con líneas para representar algo con poco detalle. Descripción de una cosa hecha con palabras a la ligera". Se trata de una definición que puede quedarse corta para muchos artistas del diseño; posiblemente la insigne lingüista hubiera incluido muchas más connotaciones de haberlo escrito ahora, las que se ha ido sumando el diseño desde los años en que el diccionario fue escrito (empezó en 1951 y terminó la primera edidición en 1967) porque el diseño no era entonces lo que ahora es. Pero de lo que no cabe duda es de que la maqueta de una página de periódico está absolutamente recogida en esa precisa definición de María Moliner: "es un apunte, es un esquema, es un dibujo hecho sólo con líneas para representar algo -la posterior página- con poco detalle".
Lo que nos dice el origen de las palabras sobre diseñar está directamente relacionado con dibujar. De hecho, las páginas se "pintan" precisamente en el sentido de que se dibujan, no en el de que se colorean. "Píntame una página", frase nuestra de cada día en los periódicos, no es otra cosa que dibújame el esquema de una determinada página. Antes de los ordenadores este dibujo se hacía en un papel para que después textos y fotos se compusieran atendiendo a esas medidas y se colocaran más tarde según esa disposición en lo que se llamaba labor de montaje, mientras que ahora los programas informáticos nos permiten hacer un dibujo "sobre" el que se escribirá directamente y se volcarán las fotografías en los huecos que hayamos preparado para ello.
Diseño es también la sección de un periódico. El grupo de gente que se dedica a diseñar sus páginas, a "pintar" o maquetar o confeccionar las páginas. Y el lugar físico donde se acomoda este grupo con sus ordenadores, generalmente el más variopinto junto con el de los grafiqueros de toda la redacción, lleno de dibujtos, muñequitos, cositas de todos los colores, páginas y elementos de páginas colgados de las paredes cercanas (si las hay) y también el más ruidoso para bien y para mal, porque alterna abiertamente y en público momentos de gritos y tensión con otros de alegría y buen rollo.
Eso es lo que somos, lo que el diseño es. Después está lo que el diseño parece, que es precisamente lo que no figura en la definición de María Moliner porque entonces no sucedía y que tiene que ver con ese valor añadido de la imagen de cosas, personas y quehaceres del que hace gala nuestra actividad, o al menos una parte de quienes quieren vivir de ella. Entonces el diseño no es un dibujo, sino una actitud. Puede llegar a serlo todo siendo nada, incluso el siempre sorprendente Thomas de Quincey habla del diseño de los crímenes en su imprescindible "Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes". Es ese algo más que hace vender cualquier producto, incluidos los periódicos, y que ha sido llevado al extremo en diarios cuyo principal punto de interés no son las noticias que publican, su contenido, sino cómo están diseñados, el continente.
Llega a ser una pose de quienes logran convencer al resto de que sus propuestas estéticas son las más valiosas... y las más caras, evidentemente, aunque se conviertan en un rígido armazón poco práctico para la información a cuyo servicio se supone que se supeditan. Eso cuando el equilibrio se inclina hacia el lado "artístico". Porque cuando la balanza se mantiene horizontal, el diseño en la prensa es una actividad periodística especializada en ofrecer la información, es la "puesta en página" de la manera más eficaz para lograr una valoración, para decir esto es una noticia, es importante; esto es otra noticia, distinta, que nuestro medio considera menos importante; y todas tienen este aspecto porque son nuestras noticias, las de nuestro periódico, las que hemos diseñado así pensando en nuestros lectores.

Doble. Importante diferenciar el genero en esta palabra. En femenino (una doble): término generalmente periodístico utilizado cuando una información ocupa dos páginas consecutivas y la primera de ellas es siempre par en su foliación, esto quiere decir que son dos páginas enfrentadas. Hay más espacio pero también más elementos para diseñar (textos más largos, varios apoyos, gráfico, fotos, sumarios, entradillas, etc.) motivo por el cual se incrementan notablemente las discusiones entre el maqueta y el plumilla al haber más abalorios de los que opinar. Cada una de las dos paginas que forman la doble suelen llevar cintillos para unificarlas.
En masculino (un doble): término generalmente periodístico utilizado al llegar a un bar. La consumición ingerida (generalmente cerveza aunque no se descartan otros espiritosos) es dispensada en una jarra o copa cuya capacidad es la de dos sencillas. Curiosamente se produce un hecho científico de mimetismo entre lo que bebemos y lo que empezamos a ver (doble). Y entonces se entra en el terreno de la bravuconada: 'Yo la tengo el doble que tú'. Este caso lo dejaremos para la enciclopedia de alcoholismo y chulería sexual que próximamente aparecerá en su quiosco vrtual.

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