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martes, 8 de febrero de 2011

Presentacion de "Time": un grandísimo libro sobre una inmensa revista



Mañana, 9 de febrero, los profesores de diseño periodístico, maestros de maquetas y periodistas en general, Pedro Pérez Cuadrado y Laura González han organizado una doble presentación en Madrid del libro "Time. La Historia ilustrada de la revista más influyente del mundo", con la participación de uno de sus autores, Norberto Angeletti, y con la asistencia además del autor de la introducción y uno de los directores de la empresa que lo edita, el periodista, diseñador y también profesor universitario, Carlos Pérez de Rozas. Todo un lujo, por si alguno no ha tenido todavía la ocasión de escuchar a este divertidísimo y sabio catalán, un hombre que ama la prensa y que transmite siempre esa pasión a quien tiene delante. El libro, más que interesante, pero que mucho más, y del que estamos preparando un amplio artículo que tendréis aquí próximamente, se presentará primero a las 10 de la mañana en la Universidad San Pablo CEU de Madrid, y las 18 horas en la Universidad Rey Juan Carlos en su campus de Fuenlabrada, al sur de Madrid.



Se trata de una edición española, a cargo de la editorial Sol90 del prestigioso estudio catalán de diseño periodístico Cases i Associats, de la obra publicada por Rizzoli en Estados Unidos el año pasado. Tiene 432 páginas y más de 300 fotografías icónicas de los hechos que más impactaron en el último siglo. Está dividida en diez capítulos, en los que relata paso a paso cómo fue la creación, la evolución y los aportes que desde 1923 –año en que fue fundada por Henry Luce y Briton Hadden, recién licenciados con 22 y 23 años— la revista Time hizo al periodismo mundial, ya sea en el diseño, la fotografía, el arte, su escuela de portadas y la novedosa y revolucionaria forma de escribir sus artículos.

Sus autores son el mencionado periodista argentino Norberto Angeletti –actualmente editor jefe del Area Revistas y Proyectos Especiales del diario Clarín—, que mañana nos contará de primera mano todo lo relativo a este importante trabajo, y el también periodista argentino Alberto Oliva, director del segmento hispano de publicaciones periódicas en la Editorial Meredith de los Estados Unidos.

Por si todo esto fuera poco, esta edición en castellano lleva como valor añadido la también mencionada introducción, absolutamente genial, de nuestro querido Carlos Pérez de Rozas, periodista y diseñador, maestro, director de proyectos del estudio Cases i Associats, titulada "Impresionante y fascinante como el rojo". Así comienza: "¿Existe el color rojo? Sí. El color rojo existe y tiene alma, energía y vitalidad..." como el propio Carlos, a quien agradecemos una vez más que tuviera el detalle de enviarnos el libro hace unas semanas, recién salido del horno y calentito, con la tinta todavía húmeda, aprovechando de paso la ocasión para mandarle un cariñoso abrazo de píxeles, enmarcados en rojo.

viernes, 21 de enero de 2011

El libro negro de la música

Conseguir editar un libro es difícil; dos, misión imposible; tres, casi uno de los trabajos de Hércules. Y conseguirlo con ilustraciones, una quimera. Pues tres son las veces que Malagón, ilustrador en algunos de los medios más importantes (El Mundo, El Economista, La información y El Jueves), lo ha conseguido. Aquí os hemos hablado ya de "Malagón, humor sin perdón, humor sin pudor", "Ilustralario" y "Código Malagón". Y como no hay tres sin cuatro (tergiversando un poco el dicho), aquí os traemos un nuevo librito de nuestro ciberamigo y, sin embargo, gran dibujante Malagón: "El libro negro de la música".



Instalado en la costa valencia, esta vez dedica unas breves, pero mordaces páginas a la música y a los melómanos. Podríamos deciros que es ácido, sarcástico, con un punto "cabroncete" y con mucho sentido del humor, pero casi mejor que lo veáis vosotros. Primero con un breve adelanto aquí y luego en vuestra casa, tranquilamente con el libro en las manos.






Geniales, ¿verdad? Gracias a Malagón por ser tan amable y acordarse, una vez más, de nosotros. Y si tenéis oportunidad de comprarlo no lo dudéis. Merece mucho la pena como podéis comprobar.

martes, 21 de diciembre de 2010

Azul

El mar, el agua, el cielo, unos ojos luminosos, la tinta del bolígrafo, el zafiro, el fondo por defecto del escritorio en los ordenadores, el índigo, algunas estrellas, la llama del gas en combustión, los pantalones vaqueros, la policía, cobalto con oxígeno, todo nuestro planeta azul, un libro azul... Azul.

La historia occidental ha pasado del rojo al azul. No existe ningún trazo azul en las pinturas prehistóricas, "hay rojos, marrones, ocres de todos los matices; pero no azules ni verdes", tal vez porque los pigmentos azules para pintar se descubrieron muy tarde o porque no interesaba ese color para buscarlos con el suficiente ahínco; como no existen hasta muy tarde tintes de azul para la ropa que fue de colores rojos o marrones durante todo el mundo antiguo y durante la Alta Edad Media. "El rojo, el blanco y el negro son los tres colores básicos de todas las sociedades antiguas." Incluso hay estudios del siglo XIX, ya superados, en los que se cuestiona si nuestros ancestros "podían ver" este color a pesar de estar tan presente en nuestra naturaleza, en nuestro planeta azul, "o si lo veían tal y como lo vemos nosotros" debido al poco interés que parecen mostrar por él o a lo difícil que resulta encontrar la palabra "azul" en algunas lenguas antiguas frente a la preponderancia del rojo, que incluso da nombre a todo el color, coloreado, colorado, rojo. Pero todo esto comenzó a cambiar hasta dar la vuelta por completo...



Esta historia apasionante, la historia de un color en las distintas etapas de las sociedades occidentales y sus relaciones con los demás colores, una historia de la cultura, pues, es la que cuenta el libro Azul. Historia de un color, del historiador francés Michel Pastoureau, con una tesis central muy argumentada: "En los siglos XII y XIII, el azul se había convertido ya en un color de primer plano, un color bonito, el color de la Virgen y de los reyes y, por lo tanto, en un rival del color rojo. Luego, durante cuatro o cinco siglos, estos dos colores se repartieron la primacía sobre todos los demás y formaron en varios ámbitos una dicotomía: color festivo/color moral, color material/color espiritual, color próximo/color lejano, color masculino/color femenino. Sin embargo, a partir del siglo XVIII, las cosas cambian. El claro retroceso de las tonalidades rojas en la vestimenta y en la vida cotidiana —un retroceso que se inicia ya en el siglo XVI— deja un amplio espacio al azul, que se convierte no sólo en uno de los colores más frecuentes en las telas y en el vestido sino también, y sobre todo, en el color preferido de las poblaciones europeas. Hecho que se ha mantenido hasta hoy, muy por delante de todos los demás colores".

Un cambio que, según Pastoureau, va más allá del los gustos estéticos o las modas porque es una "expresión de cambios importantes en el orden social, en los sistemas de pensamiento y en las formas de sensibilidad". Una sociedad tal vez más adulta porque curiosamente este estudio nos ilustra que en la actualidad el color azul es con mucha diferencia (para aproximadamente el 50% de los entrevistados, seguidos por el verde en un 20% y después el blanco y el rojo con un 8% cada uno) el color favorito de las personas adultas en prácticamente todos los países occidentales (no en España, como tampoco lo es para mí, adivinen cuál es el color favorito de nuestro país), mientras que para los niños, el color favorito es el rojo. Resulta interesante cómo cambian las cosas cuando se abandona una cultura para entrar en otra y cómo ello demuestra que lo que creemos que son preferencias personales, en realidad lo son del entorno que nos rodea, puesto que en Japón el primer lugar de colores preferidos es para el blanco (el de su bandera, ¿no?) con un 30%, seguido del negro (25%) y el rojo (20%), aunque en realidad podemos leer que en estas sociedades orientales importa menos el fenómeno del "color" como nosotros lo entendemos que el grado más o menos brillante o mate que tenga.



Como también es un puro fenómeno cultural o social las cualidades de frialdad o calor que atribuimos a los colores, por ejemplo la de que el azul sea un color "frío", una pura convención que aceptamos como evidente aunque para este autor, y para otros, no sea así. "De forma absoluta, no existen, evidentemente, colores cálidos y colores fríos", escribe Pastoureau. "Esta es una cuestión de convenciones y las convenciones varían en el tiempo y el espacio". Ahora asociamos el azul con el agua y por eso tal vez consideramos manifiesta su frialdad. Pero incluso se tomó el azul como un color cálido durante la Edad Media entre otras razones porque entonces, y durante muchos siglos antes, el agua incolora "era" verde.

Ahora es azul. Como los uniformes, como parte de muchas banderas en los países occidentales o como toda la bandera de Europa, como el casco de los soldados de las Naciones Unidas, azul de Francia, azul de Italia, de los Estados Unidos de América del Norte y de Getafe, azul como el príncipe soñado, como el blues... como encajabaja.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Malagón, al otro lado del charco


Siempre es bueno que nuestros dibujantes triunfen. Y más bueno es si encima lo hacen al otro lado del charco. Malagón, un clásico de la prensa española (El economista, El Mundo, Foreign Policy, El jueves, etc.) ha conseguido las dos cosas, triunfar aquí y en Argentina. Porque nuestro querido amigo acaba de publicar, gracias al Centro Cultural de España en Buenos Aires, "El Código Malagón [Activismo Gráfico]", un pequeño librito que recopila algunos de sus dibujos más ácidos y mordaces.


En España lleva ya una decena de libros editados y con éste da el salto al país hermano. Una muy buena noticia porque el humor gráfico no siempre es fácil de entender en la propia cultura en la que está desarrollado, así que más complicado si lo sacamos fuera de ella.

La mayoría de los dibujos ya los podemos disfrutar en algunos de los libros que hay en España, por eso felicitamos a nuestros amigos argentinos por poder comprar esta pequeña joyita. No os lo perdáis.

viernes, 22 de octubre de 2010

El lápiz oculto de Nellie Bly


"-¿Qué es este lugar? -le pregunté al hombre que tenía los dedos hundidos en mi brazo.
-La isla de Blackwell, un lugar para locos del que nunca saldrás."
No me extrañaría nada que hubiera quien piense que el periodismo de investigación con cámara oculta, como el diseño arrevistado, son inventos recientes. Si es así, es porque tal vez no hayan ojeado periódicos antiguos, muy antiguos... y que no han leído a Bly. O que leyeron sin reparar en que a pesar de que entonces no había medios técnicos para un periodismo así, ella, sí, una mujer periodista en 1887, lo llevó a cabo con un lápiz oculto.



Ediciones Buck publicó hace unos meses (casi un año ya) "Diez días en un manicomio", reportaje de la periodista norteamericana Nellie Bly (1864-1922), seudónimo de Elizabeth Jane Cochrane, publicado por el periódico New York World en 1887 (el World a secas del afamado editor J. Pullitzer que ahora da nombre a los premios periodísticos más prestigiosos a pesar de que practicara el más feroz sensacionalismo que recuerdan las rotativas). Sí. Una mujer. Con 23 años de edad. Periodista. Autora y precursora del más puro periodismo de investigación, y de denuncia social además. ¡En 1887!


Asimilados ya estos datos de por sí sorprendentes, la lectura de su relato es más sorprendente aún, más que asombrosa... escalofriante. Porque la señorita Bly tuvo los arrestos suficientes como para hacerse pasar por loca y así poder ingresar en el sanatorio psiquiátrico de la isla de Blackwell, en Nueva York. Y sanatorio psiquiátrico es un absoluto eufemismo para describir un manicomio del siglo XIX, técnicas de tratamiento a las dementes incluidas. Tratamientos...
"Una de las pacientes, la señora Cotter, una mujer hemosa y delicada, creyó un día ver a su marido por el paseo que conducía al sanatorio. Dejó la fila en la que estaba y corrió a su encuentro. Por aquello fue enviada al 'retiro'. Más tarde dijo:
-Ese recuerdo es suficiente para volverme loca. Por llorar, las enfermeras me pegaban con el palo de una escoba y saltaban sobre mí, y me dañaban por dentro. Nunca lo superaré. Después me ataron las manos y los pies y, tras echarme una sábana por la cabeza, la apretaron contra mi cuello para que no gritara. Entonces me metieron en una bañera con agua helada. Me dejaron allí hasta que perdí toda esperanza y quedé inconsciente. En otras ocasiones me agarraban por las orejas y me golpeaban la cabeza contra el suelo y contra las paredes. Me arrancaban el pelo a tirones para que no me creciese más.
La señora Cotter me mostró las pruebas de su relato, la hendidura en la parte de atrás de su cabeza y las calvas donde le habían arrancado el pelo a jirones. Relató su historia con los mínimos adornos posibles."
Como escribe la propia Bly. Apuntando sin adornos con su lápiz oculto. Y más...
"Inyectan tanta morfina y cloral que las pacientes enloquecen. He visto a esas mujeres volverse locas pidiendo agua debido a los efectos de las drogas, y las enfermeras negársela. Las he oído suplicar toda la noche una gota y no recibirla. Yo misma grité pidiendo agua hasta que mi boca estuvo tan seca y resquebrajada que no podía hablar."
Entrar en una institución así le resultó relativamente fácil a la periodista Bly, que engañó con muchísima facilidad a los médicos, un derecho de admisión muy abierto para muchas de sus compañeras, ingresadas sin fecha de salida por motivos banales, absurdos, porque alguien quiso librarse de ellas... Pero una vez dentro, convencer a las autoridades médicas de que un paciente no está loco resulta prácticamente imposible. "Eso dicen todos."
"He visto a pacientes quedarse de pie mirando hacia la ciudad que con toda probabilidad nunca volverán a pisar. Significa la libertad y la vida; parece tan cercana... y sin embargo no está el cielo más lejos del infierno."
Diez días después de su ingreso en el sanatorio para enfermos mentales de la isla de Blackwell, Nellie Bly fue "rescatada" de allí por los responsables del periódico, en el que publicó un amplio reportaje de lo que había vivido. De las condiciones miserables en las que vivían y morían aquellas mujeres, de la comida en mal estado, el agua sucia para beber, de los "tratamientos", de la falta de ropa y el frío estremecedor, de las ratas y la insalubridad, de cómo se tiene por locos a locos y a quienes no lo son. El reportaje supuso que intervinieran el Gran Jurado de la ciudad de Nueva York y aunque no pudieron depurarse responsabilidades, se mejoró la situación de las pacientes así como que el comité de presupuestos de la ciudad adjudicara un millón de dólares más al año para el cuidado de los enfermos mentales.


Nelly Bly siguió escribiendo reportajes sociales durante un tiempo. Dió la vuelta al mundo por encargo del periódico compitiendo con el mismísimo Phileas Fogg de Julio Verne para batir el récord mundial completando su viaje en 72 días mientras lo escribía y contaba a sus lectores, en forma de bitácora (¿les suena esto de algo?). Después se casó con el millonario Robert Seaman y abandonó su trabajo. Más tarde murió su marido y ella se hizo cargo de la empresa familiar... que llevó a la quiebra por querer mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Se marchó a Inglaterra y participó como corresponsal de guerra para la prensa norteamericana durante la Primera Guerra Mundial y finalmente regresó a los Estados Unidos, donde falleció en 1922, de una neumonía, a los 57 años. Pero todo esto es otra historia, porque ahora estamos con ella en el interior de un manicomio terrible...
"Qué cosa tan misteriosa es la locura. He visto a pacientes cuyos labios están cerrados en un silencio perpetuo. Viven, respiran, comen; la forma humana está presente, pero ese algo sin el que el cuerpo puede vivir, pero que no puede existir sin el cuerpo, estaba ausente. A menudo me he preguntado si tras aquellos labios sellados moraban sueños que desconocíamos o si sólo estaba el vacío."

miércoles, 14 de julio de 2010

Hasta el infinito y más allá...

Teníamos pensado terminar en el artículo anterior con esta "serie futbolera" en la que nos hemos visto atrapados por circunstancias obvias. Pero... no ha podido ser, porque eso de tener amigos hasta en el infierno es una de las grandezas de encajabaja. Y porque el Mundial de Fútbol está convirtiéndose en una historia sin final.

Nada menos que desde Shanghai, uno de nuestros más queridos "corresponsales", José María Robles, el gran "Sacri", nos envía unas fantásticas imágenes de periódicos chinos reflejando el triunfo de España en el Mundial de Fútbol, que como no puede ser de otra manera compartimos con todos vosotros:








Y por si esto fuera poco, nuestro "corresponsal" en el Aeropuerto de Barajas, Rafael Sangrador, tuvo la posiblidad de tomar estas imágenes exclusivas, con una calidad a la altura de nuestro fútbol, de la llegada de la Selección campeona del Mundo a nuestro país, que también os ofrecemos:















Lecturas futboleras para el verano

Y para terminar con el fútbol, y esta vez sí que sí, iremos un poco más allá del infinito para recomendaros algunas lecturas futboleras con las que nosotros lo hemos pasado realmente bien... por si alguno quiere seguir con el tema, libros escritos casi todos, menos uno, por periodistas.



La primera de todas es un clásico absoluto, que además ahora se ha reeditado con algún artículo más. Se trata de "Salvajes y sentimentales. Letras de fútbol" de Javier Marías, escritor que para algunos es el más interesante entre los actuales y los de su generación, posiblemente el mejor de los escritores españoles vivos, afirmación siempre atrevida, claro. Un libro divertidísimo en el que además de su enorme inteligencia rebosa toda la diversión que seguro que pasó él mismo escribiendo cada uno de estos artículos que aquí se recopilan.

"La Guerra del fútbol y otros reportajes", del mítico Ryszard Kapuscinsky, es también otro clásico. En realidad son una colección de artículos sobre distintos conflictos en todo el mundo, especialmente en África. Pero en lo que nos concierne, el primer artículo que da nombre al libro se ocupa del conflicto armado que se desencadenó entre Honduras y El Salvador en 1969 tras dos partidos de fútbol entre estos países para clasificarse para el Mundial de México de 1970. Aunque había causas más profundas detrás, esta clasificación derivó en una guerra con 6.000 muertos, 12.000 heridos y más de 50.000 personas que perdieron sus casas en pueblos y aldeas arrasadas. Polémicas aparte sobre los últimos datos que se han publicado sobre su persona, los textos de Kapuscinsky siguen siendo absolutamente magistrales.

Las columnas que sobre fútbol escribió otro grandísimo periodista, Enric González, desde Italia cuando era corresponsal allí del diario El País, se publicaron en un libro titulado "Historias del Calcio" que tampoco tiene una línea de desperdicio. Con su estilo divertido y siempre personal, nos explica el mundo a través del fútbol. Además, el blog que ha estado escribiendo sobre el Mundial 10Dibuje maestro, en su periódico, ha sido un auténtico regalo para quienes somos fieles lectores suyos. Ahora que ha teminado el campeonato, pueden seguir leyéndose sus entradas por el puro placer de leerlas, como todo lo que escribió sobre Italia y su fútbol en este libro que os recomendamos muy mucho.

Y finalizamos con otro libro que también intenta explicar con la metáfora universal del fútbol lo que sucede a nuestro alrededor. En este caso, la famosa globalización. "El mundo en un balón: la globalización a través del fútbol", escrito por el periodista norteamericano Franklin Foer, es un ensaño escrito con enorme agilidad, interesantísimo y ameno, en el que ilustra con casos reales del fútbol internacional aspectos de la realidad política (aunque le patine algo el tópico sobre el Madrid franquista y el democrático Barça... no se puede acertar siempre)
Os aseguramos que a quienes os interese este increíble deporte, cualquiera de estos libros os divertirá y ayudará a romper el estúpido tópico de que el fútbol y la "inteligencia" están reñidos. Porque inteligencia, o pensamiento, es una cosa e "intelectualismo" barato, otra.

jueves, 27 de mayo de 2010

Periodismo integrado (y II)

Os ofrecemos hoy la segunda y última entrega de "Periodismo Integrado. Convergencia de medios y reorganización de redacciones" cuyo título nos dice ya bastante de su contenido, escrito por Ramón Salaverría (doctor en periodismo por la Universidad de Navarra, donde es profesor titular y dirige el Departamento de Proyectos Periodísticos y el Laboratorio de Comunicación Multimedia -MMLab-, autor de varios libros sobre internet y periodismo, y editor del blog e-Periodistas, absoluta referencia en lengua castellana sobre medios de comunicación digitales), y por Samuel Negredo, alumno aventajado de Salaverría en esta Universidad, licenciado en periodismo y miembro del equipo investigador del citado Departamento de Proyectos Periodísticos. Obra editada por Toni Piqué, periodista, profesor de periodismo, coeditor del blog Paper Papers, codirector también de Cases i Associats y autor de la introducción al libro que no tiene una coma de desperdicio.
En la primera entrega de la semana pasada comentamos los primeros apartados del libro: "La tormenta perfecta" y "Las cosas por su nombre". Retomamos pues aquí la reseña en el lugar donde la dejamos.



El siguiente apartado del libro lleva por título "Resistencias a la integración" y en él se debaten las tensiones que genera el cambio de modelo en las empresas periodísticas, en concreto las tensiones entre las empresas y sus periodistas. Los autores destaca, y con acierto, que ningún periodistas se opone del todo a la convergencia porque "son conscientes de que sería como negar la existencia de la fuerza de la gravedad". Pero que sí hay quienes muestran reticencias, o están en absoluto desacuerdo, con la integración de las redacciones.

"El mayor reproche que se les imputa hoy a buen número de empresas periodísticas que, apuradas por las crecientes dificultades económicas que sufre su negocio, es que están presentando eufemísticamente como 'planes de convergencia' lo que en el fondo no son sino simples procesos de rebaja de costes de producción", apuntan sobre la precarización y los recortes que está sufriendo nuestra profesión. "Estas empresas en realidad no pretenden hacer su trabajo mejor; se contentan con hacer lo mismo de forma más barata. De hecho, incluso llegan a aceptar una merma en la calidad de su producto actual si ello apareja a corto plazo una significativa reducción de costes que les permita seguir manteniendo o incluso ampliar sus márgenes de rentabilidad. Ahora bien, cada vez hay menos dudas de que una reconversión salvaje de las empresas periodísticas basada en la reducción y precarización de sus equipos profesionales es pan para hoy y hambre para mañana."

Desmontan los autores el mito del "periodista multimedia", si es que la experiencia de quienes lo sufren no lo desmiente ya bastante. "Un modelo que destruye la especialización técnica y genera productos textuales y audiovisuales necesariamente mediocres." Así como la necesidad de desterrar, pero con hechos, la idea de que "el periodismo de calidad sólo es posible en papel".
En el apartado final confeccionan, además, un interesante cuadro con los "perfiles profesionales multimedia y monomedia en redacciones integradas papel-online", y se aclara que en los medios medianos y grandes los perfiles de quienes en ellos trabajan suelen estar diferenciados: "un redactor, un fotógrafo, un diseñador o un infografista han sido siempre periodistas específicos", tema este último que todavía no tiene claro todo el mundo que habla de periodistas en relación sólo a los redactores. "Con la llegada de las redacciones integradas, lo siguen siendo".

Para ganarse la confianza de sus periodistas, condición imprescindible en un proceso de convergencia que quiera tener éxito, los autores del libro proponen cinco ideas útiles: Formar a los periodistas; mezclar veteranía profesional y conocimiento digital; pactar salarios acordes con la nueva estructura empresarial multiplataforma; situar al mando a periodistas cualificados que entiendan la red (esto tal vez habría que escribirlo tres o cuatro veces, como se hacía antes en las pizarras para memorizar bien, o como castigo); y planificar una integración verdadera, y no una absorción encubierta.

En este apartado de las resistencias a la integración se estudian dos casos prácticos: The New York Times, "de diario urbano a marca global", con el reto de mantener la calidad y de que la convergencia no es uniformidad entre soportes, así como su integración con The International Herald Tribune. Y por otro lado, el caso del Financial Times, "la mudanza digital de una marca" en el que la seriedad no está reñido con la multimedialidad.




"The New York Times", con su redacción antes y después de la llegada de internet


En "Eppur si mouve", el siguiente apartado, se equipara el actual estado del mercado de la prensa, con la necesaria reconversión industrial que tuvieron que llevar a cabo muchos países a finales de los años 1980. "Las costosas rotativas de hoy", nos dicen, "recuerdan mucho a los altos hornos de ayer". Por eso, destacan que los actuales procesos de convergencia pueden servir como catalizadores del necesario cambio estructural. Un cambio real, absolutamente necesario, hay que moverse. Porque "lo peor que le puede ocurrir hoy a una empresa periodística que implanta un plan de convergencia es que todo cambie para que todo siga igual".

Aquí se analizan los casos prácticos de The Guardian donde "una sola redacción produce hoy los cuatro canales del Guardian Media Group: el diario y G2, el semanal. Es la primera empresa informativa que agrupa a las redacciones del semanario y del diario". Un cambio que no sólo ha supuesto modificar la redacción y a los redactores, sino también a la cúpula organizativa de la empresa, aspecto éste último descuidadísimo por casi todas las compañías y del que deberían tomar nota si quiere afrontar con éxito el futuro. Además, se estudia también O Estado de Sao Paulo, del Grupo Estado brasileño, "lentamente pero de manera sólida" tiende a una única redacción, con varios cierres, y con una Mesa Central que coordine a todos los medios del grupo (periódicos, radio, agencia de noticias y sitios web).



Los últimos dos casos prácticos, el grupo escandinavo Schibsted (20 minutos), y el del diario argentino Clarín, uno de los grandes periódicos en lengua castellana, están dentro del apartado "Modelos de redacciones integradas". Una disección muy rigurosa de las distintas posibilidades de convergencia según su escala mediática: convergencia a dos (papel más online), a tres (papel más online más televisión), o a cuatro (papel más online más televisión más radio); o bien según su escala geográfica: convergencia en medios nacionales, o convergencia en medios locales y regionales. Así como las fórmulas de esta convergencia en lo relativo a la organización de la redacción "agrupando a los redactores y editores de acuerdo con criterios diversos": integración por secciones temáticas (una macrosección de deportes, por ejemplo, para abastecer de contenidos deportivos a los distintos medios de un grupo); por "ritmos informativos" (una redacción con distintos cierres); así como la posibilidad de la integración comercial con una autonomía editorial (una gestión común de toda la publicidad, o el márketing, por ejemplo).


Estructura del Grupo Clarín. Observatorio de Medios . UTPBA. Nov. 03.


En el último apartado, "Hacia el periodismo integrado", se hace balance y se analiza en conjunto qué se está haciendo ("las nuevas organizaciones de las redacciones propician la autonomía editorial y los grupos de trabajo, más que ls rígidas jerarquías. Las nuevas redacciones tienen", o deberían tener más bien añadimos nosotros, "cada vez menos jefes y más equipos") y qué debería hacerse y no se lleva a cabo ("en las empresas periodísticas de hoy, sin embargo, falta comunicación interna. No deja de ser paradójico que organizaciones dedicadas profesionalmente a comunicar contenidos hacia afuera presenten tantas lagunas en la comunicación hacia dentro. Pero esas lagunas existen y a menudo son muy profundas").

En lo relativo a la organización empresarial son a veces más necesarios los repetidos cambios, que en las propias redacciones donde se quieren a veces imponer a toda costa, porque los autores recuerdan también lo que son alguno de los valores clásicos del periodismo: "ciertas noticias no son commodities (un bien corriente y fácil de obtener, según los economistas, por el que se paga poco o nada). Las exclusivas, por ejemplo... averiguar antes que nadie informaciones relevantes y contarlas de la manera más interesante sigue siendo hoy por hoy el mejor pasaporte para el éxito periodístico". Y todavía habrá algún gurú que ponga en duda cosas así...

Para finalizar nuestro amplio análisis de "Periodismo integrado", que además ahora se ha lanzado en versión inglesa, volvemos al inicio del libro para insistir en una de las ideas fuerza de este trabajo: "Limitarse a fusionar redacciones sin haber acometido previamente otros cambios estructurales se antoja un craso error estratégico. Cuando eso ocurre, la integración suele atender únicamente a un propósito cortoplacista de reducción de costes y aumento de la productividad, por mucho que pretenda presentarse de otro modo". Y aún más al inicio para buscar otra de las ideas sustanciales en la ya comentada por su enorme interés introducción de Toni Piqué a quien le dejamos la última palabra: "La prensa tiene perspectivas de futuro mucho más interesantes sin necesidad de abandonar el negocio de la información. Las empresas editoras, en general, tienen marcas fuertes, relevantes. Conservan un vínculo estrecho con su audiencia local y sus anunciantes, con los que hacen buenos negocios. Sus contenidos pautan al resto de medios. Son todos activos valiosísimos que la prensa ostenta casi en monopolio y que tienen larga vida por delante. El reto ahora es ponerlos en valor de otro modo.
Y el periodismo integrado es parte de la solución."

jueves, 20 de mayo de 2010

Periodismo integrado (I)

Teníamos una deuda pendiente con este importante libro desde comienzos del año pasado, cuando sus editores tuvieron la gentileza de enviárnoslo a la vez que sus autores lo presentaban en el X Congreso de Periodismo Digital de Huesca. Quisimos hacer algo más que un breve comentario apresurado sin haber leído el libro, como por mala costumbre sucede en esa denominada "información cultural" más interesada en la prisa que en la profundidad y el rigor... que la cultura y la información requieren. En ser los primeros en decir nada. Y sin habérnoslo propuesto, atrapados en la vorágine de querer hacer más de lo que podemos que a casi todos nos sucede, hasta parece que hemos acertado dejando pasar semanas, meses... porque este libro gana con el tiempo, se hace más actual al madurar y modifica el más vale tarde que nunca por un más vale tarde que pronto. Y como el material da para mucho, os ofrecemos en dos entregas (esta primera y una segunda la semana próxima) una amplia reseña de "Periodismo integrado".




"Periodismo integrado. Convergencia de medios y reorganización de redacciones"
está escrito, nada más y nada menos, que por Ramón Salaverría (doctor en periodismo por la Universidad de Navarra, donde es profesor titular y dirige el Departamento de Proyectos Periodísticos y el Laboratorio de Comunicación Multimedia -MMLab-, autor de varios libros sobre internet y periodismo, y editor del blog e-Periodistas, que a buen seguro todos conoceréis, el más veterano y absoluta referencia en lengua castellana sobre medios de comunicación digitales), y por Samuel Negredo, alumno más que aventajado de Salaverría en esta Universidad, licenciado en periodismo y miembro del equipo investigador del citado Departamento de Proyectos Periodísticos en el que trabaja actualmente con una tesis sobre el vídeo informativo en los medios digitales, puro olfato periodístico el suyo porque por ahí parecen ir todas las líneas hacia el futuro.
Por si fuera poco, el libro está editado por nuestro apreciado Toni Piqué, de quien habría que hacer una ventanita o un ventanal emergente pinchando en su nombre para poder enumerar lo que ha hecho y hace este gran periodista catalán, profesor de la Universitat Internacional de Catalunya y antes de la de Navarra, ex director del Diari de Tarragona, coeditor del blog sobre prensa Paper Papers -del que tantas veces nos habréis oído y nos oiréis todavía mucho más hablar y elogiar- y uno de los directores del prestigioso estudio Cases i Associats -de los más importantes del mundo en la consultoría y diseño de prensa, y del que habría falta a su vez otro ventanal emergente- cuya editorial Sol90 es la que edita "Periodismo integrado".
La introducción de Piqué por sí sola ya merecería un artículo reseñándola, porque es uno de sus habituales fogonazos de inteligencia, en el que analiza la situación no sólo de la convergencia multimedios sino del periodismo actual porque "la clave del proceso consiste, sobre todo, en organizar la redacción en función de los contenidos y no definirla solo por sus productos o por las tecnologías que emplea". De lo que insistimos siempre incluso cuando hablamos sencillamente del diseño de las páginas de un periódico. "Este libro marca un camino", escribe Piqué presentándonoslo. "Es el primer estudio relevante sobre periodismo integrado que se publica en el mundo. Define concienzudamente los conceptos y analiza con detalle el fenómeno. Y sugiere acciones e indica direcciones a través de ocho casos de convergencia en medios diversos, en niveles, entornos y circunstancias diversos. No son los únicos ejemplos pero son los mejores."



Este trabajo en absoluto dogmático (como el de quien realmente sabe algo), "la convergencia empuja a las empresas periodísticas hacia una nueva configuración y funcionamiento que aún somos incapaces de vislumbrar", trata pues de buscar respuestas en distintos apartados en cada uno de los cuales se estudian casos prácticos, se analiza un medio, grupo o empresa de comunicación.

El primero se titula "La tormenta perfecta" y con ello ya podemos hacernos una idea de que en él se analiza la crisis del periodismo impreso. "Los medios tradicionales se enfrentan a un aumento de los costes de producción, estancamiento o caída de la difusión, menor inversión publicitaria, desaparición de puntos de venta y aumento de la competencia. Todo al mismo tiempo." Se aportan muchos datos sobre mercados, ingresos, audiencias, cambios, y el apartado termina con un estudio del "Tampa News center", un "modelo limitado y pionero" para integrar todos los medios de las empresas informativas de Media General en Tampa (Florida, Estados Unidos). "Sacudidas por el torbellino digital, las empresas periodísticas -en especial la prensa diaria- han conseguido aferrarse a su principal fortaleza en la red: la credibilidad informativa".

En el segundo apartado, "Las cosas por su nombre", se definen los términos, se profundiza en los conceptos para dejar claro que la convergencia es un proceso que tiene como punto de llegada la integración. "La convergencia periodística es un proceso multidimensional que, facilitado por la implantación generalizada de las tecnologías digitales de telecomunicación, afecta al ámbito tecnológico, empresarial, profesional y editorial de los medios de comunicación, propiciando una integración de herramientas, espacios, métodos de trabajo y lenguajes anteriormente disgregados, de forma que los periodistas elaboran contenidos que se distribuyen a través de múltiples plataformas, mediante los lenguajes propios de cada una." En este sentido, los autores destacan que si bien la convergencia es inevitable en toda empresa o grupo periodístico, la integración no lo es, "esta última es solo una posibilidad entre muchas y depende de los directivos de un grupo determinar hasta qué grado de convergencia deben llevar las distintas unidades de producción".
Además, se establece también una más que oportuna diferenciación entre multiplataforma y multimedia. La primera "designa todos los aspectos relacionados con la producción, difusión y consumo de contenidos a través de diversos medios que forman parte de un único grupo de comunicación", mientras que la palabra multimedia se refiere a un mensaje que utiliza distintos lenguajes de manera conjunta y simultánea (imágenes, sonidos, texto). Por lo tanto, "si multiplataforma alude a la coordinación de medios y soportes, multimedialidad se refiere por el contrario a la combinación de contenidos y lenguajes".
En este segundo apartado lleno de sustancia se estudia como caso práctico el diario británico The Daily Telegraph, "modelo de referencia" según los autores de una redacción para el siglo XXI. Alguna de cuyas claves está en el "adiós, arrogancia" para superar la "tensión entre el personal y el baile de sillas".




La próxima semana: Periodismo integrado (y II)

jueves, 29 de abril de 2010

La guerra eterna

"A comienzos de la ocupación me dirigí en coche a Faluya después de que un helicóptero norteamericano hubiera caído a un campo de judías. Cuando llegué pude ver sus restos, fragmentos retorcidos de metal arrancado, esparcidos por las filas de judías. Había sido un Chinook grande, de los que llevan dos rotores. Dieciséis marines y soldados estadounidenses habían ido en su interior, se dirigían a sus permisos de mitad de período. Los insurgentes lo habían alcanzado con un misil. Me encontraba de pie al borde del campo de judías, con un grupo de colegiales iraquíes, tratando de buscar un sitio desde donde poder ver mejor. Los americanos habían acordonado el lugar de la caída, y un par de Humvees subían con estruendo por la misma carretera de tierra en la que estábamos. Al pasar junto a nosotros, uno de los estadounidenses metió la mano en una bolsa y arrojó un puñado de dulces.
-¡No lo toques, no lo toques! -chillaron los niños iraquíes-. Es veneno de los norteamericanos. Te matará."

Aunque por definición la intrahistoria de la que habló Unamuno es lo que ocurre al margen de la historia oficial, de la Historia que se escribirá en libros, aquello que no publican los medios de comunicación, es precisamente esta intrahistoria de la vida privada de la gente, más real tal vez que la que lleva mayúsculas y formada por miles de microhistorias que unidas son lo que en realidad sucedió, lo que está sucediendo ahora, todo eso de lo que no se escribe, es de lo que escribe Dexter Filkins, corresponsal de guerra de The New York Times, en un libro brutal publicado por la editorial Crítica con el título de "La guerra eterna. Partes desde la guerra contra el terrorismo".



Un libro que no es la consabida recopilación de artículos publicados antes, sino la esencia de 561 libretas de apuntes tomados por este periodista, "el más grande de los reporteros de guerra de esta generación", durante nueve años de su vida en Afganistán y en Irak, en el que me dejan sin aliento tanto las atrocidades de los talibanes como las cometidas por los soldados norteamericanos con los que entró en Bagdad. Porque Filkins escribe con un sorprendente distanciamiento, no está en los vehículos acorazados americanos, codo con los codos de los muchachos que luchan por la libertad y la democracia, ni entre los pueblos invadidos por el imperialismo, a pesar de ser un enviado del NYT.

No hay buenos ni malos, o los hay, pero no están juntos en un bando sino mezclados en ambos: asesinos dogmáticos de Al-Qaeda para quienes los fines son lo único y los medios no es que se ignoren, es que no existen; frente a implacables militares norteamericanos que ordenan quemar con bombas un barrio entero para acabar con alguien desconocido que tal vez viva allí y que mató a uno de sus hombres... para después repartir cientos de miles de dólares en proyectos de reconstrucción y pretender ganarse así las simpatías locales.

"¿Por qué votar siquiera?, le pregunté a Saadi. ¿Por que no quedarse en casa sin más?
Ella me fulminó con la mirada.
-He votado para impedir que mi país sea destruido por sus enemigos -dijo Ella. Hablaba inglés sin acento.
¿Qué enemigos?, le pregunté a Saadi. ¿A qué enemigos se refiere?
Ella empezó a temblar.
-Vosotros, vosotros destruisteis nuestro país -dijo Saadi-. Los norteamericanos, los británicos. Lamento ser descortés. Pero vosotros destruisteis nuestro país, y lo llamasteis democracia.
-Democracia -añadió-. Sólo es hablar."



Además de escalofriantes relatos sobre los horrores de la guerra, como la del soldado Jake Knospler, pinchadiscos no oficial del pelotón y admirador de Johnny Cash, a quien "se parecía un poco, con su mandíbula grande y cuadrada, que aquella granada le voló", nos cuenta también las condiciones de su trabajo periodístico. "Me obsesionaba la electricidad, o mejor dicho, la falta de ella, por el miedo a que se agotaran las baterías", confiesa este reportero finalista del premio Pulitzer por sus crónicas desde Afganistán. "Tenía que pensar en mi teléfono vía satélite y en mi ordenar portátil, y Ash (el fotoperiodista australiano Ashley Gilbertson) en sus cámaras digitales. Llevaba todo tipo de artilugios para aprovechar cualquier fuente que pudiera encontrar, y una de ellas eran las baterías de los coches. Después de que los marines tomaran la mezquita de Mohammadiya, salí corriendo a la calle con mis pinzas de batería y mi transformador; era, hasta donde yo alcanzaba a ver, el único ser humano que había allí, y levanté el capó de un coche acribillado a balazos. Me preocupaban los francotiradores. La batería del coche estaba descargada. Regresé corriendo al interior."

O nos confiesa de manera abrumadoramente sincera la naturaleza de sus fuentes de información cuando habla de Ahmed, de quien dice que "a veces tenía la perturbadora sensación de que me estaba mintiendo. No era que la gente que me traía fuera poco fiable: sus historias siempre cuadraban (...) pero es un axioma del periodismo que las mejores fuentes son a menudo gente de reputación marginal. ¡Señor! -solía decir Ahmed-, tengo una historia para usted: una historia fantástica! Casi siempre la tenía". Dudas que surgen para Filkins porque todo funciona alrededor del dinero, y por dinero se dice la verdad, pero mucho más se miente. "Nunca se le levantaban más las cejas", dice de su fuente, "que cuando yo contaba billetes de 100 dólares y se los entregaba en mano".

Agnafistán, Irak... y Nueva York. Dexter Filkins está en la gran urbe norteamericana cuando suceden los atentados terroristas de Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001. En estos "Partes desde la guerra contra el terrorismo" escribe que "lo primero que pensé fue que había vuelto al Tercer Mundo. Mis compatriotas iban a pensar que esto era lo peor que había sucedido en toda la historia, el final de la civilización. En el Tercer Mundo este tipo de cosas pasaban todos los días".

No voy a caer en el tópico de decir que este libro es de lectura obligada para periodistas, porque quienes debieran de hacerlo a la fuerza son aquellos gobernantes que en este nuevo siglo que no nos ha traído ni mucho menos un mundo nuevo y mejor, deciden enviar hombres a matar y a morir en Afganistán, en Irak, o en cualquier otro lugar de esta Tierra nuestra en la que debe resultar imposible encontrar ya donde no haya caído en algún momento una bomba.

Eso sí, esta Guerra eterna apenas tiene hueco para leerse ya en los periódicos, porque este es un claro ejemplo de lo que nos decía hace muy poco ese otro gran periodista español que es Enric González en una entrevista de caspaTV que reprodujimos también íntegra aquí, en encajabaja: "La prensa escrita ha renunciado a la profundidad y el periodismo de calidad se está publicando en libros. Los periódicos se están quedando en un terreno de nadie, entre lo inmediato, donde los nuevos medios le dan sopas con ondas, y lo duradero, que está en los libros". También habla de la necesidad de ir hasta los lugares donde suceden los acontecimientos, para una vez allí, empaparse del lugar, de lo que sucede, y poder después contarlo.

Como Dexter Filkins en este libro de puro periodismo de calidad, tanta y tanto que le exigieron un altísimo precio. "Yo salí mejor parado que muchas de las personas sobre las que escribí en este libro; aun así, durante el transcurso de los acontecimientos que se describen aquí, perdí a la persona a la que más quería. La guerra no se la llevó a ella; se me llevó a mí."

viernes, 26 de febrero de 2010

Sobre el diseño web de noticias

Sobre el diseño web de la información trata este gran libro en el que no encontraréis qué menú hay que pinchar para hacer un enlace con un programa determinado o un listado de comandos html, sino conceptos, que es lo que realmente importa saber cuando se habla de diseño, tanto en papel como en internet. Por qué se hace algo, qué alternativas existen para dar forma a una noticia, qué hicieron otros antes y qué dejaron de hacer, qué tendencias han resultado las más idóneas en esta supuesta lucha entre especies que es la evolución de los medios de comunicación digitales... Como bien dice el título, "Evolución, tendencias y modelos en el diseño de webs de noticias", de este completísimo trabajo de Francisco Amaral (uno de los directores de Cases i Associats) y del también miembro del estudio Daniel Gimeno, editado por Sol90media, que es la división de publicaciones de este prestigioso estudio catalán de diseño periodístico con proyección internacional.



La edición del libro es tan soberbia como los contenidos, muy visual, lleno de ejemplos significativos (con un examen de 200 publicaciones digitales de todo el mundo y la aceleradísima evolución que han tenido en los últimos años), los textos cortos y contundentes, todo sustancia, todo grano y nada de paja... con puntos de vista de todo aquel que tiene algo que decir en este campo. Khoi Vinh, director de arte de la versión digital del The New York Times: "(...) según he podido comprobar, la actitud más extendida entre los diseñadores de diarios que pasan a la web es intentar aplicar en este medio las fórmulas que llevan tiempo usando en el papel: fijar los tamaños de texto, especificar las fuentes, ignorar la usabilidad y la funcionalidad. Quizás lo más significativo es que no abandonan la idea de que, algún día, los diarios web serán como los impresos. Por mi experiencia, están muy equivocados." Del prólogo de Matt Kelly, director de contenidos digitales del grupo Mirror, nos resulta difícil destacar alguna frase porque no tiene desperdicio desde el primero hasta el último de sus caracteres... "vivimos atrapados en las garras de una perversión económica", dice Kelly. "Los que menos invierten en internet son los que más ganan. Los que más están invirtiendo son los que menos recompensa reciben."






Mención aparte en lo relativo al aspecto visual del libro que comentamos son los espectaculares gráficos, por la información que contienen y por la manera de presentarla, del apartado denominado "Contextos".



Este libro que hoy os presentamos, y que nuestro muy querido amigo Carlos Pérez de Rozas, uno de los directores de Cases i Associats, ha tenido el detalle de enviarnos para que lo compartamos con vosotros, es una oportunísima "secuela" del que publicaron anteriormente, "Periodismo integrado", del que todavía tenemos pendiente hacer una exahustiva reseña porque se trata, según nuestro punto de vista, de una obra fundamental (de las publicadas en nuestro idioma) para entender lo que está sucediendo ahora en los procesos de integración de redacciones. La labor editorial de Cases con su editorialSol90media nos resulta casi tan importante como su reconocida trayectoria en el diseño periodístico.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Malagón, disparos de cera y carboncillo





Es un "viejo" conocido nuestro. No por edad, sino porque ya ha salido en estas páginas de bit y bytes con motivo de dos libritos que publicó hace un tiempo y que tuvimos la suerte de poder reseñar. Y también es un viejo conocido de la prensa en papel, porque no le basta con gestionar tres blogs (aquí, aquí y aquí) sino que además publica asiduamente (y damos gracias por ello) en distintos medios, tanto nacionales como locales (El Jueves, El Economista, El Mundo Valencia, Diagonal y un largo etcétera).






Y no nos extraña, porque es bueno, muy bueno. Acaba de publicar Ilustralario, un pequeño pero interesantísimo libro de la mano de Blur ediciones. A diferencia de otros libros, este deja a un lado los problemas cotidianos y los políticos para centrarse en los graves problemas que crean estos últimos (guerras, hambre, pobreza, etc.). Todo con una acidez y una finura en las metáforas impresionante. Pequeños "disparos" directos a la conciencia. Pero lo mejor es que lo veáis (y compréis, por supuesto). No tiene desperdicio.



P.D. Y nos os perdáis el Christma que nos ha mandado. Buenísimo.