miércoles, 18 de marzo de 2009

Walker Evans

Autorretrato de Walker Evans.

A Walker Evans lo que en realidad le gustaba era escribir. Y le gustaba mucho. En 1922 (19 años después de nacer en San Luis) viajó hasta París para intentar ser uno de esos poetas que adornaban la ribera del Sena en los años 20. Afortunadamente para nosotros, no lo consiguió y decidió enfocar su vena artística en la fotografía, el arte que consideraba más parecido a la poesía. Así, conseguía plasmar con imágenes lo que no podía hacer con las palabras.

Las primeras instantáneas de Evans datan de 1928 en Nueva York, ciudad que retrató, insistentemente y en varias facetas, durante toda su vida. Armado con una Leica disparó sus primeras imágenes a edificios y habitantes por igual, consiguiendo retratos y paisajes de una nitidez asombrosa y que podemos contemplar en la breve pero intensa exposición de la Fundación Mapfre.

Nueva York, según Walker Evans
Sin embargo, su fuerte fue la fotografía documental, quizá como arma para reflejar, como un espejo, la realidad que le rodeaba y que le obsesionó durante todo su vida.


Uno de sus primeros encargos fue una serie de fotografías sobre La Habana que se encargarían de ilustrar el libro de Carleton Beals The Crime of Cuba. Imágenes de la ciudad, de sus habitantes, de sus miserias...

Preocupado por la puesta en página de sus fotografías (como hemos visto en otros fotógrafos) insistía en que le respetaran al máximo los cortes de sus fotos y el planteamiento que hacía de las mismas. Y así se lo hacía saber al autor del libro en la correspondencia que ambos intercambiaron y que está brevemente recogida en los muros de la exposición.

Pero su mejor trabajo documental llegaría en 1936. Bajo la mano de la revista Fortune y junto con el escritor James Agee, retrataron, uno con la pluma y otro con la cámara, las desastrosas consecuencias de la Gran Depresión en tres familias de aparceros de Alabama. Con la máxima de mínima intervención, máximo respeto, fue retratando situaciones y personajes de la manera más fiel posible. El trabajo nunca llegó a ver la luz en la revista porque lo consideraba "demasiado radical". Cinco años después, Agee y Evans publicaron en formato libro y bajo el título "Elogiemos ahora a hombres famosos" lo que Fortune no se atrevió a publicar. Una pequeña parte de esas instantáneas está presente en la exposición.

Tras este trabajo, vuelve a Nueva York para captar lo que él consideraba como parte del alma de la ciudad: el metro. Con una Contax escondida bajo el abrigo, recoge, en crudo, sin ningún tipo de encuadre ni vista previa, a los usuarios del suburbano de la Gran Manzana. Trabajadores, familias o grupos de mujeres fueron algunas de las "víctimas" que podemos ver colgando junto a otras imágenes de la ciudad.

Entrada a la exposición.


Enemigo acérrimo del color en la fotografía, al que calificó de "vulgar", lo abraza con insistencia en su última etapa a través de su Polaroid SX-70. Obsesionado hasta el extremo con la cartelería que adorna los barrios neoyorquinos, podemos ver varias de estas polaroids en la exposición, en las que juega con encuadres, tipografía y la particularidad propia de estas cámaras. Con este tipo de fotografía, irá dejando poco a poco la práctica de la fotografía para centrarse en la enseñanza de la misma hasta el día de su muerte, el 10 de abril de 1975.

Polariod de Evans.


Elogiemos ahora a hombres famosos

La editorial Backlist acaba de publicar en castellano el libro de Walker Evans y James Agee que ya os hemos mencionado, una auténtica obra maestra del periodismo. "Elogiemos ahora a hombres famosos" (Let Us Now Praise Famous Men) Se editó por primera vez en nuestro país en 1993 por Seix Barral pero estaba agotado desde hacía años. La historia del libro es conocida, la revista neoyorquina Fortune decidió enviar en plena depresión económica, en 1936, a uno de sus mejores escritores al sur de los Estados Unidos para escribir un reportaje sobre las condiciones de vida y trabajo de los arrendatarios del algodón. Eligieron como fotógrafo a Walker Evans que entonces trabajaba para el Departamento de Agricultura del gobierno (Farm Security Administration), documentando precisamente las consecuencias de la Gran Depresión en el entorno rural. Partieron hacia Alabama y convivieron durante los meses de julio y agosto de 1936 con tres familias blancas de trabajadores del algodón.

James Agee (Knoxville, Texas, 1909-Nueva York, 1955) se licenció en Harvard y comenzó su carrera profesional en esta revista a la vez que publicaba sus primeros libros de poemas. Y es que, precisamente, se trata de la visión de un poeta lo que encontramos en este escalofriante reportaje periodístico. Unas minuciosas descripciones de las habitaciones, de la luz de una lámpara de queroseno en un porche, de noche, mientras todos duermen en una mísera casa, todos menos él. "La luz de esta habitación es la de una lámpara. Su llama en el vídrio tiene la delicadeza seca, silenciosa y hambrienta de la última hora nocturna (...) y siento que si puedo conseguir, mediante una quietud total, no perturbar este silencio, podré contarles todo lo que hay en el reino de Dios, sea lo que sea, cualquier cosa que desee contarles, y que, sea lo que sea, ustedes no podrán por menos de comprenderlo."

Tanto el texto, como las durísimas fotografías de Evans, fueron rechazados por la revista de la que el fotógrafo llegó a ser jefe de redacción, porque aquello resultaba demasiado real. La crudeza de ver gente blanca viviendo en la auténtica miseria, esos ojos mirando directamente a la cámara, mirándonos a nosotros, el relato sin ninguna concesión de Agee, fueron demasiado y el reportaje no se publicó. Pero James Agee perseveró y logró que cinco años después, en 1940, sus notas y las fotografías se publicasen en forma de libro con el título de "Elogiemos ahora a hombres famosos".

El libro comienza con 64 de las ya míticas fotografías de Walker Evans, auténticos iconos del fotoperiodismo documental, imágenes directas que forman una serie al ser vistas una a una en vez de lo habitual en estos casos de entremezclarse con el texto, o aparecer junto a pasajes donde se habla de determinados personajes o situaciones. Aquí el discurso fotográfico discurre por un camino propio y el texto por otro, un camino distinto del habitual porque este libro, muy influyente en los Estados Unidos desde su publicación hasta ahora a pesar de su estructura fragmentada y de que su lectura es muy difícil en algunos pasajes, combina periodismo de investigación, autobiografía, filosofía o poesía... para de una manera despiadada y comprometida hablar sobre todo de la dignidad de las personas.

Varias de las imágenes con las que se abre "Elogiemos ahora a hombres famosos", auténticos iconos del siglo XX alguna de ellas. Fotografía en estado puro.


James Agee obtuvo el reconocimiento y la fama sobre todo por su labor de guionista para Hollywood, porque entre otros firmó los guiones de La Reina de Africa(John Huston) o La noche del cazador (Charles Laughton). En 1957 recibió el premio Pullitzer por su novela autobiográfica "Una muerte en la familia" (A Death in the Family), pero Agee había fallecido dos años antes, con tan sólo 45 años, de un ataque al corazón mientras iba en un taxi por la ciudad de Nueva York.

Luis Blasco y Mario Benito

lunes, 16 de marzo de 2009

Diseñario (LII)

Si cincuenta y dos semanas hacen un año, entonces nuestro Diseñario cumple hoy un año. Si bien la primera entrega vio la luz el 21 de enero de 2008, nuestro enigmático comité de expertos se tomaron unas pequeñas vacaciones en verano y en Navidad, motivo por el cual esta obra sobre el diseño periodístico de carácter colectivo, irreverente y abierta a vuestra participación celebra con esta entrega su primer aniversario, en esta semana en la que hemos tenido que lamentar la pérdida de un gran periodista cuyo nombre está ya inscrito en la historia del diseño periodístico español además de en la blogosfera, porque Julio Alonso siempre miró hacia el futuro.




Vertical. Lo contrapuesto de horizontal. En pocas palabras, vertical es lo que es más alto que ancho. En cuestiones de diseño, la búsqueda de la verticalidad ha definido toda una escuela, aquella que apostó por el orden y la modulación en lugar del desorden y la falta de jerarquía. Esto tiene mucho que ver con el orden de lectura de las páginas. Las páginas de un periódico se consumen en vertical y de izquierda a derecha. Esto supone que una diagonal traza en las páginas una senda en la que el recorrido de los ojos del lector está definido. Por lo tanto el primer movimiento en busca de información que hace un lector en una página es una diagonal... hacia abajo. Por eso los principales periódicos de diseño modular construyen sus páginas en vertical, puesto que será mucho más fácil para sus lectores situar las principales zonas de interés informativo, ya que acompañan ese movimiento innato de los ojos.
Sumemos a esto esa vieja teoría compositiva que dice que lo horizontal aporta serenidad y que lo vertical provoca tensión. En vertical, las estructuras llaman la atención, desequilibran esquemas, alteran flujos de lecturas previsibles y fuerzan al lector a recorrer la página, en busca de la información. Surge el movimiento, el dinamismo, se crea la tensión. En las composiciones horizontales, todo es previsible y plano, como lo es al propio ojo una serie de elementos, uno junto al otro. La sorpresa disminuye y la valoración (esa especie de descarte de lo secundario en virtud de algo distinto que ascendemos a principal) queda un poco perjudicada por la tibieza de la apuesta.
Por supuesto, esto no es una doctrina extremista. El secreto consiste en alternar sabiamente ambos modelos, pero si queremos que el conjunto gane en ritmo y sorpresa, debemos ir tendiendo a la vertical. Porque no hay nada que mueva más algo horizontal que algo vertical. Y esto que parece de cajón, si lo pensáis un poco, no lo es tanto. Del mismo modo que cuando te ves inmerso en una frenética sucesión de verticalidades, nada mejor que una composición horizontal para "frenar" el ritmo y pedir tiempo.

Viuda. Dícese de la última línea de un párrafo que se encuentra situada al principio de una columna. Hermana de la línea huérfana, también es considerada un error de bulto. Sin embargo, en los periódicos se pueden ver bastante a menudo a pesar de que los diseñadores y maquetadores intentan evitarlo a toda costa y advierten a los redactores sobre su existencia:
- Perdona fulanito, ¿este texto está acabado? (Nótese que no se dice bueno.)
- Sí, ¿por?
- Porque tienes una línea viuda en este párrafo, ¿la puedes arreglar?
- ¿Lo qué?
- Esta línea de aquí no puede empezar en esta columna.
- ¿Voy a tener que cortar texto?
- Sí.
- Entonces no, no lo puedo arreglar.
- Gracias, majo.


Entregas anteriores del Diseñario:

Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
Diseñario (XXXVI): Quark.
Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
Diseñario (XXXVIII): redacción.
Diseñario (XXXIX): redactor-redonda.
Diseñario (XL): rejilla-resolución.
Diseñario (XLI): revista-ritmo.
Diseñario (XLII): robapágina-rotativa.
Diseñario (XLIII): sábana-sangría.
Diseñario (XLIV): sección-serif.
Diseñario (XLV): silueta-subtítulo.
Diseñario (XLVI): sumario-suplemento.
Diseñario (XLVII): tabla-teletipo.
Diseñario (XLVIII): texto-tipo.
Diseñario (XLIX): tipografía-track.
Diseñario (L): U-umbral de descojonamiento.
Diseñario (LI): vender-versalitas.

viernes, 13 de marzo de 2009

Weekend

MADRID
Campus PHE Edicion de libros. El CA2M Centro de Arte Dos de Mayo (Avda. Constitución, 23. Móstoles) y PHotoEspaña organizan la primera edición de Campus PHE Edición de libros. Este programa, dirigido a fotógrafos que estén desarrollando proyectos editoriales, tiene el objetivo de asesorar sobre la edición, diseño y concepto global de sus proyectos.


Este campus será impartido por: Chema Conesa, subdirector de fotografía del Magazine del diario 'El Mundo'; Fernando Gutiérrez, Studio of Fernando Gutiérrez; Michael Mack, director gerente de Steidl Publishers; y Martin Parr, fotógrafo.


La actividad se desarrollará del 23 al 25 de abril en el CA2M de Arte Dos de Mayo. Las inscripciones están abiertas hasta el lunes 16 de marzo en www.phe.es/campus.


MAASTRICHT
The European Fine Art Fair. A partir de hoy se celebra en la ciudad de Maastricht la más influyente feria de arte del mundo. 293 galeristas traen a esta pequeña ciudad holandesa lo mejor que hay en el mercado. Coleccionistas, directores de museos, galeristas y demás profesionales del mundo del arte se dejan caer por docenas en esta importante reunión.


BREVES
Bansky. Un mural del popular artista de graffiti inglés debe ser arrancado de la pared de donde fue pintado en Londres porque así lo exige la ley antivandalismo.
Bansky, cuya verdadera identidad es un misterio y se desconocen detalles de su biografía, se cree que nació en Yale, ciudad cercana a Bristol donde desarrolló toda su carrera. El trabajo de Bansky tiene como temas fundamentales la política y la cultura pop combinando escritura y graffiti. Aunque las obras de este grafitero se coticen por cientos de miles de euros en las subastas, la ley no tiene piedad con él.

Julio Alonso

Da la triste casualidad de que soy el último comentarista del blog Visión. En una entrada del 1 de febrero que trata sobre "herramientas y habilidades para un periodismo sin papel"; después hay una entrada más, la última, sin comentarios, del día 7 de febrero y desde entonces... nada. Triste y nada porque su autor, el periodista Julio Alonso, ha fallecido. Nos hemos enterado hoy gracias a Juan Varela en Periodistas21.

Julio Alonso fue autor del diseño original del diario El País, en 1976, junto al alemán Reinhard Gäde. Él mismo nos contó cuando le conocimos en una edición ya lejana de las Jornadas de Fotoperiodismo, Edición y Diseño en Prensa de la Universidad CEU de Madrid, organizada por Pedro Pérez, que se había dedicado a escribir sobre todo en el ámbito de las noticias de Internacional hasta que llegó a El País y allí, junto a los otros miembros fundadores del periódico, decidieron repartirse las secciones. "Yo nunca había trabajado en diseño, o confección como se decía entonces", nos confesó, "pero como no había nadie y a mí siempre me interesó este campo...". Así fue, y sólo por eso, por haber dado forma a aquel periódico, auténtica escuela de diseño, merece figurar en la historia del periodismo de nuestro país en general, y en la del diseño periodístico muy en especial. Pero es que después dejó El País para emprender nuevos y numerosos proyectos, incluida la docencia, y formar parte del directorio de Innovation International Media Consulting Group, además de consejero editorial del Grupo Joly, su última ocupación. Allí, en los servidores de esta empresa está alojado su Visión con una última entrada titulada "La prensa escrita tiene todavía su tirón", porque tal vez todavía no haya que parar las rotatitas. Visión que lleva ya tiempo en nuestra sección de enlaces imprescindibles... y que allí se va a quedar.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Un ‘click’ en la cabecera


Este es uno de esos pequeños detalles que no quieren ver quienes dicen que siempre hacemos lo mismo, y que todos hacemos lo mismo. O no tan pequeño, porque la cabecera de los periódicos ha sido y es para los guardianes de la ortodoxia (con quienes a veces compartimos puntos de vista, faltaría más) territorio tabú. "En el núcleo sagrado de la cabecera de papel", escribe hoy Arcadi Espada en su blog El Mundo por dentro, referencia obligada en la blogosfera para todos quienes se interesen por el periodismo.


Las cuestiones técnicas sobre lo complicado que puede resultar hacer una cosa aparentemente tan sencilla son sencillamente surrealistas y tienen mucho que ver con las distintas maneras en que los distintos programas informáticos gestionan el color. De manera abreviada, os diremos que la bola verde de todos los días es un carácter (se digitalizó el logotipo y se incorporó a una fuente de símbolos) hecho en Quark en la misma línea de texto que la palabra EL MUNDO compuesta en Valencia extra bold, y con unos valores determinados de color en CMYK para obtener ese verde; y que el dedo de hoy pulsando la bola tuvieron que hacerse juntos como un gráfico en Ilustrator al que si pones exactamente los mismos valores de color para el verde... pues sale ¡parecido!). Nuestro compañero Juantxo Cruz, editor de esa interesante Iguana ilustrada que hoy se nos ha adelantado con este tema, y jefe de infografía del periódico, y yo "sufrimos" ayer un ratito para modificar la cabecera.

No es la primera vez que el diario El Mundo juega con su cabecera, aunque tampoco resultaría eficaz de hacerse a diario. Porque ciertamente la cabecera representa la esencia del medio, de algo que quiere perdurar y que perdure en el interior de sus lectores, incluso en estos tiempos de medios de comunicación "líquidos" que se desvanecen con una sencilla pulsación en el teclado, en el ratón. Ese click de hoy que para Arcadi "simboliza de modo contundente un cambio de época" y que nuestro periódico decide imprimir en papel, un dedo digital sobre la esfera verde de la cabecera... ¿la que nunca debemos modificar?




Pataleo digital (actualización)
Para quienes pensaran que internet podría significar un "nuevo periodismo", y mejor claro, una nueva y más positiva manera de contar lo que sucede, una nueva era de la información y demás anhelos grandilocuentes tenemos dos pequeñas y recientes muestras: el mismo tratamiento basura de las televisiones multiplicado por mil en internet en el reciente crimen de Marta del Castillo, y el pataleo de aquellos a los que no les han gustado las cifras de audiencia en elmundo.es, que es precisamente el contenido de la información que se ilustra con el caso práctico que os contamos en este post, el click en la cabecera. Un pataleo que recuerda al habitual pataleo entre periódicos, cadenas de televisión y de radio, que a todos nos aburre cada vez que se publican los datos de audiencia. Como ejemplo, a nuestro ciberamigo Borja Ventura no le gustan las cifras y nos remite a unos cuantos pataleadores. A los periódicos Publico (cuya web, a pesar de ser nueva, necesitaba ya una renovación), El Economista, o 20Minutos tampoco les gustan. El espectacular aumento de los medios online de Unidad Editorial, ya lo cuenta el propio periódico e incluso los pataleantes en la red, se debe a un cambio en la forma de medir... que se aplica a todos. La OJD ha hecho público hoy un comunicado explicándolo.

Estas "guerras de audiencias" son las páginas que ningún lector lee cuando se publican en la prensa (todo lo más el título a pesar de que se le dedique generalmente toda la página entera, y eso es mucho en estos tiempos de escasez) así como son las páginas web menos vistas cuando se publican en internet (¿las habéis visto alguna vez en "lo más leído"?), por no hablar de cuando la tele nos cuenta todos los seguidores que tuvo "su" partido de ayer. A los lectores, a quien se supone que se dirijen, les interesa muchísimo. De seguir por este camino que parece que se va a seguir, internet supondrá un cambio de formato, que no de contenidos ni siquiera de lenguaje, con las hasta ahora únicas ventajas de que es muy rápido y, sobre todo, gratis, pero no mejor. Y es que ya son muchos los que vieron hace mucho tiempo también que la humanidad avanza, pero el ser humano es siempre el mismo.

martes, 10 de marzo de 2009

Cuarto mandamiento de todo rediseño

La importancia de una buena selección tipográfica es el cuarto mandamiento de nuestro colaborador Miguel Buckenmeyer. En él nos explica que, lejos de lo que pueden pensar algunos, la tipografía es uno de los pilares básicos que hará que un rediseño sea un éxito. O un fracaso.


Los diez mandamientos para rediseñar
un medio de comunicación (IV)


Mandamiento 4. Centra tu proyecto en un buen uso de la tipografías.

Hay un concepto del cual hablan muchos libros orientados a los emprendedores. Lo llaman “la regla 80/20”. Esta regla estipula que el 80% de los resultados de cualquier proyecto empresarial o profesional representan tan solo el 20% del esfuerzo gastado para conseguir ese resultado. Es decir, unas pocas cosas claves representan la mayoría de los resultados o éxitos de cualquier trabajo o tarea. Si uno se enfoca bien en esas tareas estratégicas que más influyen en el éxito, un buen resultado llega sin un esfuerzo exagerado.

Algo parecido ocurre en el diseño editorial. El diseñador tiene que pensar en múltiples variables pero quizás la que más afecta al resultado final es la selección inicial y desarrollo posterior de la tipografía. La selección y uso de la tipografía aporta la mayoría de la identidad visual a cualquier periódico, revista o página web (aunque con este último las opciones son más limitadas). El desarrollo de la tipografía es una tarea que representa quizá algo más de un 20 por ciento del trabajo que supone diseñar un medio, pero, indudablemente, la buena combinación y uso de la tipografía es responsable en gran parte del resultado final.

Sin duda, esta regla la entienden los buenos diseñadores. Ya hemos hablado de dos de ellos en esta serie, además de la importancia de la tipografía. Es un poco aburrido hablar de lo mismo pero el principio que representa el trabajo de estos diseñadores es muy importante.

La primera es Lucie Lacava, responsable del diseño del magistral prototipo del National Post de Canadá que salió hace diez años y del reciente The National de Abu Dabhi. Ella ha comentado que para hacer el diseño del National Post fue contracorriente, decidiendo usar una sans mientras que todos los periódicos de prestigio de entonces usaban una serif como tipografía de titular principal.

Lucie buscó entre un montón de libros de tipografías cuando encontró una tipografía que se llamaba “Vogue”, creada originalmente para la misma revista, que para que entonces ya no la usaba. Lucie encargó a Jim Parkinson que crease una tipografía parecida a Vogue para el rediseño del National Post, que posteriormente se llamó Richmond. Ya hemos comentado en esta serie y mostrado imágenes de cómo empleó la tipografía Richmond Condensed en el proyecto para conseguir un resultado extraordinario.

Lo importante es recordar que empezó con un concepto tipográfico inicial y esa sola idea fue responsable de la sorpresa del diseño y el éxito del proyecto.

El otro diseñador que hay que destacar es Mark Porter, el director creativo y autor del rediseño en 2005 de The Guardian. En un reciente viaje a Londres, tuve el placer de conocer a Simon Esterson, el diseñador Londinense que ha trabajado con Porter en rediseños como el de NZZ am Sonntag en Suiza y Público en Portugal. Simon y yo comentamos que después del rediseño de The Guardian en 2005, las serifs tradicionales como las Poynter, las Benton Modern, etc. parecen antiguos y poco modernos. Después del rediseño de The Guardian parece que hay una escasez de serifs modernas (sí que hay algunos como la Mercury de Hoefler Frere-Jones o las de Gerard Ungar pero pocas más) para emplear en un rediseño periodístico. Coincidimos en que el cambio tipográfico de The Guardian ha alterado radicalmente no sólo al rediseño de ese periódico sino también al diseño editorial como lo habían hecho el trabajo de Neville Brody o David Carson en su día.

Muestras de Guardian Egyptian y Guardian Sans de la web de Christian Schwartz.

Muestra de la elegantísima serif Poynter Old Style Display dibujado en 1997-2000 por Fontbureau.

Una sección interior de NZZ am Sonntag diseñado por Mark Porter y Simon Esterson que emplea la Poynter Old Style Display y tiene una clara similitud con The Guardian.

Como escribí en el segundo mandamiento, lo verdaderamente nuevo del rediseño de The Guardian fue su tipografía Guardian Egyptian, creado por Christian Schwartz. El rediseño de The Guardian principalmente consistió en adaptar esta familia nueva de tipografías a un formato distinto (el tamaño “berliner”) usando los códigos gráficos existentes de The Guardian como el generalizado contraste, el uso de colores análagos (rojos con naranja, azul con turquesa), generosos espacios blancos y el contraste entre filetes gruesos y finos.

El diseño anterior de The Guardian hecho por David Hillman de Pentagram en 1988 fue muy criticado y celebrado a la vez, aportando elementos muy imitados en todo el mundo desde entonces. El rediseño de este proyecto de Hillman es un ejemplo perfecto de la regla 80/20 adaptada al diseño editorial. Aunque el diseño actual de The Guardian es muy parecido al anterior, se ve como un cambio radical porque Porter se enfocó en escoger y desarrollar unas tipografías en función de su deseo de hacer un rediseño “austero” (además le ayudó un presupuesto de más de 100.000 dólares para que Schwartz desarrollase toda la familia y concediese exclusividad durante varios años).

Lo fundamental es que con tocar sólo la variable de la tipografía, cambió radicalmente el aspecto gráfico del periódico además de iniciar una evolución importante del diseño de la información en papel. Por este esfuerzo, ganó el prestigioso premio Black Pencil de la D&AD, que ha sido el primer diseño editorial galardonado con este mérito.


The Guardian, antes y después: misma base, diferentes tipografías.

Es gracioso leer varios años después los comentarios del rediseño de varios diseñadores. A muchos no les gustó el cambio. Uno dijo que no estaba mal, pero que “los había visto mejores”. Parece que incluso a los diseñadores nos cuesta el cambio.

Si queréis una guía práctica sobre cómo desarrollar la tipografía en un contexto editorial, os recomiendo el libro del diseñador barcelonés Enric Jardi, Veintidós consejos sobre tipografía (que algunos diseñadores jamás revelarán).

Quizá sea el mejor libro, tanto en español como en inglés, que he visto sobre el tratamiento bueno de las tipografías. Solo con leer este libro te ahorrarás varios años de aprendizaje trabajando con las tipografías.

Otros mandamientos:
  1. Primer mandamiento
  2. Segundo mandamiento
  3. Tercer mandamiento

lunes, 9 de marzo de 2009

Diseñario (LI)

Aunque nadie los vio por el lugar y, por tanto, sus identidades siguen siendo un enigma, los miembros del equipo de expertos de encajabaja no dejaron de asistir un año más a las XII Jornadas de Fotoperiodismo, Edición y Diseño en Prensa que se celebran en la Universidad CEU-San Pablo de Madrid. Convertidos ahora en fieles admiradores del fotoperiodista Navia no por ello dejan de acudir a su fiel cita con nosotros para ofrecernos una nueva entrega de su Diseñario, obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodísticos y la prensa.




V


Vender. Cualidad innata de la que gozan ciertos individuos y que aplicada al campo del diseño y/o del periodismo consiste fundamentalmente en encargarte tú mismo de hacer ver a los demás que lo que tú haces es mejor que lo que hacen el resto de los mortales en el mismo campo. Es una facultad que te permite valorar o sobrevalorar incluso tu trabajo sin un ápice de vergüenza, de convencer a quien te paga o te contrata de la suerte que tiene por contar contigo. Requiere un ego fuerte, robusto mejor; dureza también de rostro y falta de los sentimientos de modestia, humilad o rubor. Unas dosis de encanto personal ayudan.
Hay que puntualizar que la capacidad de hacer valorar tu trabajo, de saber venderlo, no es en absoluto algo criticable, faltaría más. Es incluso necesario para hacerlo llegar a los demás y, en muchas ocasiones, para recibir el justo y reconfortante reconocimiento. Algunas zonas concretas de España y de América Latina también, tienen la suerte de producir diseñadores con esta cualidad. No hace falta ser explícito geográficamente porque todos sabemos de quién estamos hablando.
El reverso tenebroso de esta cualidad es contra lo que hay que estar prevenido, porque cuando lo que se vende es sólo humo, cáscara sin contenido, artisteo barato, cara dura y decoración en vez de diseño de la información, entonces nos encontramos frente al vendemotos, espécimen del que estamos seguros que no se libra ninguna de las actividades humanas, en especial las remuneradas, y que tanto daño ha hecho, y hace, al diseño.

Vendemotos. Sujeto de quien ya hemos hablado en la voz anterior y del que no tenemos ganas de volver a hablar. Nunca.

Versales. Sinónimo de mayúsculas, caja alta o letras capitales (que no capitulares). Llamadas así porque tradicionalmente se componía en mayúsculas el comienzo de cada verso. Idóneas para titulares llamativos sobre hechos importantes, como en artículos sobre celebraciones deportivas, crisis económicas, ataques terroristas, corrupciones varias y otros. Como generalidad, representación del grito, la exclamación, la sorpresa y el exceso en prensa. Mucho más útiles y empleadas en revistas y magazines que en la prensa diaria. Una mayúscula aúlla más, pero es menos rica, es más obvia pero tiene menos detalles que la tipografía en caja baja. Usar las versales es más fácil; si el diseñador-maquetador aprende antes a componer e impactar (sin dejar de informar) en caja baja, su uso de las versales posiblemente será más apropiado.

Versalitas. Decir que una versalita es una versal pequeñita podría parecer a primera vista toda una tontunez perogrullesca, pero es que resulta ser cierto. Una versalita es una letra versal más pequeña que las versales, es decir es una letra en mayúscula con el tamaño aproximado de las minúsculas de ese cuerpo. En cuerpos pequeños, hasta 14 puntos más o menos y dependiendo del tipo de letra, las versalitas se suelen componer en dos cuerpos inferiores al que estemos utilizando, aunque los puristas las denominen "pseudoversalitas" porque así también bajamos indebidamente su grosor y por eso prefieran utilizar las que están diseñadas ex profeso... siempre que el tipo de letra en cuestión las tenga, porque lo normal es que no se incluyan. Otra tercera opción, mucho más cómoda que las anteriores, es utilizar las "versalitas electrónicas" que ofrecen los programas informáticos (seleccionas y listo), siempre que a uno no le importe ser un chapuza.
Las versalitas se utilizan generalmente junto a las versales (en "versales y versalitas", se llama a los textos, cortos, siempre cortos, muy cortos, así compuestos), utilizando las versales para lo que debiera ir en mayúscula y las versalitas para las minúsculas. En las artes gráficas de calidad, los siglos van siempre en versalitas, y en general los números romanos, y también se utilizan para jerarquizar distintos niveles de títulos (de manera clásica: versales en negrita, versales cursiva, versales redonda, versalitas en negrita, etc.), nombres propios en bibliografías o listados (minúsculas enfatizadas) y también en folios, cintillos y demás elementos que quieran enfatizarse de una manera sutil, pero las últimas tendencias diseñísticas utilizan el criterio de las pongo cuando quiero porque me parece bonito.



Entregas anteriores del Diseñario:

Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Diseñario (XXXV): publicidad-punto.
Diseñario (XXXVI): Quark.
Diseñario (XXXVII): rasgo-recuadro.
Diseñario (XXXVIII): redacción.
Diseñario (XXXIX): redactor-redonda.
Diseñario (XL): rejilla-resolución.
Diseñario (XLI): revista-ritmo.
Diseñario (XLII): robapágina-rotativa.
Diseñario (XLIII): sábana-sangría.
Diseñario (XLIV): sección-serif.
Diseñario (XLV): silueta-subtítulo.
Diseñario (XLVI): sumario-suplemento.
Diseñario (XLVII): tabla-teletipo.
Diseñario (XLVIII): texto-tipo.
Diseñario (XLIX): tipografía-track.
Diseñario (L): U-umbral de descojonamiento.