Esta noche sí que podría escribir las líneas más tristes. Escribir, por ejemplo, la redacción está vacía, la metieron en cajas de cartón y se la llevaron, tan lejos.
La redacción, además de aquel artículo periodístico primero que nos mandaron hacer en en colegio para que contáramos nuestras vacaciones, un día hace cada vez más tiempo, es un sitio, un lugar distinto. No ahora. Es distinto siempre, tan especial que hace especiales a quienes estamos en ella, por eso la quise, la quiero, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos y ahora la desmantelan y nos quedamos en un edificio que deja de ser ella pero todavía no, noche sin estrellas con ella aún aquí pero yéndose mientras asistimos sin poder evitarlo, haciendo fotografías y riéndonos para acallar la tristeza, que se me queda dentro.
En una caja de cartón. Espero que esté allí dentro, que ella y los trozos de vida que le dimos para que existiera no se queden en este edificio de Pradillo 42, que ahora dejamos pero siempre recordaremos. Porque confío en que la hayamos recogido toda, todos, en esas cajas de cartón que van de camino a la avenida de San Luis de Madrid para que allí sigamos haciendo páginas, contando lo que sucede, lo que hicimos este verano... en líneas menos tristes que las de esta noche.
La redacción, además de aquel artículo periodístico primero que nos mandaron hacer en en colegio para que contáramos nuestras vacaciones, un día hace cada vez más tiempo, es un sitio, un lugar distinto. No ahora. Es distinto siempre, tan especial que hace especiales a quienes estamos en ella, por eso la quise, la quiero, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos y ahora la desmantelan y nos quedamos en un edificio que deja de ser ella pero todavía no, noche sin estrellas con ella aún aquí pero yéndose mientras asistimos sin poder evitarlo, haciendo fotografías y riéndonos para acallar la tristeza, que se me queda dentro.
En una caja de cartón. Espero que esté allí dentro, que ella y los trozos de vida que le dimos para que existiera no se queden en este edificio de Pradillo 42, que ahora dejamos pero siempre recordaremos. Porque confío en que la hayamos recogido toda, todos, en esas cajas de cartón que van de camino a la avenida de San Luis de Madrid para que allí sigamos haciendo páginas, contando lo que sucede, lo que hicimos este verano... en líneas menos tristes que las de esta noche.
2 comentarios:
Echaré de menos la antigua sede. Escribo estas líneas de la nueva ubicación. Allí nos vemos pronto. Un abrazo amigo
Echaré de menos la gramola que ponía sintonía al trabajo de noche. Ojala que en breve recuperéis el espíritu de maquetas en la nueva sede.
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