La presente edición de PhotoEspaña nos ha descubierto al grandísimo fotógrafo italiano Ugo Mulas (1928-1973). En la planta baja de uno de los rascacielos más bonitos de Madrid, la sede del BBVA de Azca en el Paseo de la Castellana, podemos ver hasta este domingo, 26 de julio, aproximadamente un centenar de fotografías en blanco y negro (hay también alguna imagen en color, muy pocas), que nos han dejado absolutamente asombrados. Se anunciaba como una de las principales exposiciones del certamen de este año a pesar de que se trata de un artista conocido en nuestro país solamente entre expertos del mundo de la fotografía. Dorothea Lange o Annie Leibovitz, son algunos de los grandes nombres para esta edición, como nos tienen acostumbrados en PhotoEspaña, y cuando repasábamos el programa oficial hace unos meses no incluimos entre ellos el del fotógrafo italiano. Pero estábamos equivocados porque Mulas es uno de los grandes, pero grande de verdad, y confiamos en que esta primera gran exposición del artista italiano en nuestro país sirva para darle a conocer entre los aficionados a la fotografía. Porque lo merece.
Ugo Mulas nació en Desenzano del Garda (Brescia) en 1928. Se trasladó a Milán, que se convirtió en "su" ciudad, para estudiar Derecho, pero abandonó la carrera para dedicarse de forma autodidacta a la fotografía hasta convertirse en todo un referente intelectual citado por atutores como Umberto Eco (que hablaba de sus imágenes como "crónicas" o "ensayos"). Además de su trabajo de autor se ganó la vida en el mundo de la publicidad y la moda (hay alguna muestra en color y blanco y negro de esta faceta que nos han parecido menos interesantes), y su obra ha sido expuesta en Europa y América. Falleció prematuramente en 1973.
La exposición está ordenada cronológicamente y ya las primeras imágenes de la ciudad de Milán, su ciudad, a finales de la década de los 50 del siglo pasado, tienen una carga social "neorrealista", una plasticidad y una fuerza propias de un fotógrafo fuera de lo común.
Continúa la muestra con su sus fotografías del milanés Bar Jamaica, donde se daba cita la bohemia intelectual de la ciudad. Poco después, es enviado a la Bienal de Venecia y su objetivo curioso y experimental retrata a los grandes artistas italianos e internacionales durante varias ediciones. Max Ernst en un vaporetto, Lichtenstein (del que después realizará unos divertidos retratos en Nueva York con "bocadillos" a modo de los cómics que pintaba el artista pop), Rafael Canogar, Chillida y Antonio Saura (en el Café Florian, 1958).
Continúa la muestra con su sus fotografías del milanés Bar Jamaica, donde se daba cita la bohemia intelectual de la ciudad. Poco después, es enviado a la Bienal de Venecia y su objetivo curioso y experimental retrata a los grandes artistas italianos e internacionales durante varias ediciones. Max Ernst en un vaporetto, Lichtenstein (del que después realizará unos divertidos retratos en Nueva York con "bocadillos" a modo de los cómics que pintaba el artista pop), Rafael Canogar, Chillida y Antonio Saura (en el Café Florian, 1958).
A mediados de los 60 viaja a Nueva York donde se convierte en el fotocronista del Pop Art, habitual en la Factory de Andy Warhol o acompañante en las calles de Manhattan del influyente pintor Marcel Duchamp, además de entablar relación (y fotografíar, claro) a escritores como Arthur Miller, músicos de ultravanguardia como el inclasificable John Cage, o periodistas como Oriana Fallaci. Su serie de cuatro retratos del genial escultor y pintor suizo Alberto Giacometti cuando éste recibe la noticia de que le otorgan el Gran Premio de la Bienal de Venecia es absolutamente magistral, tan llena de la emoción que debía sentir Giacometti en aquel momento:
Es un poco tarde, pero no demasiado, porque mañana termina el que para nosotros ha sido un auténtico descubrimiento. Para quienes estéis ahora en Madrid y os interese la fotografía, os recomendamos que os acerquéis a ese maravilloso edificio del BBVA; para quien no esté en nuestra ciudad os enlazamos con su página web, muy buena por cierto, donde también se puede apreciar una muestra significativa de su obra, eso sí, sin la maravillosa y única textura del papel fotográfico de fibra en el que están copiadas las imágenes de Ugo Mulas.
3 comentarios:
Ves, si no dais cera no os comeis un colín
Indignados sólo tú, que parece que te dura, anónimo valeroso. Del resto, te sorprenderían las estadísticas, incluida tu visita que también cuenta. Gracias
Un saludo
Grandisimo Ugo... Buen post.
Publicar un comentario