Al igual que muchos otros artistas, Alfons Mucha (24 de julio de 1860 - 14 de julio de 1939) alcanzó la fama por casualidad. La ausencia del dibujante oficial de la academia en la que él trabajaba, le obligó a realizar un cartel para la más famosa actriz de la época, Sarah Bernhardt. La diva, lejos de rechazarlo, quedó encantado con el dibujo que le realizó para "Gismonda" y adoptó a Mucha como su dibujante oficial. A partir de ahí, multitud de carteles para las obras de Bernhardt, litografías, retratos, dibujos, etc. Y desde las calles de París, capital mundial del arte, a los museos de medio mundo.
Cartel de Gismonda que hizo famoso a Alfons Mucha.
Representante de uno de los movimientos artísticos de la época, el Art Noveau, Mucha tiene un pequeño museo en Praga, ciudad en la que residió durante mucho tiempo y que le tiene como uno de sus hijos más ilustres. Pequeño, pero completo, parte de las obras de ese humilde museo han viajado hasta Madrid para instalarse en el Caixa Fórum hasta el 31 de agosto. Bastante más completa que la colección checa, la muestra de Madrid está dividida en varias secciones que demuestran que mucha era mucho más que un cartelista con un estilo diferente. Era un diseñador gráfico completo.
Durante su vida artística, Mucha trabajó, y así queda reflejado en las partes de la exposición, en distintas áreas del diseño: carteles de teatro, carteles para la Exposición Universal de París en 1900, decoración de platos para esa misma exposición, diseño de interiores, como la joyería de su amigo George Fouquet, con el que también diseñó joyas, y otro tipo de objetos como cajas de galletas, jabones (tuvo su propia línea de jabones), billetes o postales. Siempre con una clara inspiración, la mujer y su belleza turbadora. Como artista, también realizó multitud de pinturas, destacando su serie de la Épica Eslava, en las que la fotografía, como documentación, es clave.
Pero también realizó, y esto es una de las partes que más nos interesa, portadas para periódicos y revistas. En la muestra de Madrid no hay muchos ejemplos, pero sí podemos ver una portada para un número especial de la revista Au Quartier Latin (1898) o un suplemento que New York Daily News le dedicó, con una portada y contraportada del más puro estilo Mucha: colorido, líneas limpias, claras, fácil de leer y muy visual. Una pequeña joya. No en vano, el Museo de Brooklyn le dedicó, todavía en vida, una exposición.
LOS PERIÓDICOS EN PRAGA
Un kiosco en el metro de Praga.
Sin embargo, no podemos decir lo mismo de los periódicos modernos de la República Checa. En una reciente visita de encajabaja, pudimos observar varios de sus periódicos y, desde luego, la herencia de Mucha brilla por su ausencia. Algunos porque son un poco plúmbeos, otros porque han decidido no salirse del esquema y otros simplemente por aburridos, porque no ven más allá de los títulos a tres columnas y los textos breves o enormes, sin término medio.
Právo (razón, justicia, ley, en castellano), periódico checo. Debajo de la cabecera, a la izquierda se puede leer Sábado 28 y Domingo 29.
Todo muy cuadriculado, rectilíneo, donde nada se deja al azar. Quizá tenga algo que ver la herencia soviética, lo ignoro, pero el espíritu Mucha brilla por su ausencia. Una pena. Aunque siempre hay excepciones, que además las podemos encontrar nada más montarnos en el avión que nos trasladará a Praga. Hablo de The Prague Post, periódico editado en inglés y que parece algo más normal que el resto de sus compatriotas y que tiene un suplemento Night and Day digno de ver.Con esto no quiero decir que los demás periódicos sean malos, sino que todavía les falta una "modernización" que ya ha llegado a otros aspectos del país, si por modernización se entiende mayor legilibilidad, algo de orden y un poco más de color. Aunque también tienen hojas sueltas, la mayoría de deportes (en algo se parecen a periódicos de otras latitudes europeas, como los ingleses). Todo esto no quiere decir ser más comerciales, que ya hay suficientes tiendas (casi hasta lo obsceno) en toda la ciudad.
Y un dato curioso y muy significativo del estado de la prensa en la república checa. No hay periódico los domingos, o por lo menos no lo hubo el fin de semana que pasé en la pequeña ciudad. El periódico del sábado hace de comodín para el día siguiente y viene acompañado de revista dedicadas al público femenino que, curiosamente son mucho más modernas que los periódicos que las incluyen. Otra paradoja más de la vida.