"Si un historiador analizase dentro de 200 años la situación actual de la Prensa, de los periódicos, se encontraría con que el desarrollo y la importancia del diseño periodístico, creciente desde los años 80 del siglo pasado, coincide en el tiempo con el declive imparable de los periódicos. De ahí podría deducir que la prensa se murió... ¡por culpa de los diseñadores! Por eso, y aunque esto pueda ser cierto o no, deberíamos ser humildes. Motivo por el cual no voy a enseñar aquí virguerías ni nada espectacular que yo haya hecho, que es lo habitual en estos casos, sino que voy a mostrar pequeñas cosas llenas de sentido común, o al menos eso espero, porque creo que es la cualidad que más valor tiene en el diseño periodístico."
Así, de pie en el centro del escenario, comenzó Ricardo Gutiérrez —Curtis en el mundo de la prensa— su conferencia en las III Jornadas de Diseño de la URJC organizadas por su inseparable Pedro Pérez Cuadrado, pareja absolutamente complementaria en los medios en los que han trabajado juntos (El Sol, la Información de Madrid...) y en los que ambos fueron mis maestros. A diferencia de lo que sucede en el mundo anglosajón, sé que no es habitual en nuestra "cultura" hispana hablar de quienes nos enseñaron lo que sabemos —aunque evidentemente sigo aprendiendo escuchando a otros, leyendo, observando y sobre todo con quienes trabajo ahora— porque lo habitual aquí es hablar de uno mismo. El 'yoísmo' este tan enriquecedor. Pero a mí me da igual lo que se lleve aquí, o allí, sobre todo si se trata de Ricardo Curtis, uno de los más grandes diseñadores de prensa que ha dado este país como pudimos comprobar, una vez más, quienes tuvimos la suerte de escuchar una conferencia que en principio iba a tratar de "El arrevistamiento en el diseño de publicaciones", pero que en el último momento el imprevisible Curtis convirtió en un abanico de genialidades, una tras otra, in crescendo, con el hilo conductor del tan excaso como valioso sentido común. Todavía estoy frotándome los ojos... y el corazón.
La primera parte consistió en una serie de ejemplos de puesta en página de fotografías en casos reales de El Periódico de Cataluña, mostrándonos todas las imágenes de las que disponían los diseñadores en cada noticia. Viendo cada página con las distintas posibilidades, rediseñándolas con las imágenes menos adecuadas para entender que así no, y, sobre todo, explicándonos de manera muy sencilla el POR QUÉ no y el POR QUÉ sí... parecía todo tan sencillo. "Vemos cómo se distorsiona la información cuando se aplican criterios de diseño sin tener en cuenta el contenido, o el enfoque que quiere darse a una noticia", decía Curtis en un volumen más alto de lo habitual en él de manera que podíamos oírle. "Poner esta imagen, por lo que hemos visto antes, sería una gilipollez, ¿no?"
Después de pelearse un poco con el PC, "perdonad, pero soy maquero, cómo c..", logró seguir adelante para explicar de la manera más sencilla posible cómo se arma un reportaje de varias páginas en una revista a partir del conjunto de imágenes de las que se dispone. Distintas posibilidades, dos, tres, cuatro... para el mismo reportaje "en función del enfoque informativo que le queramos dar a la historia", partiendo siempre de una maqueta determinada por la apertura de ese tema "que va a marcar a todas las demás (...) tenemos que contar una historia a través de la edición gráfica, y para ello lo primero es hacer una análisis de todas las fotos que tenemos". Descartando, seleccionando, eligiendo una portada que estructura todas las demás. Puro periodismo visual. "Llevo años haciendo esto así", me confesó desde el asiento de al lado Rafael Alvaro, diseñador en periódicos y revistas con una amplísima trayectoria y antiguo compañero, "y no se me hubiera ocurrido explicarlo de una manera tan sencilla". Puro sentido común.
A estas alturas yo pensaba que sería imposible ir a más; qué más podía enseñarnos Curtis sobre diseño periodístico y sentido común. Y mi asombro debía de exteriorizarse porque sin necesidad de decir nada nuestra querida Laura González, con su habitual inteligencia, debió darse de cuenta de mi carita y se acercó para susurrarme, "espérate que ahora vendrá lo de la Coca-Cola". Y vino. Vino a raíz de una ocasión en la que su/nuestro amigo Pedro Pérez le pilló a traición para que "esa misma tarde les dijera algo" a los alumnos de la Universidad San Pablo CEU, hace ya un tiempo. "Es una historia que cuento muchas veces, porque me encanta".
Lo de la Coca-Cola consiste en que "sin saber muy bién de qué podía hablar aquella misma tarde, abrí los teletipos y vi que en Inglaterra se había denunciado que Coca-Cola vendía agua del grifo haciéndola pasar por mineral". ¿Cómo se maquetaría aquel teletipo? Pues un título, y un texto. No daba para más, eran apenas 30 o 40 líneas. ¿De verdad no da para más?, como mínimo un ladillo, "pero que diga algo, no un adorno", o un pequeño sumario en el centro. "Me pongo a buscar y encuentro en internet una imagen de una de esas botellas, y ya tengo otro elemento más"... que se van mostrando en la pantalla del auditorio según se añaden a la página imaginaria. Y leyendo el texto más despacio encuentra una excusa de Coca-Cola diciendo que no se trata de agua del grifo sin más, sino agua 'tratada' con el proceso de la ósmosisinvertida "o no sé qué". Pues hay que investigar qué es eso... y hacer el gráfico correspondiente que nos los explique. Con lo que ya tenemos ¡cuatro columnas de arriba a abajo (texto, imagen de botella, gráfico explicativo)... a lo que hay que sumar una segunda pieza de texto informando de que en España también Coca-Cola ha vendido agua embotellada, aunque aquí nos dicen que sí, "que es de la buena". Y que, además, "encuentro la publicidad con la que Coca-Cola vendía ese agua 'tratada'". Ahora ya es toda una página, completa y llena de elementos informativos. "Si además queremos ser sensacionalistas", concluye Curtis, "pues hacemos esto". Y nos dibuja un enorme grifo que llena de agua una Coca-Cola a toda página junto con todos los demás elementos. "Pero no queremos serlo". Y volvemos a la solución completa. Un pequeño teletipo, y mucho sentido común. Y mucho periodismo.
Y más. Faltaba el más difícil todavía. Porque Curtis terminó proponiendo a los alumnos de esta universidad del sur de Madrid un "proyecto para que alguno de vosotros lo lleve adelante".
Ejercicio de ciencia ficción para alumnos de periodismo: "Imaginemos que internet ya está inventado pero que viviéramos en una sociedad en la que no se hubiera inventado la imprenta y que de pronto, ahora, apareciera un tipo llamado Gútemberg y la inventase". ¿Qué clase de productos periodísticos impresos crearíamos? Posiblemente, lo primero sería llevar las páginas web que ya tenemos directamente al papel, tal cual, obteniendo este resultado:
Algo inmanejable, imposible de leer, "bueno, alguno diría que ha inventado el periódico papiro, y lo enrollaría bajo el brazo por la calle (...) Pero en realidad deberíamos empezar a hacernos preguntas sobre la mejor manera de llevar esta 'home' al papel para hacer con ella una portada", explicaba Curtis ante un auditorio atónito. Y tendríamos que seleccionar a la fuerza entre estas siete imágenes para quedarnos con un máximo de cuatro. Seleccionar y valorar. Y deberíamos adaptar la tipografía, dejar el palo del texto base de la web por tipos con serif que facilitan la lectura en papel además de bajar el cuerpo; cambiar el color y eliminarlo de los titulares porque en papel se imprime mejor la tipografía en negro...
"Y seguiríamos haciéndonos preguntas, que son las que tenemos que hacernos ahora en realidad; por ejemplo sobre si podemos ser un producto generalista, como esta web con esta 'home' tan larga, o si debemos ser un producto especializado... Sobre si debemos comprobar las noticias para así diferenciarnos de Tuiter que lanza todo al instante, contrastado o no; sobre si hay que aportar la credibilidad y la calidad que está escondida en la selva de internet. Porque sólo así tendremos futuro, y no sólo en papel sino también en la red".
"Tenemos que defender nuestro oficio", terminó Curtis entre el silencio de quienes le escuchábamos, muchos, "tenemos que defenderlo con calidad y con trabajo. Porque aunque nos digan, y nos repitan, que nos van a fusilar al amanecer... yo me resistiré. Me resistiré a que me vayan a matar el papel".
Así, de pie en el centro del escenario, comenzó Ricardo Gutiérrez —Curtis en el mundo de la prensa— su conferencia en las III Jornadas de Diseño de la URJC organizadas por su inseparable Pedro Pérez Cuadrado, pareja absolutamente complementaria en los medios en los que han trabajado juntos (El Sol, la Información de Madrid...) y en los que ambos fueron mis maestros. A diferencia de lo que sucede en el mundo anglosajón, sé que no es habitual en nuestra "cultura" hispana hablar de quienes nos enseñaron lo que sabemos —aunque evidentemente sigo aprendiendo escuchando a otros, leyendo, observando y sobre todo con quienes trabajo ahora— porque lo habitual aquí es hablar de uno mismo. El 'yoísmo' este tan enriquecedor. Pero a mí me da igual lo que se lleve aquí, o allí, sobre todo si se trata de Ricardo Curtis, uno de los más grandes diseñadores de prensa que ha dado este país como pudimos comprobar, una vez más, quienes tuvimos la suerte de escuchar una conferencia que en principio iba a tratar de "El arrevistamiento en el diseño de publicaciones", pero que en el último momento el imprevisible Curtis convirtió en un abanico de genialidades, una tras otra, in crescendo, con el hilo conductor del tan excaso como valioso sentido común. Todavía estoy frotándome los ojos... y el corazón.
Pedro Pérez presentando a Ricardo Curtis
La primera parte consistió en una serie de ejemplos de puesta en página de fotografías en casos reales de El Periódico de Cataluña, mostrándonos todas las imágenes de las que disponían los diseñadores en cada noticia. Viendo cada página con las distintas posibilidades, rediseñándolas con las imágenes menos adecuadas para entender que así no, y, sobre todo, explicándonos de manera muy sencilla el POR QUÉ no y el POR QUÉ sí... parecía todo tan sencillo. "Vemos cómo se distorsiona la información cuando se aplican criterios de diseño sin tener en cuenta el contenido, o el enfoque que quiere darse a una noticia", decía Curtis en un volumen más alto de lo habitual en él de manera que podíamos oírle. "Poner esta imagen, por lo que hemos visto antes, sería una gilipollez, ¿no?"
Después de pelearse un poco con el PC, "perdonad, pero soy maquero, cómo c..", logró seguir adelante para explicar de la manera más sencilla posible cómo se arma un reportaje de varias páginas en una revista a partir del conjunto de imágenes de las que se dispone. Distintas posibilidades, dos, tres, cuatro... para el mismo reportaje "en función del enfoque informativo que le queramos dar a la historia", partiendo siempre de una maqueta determinada por la apertura de ese tema "que va a marcar a todas las demás (...) tenemos que contar una historia a través de la edición gráfica, y para ello lo primero es hacer una análisis de todas las fotos que tenemos". Descartando, seleccionando, eligiendo una portada que estructura todas las demás. Puro periodismo visual. "Llevo años haciendo esto así", me confesó desde el asiento de al lado Rafael Alvaro, diseñador en periódicos y revistas con una amplísima trayectoria y antiguo compañero, "y no se me hubiera ocurrido explicarlo de una manera tan sencilla". Puro sentido común.
A estas alturas yo pensaba que sería imposible ir a más; qué más podía enseñarnos Curtis sobre diseño periodístico y sentido común. Y mi asombro debía de exteriorizarse porque sin necesidad de decir nada nuestra querida Laura González, con su habitual inteligencia, debió darse de cuenta de mi carita y se acercó para susurrarme, "espérate que ahora vendrá lo de la Coca-Cola". Y vino. Vino a raíz de una ocasión en la que su/nuestro amigo Pedro Pérez le pilló a traición para que "esa misma tarde les dijera algo" a los alumnos de la Universidad San Pablo CEU, hace ya un tiempo. "Es una historia que cuento muchas veces, porque me encanta".
Lo de la Coca-Cola consiste en que "sin saber muy bién de qué podía hablar aquella misma tarde, abrí los teletipos y vi que en Inglaterra se había denunciado que Coca-Cola vendía agua del grifo haciéndola pasar por mineral". ¿Cómo se maquetaría aquel teletipo? Pues un título, y un texto. No daba para más, eran apenas 30 o 40 líneas. ¿De verdad no da para más?, como mínimo un ladillo, "pero que diga algo, no un adorno", o un pequeño sumario en el centro. "Me pongo a buscar y encuentro en internet una imagen de una de esas botellas, y ya tengo otro elemento más"... que se van mostrando en la pantalla del auditorio según se añaden a la página imaginaria. Y leyendo el texto más despacio encuentra una excusa de Coca-Cola diciendo que no se trata de agua del grifo sin más, sino agua 'tratada' con el proceso de la ósmosisinvertida "o no sé qué". Pues hay que investigar qué es eso... y hacer el gráfico correspondiente que nos los explique. Con lo que ya tenemos ¡cuatro columnas de arriba a abajo (texto, imagen de botella, gráfico explicativo)... a lo que hay que sumar una segunda pieza de texto informando de que en España también Coca-Cola ha vendido agua embotellada, aunque aquí nos dicen que sí, "que es de la buena". Y que, además, "encuentro la publicidad con la que Coca-Cola vendía ese agua 'tratada'". Ahora ya es toda una página, completa y llena de elementos informativos. "Si además queremos ser sensacionalistas", concluye Curtis, "pues hacemos esto". Y nos dibuja un enorme grifo que llena de agua una Coca-Cola a toda página junto con todos los demás elementos. "Pero no queremos serlo". Y volvemos a la solución completa. Un pequeño teletipo, y mucho sentido común. Y mucho periodismo.
Y más. Faltaba el más difícil todavía. Porque Curtis terminó proponiendo a los alumnos de esta universidad del sur de Madrid un "proyecto para que alguno de vosotros lo lleve adelante".
Ejercicio de ciencia ficción para alumnos de periodismo: "Imaginemos que internet ya está inventado pero que viviéramos en una sociedad en la que no se hubiera inventado la imprenta y que de pronto, ahora, apareciera un tipo llamado Gútemberg y la inventase". ¿Qué clase de productos periodísticos impresos crearíamos? Posiblemente, lo primero sería llevar las páginas web que ya tenemos directamente al papel, tal cual, obteniendo este resultado:
Algo inmanejable, imposible de leer, "bueno, alguno diría que ha inventado el periódico papiro, y lo enrollaría bajo el brazo por la calle (...) Pero en realidad deberíamos empezar a hacernos preguntas sobre la mejor manera de llevar esta 'home' al papel para hacer con ella una portada", explicaba Curtis ante un auditorio atónito. Y tendríamos que seleccionar a la fuerza entre estas siete imágenes para quedarnos con un máximo de cuatro. Seleccionar y valorar. Y deberíamos adaptar la tipografía, dejar el palo del texto base de la web por tipos con serif que facilitan la lectura en papel además de bajar el cuerpo; cambiar el color y eliminarlo de los titulares porque en papel se imprime mejor la tipografía en negro...
"Y seguiríamos haciéndonos preguntas, que son las que tenemos que hacernos ahora en realidad; por ejemplo sobre si podemos ser un producto generalista, como esta web con esta 'home' tan larga, o si debemos ser un producto especializado... Sobre si debemos comprobar las noticias para así diferenciarnos de Tuiter que lanza todo al instante, contrastado o no; sobre si hay que aportar la credibilidad y la calidad que está escondida en la selva de internet. Porque sólo así tendremos futuro, y no sólo en papel sino también en la red".
"Tenemos que defender nuestro oficio", terminó Curtis entre el silencio de quienes le escuchábamos, muchos, "tenemos que defenderlo con calidad y con trabajo. Porque aunque nos digan, y nos repitan, que nos van a fusilar al amanecer... yo me resistiré. Me resistiré a que me vayan a matar el papel".