viernes, 12 de abril de 2019

Increíble (a Bernardino M. Hernando)

No me lo podía creer. El profesor acababa de escribir la dirección de su domicilio particular en la pizarra y ahora leía los cinco primeros nombres de la lista de clase para que fuésemos a visitarlo "el próximo domingo. Si alguien no puede, se queda pendiente para otro día si quiere, y esta semana viene entonces el siguiente de la lista, ¿de acuerdo?". Estábamos en el primer año de la licenciatura de Periodismo de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid —un edificio de hormigón en el que en verano pasábamos calor, mucho, y mucho frío en invierno, y sobre el que circulaba la leyenda urbana de que sus planos se habían concebido inicialmente para un centro penitenciario—, era el año 1990 e, incrédulo, volví la cabeza hacia mi compañero Alejandro: "¿esto es real?". Aquel insólito profesor que con el paso de las semanas se fue ganando nuestro respeto y admiración se había presentado antes, claro, escribiendo su nombre con tiza blanca sobre el encerado negro: Bernardino M. Hernando. Hasta ahora no he sabido a qué correspondía la M.

Bernardino me presentó unos años después, en 2001, a súper Mario García en un inolvidable curso de verano de la Universidad Complutense organizado por él sobre diseño periodístico. Estuvieron los mejores, Pérez de Rozas, Rodrigo... En un aparte junto a Bernardino, Mario García me enseñó en su Mac portátil de 17 pulgadas páginas que había diseñado para El País, tan buenas... que habían sido rechazadas. Nos contó el cubano norteamericano que nuestra profesión era así, que debíamos ser conscientes de que mucha gente con poder y con muchos menos conocimientos que nosotros juzgarían habitualmente nuestro trabajo y que alguno nos diría que no, a veces incluso por puro capricho. "Esto no me gusta", ya saben. Bernardino sonreía asintiendo a su lado con una copa de vino en la mano. Hacía mucho calor en El Escorial.

El texto que escribió Bernardino como apertura para aquel soberbio Curso de Verano fue probablemente lo más soberbio de todo el curso. Otro puñado de años más tarde, estamos ahora en 2008, le llamé para que lo publicase aquí, en encajabaja. Dudé durante unos días, incluso dudaba algo asustado mientras escuchaba el tono de llamada del teléfono cuando por fin me atreví a marcar su número. Pero cuando sonó su voz volví a sentirme igual de bien que aquella primera vez que se presentó en la clase y escribió su nombre en la pizarra y después escribió en la pizarra dónde estaba su casa para que fuésemos a visitarlo. Todos. Casi se ofendió, aunque entre risas, cuando le pregunté con timidez si se acordaba de mí, un antiguo alumno entre miles. Por supuesto, y por supuesto que accedió generosamente a que lo publicásemos, pero no con la boca pequeña de tantos y tantas veces, "ya te lo enviaré, cuenta conmigo para lo que sea..." y si te he visto no te acuerdas.

El artículo El diseño como lenguaje se publicó en tres entregas en encajabaja (El diseño como lenguaje I, II y III) y no creo equivocarme al afirmar que se encuentra entre los textos más importantes de nuestro blog (somos muy afortunados por tener los amigos que tenemos, revisen la sección Firmas en Caja Alta). La "excursión semántica", por ejemplo, de este artículo en torno al concepto de "diseño" es sencillamente an-to-ló-gi-ca. Amaba las palabras.

Y la tipografía. Me animó a contar en su clase cómo hacíamos el periódico desde el punto de vista formal cuando supo que yo entonces trabajaba ya en la sección de Producción del diario El Sol. Llevé algún tipómetro, maquetas, páginas... Unas clases en las que no había temario, libro o exámenes porque su altura intelectual no necesitaba de todo aquello y nos animaba a que tampoco tuviera que necesitarlo la nuestra, tan pequeña en relación a la suya. Había libros, recortes de periódicos —"la labor de toda mi vida"—, escribíamos para que tuviera algo con lo que poder evaluarnos y porque de escribir se trataban sus clases de Redacción Periodística. Y de leer.

Miles de libros. Naturalmente, fui a su casa aquella primera vez que me citó junto a los apellidos de la lista de clase contiguos al mío. Me quedé sobrecogido al caminar por el pasillo de entrada, supongo que como todo aquel que se adentraba por primera vez allí, ante la descomunal cantidad de libros que habían tomado por asalto aquella casa que no era precisamente pequeña, pero en cuyos tabiques no cabía ni un milímetro cuadrado más de papel. Había estanterías fabricadas a medida para cubrir todas y cada una de las paredes, hasta los techos, recorriendo como una plaga que se hubiese extendido de forma viral cada recoveco, todos los intersticios y las esquinas, por encima de las puertas y por encima y por debajo de las ventanas, rodeándolas. Y todos aquellas baldas de madera llenas de libros, en horizontal y en vertical, sin un solo hueco libre, sin un punto didot de respiro entre un lomo y el siguiente. Es como si todavía pudiese verlo, recordarme caminando asombrado por aquel estrecho pasillo estrechado aún más por las estanterías mientras miraba arriba y abajo, a un lado y al otro hasta llegar al enorme comedor en el que había muchísimos libros más.
—¿Has leído todos estos libros? —fue mi primera reacción, la estúpida y manida pregunta que estaría cansado de escuchar porque probablemente le hacía cualquiera que entrara en su casa por primera vez.
—No, hombre —me respondió a pesar de todo amable, con aquella sonrisa generosa que le achinaba algo la cara—, he leído muchos más. No he hecho otra cosa en toda mi vida.

Después de charlar con unas cervezas y aperitivos de por medio en el comedor, nos llevó a su archivo personal. Una pequeña habitación con estanterías metálicas llenas de carpetas azules, de las que se cierran con una goma, en las que recolectaba organizados recortes de prensa sobre artículos culturales. No podría calcular el número. Nos contó que cualquier periodista debería tener su archivo personal, que la fundación de un gran banco le había hecho una oferta económica, años atrás, para comprar sus millones de recortes de prensa a cambio de varios millones de pesetas. Una oferta rechazada porque "no me puedo desprender de la labor de toda mi vida". Sí se desprendió después de sus libros, donándolos a la biblioteca del pueblo leonés en el que nació, biblioteca que ahora lleva su nombre.

No me lo podía creer. El lunes de esta semana —¿siempre los lunes?— me llegó un escueto guasap de Luis Blasco con un emoticono del que se escapa una lágrima junto a un enlace en el que la Asociación de la Prensa de Madrid, de la que fue su bibliotecario durante más de veinte años, anunciaba la muerte de Bernardino M. Hernando. Qué infinita tristeza porque aunque hacía mucho que no le veía, él era ese tipo de gente en la que piensas de vez en vez y por la que te dices a ti mismo que tengo que buscar una excusa para llamarle y hablar con él otra vez. Ya no va a ser posible. Qué absoluta tristeza e incredulidad, porque los hombres como él nunca mueren.

Bernardino M. Hernando (foto: APM).



viernes, 29 de marzo de 2019

Paper is not dead

Hace unos días se celebraron en la Universidad San Pablo Ceu las ya clásicas Jornadas de Edición, Diseño y Fotografía. En este blog somos público fijo en estas interesantísimas jornadas. De vez en cuando nos invitan a subir al escenario a contar qué hacemos en el Departamento de Diseño de El Mundo.


En esta ocasión, el 'agraciado' en dar la charla fue Javi Vidal, jefe de la sección. El título de su charla lo dice todo: 'Paper is not dead. ¡Larga vida al Papel!. Para aquellos que no pudisteis verla, os dejamos el enlace al vídeo y al pdf de la charla.

jueves, 7 de marzo de 2019

XXII Jornadas de Diseño de la Información

Lo decimos todos los años -y no nos cansaremos de repetirlo-, pero las Jornadas de Diseño de la Información de la Universidad San Pablo CEU son uno de los eventos diseñiles de la temporada. Y ya van 22 ediciones.

En esta ocasión, están enfocadas en la Gráfica Informativa y Comunicación Digital (12 y 13 de marzo en la facultad de Económicas del CEU) y contarán, como viene siendo habitual, con profesionales de reconocido prestigio de múltiples sectores del diseño y la información.

Las jornadas las abrirá la fotógrafa de moda Rosa Copado, cuyo trabajo se puede ver en revistas de la talla de Telva, Harpers Bazaar o SModa. Le seguirá Liliana Castillo, CEO y fundadora de Blipoint, una plataforma destinada a fotógrafos.

La siguiente parte de las jornadas están enfocadas al reporterismo fotográfico. La fotógrafa siria Carole Alfarah contará su experiencia elaborando trabajos como “My beloved broken home”, sobre la huella de la guerra en su país.



La segunda parte de las jornadas tendrá como protagonista al diseño. Pablo López (Director de Arte y CDO) e Yrene de Pablo (Diseñadora), de El Confidencial, charlarán sobre el trabajo de diseñador en un medio digital de referencia como El Confidencial.

Rafa Hörr, de Prodigioso Volcán, dará la segunda charla sobre uno de los temas de los que más se está hablando últimamente, la creación de gráficos mediante machine learning e inteligencia artificial, algo que él ha bautizado como GrafIA.

Cerrará las jornadas un miembro de este blog, Javi Vidal, jefe de Diseño de El Mundo y que hablará, como no podía ser de otra forma, del diseño en papel, en una conferencia titulada 'Paper is Not Dead (long life to paper)' y en la que se centrará en PAPEL, el suplemento diario de El Mundo.

viernes, 7 de diciembre de 2018

Diseño puro. Puro periodismo. Y gracias a mi maestro

Resulta cuanto menos chocante escuchar a una de las personas que sin duda ha alcanzado la excelencia diseñando periódicos decir "los diarios imperfectos son casi siempre más estimulantes, más humanos, más creíbles... Tú pones una Helvética bien puesta y ganas un premio. Así que nunca pongo una Helvética". Cómo si lo de "bien puesta" fuera tan fácil.



Resulta asombroso escucharle decir que aquel diseño del periódico griego Eleftheros Tipos —posiblemente el periódico más bello, en el sentido literal del término, de cuantos haya visto yo en mi vida— fue "uno de los mayores fracasos en los que he participado, por muchos premios que recibiera aquel diseño". Y, con una sinceridad que no se suele encontrar en este mundo de imposturas, escucharle relacionar abiertamente aquel fracaso en el que participó formando parte de la consultora Innovations de Juan Antonio Giner, con "muchos vendedores de humo, mucho abuso que tanto daño ha hecho en nuestro oficio". Y contarnos cómo desmantelaron una redacción llena de vida en Atenas para montar otra que parecía una nave espacial sin alma y de la que echaron a los dueños del bar de la redacción clásica porque "no daban el perfil" (¿les suena la cantinela de los "perfiles"?), en un proyecto que les costó a los propietarios más de nueve millones de euros... para tener que cerrar un año y medio después. El mal de los gurús que nos destrozó cuando, atenazados por el miedo, los gestores de los periódicos decidieron ponerse en manos de quien les prometieron "salvación" a cambio de millones.



Pues eso, y mil notas más que llenan un cuaderno de las que no puedo destacar nada porque todo son titulares, cada frase, cada una de ellas todo un tema sobre periódicos y personas fue lo que le escuchamos decir a Javier Errea en la apertura de las X Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información, organizadas por la Universidad Rey Juan Carlos en el sur de Madrid. Aunque esta noticia de nuestra universidad no saldrá en los medios, claro. Y si tengo que explicarles quién es Javier Errea, casi mejor no sigan leyendo

Para quienes sí lo saben, o para quienes quieran saberlo, decirles que nos contó que él no es un diseñador, "soy un periodista". Que el factor clave en nuestra profesión debe ser "la humildad". Que "no puedes ir a ningún sitio pensando que lo sabes todo", dicho precisamente por quien ha viajado por todo el mundo diseñando periódicos: el Libération en París, algo que fue un sueño para Errea, nos confiesa casi emocionado, porque se trataba de "el mejor diseño periodístico de la historia", el periódico que compraba sin saber francés cuando era un estudiante para estudiar cómo estaba diseñado.




Periódicos en Europa, muchos en América latina, en España, claro, en Dubai... ¿Qué hiciste con la tipografía en árabe?, le pregunté, y nos contó la historia de aquellas letras en una reunión con un traductor estrambótico en donde las diferencias culturales pusieron de manifiesto cómo los tipos de letra dicen mucho más que lo que está escrito con sus caracteres. O la importancia de la rejilla, "la rejilla es fundamental", que le ayudó a solventar el problema de que "la foto del jeque tiene que ir siempre por encima de las demás".

Nos contó Errea que "hay que ser auténtico (...) El diseño es mucho más importante que poner algo bonito. O impactante. Hay que contar lo verdaderamente profundo de las cosas". Nos habló de que "trabajamos con personas... Nuestra misión es empatizar, huir de la impostura, de lo vanidoso, del artificio, de lo estetizante, (¿recuerdan aquello del diseñismo?), de la moda... La moda reciente es que los diarios impresos parezcan medios digitales. Que parezcan tabletas. Y eso es un error inmenso". Sobre este asunto, dejó claro que que "los soportes digitales no son memorables, nadie se acuerda de la portada de una web como recordamos algunas portadas de prensa". Están cambiando constantemente y no se pueden recordar, generan "desapego". Estamos fascinados por la tecnología, "pero el corazón de los periódicos no está ahí". Y citó el manifiesto XXI, de los periodistas franceses Laurent Beccaria y Patrick de Saint-Exupéry, que comienza cuestionándose lo que nos habían pretendido hacer pasar por incuestionable:



"¿Y si estuvieran equivocados? ¿Y si la conversión digital fuera una trampa mortal para los periódicos?" ¿Y si nos estuvieran estafando? Finalmente, como si todo esto hubiera sido poco, Javier Errea nos dejó un "decálogo políticamente incorrecto" con el que la única cosa que puedo hacer, además de estar en completo acuerdo desde la primera a la última palabra, es transcribirlo de la forma más literal que pude tomar nota:
  1. La información es muy cara. Hay que pagar (fue un error comenzar a regalar nuestro trabajo en internet).
  2. El contenido es la razón de todo (consecuentemente, la redacción es el core business del negocio, precisamente en el que se han estado haciendo más recortes).
  3. El periódico es esencial para la democracia. Las marcas deben recuperar la credibilidad.
  4. Google y Facebook no son nuestros aliados, son el enemigo. Son parásitos que nos chupan la sangre, nos adormecen, nos adocenan. No los necesitamos. No nos aliemos con ellos.
  5. La publicidad va a desaparecer de los medios. No es el futuro.
  6. El Branded content es veneno. Hay que volver a separar la información de la publicidad.
  7. Multimedia es esquizofrénico. Sólo hay una salida: ser monomedial. Que cada medio se dedique a lo que mejor sabe hacer.
  8. Renunciar a esos "otros negocios" que nos desangran.
  9. Hay que invertir en personal. En periodistas.
  10. Sólo un periódico necesario es rentable.

Pedro Pérez Cuadrado, maestro de diseño periodístico


Javier Errea fue quien abrió estas Jornadas y Pedro Pérez Cuadrado, su organizador hasta ahora, las cerró un día después. Han sido, en cierto sentido, unas Jornadas especiales porque con esta décima edición termina un ciclo. Lo cierra Pedro además en la misma sala en la que tuve el privilegio de inaugurarlas, siendo el primer ponente de la primera edición. Nos habló de tipografía, de tipografía en los periódicos, claro.



Pedro Pérez Cuadrado es alguien muy especial. Fue la persona que me enseñó a diseñar una página de periódico. Lo hizo en apenas unos segundos. Seguro que no lo sabe y no creo que pueda recordarlo, pero yo nunca lo olvidaré. No lo he contado nunca en detalle. Creo que a nadie. Fue en el diario El Sol de Madrid. Aquel día debió darse cuenta de mi desamparo ante el material que me habían entregado para confeccionar una página de pasatiempos. Yo, hasta ese momento, no había diseñado nunca una página, mi labor se había desarrollado dentro de la composición de textos como teclista de fotocomposición. Entonces se acercó y con la energía y la velocidad con la que hace todo me dibujó rápidamente una página en la que distribuyó cuatro pasatiempos de la forma más sencilla y racional posible. Dos arriba, enfrentados, y enfrentados dos abajo. "¿Cuántas cosas tienes? ¿Cuatro? Pues dos arriba y dos abajo. ¡Vamos, coño, que es para hoy!" Fue sólo un comienzo, pero en realidad ahí está todo. Y desde ahí hasta el infinito.
Ahora me está enseñando a hacer una tesis doctoral... pero eso es mucho más sencillo que diseñar una página. Gracias, maestro.

La labor de Pedro Pérez Cuadrado incluye años como profesional con responsabilidades en el diseño y la producción de numerosos diarios, locales y nacionales, a la que hay que sumar su actividad como docente en dos Universidades, sus numerosas publicaciones, congresos, o actividades de todo tipo relacionadas con el periodismo y el diseño periodístico. Las Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información de la URJC que ha estado organizando durante diez años, y por las que han pasado los más importantes profesionales y académicos de esta disciplina, cierran ahora un ciclo que sólo podía terminar con él y de una forma: con todos nosotros en pie aplaudiéndole.
Gracias por tanto, maestro.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Noviembre diseñil en Madrid


Lo venimos repitiendo todos los años, y éste no va a ser menos. Las Jornadas de Diseño en la Sociedad de la información de la Universidad Rey Juan Carlos son un must dentro de la agenda diseñil madrileña. Los próximos días 15 y 16 de noviembre volverán, como hacen todos los años, al auditorio de la Universidad madrileña. Y con ponentes de lujo. Javier Errea, por ejemplo con una charla con el sugerente título de  'Diseño y Prensa en un mundo globalizado. Amar los periódicos'; los profesores de la Universidad de Salamanca JuanRa Martín y Fernando Suárez Carballo y su charla ‘Experiencia de usuario en el diseño en pantalla', o la ponencia de Pedro Pérez Cuadrado sobre 'La elección tipográfica en los rediseños de la prensa española', entre otros ponentes. Como siempre, toda la información en su web.


Congreso de los Premios ÑH2018

Por esa mismas fechas, concretamente el 23 de noviembre, se celebrará el Congreso de los Premios ÑH2018. Será en Madrid, en la sede de la Universidad de Navarra en la capital (Calle Marquesado de Sta. Marta 3). La lista de ponentes es extensa y de mucho nivel: Ricardo Curtis, Alex Breuer (The Guardian), Carlos Pérez de Rozas, Toni Cases, Javier Errea, Rodrigo Sánchez (ojo a la interesantísima entrevista que le han hecho en la web de los premios: “Ver una edición cuidada en papel y su alter ego digital es, como mínimo, frustrante”), Borja Echevarría, Jaime Sierra y un largo etcétera de ponentes en una jornada que empezará a las 9.30 y acabará más allá de las 19.00. Además, se darán los premios a Diarios y Revistas mejor diseñados (Público y Man on the Moon respectivamente), entre otros galardones. Más información en su web.

sábado, 30 de junio de 2018

'Diseño para la edición' y un jardín de monos

Lo que hubiera dado por tener este libro hace... ¿25 años? ¿Más? (dejemos de lado las fechas...). Había oído hablar de él, claro, el mítico Editing by design, pero si soy sincero no lo había tenido nunca en mis manos. Hasta ahora. Hasta ayer.


Resulta que casi todo lo que sé sombre cómo diseñar una página, una doble página, una publicación (que es la manera "secuencial" que para el autor del libro, Jan V. White, y con razón, es la forma de entender esto: "Piensa en horizontal", nos dice nada más empezar en una doble página fabulosa diseñada y dibujada por él, "cada página es una parte de una pareja en un fluir continuo del espacio")...


...casi todo lo que sé sobre mi actividad profesional, iba diciendo, está en este libro maravilloso, sólo que yo he tardado esos 25 años (o los que sean) en aprenderlo, y unos cuantos miles de páginas de por medio mejoradas de en año en año (eso espero) con el infalible pero laborioso y lento método del ensayo y error. Lo que hubiera dado por tener estos dibujos hechos a mano por el propio White cada vez que no sabía cómo resolver algo...


...como las dobles páginas:


como el ritmo de lectura:


como el número de columnas adecuada para cada formato y ocasión:


como la tipografía y todo lo relativo a la mejor forma de tratar el texto:


como las imágenes... Bueno, sobre las imágenes el libro es pura sabiduría sobre la comunicación visual contado de la manera más sencilla y visual posible. Es admirable. No dejo de mirar sus páginas...





Y sobre márgenes, espaciados, contrastes y unificación, simetría, retículas, titulares y entradillas, pies de ilustración (le da mucha importancia a este elemento habitualmente despreciado), gráficos, diagramas, filetes, marcos, sombras, portadas, señales y cintillos, sumarios, color... Está incluso aquello de los "dos niveles de lectura" que algún ilustre fusilador de páginas presentaba como idea suya original, cuando este texto no estaba publicado en España y lo conocían sólo los muy iniciados, siendo también idea fusilada como se puede consulta ahora en la página 9 de un libro en el que... ¡está todo! Contado y dibujado de la manera más sencilla y directa que pueda hacerse. Está todo el diseño diseñado en este libro.

Reglas (o "análisis y opiniones" porque con la modestia de los que realmente saben White advierte y se disculpa al comienzo diciendo que "nada en el libro pretende ser 'La Verdad' o 'La Única Manera'"), que, ya se sabe, podemos siempre romper, faltaría más, pero siempre DESPUÉS de conocerlas y haberlas aplicado. Sabiendo por qué las rompemos, para qué, con un finalidad, de una forma funcional y significativa. De lo contrario, como veremos a continuación, el castigo será terrible...

Porque incluso hay lugar para un agudo sentido del humor de su autor. Fíjense cómo castiga a los 'pecadores' que se atrevan a jugar con el texto "sólo para ser diferentes, ingeniosos y creativos", a quien "escribió y editó sin tener en mente la tipografía", a quien "hizo organizaciones arbitrarias en las que la composición visual sobrepasaba el mensaje", a quien "colocó un texto sobre un fondo que rivaliza con aquél por la atención y dificulta la concentración del lector", o a ese otro, u otra, que "no se molestó en leer, estudiar o entender lo que el texto dice". ¡Con el infierno y a latigazos!, valiéndose de una ilustración de Gustavo Doré para la Divina Comedia de Dante, sobre la que compone los textos. Pura comunicación visual y equilibrio. Genial.


La fecha de la publicación de la obra original puede despertar algún recelo. Pero a pesar de que sea nada más y nada menos que de 1974 (tiene varias reediciones, la última de ellas completamente revisada de 2003, que es a partir de la cual se ha realizado esta traducción y adaptación al castellano) todo lo que cuenta es absolutamente pertinente no sólo para el diseño editorial sino también para el diseño digital. Son principios universales del diseño, de la comunicación visual, válidos para cualquier soporte o medio. "El mundo está ya construido alrededor del píxel", escribe Diego Areso (director de arte de El País Semanal y de los suplementos del diario, que sigue inexplicablemente sin tener director de arte, así como editor del blog Quintatinta) en el prólogo, "pero los cimientos del diseño, sus leyes básicas, permanecen prácticamente invariables en tinta y en luz, en un cartel o en la etiqueta del medicamento. Todo es diseño".

Se preguntarán, me imagino, que por qué lo del "jardín de monos" del título. Pues porque Jardín de monos es el nombre de la editorial que lo publica, una editorial que no es una empresa al uso sino un reducido grupo de tipógrafos y diseñadores (Juan Agustín 'Txus' Marcano, Ángel Olmos y Alfonso Simón) con base en Málaga que se han lanzado a esta locura de editar libros sobre lo que más les apasiona. Son además docentes y nos explicaron ayer cómo habían utilizado durante años fotocopias del clásico de White en inglés para enseñar diseño gráfico. Así que 'Txus' Marcano junto a Alfonso Simón lo han traducido y Ángel Olmos ha diseñado la cubierta y ha realizado la maquetación junto a 'Txus' adaptando con acierto el diseño original de White.

Y tengo el libro desde ayer, porque fue ayer cuando se presentó en Madrid en la sede de Prodigioso Volcán, ese lugar comandado por mi muy querido Mario Tascón desde el que erupcionan ideas y proyectos de diseño en todos los soportes imaginables, físicos o líquidos, analógicos o digitales, en pleno corazón del céntrico barrio de Malasaña de Madrid.






Allí estuvieron y conocimos a los autores, volvimos a encontrarnos con gente importante en lo que a la tipografía y el diseño se refiere como Roberto Gamonal y la gente del colectivo Unos tipos duros, Pedro Pérez Cuadrado, o los mencionados Diego Areso y Mario Tascón.

Os enlazamos una buena entrevista con los miembros de "Jardín de monos" que les realizaron recientemente en el blog sobre diseño y tipografía Rayitas Azules, en la que además de conocer un poco más quiénes son y qué hacen, se ofrece información, imágenes y opiniones de ellos sobre el libro del que estamos hablando, así como el proceso de su creación. Muy interesante.

Sobre cómo conseguir el libro, en primer lugar os puedo asegurar que en lo relativo al precio cuesta la mitad de lo que suelen costar libros de este estilo (exactamente 14,90 euros), editados así, con este papel y número de páginas (248), a este tamaño, con esta calidad... Se puede comprar en la página web de la editorial.

Y para terminar, os enlazamos también a la página web de Jan V. White. Falleció hace poco tiempo, a finales de 2014, pero sus herederos mantienen el sitio web en el que se pueden descargar gratuitamente varios de los libros que publicó: Graphic Design for the Electronic Age, Using Charts and Graphs, sobre infografía, y que Ángel Olmos nos recomendó especialmente como también lo hizo con Designing for Magazines y, sobre todo, Xerox Publishing Standards, un manual sobre diseño para imagen corporativa. Todos se pueden descargar gratis, en inglés, evidentemente. En español sólo tenemos publicada una obra de este arquitecto nacido en Praga, educado en Inglaterra y establecido profesionalmente en Estados Unidos como diseñador editorial, docente y divulgador del diseño que fue White: su mítico Diseño para la edición que se ha convertido en un clásico. Tan actual que es la única de sus obras que no se puede descargar gratis de su página web, porque se sigue vendiendo.


Ah, y se me olvidaba. El punto y final. Como punto y final no puedo dejar de mencionar que desde ayer ya sé por qué no se debe (¡nunca!) poner punto en un título, me lo ha enseñado White: "Evita los puntos al final de los titulares. Funcionan como un stop, que es lo que no queremos".

lunes, 19 de marzo de 2018

Warhol


Tengo que reconocer que estaba equivocado. Un poco por provocación y un algo más por desconocimiento, por la pereza resultante de haber encasillado a Warhol como un vacío vendedor de sí mismo, superficial y ególatra —que posiblemente lo fuera pero que hoy entiendo que da igual porque lo que merece la pena es otra cosa—, un charlatán silencioso con la suerte de haber nacido en el sitio justo en el momento justo.

Pero tengo que rendirme ante la potencia de sus imágenes, que siempre percibí pero disimulé hacerlo, claudicar ante el hecho incontestable de que estamos posiblemente ante uno de los artistas plásticos más influyentes del siglo XX. Warhol está ahora en todos los sitios, cada vez más, en las obras gráficas de tantos, en la comunicación visual de casi todos de una u otra forma. Su figura crece con el tiempo de forma parecida a lo que sucedió desde finales del siglo pasado con la de Walter Benjamin, el filósofo alemán de la escuela crítica de Frankfurt, que precisamente teorizó sobre las consecuencias de la reproducción mecánica de las obras de arte. Es muy recomendable el segundo volumen del cómic-ensayo "Manifiesto incierto" de Frédéric Pajak en el que escribe y dibuja sobre este inclasificable escritor y pensador alemán, el más desvalido en su momento de su círculo intelectual en el que sobresalían las figuras dominantes de Horkheimer y, sobre todo, Adorno, y que sin embargo es probable que tenga ahora muchos más lectores e influencia en el pensamiento contemporáneo que ellos.



Y más cada año que pasa. Como Andrew Warhola, inmortalizado como Andy Warhol, en el que ahora veo lo que antes no ví, gracias también a la fabulosa exposición del CaixaForum de Madrid, "Warhol, el arte mecánico", de la que os muestro estas imágenes, nada que ver con la mediocre muestra que vimos juntos hace unos años mi querido Quique Falcón y yo, y sobre la que polemizamos en este mismo blog en un texto del que ahora hago una retractación pública. Un Warhol, decía, en el que ahora veo cada vez más evidente una crítica feroz y nihilista —seguramente la más eficaz que se pueda llevar a cabo—, tal vez hasta involuntaria, aunque eso ya he dicho que es indiferente, que da igual, a la cultura de masas del siglo XX con sus reproducciones benjaminianas de latas de sopa, de iconos del cine o la política, de todo cuanto estaba alrededor de este genial diseñador gráfico ante el que, humildemente, reconozco mi ceguera anterior y presento todos mis respetos y admiración.



Before and After (1961). Su preocupación por el aspecto físico, el ideal de la belleza en la sociedad norteamericana.







Mao (1972). El máximo exponente del comunismo convertido en producto de consumo capitalista con pinturas acrílicas y vigorosas pinceladas al óleo sobre lienzo.

Screen Tests [pruebas de cámara] (1964-66), películas de muy corta duración (entre tres y cuatro minutos)
y sin sonido en las que Warhol mostraba a "personas geniales". 




Hoz y martillo (1977), "para cortar el césped"; y Hoces y martillos (1978), "símbolos del fascismo".


Gun (1981). Brutal serigrafía pintada con acrílico sobre tela. Es imposible apreciar toda la fuerza de esta obra reproducida en una pantalla, hay que verlo en su monumental tamaño al natural.

Skul (1976). Otra absoluta genialidad en la que plasma su obsesión con la muerte
(símbolo universal del memento mori, "recuerda que has de morir").


Autorretrato. Warhol se convierte finalmente a sí mismo en un objeto artístico.


La exposición Warhol, el arte mecánico puede verse en el CaixaForum de Madrid hasta el próximo 6 de mayo. Abarca desde sus inicios como diseñador gráfico en Nueva York, una parte interesante de su obra que no suele exponerse, hasta sus obras más emblemáticas.