Aprovechando un post sobre publicidad invasiva de nuestros amigos de Cuatro Tipos (más ejemplos aquí y aquí) quería mostrar la "perversa maldad" con la que algunos redactores esbozan la publicidad en sus maquetas.
La introducción de la modulación en la prensa a la hora de vender la publicidad marcó un hito y fue mucho más fácil, tanto para anunciantes como para periódicos, medir y manejar los espacios del papel, hasta ese momento dominados por la anarquía. Y no solo eso. También ha ayudado mucho a los infógrafos, que, con decirles simplemente "tienes dos módulos", pueden hacerse una idea de cuánto espacio tienen para sus gráficos.
Sin embargo ese espíritu anárquico todavía continua instalado en el imaginario de algún redactor, que tiene la mala baba de pintar un 7x4 y un 4x1 (sobre nueve módulos, que son los que gasta El Mundo) de esta manera:
Obviando la presentación (tema que daría para un rato con sólo observar mínimamente cualquier redacción de España), según esta maqueta todavía tendríamos casi la mitad de la página para colocar un par de noticias. Sin embargo, la realidad es muy distinta, y con esa publicidad apenas podemos meter de manera decente un temita. Y de refilón la verdad.
No sería la primera vez en que se ha pintado erróneamente la maqueta por un malentendido con la publicidad. Entonces recibes una llamada que dice: "La publicidad está mal". Y tú te excusas diciendo: "Aquí me has pintado un 4x5". A lo que replican: "No es un tres". "Pues parece un cuatro". Y eso por no hablar de las publicidades volátiles. Aquellas que a las 18.00 son seguras y a las 18.05 han volado. Te cambian todo de un plumazo cuando lo habías dejado niquelado.
Otro gallo cantaría si todos vinieran con estas hojas, que inexplicablemente nunca se acaban, en las que, a simple vista, se puede ver claramente cuántos módulos ocupa la publicidad. Es habitual en algunas secciones, pero no es la norma, la verdad.
Aunque a veces pienso que nos quejamos de vicio. Y si no, preguntarle a un tal Fernando (normal que no quiera dar su apellido), maquetador de El Periódico de Hortaleza (Prensa de Barrio) que tiene la estoica (y heroica) tarea de diseñar algo decente con la guirigay modular del periódico del barrio madrileño. Un buen ejemplo de ello son estos dos monstruos (adefesio, esperpento, quimera, como queráis llamarlo) que traía en su número 119, que cayó en mis manos hace poco. Y todo, por intentar que los anunciantes que dan sustento a la publicación, queden medianamente satisfechos.
Sin embargo ese espíritu anárquico todavía continua instalado en el imaginario de algún redactor, que tiene la mala baba de pintar un 7x4 y un 4x1 (sobre nueve módulos, que son los que gasta El Mundo) de esta manera:
Obviando la presentación (tema que daría para un rato con sólo observar mínimamente cualquier redacción de España), según esta maqueta todavía tendríamos casi la mitad de la página para colocar un par de noticias. Sin embargo, la realidad es muy distinta, y con esa publicidad apenas podemos meter de manera decente un temita. Y de refilón la verdad.
No sería la primera vez en que se ha pintado erróneamente la maqueta por un malentendido con la publicidad. Entonces recibes una llamada que dice: "La publicidad está mal". Y tú te excusas diciendo: "Aquí me has pintado un 4x5". A lo que replican: "No es un tres". "Pues parece un cuatro". Y eso por no hablar de las publicidades volátiles. Aquellas que a las 18.00 son seguras y a las 18.05 han volado. Te cambian todo de un plumazo cuando lo habías dejado niquelado.
Otro gallo cantaría si todos vinieran con estas hojas, que inexplicablemente nunca se acaban, en las que, a simple vista, se puede ver claramente cuántos módulos ocupa la publicidad. Es habitual en algunas secciones, pero no es la norma, la verdad.
Aunque a veces pienso que nos quejamos de vicio. Y si no, preguntarle a un tal Fernando (normal que no quiera dar su apellido), maquetador de El Periódico de Hortaleza (Prensa de Barrio) que tiene la estoica (y heroica) tarea de diseñar algo decente con la guirigay modular del periódico del barrio madrileño. Un buen ejemplo de ello son estos dos monstruos (adefesio, esperpento, quimera, como queráis llamarlo) que traía en su número 119, que cayó en mis manos hace poco. Y todo, por intentar que los anunciantes que dan sustento a la publicación, queden medianamente satisfechos.
1 comentario:
jejeje
me doy por aludida
olga.rodriguez@elmundo.es
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