Nueva entrega del Diseñario elaborado por el comité de expertos en exclusiva para encajabaja, obra irreverente, colectiva y abierta a la participación de cuantos quieran aportar ideas a través de comentarios o de nuestro correo electrónico.
Blog. Esto.
Bodoni. Uno de los sinónimos de belleza. Un tipo de letra. Si hubiera que ponerse de acuerdo en elegir cuál es el tipo de letra más bello jamás diseñado, sin duda el alfabeto grabado por el cavaliere Giambattista Bodoni aproximadamente en 1790 resultaría el elegido, pero no hay que ponerse de acuerdo, los numerosos elogios de los grandes tipógrafos que le sucedieron, de artistas y amantes de la cultura en general desde hace más de dos siglos bastan. No obstante, seguro que habrá algún memo de esos de "pues a mí no me gusta".
El muy ilustre caballero Bodoni nació cerca de Turín, en Saluzzo, en 1740, y murió en Parma en 1813, ciudad que le acogió y en la que instaló su taller de fundición de tipos y donde después dirigió la imprenta real nombrado por el Duque de Parma, ubicada en el palacio que ahora es Museo Bodoni. Allí desarrolló hasta las cotas más altas el oficio de impresor que había aprendido de su padre y no sólo diseñó el tipo que lleva su nombre y que pervive hasta hoy sino que realizó una labor titánica llegando a grabar 289 tipos distintos de letras, más de 22.000 punzones y 42.000 matrices. De su imprenta salieron las más bellas ediciones impresas hasta entonces, llevándole a la fama en toda Europa, incluso ante papas y emperadores como Napoleón. Entre ellas, destacan su celebérrima Oratio Dominica (1806), una obra de arte apabullante que consta de Padrenuestros en 155 idiomas compuestos con 250 tipos distintos de caracteres diseñados y grabados por él mismo. Fue autor también del que posiblemente sea el libro de tipografía más famoso de todos los tiempos, su Manuale Tipografico, un muestrario de 178 tipos que publicó en 1788 y que se reeditó después de su muerto por su viuda en 1818, con más de 250 tipos en una bellísima edición en dos tomos que siguen y seguirán causando admiración. No podemos imaginar qué hubiera hecho este hombre ilustrado con un Mac en sus manos y utilizando los actuales programas de edición digital de tipos... tal vez nada, no parecen ser estos los mejores tiempos para la belleza.
En su Manuale, Bodoni estableció cuatro reglas para una buena tipografía: la uniformidad o regularidad en el diseño de los caracteres en un alfabeto; la elegancia y nitidez, que procedían en parte del buen corte y el acabado meticuloso de los punzones grabados para producir matrices limpias; el buen gusto, que el cavaliere sintetiza en una "simplicidad nítida" (tomen nota de esto último, por favor, ¡simplicidad nítida!); y la cuarta y última, el encanto, realmente difícil de definir y que el propio Bodoni califica como el trabajo hecho "no a desgana o rapidez, sino con sumo cuidado, como un acto de amor".
El tipo de letra Bodoni está clasificado entre los denominados neoclásicos, se caracteriza por un extremo contraste entre los trazos gruesos y finos de los caracteres y por una fuerte modulación vertical (suben y bajan mucho los rasgos ascendentes y descendentes) lo que obliga a tener que usarlos con una interlínea amplia. Existen tantas versiones de Bodoni como firmas tipográficas, todo el mundo tiene su Bodoni (en nuestro blog ya os hablamos de la curiosa García Bodoni de uno de los mejores tipógrafos españoles en activo, el catalán Andreu Balius, como parte de su proyeto García Fonts), y hace falta tan sólo fijarse un poco, levantar la vista, hojear publicaciones, detenerse en sus cabeceras o en mil logotipos... buscar la belleza en definitiva, para encontrar por todos lados los caracteres Bodoni.
Blog. Esto.
Bodoni. Uno de los sinónimos de belleza. Un tipo de letra. Si hubiera que ponerse de acuerdo en elegir cuál es el tipo de letra más bello jamás diseñado, sin duda el alfabeto grabado por el cavaliere Giambattista Bodoni aproximadamente en 1790 resultaría el elegido, pero no hay que ponerse de acuerdo, los numerosos elogios de los grandes tipógrafos que le sucedieron, de artistas y amantes de la cultura en general desde hace más de dos siglos bastan. No obstante, seguro que habrá algún memo de esos de "pues a mí no me gusta".
El muy ilustre caballero Bodoni nació cerca de Turín, en Saluzzo, en 1740, y murió en Parma en 1813, ciudad que le acogió y en la que instaló su taller de fundición de tipos y donde después dirigió la imprenta real nombrado por el Duque de Parma, ubicada en el palacio que ahora es Museo Bodoni. Allí desarrolló hasta las cotas más altas el oficio de impresor que había aprendido de su padre y no sólo diseñó el tipo que lleva su nombre y que pervive hasta hoy sino que realizó una labor titánica llegando a grabar 289 tipos distintos de letras, más de 22.000 punzones y 42.000 matrices. De su imprenta salieron las más bellas ediciones impresas hasta entonces, llevándole a la fama en toda Europa, incluso ante papas y emperadores como Napoleón. Entre ellas, destacan su celebérrima Oratio Dominica (1806), una obra de arte apabullante que consta de Padrenuestros en 155 idiomas compuestos con 250 tipos distintos de caracteres diseñados y grabados por él mismo. Fue autor también del que posiblemente sea el libro de tipografía más famoso de todos los tiempos, su Manuale Tipografico, un muestrario de 178 tipos que publicó en 1788 y que se reeditó después de su muerto por su viuda en 1818, con más de 250 tipos en una bellísima edición en dos tomos que siguen y seguirán causando admiración. No podemos imaginar qué hubiera hecho este hombre ilustrado con un Mac en sus manos y utilizando los actuales programas de edición digital de tipos... tal vez nada, no parecen ser estos los mejores tiempos para la belleza.
En su Manuale, Bodoni estableció cuatro reglas para una buena tipografía: la uniformidad o regularidad en el diseño de los caracteres en un alfabeto; la elegancia y nitidez, que procedían en parte del buen corte y el acabado meticuloso de los punzones grabados para producir matrices limpias; el buen gusto, que el cavaliere sintetiza en una "simplicidad nítida" (tomen nota de esto último, por favor, ¡simplicidad nítida!); y la cuarta y última, el encanto, realmente difícil de definir y que el propio Bodoni califica como el trabajo hecho "no a desgana o rapidez, sino con sumo cuidado, como un acto de amor".
El tipo de letra Bodoni está clasificado entre los denominados neoclásicos, se caracteriza por un extremo contraste entre los trazos gruesos y finos de los caracteres y por una fuerte modulación vertical (suben y bajan mucho los rasgos ascendentes y descendentes) lo que obliga a tener que usarlos con una interlínea amplia. Existen tantas versiones de Bodoni como firmas tipográficas, todo el mundo tiene su Bodoni (en nuestro blog ya os hablamos de la curiosa García Bodoni de uno de los mejores tipógrafos españoles en activo, el catalán Andreu Balius, como parte de su proyeto García Fonts), y hace falta tan sólo fijarse un poco, levantar la vista, hojear publicaciones, detenerse en sus cabeceras o en mil logotipos... buscar la belleza en definitiva, para encontrar por todos lados los caracteres Bodoni.
C
Cabecera. Parte superior de algunas páginas del periódico que sirve para identificar la publicación (portada) o la sección a la que pertenecen las informaciones. En el caso de la portada, incluye la mancheta, el precio, número, edición, un lema y recientemente la página web del medio. Al igual que en un cuerpo humano, los medios no pueden subsistir sin su cabeza, o cabecera, ya que es parte esencial de los mismos a la hora de identificarlos. Te imaginas un periódico sin cabecera, ¿qué estarías comprando?.
Cuando la cabecera va dentro de la publicación, se denomina cabecera de sección y engloba a todas las informaciones de esa página y las siguientes (hasta encontrar la próxima cabecera) bajo un mismo ámbito informativo. Es decir, informaciones sobre España, Deportes, Cultura, etc. No confundir con folio, que como su propio nombre indica es la parte de la página, por encima de la cabecera, en la que se folia (numera) una página y a la que acompaña la fecha de publicación.
De la misma familia es cabezón, que es el redactor que, obcecado en que tiene razón, quiere imponer a toda costa su criterio. Son fáciles de identificar por su pesadez e insistencia a la hora de solicitar algo que, normalmente no es correcto pero que ellos consideran una genialidad.
Caja. Una caja es, evidentemente, un recipiente para meter cosas. Ahora suelen ser de cartón (lo que no quita para que las fabriquen en todo tipo de materiales, como el plástico, el metal o la madera) mientras que hace ya tiempo lo normal es que fueran de madera, como cuando se ideó un recipiente para guardar los tipos de letras. A esa caja es a la que nos referimos, a la que contiene todos los caracteres para que el cajista los emplee uno por uno para componer a mano las líneas de texto. Está dividida la caja en cajetines, cada uno de los cuales contiene varias unidades de un mismo caracter. Los cajetines son de distinto tamaño según la frecuencia con que se usa cada signo, esto es, el cajetín donde están los caracteres de la "a" minúscula es muy grande, mientras que el cajetín de la "X" es muy pequeño, porque suelen hacer falta muy pocos de estos últimos.
La caja tiene además una gran división en dos partes: la superior, destinada a los caracteres de las mayúsculas o versales, motivo por el que se denominó "caja alta", y la parte inferior para las minúsculas, o "caja baja", o sea, nosotros. Contracaja era otra caja destinada a los caracteres especiales (arrobas, dólares, bolos, cruces y demás).
En el mundo digital en el que vivimos y trabajamos tal caja ya no existe, aunque pudiéramos asimilarla en cierto sentido a los mapas de caracteres. Las cajas, ahora, son esos elementos básicos de todos los programas informáticos de diseño e infografía que delimitan un espacio determinado para texto o para distintos tipos de imágenes. Es el espacio que algunos insisten en agrandar más allá de lo razonable cuando nos imploran "ábreme un poco esa caja, tiras de ahí un poquito, que no me cabe el título", algo a lo que cualquier maqueta que se tenga por tal se negará siempre, siempre, siempre.
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Cuando la cabecera va dentro de la publicación, se denomina cabecera de sección y engloba a todas las informaciones de esa página y las siguientes (hasta encontrar la próxima cabecera) bajo un mismo ámbito informativo. Es decir, informaciones sobre España, Deportes, Cultura, etc. No confundir con folio, que como su propio nombre indica es la parte de la página, por encima de la cabecera, en la que se folia (numera) una página y a la que acompaña la fecha de publicación.
De la misma familia es cabezón, que es el redactor que, obcecado en que tiene razón, quiere imponer a toda costa su criterio. Son fáciles de identificar por su pesadez e insistencia a la hora de solicitar algo que, normalmente no es correcto pero que ellos consideran una genialidad.
Caja. Una caja es, evidentemente, un recipiente para meter cosas. Ahora suelen ser de cartón (lo que no quita para que las fabriquen en todo tipo de materiales, como el plástico, el metal o la madera) mientras que hace ya tiempo lo normal es que fueran de madera, como cuando se ideó un recipiente para guardar los tipos de letras. A esa caja es a la que nos referimos, a la que contiene todos los caracteres para que el cajista los emplee uno por uno para componer a mano las líneas de texto. Está dividida la caja en cajetines, cada uno de los cuales contiene varias unidades de un mismo caracter. Los cajetines son de distinto tamaño según la frecuencia con que se usa cada signo, esto es, el cajetín donde están los caracteres de la "a" minúscula es muy grande, mientras que el cajetín de la "X" es muy pequeño, porque suelen hacer falta muy pocos de estos últimos.
La caja tiene además una gran división en dos partes: la superior, destinada a los caracteres de las mayúsculas o versales, motivo por el que se denominó "caja alta", y la parte inferior para las minúsculas, o "caja baja", o sea, nosotros. Contracaja era otra caja destinada a los caracteres especiales (arrobas, dólares, bolos, cruces y demás).
En el mundo digital en el que vivimos y trabajamos tal caja ya no existe, aunque pudiéramos asimilarla en cierto sentido a los mapas de caracteres. Las cajas, ahora, son esos elementos básicos de todos los programas informáticos de diseño e infografía que delimitan un espacio determinado para texto o para distintos tipos de imágenes. Es el espacio que algunos insisten en agrandar más allá de lo razonable cuando nos imploran "ábreme un poco esa caja, tiras de ahí un poquito, que no me cabe el título", algo a lo que cualquier maqueta que se tenga por tal se negará siempre, siempre, siempre.
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
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Diseñario (III): bandera-blancos.
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