Por una vez se han puesto de acuerdo, supongo que sin que sirva de precedente, los periódicos de nuestra ciudad. Lo que no han conseguido las "guerras mediáticas" y políticas lo está consiguiendo la crisis económica y El País, El Mundo, ABC, y La Razón decidieron conjuntamente dejar de distribuir su primera edición en Madrid desde el primer día de este mes de junio. Público nació ya sin hacerlo. Por eso ahora, en Madrid, la noche se ha quedado sin periódicos.
Para quienes no sepáis cómo se distribuía la prensa hasta ahora os pongo un poco en antecedentes. Los periódicos de Madrid, que en este país nuestro se llaman también "nacionales" por venderse cada día en toda España, tienen dos ediciones. Se hace un primer periódico, la "primera edición" o "edición nacional", que se imprime entre las nueve y diez de la noche (si todo va bien y no hay retrasos como no suele suceder casi nunca) y que es el periódico que se reparte por toda la península e incluso en ediciones en Europa y América (en los casos de El País y El Mundo, al menos, desconozco el resto). Hay que hacerlo antes e imprimirlo antes para que dé tiempo a distribuirlo en tantos lugares. Y luego, hacemos una "segunda edición", o "edición de Madrid", que se reparte en la ciudad evidentemente y que lleva las páginas actualizadas hasta la hora más tarde posible y las páginas locales de Madrid que no lleva la edición nacional porque en las distintas comunidades se incorporan cuadernillos propios.
Pues bien, hasta ahora, la primera edición nacional también se vendía en Madrid por la noche, recién hechos y calentitos, salidos directamente desde la rotativa no sólo hacia todas las ciudades del país sino también hasta los Vips madrileños y, allí, había quien compraba a medianoche el periódico del día siguiente. Hasta ahora, porque parece ser que a los gestores económicos de nuestras empresas periodísticas les parece poco rentable. La noche de Madrid cuesta mucho dinero, en casi ninguna parte del mundo se suele hacer y, muy posiblemente, lo veamos cada vez menos, o no lo veamos más.
Y aunque en tiempos de crisis parece inevitable tener que reducir gastos, creo que también merece consideración lo que de círculo vicioso tienen las crisis, para no entrar en ellas. Porque si ante la crisis retrocedemos, y disminuimos nuestra oferta, ¿no puede llevar eso a que bajen a su vez más las ventas y, por consiguiente, los ingresos, lo que consiguientemente lleva a más recortes de gastos que a su vez...
Hay algo más que ganar dinero en el hecho de llevar un periódico hasta un quiosco de prensa, hasta el más alejado quiosco del mundo si es preciso, aunque sea de noche, o porque es de noche precisamente. Y muchos de quienes los hacemos sabemos que existe ese algo más en un periódico que no podemos explicar. Como parece evidente que ese algo más no existe para quienes hacen números ahora en las empresas de medios de comunicación. O en cualquier empresa. Gestores que no parecen advertir que si eliminásemos todo aquello que no es rentable económicamente a corto plazo, seguro que nuestras vidas serían un poco peor. Como las noches solitarias de mi ciudad, que ahora se han quedado, sin periódicos, un poco más solas.
Para quienes no sepáis cómo se distribuía la prensa hasta ahora os pongo un poco en antecedentes. Los periódicos de Madrid, que en este país nuestro se llaman también "nacionales" por venderse cada día en toda España, tienen dos ediciones. Se hace un primer periódico, la "primera edición" o "edición nacional", que se imprime entre las nueve y diez de la noche (si todo va bien y no hay retrasos como no suele suceder casi nunca) y que es el periódico que se reparte por toda la península e incluso en ediciones en Europa y América (en los casos de El País y El Mundo, al menos, desconozco el resto). Hay que hacerlo antes e imprimirlo antes para que dé tiempo a distribuirlo en tantos lugares. Y luego, hacemos una "segunda edición", o "edición de Madrid", que se reparte en la ciudad evidentemente y que lleva las páginas actualizadas hasta la hora más tarde posible y las páginas locales de Madrid que no lleva la edición nacional porque en las distintas comunidades se incorporan cuadernillos propios.
Pues bien, hasta ahora, la primera edición nacional también se vendía en Madrid por la noche, recién hechos y calentitos, salidos directamente desde la rotativa no sólo hacia todas las ciudades del país sino también hasta los Vips madrileños y, allí, había quien compraba a medianoche el periódico del día siguiente. Hasta ahora, porque parece ser que a los gestores económicos de nuestras empresas periodísticas les parece poco rentable. La noche de Madrid cuesta mucho dinero, en casi ninguna parte del mundo se suele hacer y, muy posiblemente, lo veamos cada vez menos, o no lo veamos más.
Y aunque en tiempos de crisis parece inevitable tener que reducir gastos, creo que también merece consideración lo que de círculo vicioso tienen las crisis, para no entrar en ellas. Porque si ante la crisis retrocedemos, y disminuimos nuestra oferta, ¿no puede llevar eso a que bajen a su vez más las ventas y, por consiguiente, los ingresos, lo que consiguientemente lleva a más recortes de gastos que a su vez...
Hay algo más que ganar dinero en el hecho de llevar un periódico hasta un quiosco de prensa, hasta el más alejado quiosco del mundo si es preciso, aunque sea de noche, o porque es de noche precisamente. Y muchos de quienes los hacemos sabemos que existe ese algo más en un periódico que no podemos explicar. Como parece evidente que ese algo más no existe para quienes hacen números ahora en las empresas de medios de comunicación. O en cualquier empresa. Gestores que no parecen advertir que si eliminásemos todo aquello que no es rentable económicamente a corto plazo, seguro que nuestras vidas serían un poco peor. Como las noches solitarias de mi ciudad, que ahora se han quedado, sin periódicos, un poco más solas.
P.D.: Desde encajabaja queremos enviar un abrazo a toda la gente de El Correo. Porque una cosa es luchar para intentar evitar que una crisis económica silencie los periódicos, de noche o de día, y otra muy distinta es que se quiera silenciar un periódico poniendo una bomba en su rotativa.
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