Nueva entrega del Diseñario elaborado por el comité de expertos en exclusiva para encajabaja, obra irreverente, colectiva y abierta a la participación de cuantos quieran aportar ideas a través de comentarios o de nuestro correo electrónico.
Cajista. Se llamaba así a los antíguos oficiales de imprenta, que componían y ajustaban los textos para su impresión. Podemos decir que es la cara más técnica de nuestro trabajo. Esta faceta aún se conserva en muchos medios, la del especialista técnico, aunque la palabra cajista empieza a caer en desuso. Si tenemos en cuenta que todos los programas informáticos de maquetación e infografía trabajan con cajas, pues en alguna medida seguimos siendo cajistas, pero en puridad es un término un tanto anacrónico con el que (nos consta) algún padre se ha fustigado con su recién licenciado hijo: "Tanto estudiar una carrera...¡para acabar de cajista!"
Capitular. Es una letra de cuerpo mucho más grande que el del texto base situada al comienzo del mismo, generalmente del tamaño de dos o tres líneas. Es un adorno, y como tal se crearon para iniciar los capítulos de los libros, de ahí toman su nombre, cuando se pintaban a mano después de que al componer el texto se dejara el hueco para ellas. Los puristas señalan que el término "capitular" es incorrecto y que debe denominarse letra "inicial", pero nosotros no somos unos puristas.
También es un adorno en la prensa y no se suelen utilizar en las informaciones normales del día a día. Se reservan para suplementos, páginas especiales o artículos de opinión, especialmente de larga extensión y con firma de prestigio a los que se supone que la letra capitular les da mayor relevancia. El problema, no muy grave y algo habitual, de las capitulares en los periódicos es que sea lo único relevante del artículo que encabeza y preside, siempre algo arrogante. Cuando la capitular es una letra "Q" entonces el problema es mucho más serio porque no hay manera de evitar que su rabito penetre en las líneas de texto. "Pues algo tendréis que hacer", suele ser la manera en que los agraciados con cargo reaccionan ante este percance creyendo que al pronunciar esa frase son ellos quienes lo arreglan.
Century. Tipografía típica del movimiento neorrenacentista de finales del siglo XIX. Linn Boyd Benton la diseñó en 1894 como un nuevo tipo para el texto de la "American Periodical Century Magazine". Durante los años 1906 hasta 1909, Morris Fuller Benton amplió la familia con un gran número de versiones de esta tipografía para la fundición American Typefounders y más tarde sería tomada por las fundiciones Linotype, Intertype y Monotype. La Century Old Style es una tipografía muy legible, apropiada para casi cualquier texto. De todas las modificaciones que Benton adaptó, destaca especialmente la expanded, desarrollada cuando Ginn & Company, dedicados a publicar libros de texto, contrató a la American Type Founders para diseñar una tipografía apropiada. Para eso, Morris buscó la máxima legibilidad creando un tipo estrecho, robusto, con poco contraste y más pesado en apariencia que muchas otras tipografías similares. Se convirtió en un estándar para libros de texto, aprendiendo a leer con ella muchos niños e incluso se puede encontrar hoy en día en algunos libros de educación primaria.
La relación de la Century con nuestro día a día es muy estrecha. En el rediseño de EL MUNDO de 1998, la Century vino a sustituir a la Times New Roman como tipografía para los títulos de las informaciones secundarias de todo el periódico. Hoy, casi diez años después, todavía algún insigne redactor se empeña en pedirnos, muy serio, dos líneas de Times cuando se refiere a una información secundaria. De nada sirve que le increpemos y que al grito de "antiguo", le animemos a reciclarse: "Jodé, la Century, la Times... ¡¡Yo me entiendo!!... ¡¡Y tú también!!", suele contestar mientras se retira en franca huida.
Chapa. Es la gran amenaza cercana al cierre. Cuando la jornada expira, y se acerca paulatinamente el momento de rematar la edición, no es raro oír este ultimátum: "¡¡O me lo das ya, o te juro por mis niños que meto una chapa!!" Y se hace el silencio. Y luego alguna tímida risilla nerviosa, porque siempre hay alguien que piensa que no serán capaces. Una chapa es la solución a una página que no termina de llegar. Si hay que levantar toda una página, por falta de tiempo, recursos o diligencia de quien en ella haya intervenido, se coloca un anuncio a toda plana y asunto resuelto. O al menos, resuelto hasta que venga el jefe a cobrarse tus testículos, porque no hay chapa que no acarree revolcón jerárquico. Una chapa es algo grave, es asumir que no se ha llegado, reconocer la derrota, demostrar al mundo que no se ha sido capaz de hacer esa página. ¿Y quién lo va a notar?, pensaréis. Se nota, se nota... Porque con las prisas de última hora, y con toda la publicidad repartida por las diferentes secciones, las chapas suelen ser de autoanuncio... y un poquito de vergüenza ajena. Algo así como anunciar a toda página que mañana cambia la hora, o que existe un teléfono directo para reclamar fascículos atrasados.
Cícero. Unidad de medida tipográfica por la que se rige de manera general el trabajo en diseño. La unidad se divide en 12 puntos, y es el equivalente a 4,5126 mm en el sistema Didot. En Inglaterra, Estados Unidos, así como en gran parte de Latinoamérica la medida es la pica y, aunque también se conoce como cícero a la unidad de 12 puntos, es algo menor y equivale a 4,2177 mm. En el sistema Fournier tiene también 12 puntos pero mide 4,200 mm y en la Imprenta Real de Turín (Italia) mide 4,776 mm.
Fue un tipógrafo francés, Fournier, en 1737, quien inventó el cícero. Se basó en una letra de 11 puntos con la que se había impreso en 1469, en Venecia, las Epístolas familiares, de Cicerón. De ahí deriva el nombre de cícero.
Por otro lado el cícero representa el gran escoyo en el temario de la asignatura de diseño de todas las facultades de periodismo mundiales. Tremendos desaguisados se obtienen cuando se intentaba aplicar la "fórmula" de conversión de milímetros a cíceros (una simple regla de tres). Ya saben, matemáticas y periodismo: aceite y agua. El problema real viene cuando empiezas a trabajar y te das cuenta de que efectivamente el rollo éste del cícero se utiliza. Y te acuerdas de todos tus antepasados, por no haber prestado atención a la fórmula de conversión. Menos mal que los ordenadores acuden al rescate, convirtiéndolo automáticamente.
Como última curiosidad, el cícero se erige en nuestro mundo como un elemento de corporativismo profesional. Si cuando estás maquetando trabajas y te expresas en cíceros, los veteranos te miran con media sonrisa, asintiendo orgullosos con la cabeza: "Éste sabe lo que hace". Si, cándido e imberbe, cometes el error de expresarte en ¡milímetros! empiezas a sentir miradas inquisidoras que se clavan en tu espalda: "¡Pero este tío de dónde ha salido! ¿Qué es, grafiquero, fotero...?".
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Cajista. Se llamaba así a los antíguos oficiales de imprenta, que componían y ajustaban los textos para su impresión. Podemos decir que es la cara más técnica de nuestro trabajo. Esta faceta aún se conserva en muchos medios, la del especialista técnico, aunque la palabra cajista empieza a caer en desuso. Si tenemos en cuenta que todos los programas informáticos de maquetación e infografía trabajan con cajas, pues en alguna medida seguimos siendo cajistas, pero en puridad es un término un tanto anacrónico con el que (nos consta) algún padre se ha fustigado con su recién licenciado hijo: "Tanto estudiar una carrera...¡para acabar de cajista!"
Capitular. Es una letra de cuerpo mucho más grande que el del texto base situada al comienzo del mismo, generalmente del tamaño de dos o tres líneas. Es un adorno, y como tal se crearon para iniciar los capítulos de los libros, de ahí toman su nombre, cuando se pintaban a mano después de que al componer el texto se dejara el hueco para ellas. Los puristas señalan que el término "capitular" es incorrecto y que debe denominarse letra "inicial", pero nosotros no somos unos puristas.
También es un adorno en la prensa y no se suelen utilizar en las informaciones normales del día a día. Se reservan para suplementos, páginas especiales o artículos de opinión, especialmente de larga extensión y con firma de prestigio a los que se supone que la letra capitular les da mayor relevancia. El problema, no muy grave y algo habitual, de las capitulares en los periódicos es que sea lo único relevante del artículo que encabeza y preside, siempre algo arrogante. Cuando la capitular es una letra "Q" entonces el problema es mucho más serio porque no hay manera de evitar que su rabito penetre en las líneas de texto. "Pues algo tendréis que hacer", suele ser la manera en que los agraciados con cargo reaccionan ante este percance creyendo que al pronunciar esa frase son ellos quienes lo arreglan.
Century. Tipografía típica del movimiento neorrenacentista de finales del siglo XIX. Linn Boyd Benton la diseñó en 1894 como un nuevo tipo para el texto de la "American Periodical Century Magazine". Durante los años 1906 hasta 1909, Morris Fuller Benton amplió la familia con un gran número de versiones de esta tipografía para la fundición American Typefounders y más tarde sería tomada por las fundiciones Linotype, Intertype y Monotype. La Century Old Style es una tipografía muy legible, apropiada para casi cualquier texto. De todas las modificaciones que Benton adaptó, destaca especialmente la expanded, desarrollada cuando Ginn & Company, dedicados a publicar libros de texto, contrató a la American Type Founders para diseñar una tipografía apropiada. Para eso, Morris buscó la máxima legibilidad creando un tipo estrecho, robusto, con poco contraste y más pesado en apariencia que muchas otras tipografías similares. Se convirtió en un estándar para libros de texto, aprendiendo a leer con ella muchos niños e incluso se puede encontrar hoy en día en algunos libros de educación primaria.
La relación de la Century con nuestro día a día es muy estrecha. En el rediseño de EL MUNDO de 1998, la Century vino a sustituir a la Times New Roman como tipografía para los títulos de las informaciones secundarias de todo el periódico. Hoy, casi diez años después, todavía algún insigne redactor se empeña en pedirnos, muy serio, dos líneas de Times cuando se refiere a una información secundaria. De nada sirve que le increpemos y que al grito de "antiguo", le animemos a reciclarse: "Jodé, la Century, la Times... ¡¡Yo me entiendo!!... ¡¡Y tú también!!", suele contestar mientras se retira en franca huida.
Chapa. Es la gran amenaza cercana al cierre. Cuando la jornada expira, y se acerca paulatinamente el momento de rematar la edición, no es raro oír este ultimátum: "¡¡O me lo das ya, o te juro por mis niños que meto una chapa!!" Y se hace el silencio. Y luego alguna tímida risilla nerviosa, porque siempre hay alguien que piensa que no serán capaces. Una chapa es la solución a una página que no termina de llegar. Si hay que levantar toda una página, por falta de tiempo, recursos o diligencia de quien en ella haya intervenido, se coloca un anuncio a toda plana y asunto resuelto. O al menos, resuelto hasta que venga el jefe a cobrarse tus testículos, porque no hay chapa que no acarree revolcón jerárquico. Una chapa es algo grave, es asumir que no se ha llegado, reconocer la derrota, demostrar al mundo que no se ha sido capaz de hacer esa página. ¿Y quién lo va a notar?, pensaréis. Se nota, se nota... Porque con las prisas de última hora, y con toda la publicidad repartida por las diferentes secciones, las chapas suelen ser de autoanuncio... y un poquito de vergüenza ajena. Algo así como anunciar a toda página que mañana cambia la hora, o que existe un teléfono directo para reclamar fascículos atrasados.
Cícero. Unidad de medida tipográfica por la que se rige de manera general el trabajo en diseño. La unidad se divide en 12 puntos, y es el equivalente a 4,5126 mm en el sistema Didot. En Inglaterra, Estados Unidos, así como en gran parte de Latinoamérica la medida es la pica y, aunque también se conoce como cícero a la unidad de 12 puntos, es algo menor y equivale a 4,2177 mm. En el sistema Fournier tiene también 12 puntos pero mide 4,200 mm y en la Imprenta Real de Turín (Italia) mide 4,776 mm.
Fue un tipógrafo francés, Fournier, en 1737, quien inventó el cícero. Se basó en una letra de 11 puntos con la que se había impreso en 1469, en Venecia, las Epístolas familiares, de Cicerón. De ahí deriva el nombre de cícero.
Por otro lado el cícero representa el gran escoyo en el temario de la asignatura de diseño de todas las facultades de periodismo mundiales. Tremendos desaguisados se obtienen cuando se intentaba aplicar la "fórmula" de conversión de milímetros a cíceros (una simple regla de tres). Ya saben, matemáticas y periodismo: aceite y agua. El problema real viene cuando empiezas a trabajar y te das cuenta de que efectivamente el rollo éste del cícero se utiliza. Y te acuerdas de todos tus antepasados, por no haber prestado atención a la fórmula de conversión. Menos mal que los ordenadores acuden al rescate, convirtiéndolo automáticamente.
Como última curiosidad, el cícero se erige en nuestro mundo como un elemento de corporativismo profesional. Si cuando estás maquetando trabajas y te expresas en cíceros, los veteranos te miran con media sonrisa, asintiendo orgullosos con la cabeza: "Éste sabe lo que hace". Si, cándido e imberbe, cometes el error de expresarte en ¡milímetros! empiezas a sentir miradas inquisidoras que se clavan en tu espalda: "¡Pero este tío de dónde ha salido! ¿Qué es, grafiquero, fotero...?".
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
7 comentarios:
Esto, amigos, tenéis que editarlo en un librico impreso. Que es una pena que se quedé así online, sin imprimirse en una buena Century a cuerpo 12. ;-)
HJF
Eso es lo que pasa por no haber trabajado de maquetador en ningún periódico. Me alegro de haber aprendido el término "chapa". Cuando he descubierto alguna siempre he utilizado la famosa expresión de Matías Prats (hijo): "¡pero esto qué es!".
Un sinónimo de "Chapa" es "Plancha", aunque la rebanada testicular del día siguiente no varía en nada.
cícero, preciosa palabra..
(apoyo a cuatro, libro ya)
Me acuerdo de los cíceros cuando tenía que usar el tipómetro en los examenes de la Facultad. qué tiempos aquellos!
un abrazo
Ea, apoyo lo del libro.
Todo se andará, amigos. El equipo de expertos que elabora el Diseñario de encajabaja y que ya os informamos que, curiosamente, coincide miembro por miembro con el equipo de encajabaja, trabaja de momento para seguir avanzando por el tortuoso camino del abecedario, que no es poco. Agradecemos una vez más la calurosa acogida (tanto en vuestros comentarios como en diversos blogs que se han hecho eco de esta iniciativa), os animamos también una vez más a que aportéis voces, comentarios, ideas o lo que queráis y, luego, una vez concluido y con las aportaciones y correcciones de todos se publicará completo on-line y se iniciarán las gestiones para intentar que se imprima en papel. De momento, seguimos, y mucho más animados gracias sobre todo a vuestra acogida.
El equipo de expertos del Diseñario de encajabaja
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